Kerr observó como Vanya desapareció dentro de la enfermería y pasó en silencio junto a Víctor que miraba a Kerr con una expresión indescifrable. El Alpha dio un paso al frente y luego se detuvo al ver la expresión fría con la que Kerr lo miraba y retrocedió, cerrando la puerta detrás de sí.
Kerr bajó a Benjamín que aún seguía colgado de su cuello y le dio un beso en el cabello.
—Logré someter a ese lobo de allá —le dijo el niño y señaló hacia donde había otro lobo, también era menor, pero considerablemente más grande que él, se veía nervioso y un poco aporreado y contemplaba a su nuevo Alpha que comenzaba a reunir a los miembros de la manada del bosque.
—Bueno, me alegra que no le hubieras hecho mucho daño —le dijo Kerr, el comedor parecía una morgue, había varios cadáveres regados por todas partes y él intentó que Benjamín no los viera, así que se coló por entre la multitud que lo había rodeado seguido de Sebastián y entraron a la cocina.
—¿Ahora me explicarás qué fue eso? — le preguntó Sebastián y él dejó al niño en el suelo mientras sostenía los pantalones para que no se le cayeran —mides como cinco metros, y mirate, incluso tienes más músculos, ¿qué pasó? —Kerr levantó el mentón.
—No finjas que no lo sabes —le dijo y Sebastián le apartó la mirada —no finjas que me lo has ocultado toda la vida al igual que los demás.
—¿Exactamente a qué te refieres? —le preguntó el mayor y Kerr lo empujó por el hombro.
—Ben —le dijo al niño —ve con tu papá.
—Pero…
—Ve —el niño salió a regañadientes sosteniéndose los pantalones y Kerr miró a Sebastián —¿pensaban ocultármelo por siempre? —Sebastián se apoyó en la pared.
—¿Qué eras hijo de dos lobos? —Kerr asintió —la verdad no lo sé, el papá de Víctor nos ordenó no decirte, y cuando Víctor subió al poder…
—Decidió ocultármelo —Sebastián apretó el entrecejo.
—Él solo continuó con la orden de su padre, entiende, lo que te pasó, lo que eres, eso desafiaba todas nuestras creencias, pensábamos que un hijo de dos lobos nacería salvaje y mirate, hasta lindo saliste —Kerr se pasó los dedos por el cabello —¿tiene que ver eso con que seas un lobo gigante? —Kerr asintió.
—Dos vampiros puros que engendren tendrán hijos puros, pues los lobos no, entre más pura sea la sangre más fuerte será…
—¿O sea que si tú engendras con otra loba tu hijo será más grande que tú? —Kerr asintió.
—Por eso se creó el rumor y la historia de la mujer que fue devorada por su hijo al nacer —y debe mantenerse aún en secreto —Sebastián se rascó la cabeza.
—Podría ser complicado, tienes razón, pero la gente se preguntará por qué de repente eres tan fuerte —Kerr no quería pensar en eso, había muchas otras cosas importantes en las qué pensar, pero Sebastián sí que tenía razón
—Luego pensaremos en eso, por ahora, hay que avisarles que una manada se dirige hacia acá —Sebastián abrió los ojos.
—¿Qué? —preguntó asombrado —¿qué hiciste, Kerr? —él blanqueó los ojos.
—¿Ya te vas a poner como Víctor que cree que solo me meto en problemas?
—Pues siempre estás metido en ellos. Cuenta —Kerr le contó todo, que el hombre de salón de reuniones le había dicho, la mañana de Karina y luego el hecho de que ella misma decidió entrar a la guerra con Jábico —¿Cuántos son? —preguntó él después de un rato.
—No lo sé, unos quinientos guerreros entre lobos y lobas, todos voluntarios, parece que realmente sí que quieren extinguir a Jábico.
—No creo que sea tan difícil —dijo Sebastián —cuando el papá de Vanya me tuvo secuestrado pude notar que las instalaciones no eran muy grandes, no creo que tengan tanto personal. A menos de que estuviera en otro lugar que no fuera el original.
—Karina parece ser bastante precavida, y creo que es mejor así, no sabemos qué podemos enfrentar.
—Pero yo sí sé quien sí —dijo Sebastián abriendo los ojos —a mi el hombre no me hizo nada porque quería contratar a Aleck para que encontrara la manada.
—¿Quién es Aleck? —preguntó Kerr y Sebastián lo ignoró.
—Por eso a mí solo me mantuvieron en una celda, sí que me torturaron, pero nada en exceso, pero sí sé quien estuvo el suficiente tiempo para saber qué tanto poder puede tener el doctor.
—¿Quién? —le preguntó exasperado Kerr.
—Pues Stiven —Kerr lo miró con los ojos abiertos.
—Pero, Clarisa lo tiene en un coma inducido por la cosa que le pusieron en el cerebro —Sebastián se encogió de hombros.
—Pués habrá que despertarlo.
Cuando los dos salieron de la cocina, Rodolfo ya tenía a su manada reunida listos para partir de nuevo a casa.
—Gracias, Kerr —le dijo y más que un estrechón de manos le dio un fuerte abrazo —pero, ¿Por qué no quisiste tomar el mandato matando a Rak? —Kerr le sonrió.
—Creo que mi misión en la vida es más grande que una sola manada.
—¿Por eso eres más grande? ¿me contarás por qué? —el lobo parecía realmente interesado.
—Es una larga historia, pero lo haré. Por ahora, ¿nos permitirás estar en el bosque, a la manada de Karina? —Rodolfo asintió con energía.
—Hablaré con la manada, no quiero ordenarle algo que no quieran hacer, el reinado de Rak acabó y también sus costumbres, pero te aseguro que los voluntarios nos uniremos contigo a la pelea contra Jábico —Kerr asintió y el hombre se alejó transformándose y toda la manada lo siguió desapareciendo en el bosque.
La manada de la fábrica había sufrido varias pérdidas, pero menos de lo que Kerr llegó a imaginar, tendieron los cadáveres en medio del comedor destruido rodeados de velas y flores y los lloraron por lo que quedó de la noche, hicieron cánticos antiguos y llegada la madrugada encendieron una hoguera y los cuerpos fueron consumados por el el fuego y desaparecieron junto con el alba.
Durante toda la noche Kerr intentó no pensar en que estaba en el mismo lugar que Vanya, en que podía ver su oscuro cabello pululando por todos lados ayudando a los heridos y prefirió mantenerse alejado lo más que pudo.
Después de que el fuego se hubiera acabado Kerr se quedó de pie ante la hoguera, se preguntó qué hubiera pasado si él no hubiera llegado y le fue imposible no culparse por la muerte de los pocos que habían caído esa noche.
Víctor apareció a su lado, tenía en los brazos a su hijo recién nacido, y cuando llegó donde estaba Kerr se lo tendió, pero él negó.
—No, lo siento yo no… —pero el Alpha ya lo había recostado sobre el regazo del hombre y a Kerr no le quedó de otra que cargarlo, era tan pequeño que le dio un tremendo miedo sujetarlo con fuerza y hacerle daño.
Estiró la conciencia hacia el bebé que abrió los ojos azules como el cielo y comprobó que le gustaba el calor que emanaba el cuerpo de su tío, aunque era una conciencia fugaz. Tenía el cabello rubio y la piel muy pálida.
—No sé por qué todos mis hijos se parecen a ti —le dijo Víctor y Kerr lo miró, el hombre en el rostro tenía una expresión calmada y avergonzada, se veía delgado y demacrado, con ojeras y los pómulos marcados. Kerr no quiso entrar en su conciencia para saber qué sentía, no quería hacerlo, no le importaba.
—Es por que soy el más lindo — Víctor se rio.
—No lo dudo — le dijo —tú eres la mejor versión de papá, mientras que yo soy la peor.
—No lo dudo —le devolvió Kerr, a pesar de que entendía las razones del por qué de todo lo que había pasado, le era imposible no mirar a su hermano y sentir rencor.
—¿Cómo te enteraste? —Kerr bufó, miró a su sobrino y lo apretujó contra su pecho.
—El hombre que administra el salón de las reuniones, él me dijo de donde venía mi madre y yo busqué su manada — Víctor tragó saliva, Kerr entendió que serían las siguientes palabras que salieran de su boca.
—Kerr yo… sé que no he sido…
—No quiero tus disculpas —le interrumpió Kerr —no las necesito, tuviste veintiséis años para intentar remediar las cosas y lo haces ahora cuando ya todo explotó, ¿no crees que debería haber sabido la verdad de tu propia boca? —Víctor permaneció en silencio —no me alejarás de mis sobrinos pero tú no eres mi hermano, nunca lo has sido y jamás lo serás —dejó con cuidado al bebé en los brazos de su padre y se dio la vuelta —Ah, por cierto, la manada a la que pertenezco ahora llegará en unas horas, se unirán a la pelea contra el doctor, recuperaremos a los que están bajo su poder, acabaremos con él y nuestra historia terminará para siempre por que no volveré nunca —esta vez sí se alejó, entró a la fábrica y lo primero que se encontró fue los verdes ojos de Vanya.
—¿podemos hablar? —le preguntó ella y Kerr sonrió de lado.
—No —y se alejó. Definitivamente regresar no había sido una buena idea.
Cuando Sebastián bajó a la celda de Aleck encontró al vampiro acurrucado en la cama y tapado de los pies a la cabeza. Le indicó a los guardias que estaban ahí apostados que se alejaran y cuando se quedó a solas con él recostó la frente sobre los barrotes.
—Ya terminó la guerra con Rak, está muerto y estamos a salvo —Aleck se tomó un momento para contestar.
—No, ahora estamos más en riesgo que nunca —le dijo y Sebastián tuvo la imperiosa necesidad de entrar a la celda y quitarle la sábana de la cara.
—Kerr tiene una nueva manada, más grande y fuerte, será fácil acabar con él.
—No sé quién diablos es Kerr —contestó Aleck, se quitó de la cara la sábana y miró a Sebastián a los ojos. El vampiro estaba tan pálido que parecía una hoja de papel, las ojeras que marcaban sus ojos asustaron a Sebastián más que su extrema delgadez.
—Anoche estabas bien —le dijo el lobo sorprendido y Aleck trató de ponerse de pie, pero se veía débil.
—Anoche regresaron mis poderes —le dijo —pero tengo hambre, necesito sangre y moriré en unas horas, pero sé que no te importa, mejor vete y déjame morir en paz.
—Yo te daré un poco —Aleck se rio.
—Tu ignorancia es tan patética que me produce lástima, por eso vomité tu sangre cuando perdí el control en el bosque, es amarga, espesa, no me nutre, tiene que ser humana. Pero no te preocupes —se acostó en la cama con dificultad mirando hacia la pared y dándole la espalda —ya que no cumplí esta misión mi mamá va a morir, y no quiero vivir en un mundo sin ella así que déjame morir en paz, no quiero que tu lindo rostro sea lo último que vea.
—Tu madre… para eso querías el dinero…
—¡Vete Sebastián! — le gritó el vampiro con tanta rabia que él se quedó paralizado, luego dio media vuelta y se fue.
Cuando llegó al comedor miró a todas las personas que trataban de recoger el desastre de la noche anterior y limpiar la sangre del suelo y encontró a Vanya, estaba en una esquina tratando de desclavar las tablas de una ventana y se veía conmovida y enojada.
—¿Qué quieres? — le preguntó ella con rabia cuando él llegó y Sebastián se aclaró la garganta.
—Necesito un favor, uno enorme y muy sangriento
52Kerr estaba frente a la antigua celda de Vanya, en la pared, colgaban los retratos de los miembros de la manada que habían desaparecido y que estaban ahí colgados por orden de Víctor para recordarles a todos por qué en esa habitación tenían secuestrada a una mujer inocente.Recordó que había dicho que, si era necesario perder la humanidad para recuperar a los suyos él lo haría, y ese fue el principio de todo.Kerr estiró la mano y acarició uno de los papeles descoloridos donde un muchacho de unos veinte le devolvía la mirada con una sonrisa.—¿Crees que aún estén vivos? —le preguntó él a Clarisa, la doctora se acercaba desde atrás en silencio, pero Kerr la sintió desde que salió de su habitación.—No lo sabemos —contestó la mujer —espero que sí —traía una jeringa en la mano y toda la intención de escurrir a Kerr para poder analizar qué había cambiado en él. Kerr vio dentro de la mujer una curiosidad sana por comprender su nueva anatomía y todo lo que representaba para los hombres l
53Kerr estaba afuera esperando la llegada de la manda de Karina, podía sentir las conciencias de la juraría que se acercaba a toda velocidad.Los miembros de la manda de Víctor se reunieron en la entrada de la fábrica con mucha curiosidad y Víctor se paró al lado de Kerr.—¿Crees que sea buena idea? —le preguntó el Alpha a Kerr y él se encogió de hombros.—Mejor que las tuyas, sí —en tiempos del pasado Víctor lo hubiera reñido por ser tan grosero, pero en ese momento únicamente lo miró con una tristeza extraña y Kerr prefirió ignorarlo, no le apetecía pensar en ese momento el cambio de actitud que el hombre tenía, quería seguir estar enojado con él, le era más fácil que entender que tal vez él tenía razones, malas, pero al fin razones para haber sido así con él y que ahora quería enmendar las cosas. Kerr no quería enfrentar eso.—¿Entonces ahora es tu manada? —le preguntó el Alpha y Kerr carraspeó la garganta.—Yo no pertenezco a ninguna manda —le dijo Kerr y Víctor estiró la mano y
54Vanya no pudo entrar a la reunión del consejo, así que bajó las escaleras hacia las habitaciones de abajo y cuando llegó a donde estaba Aleck se sentó frente a la celda.El vampiro había recobrado el color de las mejillas, se veía de nuevo robusto y saludable y Vanya comprobó que era bastante atractivo.Se quedaron mirando un rato el uno al otro sin decir una palabra hasta que Vanya le indicó al guardia que podía descansar.—Yo también estuve presa en esa celda —le comentó Vanya y Aleck apenas pestañeó.—Luego pudiste escapar y preferiste quédate con ellos —ella ladeó la cabeza.—Es más complicado que eso —Aleck se acurrucó en la cama —¿Cómo es que tu madre está enferma? Pensé que los vampiros no se enfermaban al igual que los lobos —él se tomó un tiempo en contestar, como si decidiera si valiera la pena o no entablar conversación con ella.—No lo hacemos, pero mi mamá es humana —Vanya apretó el entrecejo confundida —mamá humana papá vampiro puro, por eso soy mestizo.—O sea que er
55Kerr entró a la fábrica con paso decidido, la verdad sentía en el cuerpo un nerviosismo extraño, como si estuviera a punto de enfrentarse en una batalla mortal.El comedor estaba casi vacío, y cuando buscó con la mirada a Vanya no la encontró, pero no la quiso buscar con la conciencia, quería escuchar de ella misma las palabras, quería ver qué tan honesta podía llegar a ser.La conciencia de Víctor le llegó y Kerr le permitió entrar.—¿Por qué no estuviste en la reunión? —le preguntó el Alpha y Kerr le escondió las emociones que Lair, el anciano del concejo, le había hecho sentir.—Tenía que hacer otra cosa —Le contestó Kerr y caminó por el comedor —Tengo qué hablar con Vanya, ¿Sabes dónde está?—Creo que se fue con Sebastián, salieron a toda velocidad por el bosque, ni me pidieron permiso —Kerr se sintió terriblemente decepcionado, de repente, toda la fuerza interior que había acumulado para hablar con la muchacha se le fue del cuerpo.—Ven aquí ahora, estamos despertando del coma
56Vanya estaba sobre Sebastián, el lobo corría a toda velocidad por el bosque y ella no podía hacer más que agacharse sobre su pelaje para evitar que una rama en el camino la lanzara al suelo.El pelaje de Sebastián era diferente al de Kerr y también al de Víctor, entonces entendió que cada lobo era diferente, el trote de Víctor era más fuerte y rudo, el de Sebastián era armonioso, como si flotara en una nube esponjosa, en cambio, el trote de Kerr era como una mezcla de ambos, era fuerte y firme y también bastante fluido.Le molestó descubrirse a sí misma comparando a todos y a todo lo que tenía en su día a día con Kerr, y le molestaba aún más que él ni siquiera le diera oportunidad de hablar, aunque, ¿qué era lo que ella podía decirle? Él tenía razón hasta cierto punto, sí que Vanya había comenzado a seducirlo para poder intentar escapar, pero ni siquiera se había dado cuenta de lo que estaba pasando con sus propios sentimientos hasta que vio en su rostro esos ojitos tristes la noch
57Vanya tomó la mano del vampiro y lo arrastró hacia afuera, le sorprendió que tuviera la mano cálida a diferencia de lo que ella pensaba que era un vampiro, pero ya había entendido que las criaturas del submundo no eran lo que ella imaginaba.—¿Qué debo hacer? —le preguntó Aleck mientras salían corriendo por las escaleras y Vanya se lo quedó mirando cuando terminaron de subir.—No sé exactamente —le dijo —hay dos helicópteros, uno tiene una especie de parlante que hace que los lobos estén así —señaló al lobo más cercano que se revolcaba en el suelo desesperadamente y un poco más allá Vanya vio a Lina, gritaba desesperadamente mientras sostenía entre los brazos su bebé.Vanya corrió hacia ella seguida por Aleck que parecía medio traumado y se arrodilló a su lado, el bebé lloraba intensamente y ella recordó que también era un hombre lobo y el sonido le afectaba.—Vanya —le dijo la mujer y ella miró a Aleck que asintió con la cabeza y salió corriendo de la fábrica.Vanya trató de cons
58Vanya sintió el aire en el rostro y se preguntó si aún seguía colgada del helicóptero sobre el cuerpo de Kerr. Quiso respirar, pero le ardió la garganta con tanta fuerza que le fue imposible no toser, pero por más que intentó abrir los ojos no lo logró, era como si una capa espesa estuviera pegada a su cuerpo y le impidiera moverse.Poco a poco y después de mucho esfuerzo comenzó a abrir los párpados y lo primero que notó fue un color blanco que se extendió hacia todas partes, cuando logró ver bien se encontró en una silla reclinada que le impedía moverse ya que estaba bastante acostada y su cuerpo no obedecía.—Ya pasará —le dijo una voz y Vanya no la reconoció al principio —inhalaste el gas para dormir a un lobo, así que a tu cuerpo le tomará un par de minutos retomar el control — Vanya volteó a mirar hacia atrás, de donde venía la voz, y logró ver el anguloso rostro de su padre, con los iris fríos puestos sobre ella.Una cantidad inmensa de sensaciones la invadieron, llevaba añ
59Aleck ayudó en lo que pudo, pero la mayoría se asustaba cuando lo veían llegar, así que prefirió sentarse en el comedor con los brazos cruzados y las rodillas sobre la silla mientras los demás trataban de regresar a la normalidad.La Alpha pelirroja y el Alpha de la manada de Sebastián estaban alterados y aunque Aleck pudo haber escuchado lo que decían en su reunión, prefirió no hacerlo.Vanya le había prometido que, si los ayudaba lo dejarían libre, y aunque pudo huir en cuanto destruyó el helicóptero, le pareció más sensatos quedarse, el doctor Saúl Quiroz también lo estaría buscando, o al menos sí que quería pegarlo en la pared como un alfiler y extraerle toda la sangre.La reunión de los alphas se acabó y él vio con terror como el rubio y alto se dirigía a él y no pudo evitar tener la sensación de salir huyendo. Víctor se sentó a su lado y le apoyó la mano en el hombro.—Gracias —le dijo y él lo miró, los ojos oscuros del hombre parecían sonreír un poco.—No sirvió de nada, de