El ataque.

56

Vanya estaba sobre Sebastián, el lobo corría a toda velocidad por el bosque y ella no podía hacer más que agacharse sobre su pelaje para evitar que una rama en el camino la lanzara al suelo.

El pelaje de Sebastián era diferente al de Kerr y también al de Víctor, entonces entendió que cada lobo era diferente, el trote de Víctor era más fuerte y rudo, el de Sebastián era armonioso, como si flotara en una nube esponjosa, en cambio, el trote de Kerr era como una mezcla de ambos, era fuerte y firme y también bastante fluido.

Le molestó descubrirse a sí misma comparando a todos y a todo lo que tenía en su día a día con Kerr, y le molestaba aún más que él ni siquiera le diera oportunidad de hablar, aunque, ¿qué era lo que ella podía decirle? Él tenía razón hasta cierto punto, sí que Vanya había comenzado a seducirlo para poder intentar escapar, pero ni siquiera se había dado cuenta de lo que estaba pasando con sus propios sentimientos hasta que vio en su rostro esos ojitos tristes la noche en que le dijo que huyeran, ¿debió haberlo hecho? ¿debió de haber huido con Kerr? ¿A dónde hubieran ido?

Una rama le despeinó el cabello y se tuvo que aferrar con más fuerza al lomo de Sebastián. el bolso donde tenía la ropa de él casi es arrancado de su cuerpo y aunque Vanya lo golpeó para que se detuviera el lobo no paró hasta que estuvieron cerca de la entrada de la ciudad y Vanya se lanzó desde arriba y cuando cayó, sus pies entumecidos no le permitieron sostener el peso de su cuerpo y cayó con la cara al suelo y Sebastián lanzó un gruñido raro, y aunque Vanya aún no sabía todo sobre hombres lobo, estaba muy segura de que era una clara carcajada.

Se puso de pie y se sacudió la tierra de la cara, luego lanzó el bolso a los pies de Sebastián y él regresó a su forma humana. Vanya se sentó en una roca mientras contemplaba al hombre vestirse.

—¿Siempre han sido así de tranquilos con la desnudez —le preguntó ella y él asintió con la cabeza?

—Veras, no es fácil conservar la ropa después de transformarnos, y después de tantos años la desnudes es algo tan normal como andar vestido, la de todos, creeme, he visto el amiguito de Kerr más veces de lo que tú lo verás aunque te cases con él —la sonrisa de Vanya se desvaneció lentamente y Sebastián se terminó de vestir en silencio —¿no has hablado con él? —ella negó.

—No he podido, él no quiere —Sebastián le tendió la mano para ayudarla a levantar y luego caminaron juntos por el bosque.

—Kerr es de las personas más testarudas que conozco, casi como Víctor, pero sé que lo que siente por ti es real, solo que está dolido.

—Y tiene razón de estarlo —le dijo ella —pero merezco una oportunidad de decírselo, de decirle que…

—¿Qué jugaste a estar enamorada de él al final te enredaste en tu propia telaraña? —Vanya se encogió de hombros.

—Eso parece —siguieron hasta que salieron a la ciudad por una cerca que tenía la alambrada que separaba el bosque y a Vanya le sorprendió lo bien que se desenvolvía en hombre en el lugar, luego recordó que ellos no siempre habían sido una manada de bosque —¿Que tuviste que dejar cuando se fueron para la fábrica? —le preguntó ella y Sebastián ladeó la cabeza.

—Tenía un buen trabajo de arquitecto, y todos los chicos que pudiera tener… Pero supongo que alejarme un poco me hizo bien, llevaba una vida un poco excesiva, y ni siquiera era capaz de recordar los hombres con los que me iba a la cama —Vanya caminó a su lado y lo miró con una gran sonrisa.

—Supongo que por eso te gusta Aleck, ¿no?  —el hombre se atragantó con la saliva.

—¿De qué hablas? —Vanya se rio.

—Es muy atractivo, y también supongo que es muy diferente a los chicos con los que has estado —Sebastián asintió.

—Si, ellos no beben sangre — siguieron caminando un rato hasta que llegaron a una esquina y Sebastián le mostró una casa color rosa —es ahí.

—¿Cómo supiste dónde era? —le preguntó ella.

—Aleck tenía la dirección de esta casa en su bolso, así que supongo que es acá —avanzaron muy juntos y cuando tocaron en la puerta tuvieron que esperar que la puerta se abriera un buen rato.

Cuando la mujer apareció Vanya no pudo evitar notar de inmediato el enorme parecido que tenía con su hijo, los ojos almendrados y el cabello castaño.

—¿Qué quieren? —preguntó la mujer y Sebastián dio un paso al frente.

—Somos amigos de Aleck, venimos a…

—Ya les dije a los otros que no sé donde está él —dijo la mujer y trató de cerrar la puerta, pero Vanya metió el pie para impedirlo.

—¿Alguien más vino a preguntar por él? —la mujer sintió.

—Unos hombres —Vanya miró a Sebastián.

—Como no ha regresado vinieron a buscarlo y…—volteó a mirar alrededor, lo más probable es que estuvieran aún ahí por si el vampiro regresaba, y cuando dos hombres bajaron de un auto Vanya notó de inmediato que tenían la pinta perfecta para ser unos asesinos a sueldo, y lo comprobaron cuando sacaron dos armas de fuego y les apuntaron, de seguro la habían reconocido —Tenemos que irnos — dijo Vanya y tomó de la mano a la mamá de Aleck y la sacó de la casa de un tirón.

—¡Suélteme! —gritó la mujer, pero Vanya no se detuvo.

—Su hijo nos envió a recogerla porque está en riesgo —dijo Vanya y corrió con ella seguidas de Sebastián. Un par de disparos desprendieron el cemento cuando doblaron la esquina y Sebastián saltó hacia el frente y cayó transformado, luego le indicó a Vanya que subieran.

La mamá de Aleck no se sorprendió mucho después de ver que un lobo de dos metros había aparecido de repente, pero se negó a subir, así que Vanya utilizó todo su entrenamiento para someter a la mujer y lanzarla a los lomos del lobo que salió corriendo con ellas a toda velocidad por la calle abajo.

Las personas huían despavoridas de Sebastián, la mayoría de ellas nunca había visto un hombre lobo en persona y él resultaba particularmente imponente.

Más disparos se escucharon y Sebastián chilló, de seguro le habían logrado disparar, pero las balas no entraban en su grueso pelaje.

Cuando llegaron a la cerca que separaba la calle del bosque Sebastián corrió a toda velocidad y saltó sobre ella, tan alto que Vanya sintió un nudo en el estómago mientras el lobo caía y luego desaparecieron por el bosque.

Vanya tomó la cabeza de la mujer y la metió dentro el pelaje del lobo para que las ramas no le hicieran daño, pero a ella sí que lograron golpearla.

Los disparos siguieron, pero cada vez se hacían más lentos hasta que Sebastián tomó un galope más suave.

—¿Qué está pasando? —preguntó la mujer, estaba pálida y despeinada. Vanya no quería explicarle las cosas en esas circunstancias, pero temió que la mujer saltara.

—Su hijo está en problemas —le dijo Vanya —tenía un trabajo y como no lo hizo pues esos hombres lo buscan para… la verdad no sé, pero será mejor no averiguarlo —la mujer golpeó el lomo de Sebastián.

—Ya le había dicho que no volviera a vender esas drogas de vampiros —dijo la mujer y Vanya dejó escapar aire, todo era más complicado que eso.

Unos minutos después Vanya reconoció el bosque alrededor de la fábrica, pero Sebastián se detuvo de golpe, tan rápido que las dos mujeres salieron disparadas hacia el frente y cayeron estrepitosamente al suelo.

Vanya se puso de pie y corrió hacia donde estaba Sebastián, el hombre había vuelto a su forma humana y se revolcaba en el suelo.

—¡Qué sucede! —le gritó ella.

—¡EL ruido! —gritó él y Vanya levantó la cabeza, en el ambiente había un zumbido molesto, pero ella y la mamá de Aleck estaban bien, así que Vanya analizó que solo afectaba a los lobos.

—Kerr —dijo, si Jábico los estaba atacando era por él, él estaba en riesgo, corrió hacia la mujer que estaba pálida y sorprendida.

—Necesito que lo cuide —le dijo y ella asintió, luego Vanya salió corriendo hacia la fábrica.

Entre más se acercaba más fuerte se hacia el zumbido, pero a ella solo le parecía molesto.  Llegó por la parte del bosque donde estaba la manada de Karina, y todos estaban tirados en el suelo gritando de dolor, había muchos gritos.

Vanya salió del bosque y observó como un grupo de hombres vestidos de negro como militares que estaban intentando subir a Kerr en una especie de maya que estaba conectada a un helicóptero, pero él estaba trasformado y el enorme tamaño que tenía les dificultaba el trabajo.

Otro helicóptero estaba más allá y tenía una especie de parlante que producía el sonido, así que Vanya cerró los ojos y pensó, y una idea le llegó a la cabeza.

Corrió rodeando la fábrica y entró por la puerta trasera , los lobos que estaban adentro estaban igual que los demás, y los humanos estaban desesperados tratando de hacer algo, pero Vanya corrió, bajó las escaleras y tomó un mazo que había junto con unas herramientas más allá.

Luego se asomó en la celda de Aleck y golpeó la cerradura con el mazo hasta que la puerta se abrió, los guardias estaban también en el suelo y el vampiro parecía asustado. Sin los lobos, Aleck era la única criatura más fuerte que un humano que estaba en el lugar y ella le tendió la mano para que saliera.

—Llegó la hora de que demuestres de qué lado estás —le dijo ella y el vampiro le tomó la mano.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo