Capítulo 2.

Pablo acababa de terminar su entrevista, y caminaba hacia su camerino, para recoger sus cosas antes de marcharse, pero se detuvo tan pronto como reconoció a Juan y a una señora que estaba junto a él.

  • ¿Juan? – preguntó tan pronto como hubo llegado hasta él - ¿Alicia está bien? – añadió al recordar la forma tan rápida en la que me había ido – Espero que las cosas entre ella y su novio vayan bien…

  • ¿No te has enterado? – preguntó Juan, sin comprender aquello, pues sabía que aquellos dos eran grandes amigos, no entendía la razón por la que ella no le había dicho la verdad a Pablo – ya no están juntos.

  • ¿Qué? – preguntó él, atónito - ¿por qué?

  • No me hables de ello, a causa de esa ruptura mi amigo se marchó a Estados Unidos para no tener que encontrársela por casualidad – espetó él, molesto, haciendo que la madre de Alicia le mirase contrariada.

  • Juan – le llamó la mujer – no creo que debas divulgar la vida de mi hija con cualquiera.

  • ¿cualquiera? – preguntó este, molesto – Pablo y tu amiga son amigos, no creo que…

  • Bueno, pues ya no son amigos – aseguró ella, molesta, recordando la forma tan rara en la que su hija se había marchado del lugar – así que…

  • ¿sabes la razón? – preguntó esperanzado, ignorando a aquella mujer – la razón por la que ella…

  • Juan – le amenazó la señora, para luego mirar hacia aquel individuo – si sois tan amigos, ¿por qué no se lo preguntas tú mismo?

Esperaba en la camioneta, pacientemente a que mi madre y Juan regresasen, sin haber contestado a aquel último mensaje que Pablo me había enviado. Me aterraba la idea de volver a verle, me aterraba la idea de … ni siquiera había guardado su número nuevo, aún me daba demasiado miedo volver a tener la tentación de llamarle, volver a tenerle entre mis contactos no era buena idea, no era…

El sonido de una llamada entrante me hizo salir de mis pensamientos, agarré el teléfono, sin conocer el número que me llamaba y descolgué el aparato.

  • Alicia – me llamó esa voz, al otro lado, mientras mi corazón se detenía, y me arrepentía de no haber guardado su número, pues de haber sido así, jamás habría cogido aquella llamada – no has contestado a mi pregunta – sonaba desesperado, como si realmente fuese importante para él volver a verme – quiero verte.

  • ¿ya has terminado la actuación? – fue lo único que pude decir, pues me daba pánico contestar a su pregunta, no quería pensar si quiera en la posibilidad de aceptar y tenerle frente a mí.

  • Quedamos en el hotel Barceló Torre Madrid, habitación 202, dentro de una hora – alegó, en vista de que no estaba dispuesta a contestar a su pregunta – si no vienes entenderé que no quieres volver a saber nada más de mí y no volveré a buscarte, nunca más, lo prometo.

  • Pablo… - le llamé, sin atreverme a responder, a decir nada más. Aún me aterraba demasiado la idea de volver a abrirle mi corazón.

  • Pero espero que vengas, Alicia. – aquello sonaba más a súplica que otra cosa y aquello me dejó enganchada a él un poco, incluso quería aceptar su invitación y reunirme con el allí, pero tenía tanto miedo de aceptar – Tengo que dejarte.

Colgó el teléfono al mismo instante en el que mi madre y Juan entraban en el auto.

  • ¿Con quién hablabas? – preguntaba mi madre, sentándose en el asiento, junto a mí. - ¿Alicia?

  • ¿Qué? – pregunté

  • ¿Era Miguel Ángel? – preguntó, haciendo que Juan, que se había sentado delante, justo al lado del chófer, mirase hacia mí con interés.

  • ¿Qué? ¡No!

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Volvimos a casa, a nuestra nueva casa, pues hacía ya tiempo que nos habíamos mudado a unos chalets a las afueras de Madrid, uno de esos chalets a los que antes nos era imposible acceder.

Tomaba el sol en la piscina, sabía que ya había pasado más de una hora, que él estaría allí, esperándome en su hotel, y que luciría defraudado, y aquello me hizo cambiar mi rostro, me hizo darme cuenta de algo, a pesar del miedo, yo también quería verle, pero ya había perdido esa oportunidad.

Agarré el teléfono, guardé su número y le escribí un mensaje.

“Siento no haber podido ir hoy, me era imposible, y estaba cansada”

“Creí que vendrías” – fue lo único que contestó, pero casi tan rápido que parecía que hubiese estado esperando aquel mensaje con ansias.

“Siento no haber ido”

“Estaré aquí toda la semana, tengo algunos proyectos en la ciudad”

“Yo estaré súper liada esta semana, tengo que prepararlo todo para la gira que empezará a finales de la semana y …”

“Si no quieres verme, solo tienes que decirlo, y no volveré a insistir”

“Pero puedo hacer un hueco si es por un viejo amigo” – mandé al recordar aquella canción que me había dedicado en el programa.

“Te espero en mi habitación … no sé… dime cuándo puedes tú…”

“Mañana por la tarde estoy libre. Pero nos vemos en mi casa. Mi madre tiene ensayo en el centro. Te mando la ubicación”

Y dicho esto toqué mi corazón, el cual estaba algo acelerado después de haber quedado con él. Él saber que volvería a verle, había provocado que miles de mariposas volviesen a revolotear en mi estómago, y eso no era bueno para mí, lo sabía, las desilusiones volverían a mí una vez que todo se hubiese ido a la m****a.

  • Alicia, ven a bañarte, te vas a quemar si sigues ahí – bromeaba mi madre, mientras chapoteaba en la piscina. Sonreí hacia ella, mucho más que de costumbre, dejé el móvil en la butaca y me levanté, para luego tirarme a la piscina.

Al mismo tiempo que un mensaje entraba en mi buzón de voz.

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