Katherine sueña con ser directora de cine algún día, sabe que no es un camino fácil por recorrer y menos cuando no tiene fama, estatus ni contactos. Cuando por fin logra conseguir trabajo como asistente de director, se topa con Steven, un chico al cual horas antes le plantó una cachetada en la cara dejándolo marcado. ¿Qué puede ser peor que golpear al hijo de tu jefe? Steven por su parte no sabe a qué aspirar, pero lo que tiene bien en claro es que su lugar no es estar detrás de cámaras. Ambos tan distintos pero iguales, se enseñarán uno al otro que el amor no tiene por qué ser complicado y que este puede estar implícito en algo tan simple cómo lo es una taza de café. Sueños de miel cuenta la historia de estos dos chicos en donde nos muestra el amor en todas sus formas.
Leer másLos días pasaron y con ello las semanas se convirtieron en meses. Tanto Katherine como Stephen encontraron la manera de darle forma a su propio destino. Katherine siguió trabajando con Albert y volvió a la universidad, hasta que un buen día Albert la dejó tener más participación a la hora de dirigir una película y ya no era solo su asistente. Por otro lado, Steven por fin sintió que estaba logrando su propósito cuando logró ser paramédico en el campo militar, sabía que su propósito era ayudar a quienes lo necesitaran aún así sabiendo que su vida corría peligro por estar en campo de guerra. Varias veces fueron atacados y en cada una de esas veces solo había un pensamiento dentro de él, Katherine. Él sabía que no podía morir en el campo de guerra, sabía que ella lo esperaba con su anillo en mano y sabía que tenía la responsabilidad de volver con vida. Así que decidió que cada vez que sintiera que las cosas iban mal, escribiría una nota para ella y en caso de que pasara
KatherineSuspiré, sabía que esto iba a pasar en un determinado momento.—Si soy Steven. En algún momento de la relación iba a contarte, pero creo que Daniela se me adelantó.—No tienes que contármelo, tú pasado no me interesa, yo te quiero justo ahora.Sonreí —Eso puedes decir ahorita, pero este tipo de cosas cobran factura y es algo de mi pasado que siempre me va a alcanzar. Esas fotos ya tienen más de dos años en internet, créeme, no me importa si Daniela hace o deshace con ellas. Por eso la vez que te conocí en el metro actúe de esa manera, creí que eras algún pervertido que de alguna manera me reconoció y querías propasarte. Después de que se filtraron esas fotos el acoso hacia mí era constante. Pero después cuando te fui conociendo supe que al parecer no tenías ni idea d
Steven Katherine estaba tan mal que me temía que hiciera una locura, los primeros días estuve día y noche con ella, al principio decía que quería estar sola, pero yo sabía perfecto que esa misma soledad es la que consumía a las personas poco a poco, así que ahí estaba en su habitación sin decir nada, solo sentado en la cama o en una silla. Quería que supiera que no estaba sola y no la dejaría derrumbarse. A veces ella dormía, otras veces solo escuchaba sus sollozos. No imaginaba lo que sentía ahora mismo, sus padres estaban igual. A mí me afectó lo de Trey siendo que nunca tuve un contacto verdadero de padre a hijo, pero a ella no imagino el impacto que le causó. Ella lo adoraba y yo también lo llegué a querer mucho en los meses que pasamos juntos. La abrazaba o solo la escuchaba, dejaba que se desahogara. Conforme pasaron los días ella iba mejorando, ya se reía de algunas cosas que yo decía e incluso ya salía de la cama. Ya estaba dispuesta a volver
—¿Qué tienes? ¿Qué te pasó? —Dije viéndola con detenimiento. La hice sentarse en mi cama mientras rectificaba con la vista que físicamente estuviera bien. Ella ni siquiera podía hablar. No paraba de llorar. Le ofrecí una toallita para que se limpiara las lágrimas. —Quieren quitarme al niño —soltó en un momento donde pudo contener las lágrimas. —¿Quién? ¿Su papá? —Ella negó poniendo sus manos en la cara —¿Entonces? Necesitas calmarte amor, así no te entiendo nada —Me di cuenta tarde de cómo le había llamado, era la naturalidad y la costumbre, pero a ella no pareció importarle o molestarle. —Han traído esto a mi casa hoy —Me dio un papel que tenía en la mano ya todo arrugado. No entendía nada, pero para lo que leí al parecer la citaban en dos semanas para la custodia de Trey. —No estoy entendiendo, tú eres su mamá ¿quién te lo quiere quitar? —No, no es que no me entiendes —Dijo intentando calmarse. Katherin
Los próximos días había evitado ir al trabajo a toda costa, la verdad es que no tenía cara para ver a los ojos a Katherine. Sé que esto me hacía un completo cobarde. ¿Pero que se supone que le iba a decir? Tenía que verla, decirle algo… pero no sabía cómo acercarme a ella sin que me soltara una bofetada antes de poderle decir algo.Por otro lado, Félix habló conmigo hace unos días, se puede decir que las cosas se arreglaron entre nosotros, pero él sigue diciendo que sigue sin entender muchas cosas, claro que no le conté lo que había sucedido de verdad, ese Félix era muy lengua larga y podría decir algo inconscientemente.Llegué al estudio, y lo primero que hice fue ver a mi alrededor para ver si ella estaba cerca. Pero no, todos estaban arriba abajo, pero ella no se veía por ningún lado. Liana estaba sentada mientras
KatherineMarqué el número de Steven por segunda vez y me mandaba a buzón. Ya se había retrasado y me parecía extraño ya que él siempre solía ser muy puntual.—Qué bonita te ves mami —Trey estaba comiendo un pedazo de pastel en la sala.—Gracias cariño.Afuera se escuchó un claxon, me asomé y era Félix quien estaba ahí, en el copiloto pude ver a Liana.—¿Qué hacen aquí?—Steven me ha pedido que pase por ti.—¿Qué pasó? ¿Él está bien?—Sí, pero nosotros tampoco tenemos idea, hace unos 20 minutos me marcó, nosotros ya estábamos en la premier, por eso es por lo que tardamos.—Que extraño, le he estado marcando y no me contesta.—Lo más seguro es que algo
—¡Gracias Katherine! —Albert tomó los papeles y apresurado fue hacia su oficina —Por cierto — volteo hacia mí y miró su reloj —Puedes irte ya. —Gracias —Dije viendo la pantalla de mi celular, era más temprano de lo que pensaba. Tenía tiempo de ir por Trey al kínder. —Hey ¿ya te vas? —Steven me dio un beso en el cachete. Ambos estábamos tan ocupados que ni siquiera habíamos cruzado palabra el día de hoy. —Sí, tu padre me ha dejado salir ya, y estoy a tiempo de ir por Trey al kínder. —Bien, yo te llevo. —Estas trabajando —Voltee hacia atrás y todos estaban vueltos locos. Pues faltaba poco para la premier de la película y estaban un poco a destiempo. —Es mi hora de comida, no importa. —¿No piensas comer? —Igual y me compro algo de regreso. —No quiero que te saltes la comida por llevarme. —Eso no importa Kath, aparte Félix y yo estuvimos picando la mesa de comida durante toda la mañana así que ahora el hambr
Tres días habían pasado desde aquello en casa de Steven. Al día siguiente y con la cabeza fría le mandé un mensaje diciéndole que nos viéramos, que ahora sí escucharía su explicación, pero no obtuve respuesta. En el trabajo todo seguía igual, Steven estaba ahí siempre pero no me hablaba y yo por la dignidad que me quedaba al haber ignorado mi mensaje decidí no hablarle tampoco. Liana en todo momento estuvo al tanto pues el día de la fiesta cuando llegué a casa le marqué para contarle lo que había sucedido. Ella me dijo que investigaría con Félix cual era el estatus de la situación con Steven, pero como siempre Félix se rehusaba a darle información pues sabía que ella me diría. —Tengo boletos para ir a ver el juego de Beisbol esta tarde —Dijo Liana mostrándome los boletos. —¿Es enserio? —Levanté las cejas, gracias a la pasión de mi padre por el beisbol yo también había desarrollado un cierto amor por el deporte. No tanto como mi padre, pero si iba mucho
Steven —Les separaremos el lugar —Dije mientras Katherine y Liana terminaban de guardar sus cosas en las maletas. Félix y yo ya íbamos rumbo al autobús, salíamos en una hora y casi todos ya estábamos listos. —¿Y qué tal tu noche con Liana? —Divertida… no sé qué hacer hombre, no sé si yo no soy lo suficientemente claro o ella simplemente ignora mis indirectas. —Creo que eres lo suficientemente claro, al menos Kath y yo nos hemos dado cuenta de tu poca sutileza. El resopló y subimos las maletas a la parte de abajo del camión. Pasaron los minutos y Liana subió al bus. —Te he guardado asiento Liana —Dijo Thomas, uno de los actores principales que hacía la serie con ella. Félix arrugó la frente —Gracias, pero ya he quedado de irme con Félix —Ella le sonrió y Thomas solo volteo hacia nosotros. Katherine subió seguido de ella y me di cuenta que para desplazarse se agarraba de los asientos y daba pequeñ