Apresurado por fin llegué al set de grabación. Todos se movían como locos de un lado a otro. Caminé hacia el fondo cuando me topé a mi papá.
—Llegas tarde —Dijo pasando por un lado mío. El tono de desaprobación me confirmó que estaba molesto.
—Sí, lo sé.
—Te quedarás tiempo extra para cubrirlo —Dijo en voz alta para que lo escuchara. Iba detrás de él todo su equipo de producción.
Ya no le contesté, me fui hasta lo más recóndito del lugar para evitar todo tipo de contacto con cualquier persona, cuando comenzaran a grabar me escabulliría para darme una ducha. Me recargué en la pared y cerré un momento los ojos, necesitaba dormir, necesitaba bañarme, necesitaba descansar. Me fui por unos segundos y podría jurar que me quedé dormido por unos segundos. El sonido de que algo cayó cerca de mi hizo que volviera en sí, noté que Félix me estaba viendo fijamente con una sonrisa burlona.
—¿Te ayudo? —Dije comenzando a levantar unos cables que Félix estaba acomodando.
—¿La fiesta estuvo buena?
—No como yo hubiera esperado —Dije recordando en qué circunstancias me levanté.
—Tu maldito aliento me dice lo contrario.
—¿Apesto demasiado?
—¿Qué si apestas? Me has dejado sin ceja Steven.
—Lo siento, ya me lavé los dientes y he tomado cantidades exuberantes de café, pero no se va.
—Eso es porque sigues ebrio —Puso su mano sobre mi hombro. —Cuéntame ¿Cómo estuvo?
—Me creerías si te digo que no me acuerdo de nada. Debiste haber ido, tal vez hubieras podido complementar la memoria vacía que tengo ahora.
—De verdad quería ir, tu papá está vuelto loco desde ayer. No hemos descansado desde hace más de 13 horas, la tensión ya está en el ambiente y al parecer el único que aún tiene ánimo de seguir es él.
—¿Ya desayunaste? —Pregunté mientras ponía los cables en mi hombro y caminaba con él hasta dentro de una locación.
—Nada, la comida que había ya se ha terminado y nadie tiene tiempo de ir por más.
—Ahorita te traeré algo.
—Oye que tienes ahí —Apuntó hacia mi rostro.
—¿Qué? —Por inercia me llevé la mano a la cara.
—Es como —Dijo humedeciendo su pulgar con saliva —Sangre seca —Acercó su mano hacia mí.
—Aleja ese dedo de mi rostro, no quiero tus babas.
Caminé hacia donde maquillaban a los actores, me vi en el espejo. En el cachete izquierdo tenía una línea roja, tipo rasguño y algo de sangre seca, no era mucha, pero si se notaba bastante. Esa mujer no solo me había golpeado si no también me había marcado la cara.
—¿Qué te pasó? —Preguntó Félix con el ceño fruncido.
—Una chica me dio una bofetada en el subterráneo.
Félix intentó retener la risa.
—¿Qué? —Le dije de mala gana.
—¿Una chica te bofeteo? —Dijo ahora soltando toda la risa que tenía retenida. —¿Por qué?
—Eso no te importa —dije irritado. Agarré algunas cosas para llevarlas donde mi padre. Me di la media vuelta dándole por completo la espada y di un par de pasos.
—¡Oye! Espera. —Un segundo después vi a Félix frente a mí. —Adivina quien vino a primera hora para hacer una audición —Levantó las cejas esperanzado a que adivinara, él sabía que odiaba las adivinanzas, no era un puto adivino ni mucho menos un mago.
—Ni puta idea Félix, ni puta idea —Dije sin importarme realmente, además de que estaba irritado por su burla hacia mí.
Félix era así. Actriz que venía al set, actriz que juraba que sería su próxima conquista. Me daba risa porque él mismo no se calificaba como un tipo atractivo. “Yo sé que pueden liarse con cualquier tipo de actor, altos y fuertes, con rostros de dioses griegos. Y luego estoy yo, el chico que cuida las luces pone la comida y arregla que todo esté perfecto para que ellos hagan sus escenas” Siempre lo repetía. Yo como buen amigo siempre le daba ánimos.
—Liana Blossom —Asintió un par de veces, sus ojos brillaron. —Es bellísima en persona amigo —Puso su mano sobre mi hombro.
—No Félix, por favor otra vez no.
—Sí Steven, sí.
Suspiré viéndolo a los ojos por un segundo y negué.
—Vamos, si tú le hablas a ti te hará caso, eres el hijo del director.
—Aun no sabes si estará aquí, solo fue una audición, sabes que eso lleva tiempo.
—Esperaré lo necesario.
—Como quieras, ahora si me permites —Dije pasando a lado de él.
—¿Eso es un sí?
—Ya veremos —Dije espaldas a él.
—¡Oye! en mi casillero hay pasta y jabón para el cuerpo, te hace falta, ¡maldito borracho!
Solo me contuve a levantar mi mano para mostrarle el dedo medio de mi mano.
A Félix yo no lo consideraba un chico tan feo como él mismo se consideraba, más bien era un tipo de personaje. Era de esos chicos de estatura promedio, pues casi estábamos de el mismo tamaño, 1.87 siendo exactos, pero era muy flaco. Si se ponía ropa de su talle parecía un fideo y si se ponía ropa un poco más holgada para disimular, parecía que se había puesto ropa de su padre. Su cabello era corto y muy oscuro, pero lo suficientemente largo para notar que era de cabello rizado. Él lo odiaba, por eso siempre usaba gorras. Físicamente parecía un joven de 15 años, siendo que ya iba para los 20, ni un pelo de barba, pero del bigote ni se diga, fue al primero que le salió bigote de los 3 amigos que siempre estábamos juntos. Recuerdo que estábamos por aquello de 8vo grado y él era el macho de los tres en ese entonces. Hasta que con el tiempo nos dimos cuenta de que a las niñas no les agradaba el bigote de nuestro amigo, más bien se burlaban de él. Y ahora que somos mayores lo entendemos, unos pocos pelos en cada extremo de la comisura de los labios no es un bigote sexy. Desde ahí jamás lo volvimos a ver con algún pelo facial que no fueran sus cejas, después de tanta burla por parte de las niñas en aquél entonces, decidió optar por quitárselo aunque a veces le salía peor porque llegaba a la escuela con cortadas y pequeñas banditas por arriba de los labios.
El tipo era malísimo para las combinaciones de ropa, yo no era un máster en eso, pero gracias a Daniela pude tener un poco de conocimiento sobre el tema, por ejemplo supe que las rayas y cuadros no se combinan en un mismo conjunto de ropa, y justo ahora volteo a ver a mi amigo y lo visualizo una camisa de botones celeste con unas piñas y por abajo trae un short playero a rayas naranja con azul y verde. Daniela en diferentes ocasiones también lo ayudó a buscar ropa decente cuando íbamos a fiestas importantes, pero ahora tendríamos que arreglárnosla nosotros solos.
Eso sí, Félix era un chico con un alma buena, ayudaba sin que se lo pidieras, siempre preguntando cómo te encuentras, dispuesto a hacer un poco de espacio en su tiempo para ayudarte en cuanto se lo pedías. Era el tipo de amigo que no te defraudaría porque él si conocía el verdadero valor de la amistad. Era hijo único y por ende sin nosotros su infancia habría sido muy solitaria, nos conocíamos de toda la vida.
—Dice papá que me lleves a casa —Natalie apareció de la nada. Era mi hermana menor.
—¿Tu qué haces aquí?
—Vine con Nataniel, pero él ya se fue.
—No puedo, vete tú sola.
—No lo digo yo, lo dice papá —Dijo en tono más alto.
—Dile a papá que no vine en el coche, así que ve y toma el subterráneo o un taxi tú sola —Di una sonrisa fingida.
—No tomaré el subterráneo.
—Entonces aquí te vas a quedar —Dije yéndome de ahí.
Comenzó a gritarme un tanto de cosas. Natalie me sacaba de quicio, era mi hermanita, pero me fastidiaba su actitud de diva. Ella y Nataniel eran mellizos, ambos cumplieron 16 años el año pasado y mi padre les regaló un coche a cada uno, pero claro que ella jamás iba a manejar, tomar el bus o el tren. Tenía el complejo de diva, nadie era lo suficientemente bueno para ella. A todos en la familia nos llenaba el hígado de piedritas, pero era familia y no podíamos hacer más. Mil veces les pedí a mis padres que la bajaran de la nube cuando era mas chica y aún estaban a tiempo, pero ahora ya era tarde ya se sentía tocada por Dios y pocos eran los que la aguantaban.
Mi hermano por otro lado era lo contrario, era un tipo igual que yo pero unos años más joven. Desde pequeños gozamos de privilegios hasta que pasamos por un momento de crisis, ambos entendimos que papá iba mal en el trabajo, y nos adaptamos a los cambios, pero Natalie jamás lo hizo. Ahora que todo volvió a ser como antes todo se le subió de nuevo a la cabeza, pero ahora en 200%.
Las luces se apagaron, me acerqué a la zona de filmación.
—Acción — Todos estamos espectando a los actores. Me crucé de brazos mientras hacían una escena de acción. Era impresionante todo lo que había detrás de una película, desde la producción, los extras, maquillaje, vestuario. Sin duda mis partes favoritas eran las escenas que se filmaban en la calle.
—¿Cuánto tiempo más estarás viniendo? —Félix se puso a mi lado cuando marcaron el corte.
—Según mis cálculos, un mes más y podré juntar el dinero que le debo a mi papá —De pronto recordé que mi auto estaba hecho añicos y que seguro tendría que pagarlo yo —O tal vez dos o 3 meses —Dije con disgusto.
—No entiendo porque no te gusta esto, es fabuloso, conoces personas famosas, chicas lindas, es todo un arte.
—Lo dices porque tu realmente quieres dedicarte a esto, yo solo estoy aquí para saldar mi deuda y después buscar trabajo en cualquier otra cosa o solo dedicarme a la universidad por algunos meses más.
—Oh rayos —Dijo mi amigo volteando hacia otro lado, me di cuenta que todo lo que le dije le había entrado por un oído y le había salido por el otro, sentí su codo picarme las costillas. Voltee hacia donde él estaba viendo. Vi a una chica alta, pelirroja, cabello largo ondulado. Pantalones ajustados y blusa de botones. Iba caminando hacia mi padre con una bolsa colgando de su brazo y otra en la mano.
—¿Será que es la nueva asistente que contrató tu madre? —Dijo Félix sin quitar los ojos de ella.
—No lo creo.
Ella tendió su mano y mi padre le correspondió, ella parecía agitada y nerviosa.
—Creo que sí, quiero saber quién es.
A lo lejos ambos mirábamos la escena, volteó la mirada y conectamos en un segundo, no era para nada la chica fachosa que había visto hace media hora en el subterráneo.
—Es ella.
—¿Quién? —Félix volteo a verme. —La de la bofetada. —¿Qué? ¿Estás seguro? —Volvió a voltear a verla, ella estaba hablando algo con mi padre. Se veía tan despreocupada, como si golpear a las personas a su paso fuera del diario. —Steven, te buscan afuera —Lorena, la chica de maquillaje se me acercó. —¿Quién? —Dije saliendo de mi trance, no podía asimilar que la chica que estaba viendo ahorita era la misma grosera que me había golpeado sin una razón factible. —Daniela. —Dile que no estoy. —Se ve mal, parece que lleva llorando por días. Negué con la cabeza, esa chica podría ser actriz si bien se lo proponía. —Está bien, gracias —Dije caminando hacia donde se suponía que ella estaba. Salí por la puerta trasera y de pronto el aire fresco de invierno me pegó en el rostro. Ahí estaba ella sentada en una barda. Con lentes oscuros y sus cabello dorado desarreglado, parecía que solo se levantó y se “intentó” agarrar
Eran las 8 de la mañana, las calles estaban cerradas, mientras las cámaras eran acomodadas junto con los micrófonos. Hoy había dormido muy poco, no me sentía cansada pero mi cara decía lo contrario, ni el maquillaje ocultaba las ojeras que se me hacían. Odiaba mi piel, no se me marcaba lo oscuro de las ojeras, pero si se me hinchaban bastante. Los actores esperaban su llamado mientras que otros, tenían unos minutos para comer. Sostenía la tableta en mis manos y estaba de un lado a otro junto con Albert.—Vaya, hasta que llegas temprano —Albert le dijo a Steven.—Si bueno, hoy nadie me golpeó en el subterráneo haciendo que quedara atrapado adentro y me tuviera que ir hasta la siguiente estación —Dijo sin quitarme la vista de encima.Sentí como mis músculos se tensaron, temía que hiciera algo como venganza y terminaran por despedirme.
Katherine—Mi papá quiere un café, cappuccino con doble crema y mucha espuma, no te tardes demasiado —Escuché esa vocecita detrás de mí.—Buenos días —Dije viendo hacia la Tableta—Ah, saludas.—Me voltee para verlo —Tengo educación —Dije con una sonrisa muy amplia pero fingida.—Con doble crema —Dijo antes de irse.Suspiré, estaba desvelada. No dormí como hubiese querido. No me dio tiempo de arreglarme así que solo me hice una coleta alta, enchiné mis pestañas y puse un poco de rímel, pinté mis labios con un poco de labial rojo para que desviara la mirada y no recayera la atención en mis muy notables ojerasSi bien nos iba, hoy solo trabajaríamos 5 horas. Así que dentro de mí había una voz que me decía. “vamos,
Katherine Colgué el teléfono, había llamado para mover algunas citas que tenía Albert el día de hoy. Él tendría el día libre lo que haría que yo también lo tuviera. Ya tenía 3 semanas trabajando aquí. Puedo decir que lo más pesado aún no ha comenzado pues en unos días comenzarían las grabaciones de la serie nueva que va a producir. Nos moveríamos de locación y eso me ponía algo nerviosa, sentía que aún no me acoplaba muy bien del todo. —Un cappuccino con doble crema para mi papá —Steven apareció de pronto burlándose. —A mí no me la vuelves hacer —Lo apunté con el dedo índice, él por el contrario comenzó a burlarse de mí. —Oye el otro día me dejaste pensando. —¿Ah sí? ¿Y esa habilidad esta recién desarrollada? —Ignoraré tus palabras que están de más. Pensé sobre lo que me dijiste de la antigua asistente de papá. Yo no tuve que ver con que la corrieran. Yo solo me encogí de hombros mientras tecleaba en el celular
—¿Tu hijo? —El rostro le cambió —Pero toda la noche llamaba mamá y papá a tus padres. Le sonreí —Así les dice porque escucha que así les digo yo. —Vamos Steven, tenemos que volver —Dice Albert desde la camioneta. —Tengo que irme, gracias —Dijo dándome una pequeña sonrisa. Asentí y cerré la puerta en cuanto él se dio la vuelta. —Katherine, Trey quiere que tú seas quien le lea su cuento el día de hoy —Dijo mi madre asomándose por las escaleras. —En seguida voy —Me quité los zapatos y me los cambié por las pantuflas. Fui hacia el cuarto color azul con rojo que había pintado yo misma hace años. —¿Qué cuento quieres hoy Trey? —¿Quiénes eran los señores de hoy mami? —Eran mi jefe y su hijo —Dije sentándome a su lado mientras comenzaba a acariciarle el cabello. Lo vi en su pequeña pijama color amarilla que le había comprado recién y a él le había encantado. *** Estos últimos días a pesar de que n
Negué con la cabeza, la preocupación que sentí en el momento me desbalanceó completamente. Una presión me dio en el pecho. Volteé con Steven y supuse que mi cara decía todo. —¿Qué sucede? —Dijo bajándose de la barda. —Tengo que ir al hospital, Trey estuvo convulsionando —Dije caminando deprisa hacia el auto. —Espera yo te acompaño. —No, estoy bien. Perdón por no poderte irte a dejar —Dije entrando al auto. —Yo iré contigo, mira cómo te pusiste, no está bien que manejes —Me tendió la mano para que le diera las llaves, lo pensé un segundo y se las dí, mi cabeza comenzó a dar vueltas. Mi niño estaba mal y yo no estaba para él. Durante el camino me la pasé callada, solo le indicaba cómo llegar, cuando por fin llegamos corrí hacia pediatría. —¿Cómo está? —Pregunté a mi papá apenas lo vi. —Necesitan tu firma para autorizar el suministro de fármacos. Fui hasta donde estaba el doctor, firmé dando mi consentimien
Al día siguiente comenzamos a trabajar desde muy temprano, dormí lo suficiente para aguantar la jornada así que no me preocupé. Cada vez que veía como rodaban las escenas sentía la necesidad de sentarme y comer palomitas o algo así. Me emocionaba ver a los actores en escena. —¿Comerás con nosotros Katherine? —Félix preguntó mientras iba a mi lado con un par de micrófonos. —No —Dije de mala gana. —¿Y ahora que tienes? —Pregúntale a tu amiguito —Dije viéndolo de lejos, Steven estaba agachado ajustando unas cosas, él ni enterado que lo estaba fulminando con la mirada. —Achis ¿ahora de que me perdí? —¿Estás lista? —Liana llegó avisando para irnos a comer. —Sí —Le sonreí. —Hola —Félix sonrió ampliamente. —Hey hola…¿Félix cierto? —Sí, soy yo, mucho gusto, no había tenido el honor de presentarme —La saludó de mano, fue ese tipo de saludo nervioso y a la vez que también te arranca el brazo. Quise reírme en el mo
El aire pegaba en mi rostro, íbamos sobre un barco que nos llevaría a una isla, donde según Félix se podría practicar surf e incluso daban clases para principiantes, al parecer la única nueva en esto era yo. Después de un recorrido de aproximadamente 25 minutos llegamos, seguido nos subimos a una camioneta muy parecida a la de los safaris y nos llevaron hasta el lugar junto con un montón de turistas. —¿Oye que te sucede? —Steven llegó a mi lado mientras iba hacia la orilla del mar, las olas eran lo suficientemente altas para aterrar a cualquiera, a lo lejos podía ver a varias personas intentando entrar en ellas pero fracasaban y otras tantas realmente lo hacían bien. —Nada ¿por qué? —No has hablado mucho. —Todo está bien —Le sonreí Pusimos nuestras cosas en una mesa, a lo lejos vi a Félix con Liana haciendo fila para tomar sus respectivas tablas de surf. Steven Me crucé de brazos cuando vi que Ka