Katherine
Colgué el teléfono, había llamado para mover algunas citas que tenía Albert el día de hoy. Él tendría el día libre lo que haría que yo también lo tuviera. Ya tenía 3 semanas trabajando aquí. Puedo decir que lo más pesado aún no ha comenzado pues en unos días comenzarían las grabaciones de la serie nueva que va a producir. Nos moveríamos de locación y eso me ponía algo nerviosa, sentía que aún no me acoplaba muy bien del todo.
—Un cappuccino con doble crema para mi papá —Steven apareció de pronto burlándose.
—A mí no me la vuelves hacer —Lo apunté con el dedo índice, él por el contrario comenzó a burlarse de mí.
—Oye el otro día me dejaste pensando.
—¿Ah sí? ¿Y esa habilidad esta recién desarrollada?
—Ignoraré tus palabras que están de más. Pensé sobre lo que me dijiste de la antigua asistente de papá. Yo no tuve que ver con que la corrieran.
Yo solo me encogí de hombros mientras tecleaba en el celular.
—No me ignores.
—Yo solo digo lo que se rumora y para ser sincera, si lo creo.
—Ella sola se puso borracha, yo no tuve que ver con eso… bueno sí, pero no directamente.
—No tienes que explicármelo.
—Si tengo, no quiero que siempre estés por la vida pensando que quiero sabotearte.
—Y si te digo que ya no lo creo ¿te vas a callar?
—Primero tienes que escucharme.
—Ándale ya habla, pero después de esto mantente a raya.
—Katherine ¿puedes venir un momento? —Albert apareció a unos metros de nosotros. Enseguida fui con él y en medida que íbamos caminando él comenzó a sacarme platica.
—¿Tienes planes para hoy en eso de las 7?
Lo primero que vino a mi mente era que se presentó alguna junta de imprevisto o haríamos algo que me quitaría mis preciadas horas de salir temprano. Adios, adiós dije a mi tarde libre.
—No ¿Por qué?
—Muy bien —Sonrió —Esta noche iré a cenar a tu casa.
Sonreí creyendo que bromeaba, pero él parecía decirlo de manera sincera.
—¿Es enserio?
—Claro, yo siempre me tomo el tiempo de conocer más a fondo a las personas que forman parte de mi equipo de trabajo. Eres nueva aquí y creo que te conozco muy poco. Dices que vives con tus padres ¿cierto?
—Así es —Dije pensando en ¿Qué era lo que iba a hacer ahora? Esto me tomó por sorpresa en todos los sentidos.
—Espero no les moleste mi presencia.
—No para nada, estoy segura de que estarán encantados de conocerlo.
—Bien, entonces ya puedes irte, nos vemos más tarde.
—Sí está bien —dije fingiendo una sonrisa, ¿Qué demonios iba a darle de comer a este hombre? Muy seguramente estaba impuesto a comer los cortes de carne más finos y caros que yo ni siquiera conozco.
***
Mi madre estaba encantada con la idea, pues para ella, mi jefe era el hombre que abriría las puertas de mi futuro. Toda la tarde me la pasé con incertidumbre, no sabíamos que hacer de cenar. Por otro lado, mi padre pidió la salida una hora antes de su trabajo para poder llegar a tiempo a la cena y poder conocerlo.
Al final decidimos hacer un estofado de res, con muchas verduras y algo de ensalada. De la ensalada fue de lo único que me pude hacer cargo.
—Mamá, quiero ver caricaturas —Dijo Trey mientras jalaba la falda de mi mamá mientras ella estaba cocinando.
—Pues enciende el televisor cariño.
—Papá lo descompuso —Dijo mostrando el control que claramente él había descompuesto y no mi padre.
—¿Qué hiciste Trey? —Pregunté en tono amenazante.
—Yo no fui —Dijo sentándose en el piso.
—¿Qué te he dicho sobre las mentiras? —Él solo me miraba con los ojos brillosos. Hacía los pucheros que todo niño de 4 años hacía antes de comenzar a llorar.
—Yo no lo hice.
—Trey ¿Qué hemos hablado sobre las mentiras? —Dije de nuevo mientras meneaba la ensalada.
—Son malas y solo los niños feos las dicen.
—¿Entonces?
—Perdón.
—Es hora de su baño Katherine, yo termino todo esto.
—Está bien —Dije quitándome el mantel.
—Ven vamos a bañarte pequeñuelo —Dije agachándome y cargándolo sobre mi hombro.
—¿Puedo elegir mi ropa?
—Sí, puedes elegir tu ropa.
***
El timbre sonó, me salí de la cocina donde estaba ayudando a mi mamá a terminar de preparar todo. Vi hacia la sala y estaba mi papá jugando en el piso con Trey y los nuevos cochecitos que le había traído.
Abrí la puerta y saludé a Albert, enseguida pasó, sonrió al ver que mi padre se levantaba del piso para saludarlo.
—Perdón, mucho gusto.
—No importa, el gusto es mío.
Seguido salió mi mamá y se saludaron de igual manera. Minutos más tarde estábamos sentados en la mesa
Todos estaban un tanto relajados, excepto yo. Hablaban sobre cosas y rara vez yo intervenía en algo. Los platos estaban servidos. Preparaba a Trey para que también pudiera comer a la altura de la mesa cuando escuché que sonó de nuevo el timbre.
—¿Invitaste a alguien más? —Me preguntó mi madre.
—Debe ser algún vendedor —Fui hacia la puerta y la abrí.
—Hola —Steven estaba sonriente parado del otro lado de la puerta.
Abrí los ojos de par en par —¿Qué haces aquí?
—Vine a cenar, mi papá ya está aquí ¿cierto?
—Sí
—Pues mucho mejor —Dijo entrando a la casa.
—Buenas noches —dijo saludando mientras levantaba la mano. Albert parecía tan sorprendido como yo.
Mis padres pusieron una cara extraña y fue cuando Steven se dio cuenta que no se había presentado.
—Soy Steven, el hijo de Albert, mucho gusto —Dijo dirigiéndose hacia mi padre, al cual saludó como si se conocieran de toda la vida con un abrazo, y a mi madre de igual manera.
Parecía que Albert se lo quería comer con los ojos de la misma manera que yo.
—Perdón —Albert se disculpó —No sé qué hace aquí, le dije que no podía venir, que era de mala educación llegar a comer a un lugar cuando no se está contemplado —Repitió esas últimas palabras en un tono que solo Steven y yo sabíamos que significaba. Pues ese tono lo usaba siempre en el trabajo.
—Oh, no hay problema —Mi madre sonrió cálidamente —Hice suficiente para todos —Su expresión natural siempre era así, era una mujer de corazón enorme y como siempre decía “Un vaso de agua y un plato de comida no se le niega a nadie”. En ese momento me di cuenta de cuan afortunada era de tenerla a ella y a mi padre. Ambos sonrieron hacia Steven, a ambos se les marcaban las arrugas alrededor de sus ojos cada vez que sonreían y me daba cuenta de lo rápido que pasaba el tiempo. Mis padres me tuvieron a la edad de 38 y 40 años, entonces hoy a mi edad de 18 ellos ya eran un poco mayores.
—Excelente, porque vengo hambriento —Steven se frotó ambas manos mientras se sentaba en una silla frente a mí y a lado de su padre. Mi madre se levantó y en seguida entró con un plato para él.
Conforme los minutos pasaban mi madre se maravillaba más y más en cuanto al trabajo de Albert. Mi papá agarraba más sintonía con el cuándo hablaban de otro tipo de cosas que no fueran sobre trabajo. Yo solo me dediqué a comer y a ayudar a que Trey comiera sin que derramara el vaso como lo había estado haciendo muy seguido los últimos días.
—Ha quedado delicioso ¿usted lo hizo todo? —Preguntó a mi madre. Steven dejó el plato frente a él casi reluciente.
—De una vez comete el plato también —Susurré por lo bajo, él hizo una seña con la mano que solía hacer siempre que intentaba ignorarme.
—Puedes agarrar más, la verdad quedó mucho.
—¿Si puedo? —Dijo casi poniéndose de pie, en un abrir y cerrar de ojos Steven ya había ido y venido de la cocina. Albert solo le tiraba la mirada amenazadora, no le parecía la actitud de Steven.
—Respecto a quien lo hizo —Continuó mi madre —Katherine me ayudó con la ensalada.
—Ahora que lo menciona —Dice él con un tenedor en la mano y un poco de ensalada sobre este —La ensalada está un poco salada.
Achiné los ojos y apreté los labios, debajo de la mesa tiré una patada asegurándome darle bien en la espinilla.
Mi madre hizo una expresión extraña —Pero si la ensalada no lleva sal —me miró de pronto y me susurró —¿Le pusiste sal?
—No le haga caso —intervino Albert —Todo está a pedir de boca.
—Gracias —mi madre se levantó —Iré por el postre está en el refrigerador.
—¿Podré comer postre mamá? —Trey se fue detrás de mi madre.
—Si no mal recuerdo, Katherine dice que usted es un amante del beisbol— Dijo Albert a mi papá.
Ellos comenzaron a hablar y yo fui a ayudar a mi mamá con el postre. Cuando volvimos Steven ya estaba bien integrado en la plática.
—Claro, estoy seguro de poder conseguirlos.
—¿De qué hablan? —Preguntó mi mamá mientras ponía los platos.
—El joven dice que puede conseguirme boletos para la final que se viene en dos semanas —Los ojos de mi padre brillaban.
—Pero si se agotaron hace días —Dije recordando que mi padre estuvo muy atento para el inicio de la venta de los boletos, pero aun así se vendieron en menos de 15 minutos y no pudo conseguirlos.
Los minutos pasaron y después de una plática muy amena Albert decidió que ya era hora de irse, y ya hacía falta. La presencia de mi jefe no me molestaba, pero a Steven no lo toleraba.
—Muy delicioso todo, y fue muy agradable poder conocer más de tu familia Katherine —Albert se estaba ya despidiendo en la puerta de la casa —Y de nuevo, una disculpa por qué Steven se haya aparecido así de la nada —Esto último se lo dijo a mis padres quienes estaban detrás de mí.
—Sin ningún problema, será grato volver a verlos por aquí —Dijo mi madre. Yo sonreí y asentí.
Trey se puso por mis piernas levantando los brazos para que lo cargara. Era un niño grande de edad, pero pequeño de estatura.
Me agaché un momento para decirle que en un segundo iba con él, solo que esperara a que las visitas terminaran de despedirse.
Steven lo vio por un segundo, parecía darle ternura.
—El mini Félix es adorable —Pasó su mano por el cabello de Trey despeinándolo —Le di una mala mirada a Steven, sabía porque lo decía. Anteriormente había escuchado la burla que le hacían a Félix por su forma tan extravagante de vestir. Y ahora había dejado que Trey se vistiera con lo que quisiera, a lo que él eligió un short color beige con una playera de flash, pero con la capa de superman y claro sus tenis rojos de rayo mc queen.
Trey le respondió con una sonrisa mientras se escondía detrás de mis piernas.
—No le digas así —Le dije mientras su padre se iba hacia su auto y mi madre cargaba a Trey y se lo llevaba para dormirlo.
—Bueno, bueno tu hermanito parece un buen tipo —Fruncí el señor y me le quedé mirando por unos segundos —¿Qué? ¿Qué dije? —Preguntó sonriente.
—Trey no es mi hermanito, es mi hijo.
—¿Tu hijo? —El rostro le cambió —Pero toda la noche llamaba mamá y papá a tus padres. Le sonreí —Así les dice porque escucha que así les digo yo. —Vamos Steven, tenemos que volver —Dice Albert desde la camioneta. —Tengo que irme, gracias —Dijo dándome una pequeña sonrisa. Asentí y cerré la puerta en cuanto él se dio la vuelta. —Katherine, Trey quiere que tú seas quien le lea su cuento el día de hoy —Dijo mi madre asomándose por las escaleras. —En seguida voy —Me quité los zapatos y me los cambié por las pantuflas. Fui hacia el cuarto color azul con rojo que había pintado yo misma hace años. —¿Qué cuento quieres hoy Trey? —¿Quiénes eran los señores de hoy mami? —Eran mi jefe y su hijo —Dije sentándome a su lado mientras comenzaba a acariciarle el cabello. Lo vi en su pequeña pijama color amarilla que le había comprado recién y a él le había encantado. *** Estos últimos días a pesar de que n
Negué con la cabeza, la preocupación que sentí en el momento me desbalanceó completamente. Una presión me dio en el pecho. Volteé con Steven y supuse que mi cara decía todo. —¿Qué sucede? —Dijo bajándose de la barda. —Tengo que ir al hospital, Trey estuvo convulsionando —Dije caminando deprisa hacia el auto. —Espera yo te acompaño. —No, estoy bien. Perdón por no poderte irte a dejar —Dije entrando al auto. —Yo iré contigo, mira cómo te pusiste, no está bien que manejes —Me tendió la mano para que le diera las llaves, lo pensé un segundo y se las dí, mi cabeza comenzó a dar vueltas. Mi niño estaba mal y yo no estaba para él. Durante el camino me la pasé callada, solo le indicaba cómo llegar, cuando por fin llegamos corrí hacia pediatría. —¿Cómo está? —Pregunté a mi papá apenas lo vi. —Necesitan tu firma para autorizar el suministro de fármacos. Fui hasta donde estaba el doctor, firmé dando mi consentimien
Al día siguiente comenzamos a trabajar desde muy temprano, dormí lo suficiente para aguantar la jornada así que no me preocupé. Cada vez que veía como rodaban las escenas sentía la necesidad de sentarme y comer palomitas o algo así. Me emocionaba ver a los actores en escena. —¿Comerás con nosotros Katherine? —Félix preguntó mientras iba a mi lado con un par de micrófonos. —No —Dije de mala gana. —¿Y ahora que tienes? —Pregúntale a tu amiguito —Dije viéndolo de lejos, Steven estaba agachado ajustando unas cosas, él ni enterado que lo estaba fulminando con la mirada. —Achis ¿ahora de que me perdí? —¿Estás lista? —Liana llegó avisando para irnos a comer. —Sí —Le sonreí. —Hola —Félix sonrió ampliamente. —Hey hola…¿Félix cierto? —Sí, soy yo, mucho gusto, no había tenido el honor de presentarme —La saludó de mano, fue ese tipo de saludo nervioso y a la vez que también te arranca el brazo. Quise reírme en el mo
El aire pegaba en mi rostro, íbamos sobre un barco que nos llevaría a una isla, donde según Félix se podría practicar surf e incluso daban clases para principiantes, al parecer la única nueva en esto era yo. Después de un recorrido de aproximadamente 25 minutos llegamos, seguido nos subimos a una camioneta muy parecida a la de los safaris y nos llevaron hasta el lugar junto con un montón de turistas. —¿Oye que te sucede? —Steven llegó a mi lado mientras iba hacia la orilla del mar, las olas eran lo suficientemente altas para aterrar a cualquiera, a lo lejos podía ver a varias personas intentando entrar en ellas pero fracasaban y otras tantas realmente lo hacían bien. —Nada ¿por qué? —No has hablado mucho. —Todo está bien —Le sonreí Pusimos nuestras cosas en una mesa, a lo lejos vi a Félix con Liana haciendo fila para tomar sus respectivas tablas de surf. Steven Me crucé de brazos cuando vi que Ka
KatherineMe vi por última vez en el espejo, traía un vestido color plata con mangas a los hombros, ajustado al cuerpo y me llegaba a media pierna. Opté por unos tacones negros que hicieran juego con la bolsa. El maquillaje no era cargado, pero sí me aseguré de poner bastante rímel y hacerme el delineado de gato bien marcado. Unas ondulaciones en mi cabello para que se viera natural y un labial color entre rojo y marrón que hacía juego con mi cabello.— Que bárbara mujer, eres todo un boom —Liana se levantó de la cama diciéndome que me veía bonita, pero a su lado yo era una zarigüeya. Ella sí que estaba guapísima, todo le quedaba bien por su tipo de cuerpo, si bien se lo propusiera podría ser modelo también. Ella decidió el cabello lacio con un vestido de tirantes descubierto de la espalda, ajustado color rojo con unos
En ese momento no supe que decir, vacilé un poco con sus palabras, quería creer que estaba de broma, pero dentro de mi sabía que no era así, yo no podía decirle lo mismo ya que si en algún momento cuando éramos niños llegó a gustarme, nunca pasó de un enamoramiento de chavales y con el tiempo se me pasó, me sobresaturé con su confesión y me di cuenta que lo que menos quería había sucedido, meter la pata hasta el fondo. Unas ganas inmensas de querer vomitar vinieron a mí, salí corriendo al baño y comencé a vomitar, escuché que detrás de mi me hablaban, sentí que alguien agarraba mi cabello. —Tranquila, estoy aquí —Escuché la voz de Liana. —Ya vámonos — Le dije apenas terminé de vomitar, el piso comenzó a darme vueltas. Ella asintió, se veía que también ya estaba pasadita de copas. Antes de salir volví con Trey. —Ya nos vamos, lo siento. —Me agarró de la mano, supe que sabía que mi disculpa no era por irme, sino por no poder corresponderle de la forma q
—Oye ¿porque no me has hablado en todas estas 2 horas? —Steven se puso a un lado mío mientras esperábamos nuestro turno para subirnos a la banana. —Porque no tengo nada que decirte. —Tenemos que hablar. —Te escucho —Dije quitándome el short y la blusa quedándome en traje de baño, los dejé en la arena mientras veía que Liana y Félix hacían lo mismo. —¿Qué fue eso de ayer en la noche? —Refréscame la memoria. —Ahora no me digas que estabas borracha y no te acuerdas. —Claro que no, si lo recuerdo. —¿Y entonces? —Roncas demasiado, necesitas consultar, eso ya no es normal. —Te digo enserio… Además ¿qué te pasa? yo no ronco. Reí por un momento —Pues no se Steven, ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué tú también me gustas? Pues sí, podrías gustarle a cualquier chica y eso no significa nada —Intenté escucharme de la manera más discreta posible, sabía que Félix y Liana estaban en todo menos en misa. —Adel
Steven —Les separaremos el lugar —Dije mientras Katherine y Liana terminaban de guardar sus cosas en las maletas. Félix y yo ya íbamos rumbo al autobús, salíamos en una hora y casi todos ya estábamos listos. —¿Y qué tal tu noche con Liana? —Divertida… no sé qué hacer hombre, no sé si yo no soy lo suficientemente claro o ella simplemente ignora mis indirectas. —Creo que eres lo suficientemente claro, al menos Kath y yo nos hemos dado cuenta de tu poca sutileza. El resopló y subimos las maletas a la parte de abajo del camión. Pasaron los minutos y Liana subió al bus. —Te he guardado asiento Liana —Dijo Thomas, uno de los actores principales que hacía la serie con ella. Félix arrugó la frente —Gracias, pero ya he quedado de irme con Félix —Ella le sonrió y Thomas solo volteo hacia nosotros. Katherine subió seguido de ella y me di cuenta que para desplazarse se agarraba de los asientos y daba pequeñ