Alicia ha elegido, pero nunca lo ha reconocido ante el dueño de su corazón, así que sigue adelante con su carrera profesional, dejando el amor de lado. Pero entonces, Pablo regresa y todo su mundo se viene abajo al volver a confiar en él.
Leer másLas cosas habían cambiado bastante, en mi vida, ahora trabajaba como compositora para otros artistas, y en ocasiones también me llamaban de la televisión para que cantase el doblaje de alguna película de Disney. Pero no había vuelto a cantar en un escenario desde que tuve a Jenny.Vivíamos en casa, todos juntos, nuestra pequeña familia de 5 miembros. Y me sentía tan agradecida por ello, que no podía dejar de reír cuando estaba junto a ellos.Luis se comportó como todo un hermano mayor cuando él y Joel vinieron a vivir con nosotras, cuidando de Jenny, y casi se puso a saltar de alegría cuando su hermano le confesó que era su tío.Era lo que ellos siempre habían necesitado, una familia, y justo ahora lo tenían. Y en fiestas como navidad y año nuevo, nos reuníamos todos en casa de mis abuelos en Granada, y
A partir de ese día, de esos besos, esas caricias y esos roces en la despensa de mi abuela, vivíamos en tensión, queríamos estar todo el tiempo en los brazos del otro, besándonos, pero sin llegar a nada más.Sabía que ambos lo deseábamos, pero también sabía que él no quería hacerle daño al bebé con su forma tan salvaje de hacer el amor.Las vacaciones estaban por terminar, y ni siquiera habíamos hablado demasiado, él y yo, tan sólo nos dejábamos llevar por el momento, nos besábamos, y nada más. Sabía que él tenía miedo de decir algo, de estropearlo, él tenía miedo de perderme, al igual que yo.Sus quince días pasaron realmente rápido y cuando quise darme cuenta él tenía que volver a la ciudad al día siguiente.
Pablo.*Horas antes*Esperaba a pie de las escaleras de la parte superior de la casa a que bajase ese enfermero del que ella estaba enamorada. Tan pronto como lo vi aparecer pensé en las razones por las que debía hacer aquello y las enumeré en mi cabeza:Ella estaba enamorada de él.El bebé que ella esperaba era de ese tipo.Él estaba enamorado de ella.Quería verla feliz.Yo no era bueno para ella, merecía algo mejor que yo.Vi aparecer a aquel tipo y bajé la cabeza, avergonzado, sin saber muy bien como haría aquello.Joel ¿no? – pregunté, haciendo que él me mirase sin comprender, asintiendo al mismo tiempo - ¿podemos hablar un momento?Caminamos hacia el huerto del abuelo, y sent&i
Caminaba por la playa, completamente sola, en aquel día gris, con el viento de poniente soplando con fuerza, haciendo volar mis cabellos de forma exagerada.Apenas había podido dormir nada en toda la noche, y al despertar, a eso de las siete de la mañana, me había venido aquí, a pensar, a caminar, a desconectar, a alejarme de todo y de todos. Tan sólo quería estar a solas con mi pequeña.Le echaba de menos, echaba de menos su risa, pero después de lo que me había dicho ayer, de todas esas cosas horribles que tuve que oír, me di cuenta de que nunca volvería a oírla. Ya nunca podría volver a estar con él, a sentir su mirada sobre la mía, sus labios sobre mi piel, sus caricias, sus gemidos, …Cerré los ojos, aterrada, dejando escapar una lágrima por mi mejilla.Me toqué los brazos, intentando
Joel cogió las maletas de él y de su hermano y entró en la casa, para luego seguirme hacia la planta de arriba, donde estaba la habitación de Pablo y Óscar, dónde había dos camas más.Mi abuela dice que podéis compartir la habitación con Pablo y Oscar – comencé, haciendo que él apretase los puños, molesto – o con el tío Julio, que siempre tiene problemas de estómago, sinceramente, prefiero dormir con Pablo que con el tío Julio – pero tan pronto como dije aquello, me di cuenta de que no había sido una buena idea.Ya – dijo, secamente, dejando las maletas sobre la cama – no sabía que Pablo estaría aquí.Mi abuela le ha invitado. Sólo se quedará hasta el sábado, porque tiene trabajo.
No había vuelto a tener noticias de él. Los únicos que estaban ahí peleándose entre ellos por demostrarme que eran los mejores ejemplos de padre, eran Pablo y Miguel Ángel, y más justo después de enterarse de que estaba embarazada.Pablo había montado un gran escándalo en los medios, al decir en su cuenta de Twitter que había roto con su novia. Así que sus productores estaban bastante enfadados con él.En cuanto a Miguel Ángel había pausado sus negocios y me acompañaba a todas partes. A comprar la cuna del bebé, a decorar la habitación, a las ecografías, a las revisiones, y Pablo solía aparecer en cada uno de esos lugares para hacerse notar frente a mí. Yo en ese momento, lo cierto era que no tenía ganas de apartarlos, tan sólo quería tener apoyo, y ellos eran justo eso, algo
Mi mentira llegó a él como una venda a una herida de bala. Detuvo la hemorragia y ayudó a que el dolor se pasara. Su rostro se relajó tan pronto como escuchó aquellas palabras, pero tan pronto como comprendió lo que aquello realmente significaba, su rostro se tornó triste, al darse cuenta de la verdadera razón por la que no podíamos estar juntos.Yo, por el contrario, tan sólo podía derramar más y más lágrimas frente a él, odiándome a mí misma por la terrible noticia que acababa de darle, por haber mentido sobre ello, y por lo mucho que iba a echarle de menos si lo perdía. Pero no podía hacer nada más, ya me había quedado claro al ver su rostro. Él no podía tener un hijo en ese momento, y yo no podía perder a ese hijo. No había otra solución.Justo
Las semanas pasaron, los shows eran cada vez más agotadores, y yo me sentía cada vez más cansada, sobre todo porque hacía bastante que no hablaba con Joel, él me llamaba a diario, aunque yo nunca lo cogiese, y me hablaba a diario también, pero yo siempre contestaba que estaba ocupada, nada más lejos de la realidad, pero, aun así, aún estaba huyendo de la responsabilidad de tener que decirle que estaba embarazada. No era una noticia que pudiese decirse sin más, y menos a él, menos después de todo lo que había pasado entre nosotros.Esa noche, justo después de llegar al hotel, decidí coger su llamada cuando la hizo, estaba tan cansada, tan triste, y le echaba tanto de menos, que me fue imposible volver a desviarla.¿Cómo te fue el día? – preguntó entusiasmado al escuchar mi voz – yo tuve un d&ia
Joel.Empecé la universidad esa semana, las clases eran de lo más interesantes y entretenidas, cosa que me sorprendió bastante. Echaba de menos la universidad más de lo que había pensado en un principio, y me hice con el campus en menos de dos semanas.Ella se marchó de gira y estuvo casi tan ocupada como yo, por lo que fue difícil que hablásemos, aunque eso no impedía que le diese los buenos días todas las mañanas, la saludase al medio día y la despidiese antes de irme a dormir. Quería saber todo de ella, quería que al menos estuviésemos en contacto por mensajería, pero era difícil para ambos, sobre todo después de haber pasado una semana tan de ensueño como la que habíamos pasado. La extrañaba cada día. Y había veces que ni siquiera me hablaba al despertar o al irs