Epílogo

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Tomás y Fabricio estaban en una tienda de artículos para bebés, rodeados de estanterías llenas de peluches, ropita diminuta y juguetes de colores pastel.

—¿Qué tal un peluche? —sugirió Fabricio, sosteniendo un osito marrón con un moño azul en el cuello.

—No, no —Tomás negó con la cabeza de inmediato—. Leí que esa tela puede causar alergias en los recién nacidos y, además, los peluches son un depósito de gérmenes.

Fabricio suspiró y dejó el peluche en su sitio.

—Está bien, señor "todo lo sé sobre bebés" —bufó con diversión—. Entonces, ¿qué tal si mejor compramos ropa?

Tomás cruzó los brazos, pensativo.

—No es mala idea, pero hay que asegurarnos de que sea de algodón orgánico. No queremos que la piel del bebé tenga reacciones alérgicas.

Fabricio se quedó en silencio un momento, mirándolo fijamente.

—Tomas… ¿estás nervioso?

—¿Qué? No.

—Llevamos dos horas aquí, y a todo le encuentras un "pero".

Tomás desvió la mirada, incómodo.

—Solo quiero que sea un buen regalo. No quiero llevar cua
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