Joel cogió las maletas de él y de su hermano y entró en la casa, para luego seguirme hacia la planta de arriba, donde estaba la habitación de Pablo y Óscar, dónde había dos camas más.
Caminaba por la playa, completamente sola, en aquel día gris, con el viento de poniente soplando con fuerza, haciendo volar mis cabellos de forma exagerada.Apenas había podido dormir nada en toda la noche, y al despertar, a eso de las siete de la mañana, me había venido aquí, a pensar, a caminar, a desconectar, a alejarme de todo y de todos. Tan sólo quería estar a solas con mi pequeña.Le echaba de menos, echaba de menos su risa, pero después de lo que me había dicho ayer, de todas esas cosas horribles que tuve que oír, me di cuenta de que nunca volvería a oírla. Ya nunca podría volver a estar con él, a sentir su mirada sobre la mía, sus labios sobre mi piel, sus caricias, sus gemidos, …Cerré los ojos, aterrada, dejando escapar una lágrima por mi mejilla.Me toqué los brazos, intentando
Pablo.*Horas antes*Esperaba a pie de las escaleras de la parte superior de la casa a que bajase ese enfermero del que ella estaba enamorada. Tan pronto como lo vi aparecer pensé en las razones por las que debía hacer aquello y las enumeré en mi cabeza:Ella estaba enamorada de él.El bebé que ella esperaba era de ese tipo.Él estaba enamorado de ella.Quería verla feliz.Yo no era bueno para ella, merecía algo mejor que yo.Vi aparecer a aquel tipo y bajé la cabeza, avergonzado, sin saber muy bien como haría aquello.Joel ¿no? – pregunté, haciendo que él me mirase sin comprender, asintiendo al mismo tiempo - ¿podemos hablar un momento?Caminamos hacia el huerto del abuelo, y sent&i
A partir de ese día, de esos besos, esas caricias y esos roces en la despensa de mi abuela, vivíamos en tensión, queríamos estar todo el tiempo en los brazos del otro, besándonos, pero sin llegar a nada más.Sabía que ambos lo deseábamos, pero también sabía que él no quería hacerle daño al bebé con su forma tan salvaje de hacer el amor.Las vacaciones estaban por terminar, y ni siquiera habíamos hablado demasiado, él y yo, tan sólo nos dejábamos llevar por el momento, nos besábamos, y nada más. Sabía que él tenía miedo de decir algo, de estropearlo, él tenía miedo de perderme, al igual que yo.Sus quince días pasaron realmente rápido y cuando quise darme cuenta él tenía que volver a la ciudad al día siguiente.
Las cosas habían cambiado bastante, en mi vida, ahora trabajaba como compositora para otros artistas, y en ocasiones también me llamaban de la televisión para que cantase el doblaje de alguna película de Disney. Pero no había vuelto a cantar en un escenario desde que tuve a Jenny.Vivíamos en casa, todos juntos, nuestra pequeña familia de 5 miembros. Y me sentía tan agradecida por ello, que no podía dejar de reír cuando estaba junto a ellos.Luis se comportó como todo un hermano mayor cuando él y Joel vinieron a vivir con nosotras, cuidando de Jenny, y casi se puso a saltar de alegría cuando su hermano le confesó que era su tío.Era lo que ellos siempre habían necesitado, una familia, y justo ahora lo tenían. Y en fiestas como navidad y año nuevo, nos reuníamos todos en casa de mis abuelos en Granada, y
Habían pasado algunos meses desde que había alejado de mi vida a los únicos hombres que había amado de verdad en toda mi vida.No me permití a mí misma aferrarme a ninguno de los dos, el primero porque mis sentimientos hacia él habían cambiado, porque me había dado cuenta de que para mí ya no era suficiente tenerle si no podía tener a esa otra persona, a ese segundo que había apareciendo en mi vida. Y a ese segundo, porque ... sinceramente, ni siquiera aún sabía la razón por la que no había corrido a sus brazos después de dejar a mi ex novio. Supongo que fue porque me sentía herida, porque él había herido mi orgullo al dejarme atrás definitivamente.Así que allí estaba, dándolo todo en mi carrera artística, sin dejar que nada, absolutamente nada más me afectase.<
Pablo acababa de terminar su entrevista, y caminaba hacia su camerino, para recoger sus cosas antes de marcharse, pero se detuvo tan pronto como reconoció a Juan y a una señora que estaba junto a él.¿Juan? – preguntó tan pronto como hubo llegado hasta él - ¿Alicia está bien? – añadió al recordar la forma tan rápida en la que me había ido – Espero que las cosas entre ella y su novio vayan bien…¿No te has enterado? – preguntó Juan, sin comprender aquello, pues sabía que aquellos dos eran grandes amigos, no entendía la razón por la que ella no le había dicho la verdad a Pablo – ya no están juntos.¿Qué? – preguntó él, atónito - ¿por qué?&nbs
Estaba histérica aquel día, tengo que admitirlo, no dejaba de mirarme en el espejo, de repasar la casa observando si todo estaba en su lugar, aún no podía creer que él volviese a querer saber de mí, no podía creer que fuese cierto lo de que íbamos a volver a vernos.Me llevé toda la mañana intentando alejar los pensamientos negativos, intentando esconder aquella parte de mí que tenía miedo y que temía que algo malo sucediese. Todo parecía demasiado irreal, pero aun así quería creer en ello, era la única luz de esperanza a la que podía aferrarme.Casi faltaban veinte minutos para que llegase, cuando recibí un mensaje suyo.“Alicia, lo siento, pero no voy a poder ir hoy. Se me ha presentado un imprevisto y me va a ser imposible asistir a tu casa”“¿
Cuando la puerta sonó esa noche ya sabía que era él, pero estaba tan sumamente histérica que pregunté por el telefonillo.Soy yo, abre – aseguro él, y al abrir la puerta volví a verle, al fin, volví a sentir aquella mirada sobre la mía, y mi coraza se tambaleó un poco. Era increíble que él, con tan sólo una mirada pudiese hacerme temblar de aquella forma – he traído un poco de shushi para cenar y un vino.Sonreí, tímidamente, invitándole a entrar. Pero él, en lugar de entrar, tan sólo se quedó allí, mirándome, haciéndome enmudecer y bajar la cabeza, avergonzada.Estás preciosa – aseguró, agarrando mi mano para atraerme un poco hasta él, pero me solté antes de que lo hubiese hecho, estaba cansada de