Dos manadas.

53

Kerr estaba afuera esperando la llegada de la manda de Karina, podía sentir las conciencias de la juraría que se acercaba a toda velocidad.

Los miembros de la manda de Víctor se reunieron en la entrada de la fábrica con mucha curiosidad y Víctor se paró al lado de Kerr.

—¿Crees que sea buena idea? —le preguntó el Alpha a Kerr y él se encogió de hombros.

—Mejor que las tuyas, sí —en tiempos del pasado Víctor lo hubiera reñido por ser tan grosero, pero en ese momento únicamente lo miró con una tristeza extraña y Kerr prefirió ignorarlo, no le apetecía pensar en ese momento el cambio de actitud que el hombre tenía, quería seguir estar enojado con él, le era más fácil que entender que tal vez él tenía razones, malas, pero al fin razones para haber sido así con él y que ahora quería enmendar las cosas. Kerr no quería enfrentar eso.

—¿Entonces ahora es tu manada? —le preguntó el Alpha y Kerr carraspeó la garganta.

—Yo no pertenezco a ninguna manda —le dijo Kerr y Víctor estiró la mano y la apoyó en el hombro de su hermano menor.

—Ya te dije que cometí un error, esta siempre será tu manada —Kerr se movió y quitó la mano de Víctor de encima de él.

—Ya te dije, no pertenezco a ninguna manada — «Y pertenezco a todas»

quiso decirle, pero no le había comentado a nadie sobre la revelación que había tenido antes de atacar a Rak, él había sido enviado al mundo a proteger a todas las manadas, o así lo quería ver, pero no le había dicho  nadie y Víctor no sería el primero.

No hizo falta un oído sobrehumano para escuchar el ruido de los lobos al llegar, la tierra vibró como en un terremoto y las personas en la entrada de la fábrica contuvieron el aliento.

Del bosque salió la jauría, como una mancha uniforme que se movía al mismo tiempo y la loba gris se adelantó.

Los demás se quedaron rezagados hasta que se detuvieron y Karina avanzó hasta que estuvo frente a Víctor y Kerr, su pelaje era gris como la luna y era tan grande como Víctor. Regresó a su forma humana y Kerr no pudo evitar notar como Víctor le dio una fugaz repasada al glorioso cuerpo de la mujer que estaba sucio y las gotas de sudor le rodaban por los redondeados senos.

—Parece que ganaron su guerra —les dijo y Kerr asintió.

—Rak ya está muerto —ella asintió con la cabeza, luego avanzó y le estiró la mano a Víctor.

—¿Eres el Alpha que expulsó de su manada al lobo superior más fuerte del mundo? —Víctor asintió y le estrechó la mano a la mujer, y ella lo miró de los pies a la cabeza —y parece que también es igual de sexy —dijo la mujer y el rostro de Víctor se enrojeció hasta las orejas —tal vez con él si pueda…

—Tiene esposa —le dijo Kerr y ella blanqueó los ojos.

—¿Y qué? —otro lobo llegó con el abrigo de pieles de la Alpha y ella se cubrió el sudoroso cuerpo —¿comenzamos? No estamos de visita.

—Si…—Víctor parecía azorado, dio media vuelta y señaló a las personas que estaban esperando afuera —esta es la manada —Karina caminó directamente hacia Sebastián que estaba cruzado de brazos y le tendió la mano.

—Me agrada esta manada —dijo y él le apretó la mano, luego volteó a mirar a Vanya que estaba al lado de él y la señaló, luego miró a Kerr.

—Me imagino que es ella por la que no quisiste acostarte conmigo —la cara de Kerr se puso roja –No dejas de mirarla – todos lo miraron incluida Vanya a la que le cruzó una expresión inconfundible en la cara y él deseó contactar la mente de todos e intentar borrar sus memorias ¿podía hacer eso? —lo entiendo —dijo al final y desapareció por la puerta de la entrada y Víctor miró a Kerr.

—Qué desperdicio —bromeó y cuando vio la cara de su hermano menor borró la sonrisa y caminó dentro detrás de al Alpha pelirroja.

Varios de la manada comenzaron a retroceder hacia adentro y Kerr se recostó en la pared. Vanya desapareció en un segundo.

—Es un poco…—le dijo Sebastián acercándose y Kerr bufó.

—¿Caliente? —el otro hombre asintió.

—Claro que lo es, si no me gustaran las mujeres de seguro que me haría pasar un buen rato, la pregunta es… ¿por qué tú no? — Kerr le apartó la mirada.

—¿Por qué Vanya está aquí? —preguntó más bien por cambiar de tema —estaba fuera de la celda y no ha ido a casa.

—Yo no estaba, pero me contaron que Víctor la dejó ir, pero ya no solo la buscan los lobos, también los aquelarres, la atacó un transformista así que Víctor la trajo, acá estará relativamente más a salvo —se acercó —cuéntame qué pasó —Kerr no lo miró a la cara, ¿estaría bien contárselo? Sabía que tenía que dejar salir todo lo que tenía en el pecho.

—Después de que te secuestraron nos unimos bastante —comenzó a contarle —incluso estuvimos juntos, ya sabes, para sanarla, pero… pero fue diferente, y yo pensé que ella también sentía lo mismo, pero cuando Víctor me echó ella no quiso huir conmigo…

—¿Y quién? —le soltó Sebastián y ahora Kerr si lo miró —creo que estás siendo duro con ella, dime , ¿Cómo pretendías que se fuera contigo si estaba asustada, no tenias nada ni le ofrecías nada? —Kerr levantó el mentón.

—Solo yo debí ser suficiente, porque, si hubiera sido al revés, si ella me hubiera ofrecido irme sin nada lo hubiera hecho —Sebastián le apoyó la mano en el hombro.

—Pero no eras tú, era ella, cada persona actúa diferente, no por eso ella no siente cosas por…

—No siente cosas por mí, Sebastián, ella me lo hizo creer por que yo era su carcelero y le convenía tenerme de su lado —Sebastián ladeó la cabeza —Víctor me lo advirtió y tú también y no los escuché.

—No te negaré que al principio puede que sí —le dijo el mayor — pero no siento que sea el caso ahora , creo que… ambos quedaron enredados en eso, y creo que deberías hablar con ella en vez de dejar todo en el limbo —Víctor asomó la cara por la puerta.

—Sebastián, te necesito en el concejo —le dijo el Alpha y él se despidió de Kerr apretándole la nariz —Tú también, Kerr —Kerr asintió con la cabeza y se tomó un tiempo para respirar afuera. La manada de Karina comenzaba a asentarse en el borde del bosque.

Kerr avanzó para entrar a la fábrica, pero se topó con Lair, el anciano del consejo que le caía mal a Kerr.

—Sabes que ya no perteneces aquí —le dijo y Kerr se cruzó de brazos.

—¿Cree que me importa pertenecer? Estoy aquí porque esto es algo que afecta a todas las manadas —el hombre rio.

—No finjas que haces esto por alguien que no sea solo tú —dio un paso al frente y estuvo muy cerca de Kerr —parece que solo eres masoquista.

—Claro, como tú me conoces tan bien.

—No necesito hacerlo para entender tus razones, eres un niño perdido en el mundo que no sabe a dónde pertenece —Kerr sonrió, si no hubiera entendido que él había nacido para algo más grande que pertenecer a algo, el comentario del anciano le hubiera afectado, pero ahora no pareció más que un viejo agresivo y burlón.

—Que bueno que no eres tú el que decide si pertenezco o no —le contestó y pasó por su lado, pero el anciano habló de nuevo.

—Te temen —dijo y Kerr se detuvo —siempre lo han hecho, en especial Víctor, por eso te trató así toda la vida.

—Parece que ha cambiado —el anciano ladeó la cabeza.

—¿Será? —dijo —¿o será que el miedo lo cambió? Te convertiste en el lobo mas fuerte del mundo, ni Víctor será tan tonto como para querer que estes en su contra.

—¿Piensas que ahora me trata bien por que me teme? —le preguntó Kerr, algo se formó en su pecho.

—No lo pienso, lo sé, puede que ni siquiera él lo sepa, pero te aseguro que cada gesto amable, cada palabra calma y cada invitación tiene detrás de sí un miedo profundo, ¿y sabes qué hacen las personas cuando le temen a algo? —Kerr no contestó —pues lo destruyen. Tú nunca perteneciste aquí y no lo harás jamás, y la hipocresía de Víctor no hará más que montar un teatro que se desmoronará poco a poco. 

»Eres invencible, ¿Cómo estarás seguro que cada palabra amable no es más que miedo camuflado? No creo que vuelvas a sentir en tu vida un cariño real —se alejó con pasos lentos y Kerr recordó cómo lo recibieron en la manada de Karina, como si fuera una celebridad ¿sería solo hipocresía que camufla el miedo?

Cuando el hombre desapareció que se quedó pensando, el fastidio que le había tenido toda la vida no era normal, ¿sería en anciano del concejo el que lo había delatado con Jábico?

Dio media vuelta y se dirigió al bosque a buscar a su tío, claro que él sí lo apreciaba por quien era y no por lo que era, y aunque fingió que no, a Kerr sí que le afectaron las palabras del anciano.    

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