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POV Julieta Los murmullos en la oficina empezaron a crecer en toda la oficina, sus compañeros de trabajo eran bastantes chismosos y amaban regarlo en los demás pisos de la compañía. —Pensé que salía con Julieta, juraba que era su amante —dijo un hombre al que la misma Julieta había rechazado con educación en varias ocasiones. —Liliane es más bonita, mírala —dijo alguien más— toda la clase y la belleza que tiene la chica, no como ella que se cree la gran cosa. —Liliane siempre ha hecho gran pareja con el señor Maximiliano, no sé porque no se casaron hace cinco años —dijo una mujer cerca de Julieta. La madre de Max la favorecía frente a su hijo y de mí misma siempre que podía, para que él no se olvide de ella. No sé por qué Max no admite que tenemos una relación, así su madre lo dejaría en paz, sería lo más fácil. —Lamento tener que decepcionarlas —dijo Max Hawks sin pizca de arrepentimiento en su voz o su rostro—. Tengo una videoconferencia… —En cinco minutos con la gente de Shanghái —respondí yo, salvándolo y al mismo tiempo hablando con la verdad. Hawks Holdings tenía un gran prestigio en el país y el señor Hawks estaba tratando de abrir sus horizontes y agrandar el nombre de la empresa al mundo. —Exactamente —me respondió Maximiliano con una mirada fría a su madre y a Lily. Corrían rumores en la empresa que Liliane y él estaban emparejados hace muchos años, pero él nunca habla sobre ese tiempo por más que lo intenté y ahora con su retorno me temo que puede ser cierto. —¡No puedes hacernos esto! —exageró su hermana Michelle como una niña— queríamos darte la sorpresa, hermanito. La cosa es que te dejes sorprender, Max —cruza los brazos bajo su pecho. Lily fue la única que se quedó callada, mirándolo de manera inocente, pero algo en la mirada de esa mujer no me gustaba, tanto que me daba escalofríos. —Esto es lo que compra esos lindos bolsos que cargas en tu mano, hermana —dijo mi jefe con burla levantando la ceja derecha en desafío—. Así que yo diría que sí puedo hacerlo. —Ya dejen de pelear, que dirán Liliane y los empleados de mis hijos —intervino la madre—. Nuestro Max tiene razón, él debe trabajar. Entonces te esperamos para cenar en casa, querido. Su madre no estaba haciendo una invitación, era una orden. Y como ya se estaba escapando del almuerzo no le quedaba más opción. —Les dije que sería mala idea, no quise molestarte en tus horas de trabajo —habla Liliane por primera vez viéndose tan frágil, que el semblante de Maximiliano cambió y el miedo corrió por mi espina dorsal— Max es un hombre importante y ocupado, si él está desocupado podemos vernos en la cena. —Bien, mamá —suspiró el señor Hawks sin miramientos, parece que quiere terminar con esto de una vez—. Le diré a Julieta que me lo recuerde luego de mi junta —le dio un corto vistazo a Liliane y comenzó a caminar hacia su despacho. A julieta no le gustó ni un poco que él tuviera que verse con esa tal Liliane luego esta extraña reunión. —¿Cuándo te vas a deshacer de esa niña tonta? Te he dicho que no sirve para nada—preguntó la señora, viendo en mi dirección y arrugando la nariz como si oliera mal—. Es demasiado inútil para ti, cariño, necesitas una asistente más a tu altura —eso detuvo a Max de su camino hasta su despacho, tragué grueso y me atreví a mirarlo a los ojos glaciares. Eso no era cierto, pero Maximiliano jamás la corrigió o me defendió, a veces soñaba con callarle la bosa a esa mujer, pero luego recordaba los fríos ojos oscuros de Max y se le quitaban las ganas. «¡Porque no le importas!» me dice mi mente cruelmente. Desecho la idea y bajé aún más la cabeza, queriendo desaparecer, mi cabello azabache tapando mi rostro para que no viera las lágrimas que se acumulaban en mis ojos. —Ese es mi problema, madre. Debo irme —dijo el señor Hawks sin volver a mirar a su madre ni esperar respuesta— nos vemos en casa. Parpadeé rápido queriendo —Me voy a deshacer de ti —dijo en mi oído la señora Brigitte cuando pasé a su lado para seguir a mi jefe—. Voy a hacer todo lo que esté en mis manos para alejarte de mi hijo. A mí no me engañas, mosquita muerta. No dije nada, ¿para qué? Nunca funcionaba. Al principio quise hacerle cara y defenderme, pero pronto entendí que Maximiliano Hawks nunca me iba a defender de su familia ni de sus amigos. Era algo un poco triste de admitir, pero era la verdad. A final de cuentas, yo solo soy la asistente y la amante secreta. —Tráeme los documentos para esta vídeo conferencia que empieza dentro de poco —exige un tono molesto. Como no me moví tan rápido para su gusto, repitió la pregunta de malos modos— ¿Acaso no escuchaste? Que me busques los documentos que necesito. No vayas a arruinar esto, Julieta. La empresa necesita está colaboración con la gente de Shanghái. —¿Liliane Williams y tú fueron… novios? —me armé de valor para preguntar eso— ¿La quieres? —Sí lo fuimos o no, no es tu problema, Julieta —me responde de manera fría que golpeaba mi magullado corazón— tu único trabajo aquí es ser mi asistente y satisfacerme en la cama y nada más. En eso habíamos quedado en el contrato. Las preguntas están demás. —Yo… —abrí la boca un par de veces como cuando un pez está fuera del agua, luego preferí callar, no había más que decir, él ya lo había dejado claro. Me apresuré a hacer lo que me encomendó sin decir lo que tenía atascado dentro de mi ser, ya faltaba un par de minutos para la junta y los papeles necesarios estaban en el archivero al lado de mi escritorio, por suerte allí seguían y se los llevé en completo silencio con lágrimas en mis ojos que parpadeaba rápidamente para hacerlas desaparecer. Empezamos con la videoconferencia que tenía el señor Hawks justo a tiempo. En cuanto entramos a la oficina, me quedé detrás de él de pie durante tres horas, mientras él, sentado en su gran escritorio, manejaba su imperio. Yo solo debía pasarle café o agua y hablar con ellos si el señor Hawks necesitaba ir al baño, pero poco más, sin importar que tuviera ideas innovadoras no podía hacer nada más porque no era mi trabajo. Hace tres años lo intenté y solo recibí negativas de su parte. —Solo eres mi asistente y limítate a eso, Julieta Persson, a asistirme —me dijo la última vez que lo intenté y el dolor se reflejó en mis ojos y él solo resopló como si fuera un pecado demostrar que tenía sentimientos. Luego me empotró contra pared y me castigó como solo él sabía hacer y a lo que mi cuerpo no sabía negarse, así que solo me sometí.3POV JulietaMe tuve que quedar hoy viernes hasta tarde para hacer unos pendientes que se retrasaron por nuestra escapada al hotel y la videoconferencia de Shanghái, él se había ido hace mucho rato.Eran las nueve de la noche cuando salí de la oficina y estaba totalmente solitario y oscuro, los demás se habían ido y me fui caminando sola hasta llegar a la estación del metro, que quedaba al menos unas ocho cuadras de Hawks Holdings. Sin embargo, era mi rutina diaria y mi único ejercicio, no importaba qué tan tarde saliera me gustaba tomar transporte público me hacía sentir menos sola.Cuando llegué a mi casa sintiendo mi alma apesumbrada, sola, vi a mi alrededor. Solo tenía alumbrada la cocina; todo lo demás estaba a oscuras. Nadie me esperaba, nadie me abrazaba. Tenía al menos cinco años sin ver a mi familia simplemente porque no quería regresar.—Que sola me veo en el futuro —solo el eco era mi compañía. Ni siquiera me atrevía a tener una mascota porque a Max no le gustaba el p
4 POV Julieta Así que, como dijo Michelle Hawks, pues simplemente me quedé y la vi alejarse para mezclarse con los invitados que de vez en cuando me lanzaban miradas furtivas preguntándose quien era yo. Así era yo, tenía poca fuerza de voluntad cuando de la familia Hawks se trataba. —¿Qué haces aquí todavía? —pregunta la señora Brigitte en cuanto me ve con desprecio. —Su hija me dijo que podía quedarme —le respondí sinceramente, sin verla a los ojos porque no le gustaba— así que eso hice. Ni siquiera tomé una copa de champán porque sabía que eso los enfurecería, la simple asistente no podía tomarse su costoso champán. —Ay, qué raro, Michelle haciendo caridad —dijo, mirándome como si fuera la cosa más asquerosa que había salido de la alcantarilla. Me tragué el cúmulo de emociones que tenía en la garganta y seguí parada en una esquina cuando la mamá de Max se fue al ver que no me inmutaba con sus palabras crueles. Solo unos minutos más y me voy, quiero cumplir e irme de es
5 Narrador omnipresenteJulieta trata de ignorarla, pero el ruido de desaprobación de su garganta le hizo contestar.—Que tenga buenas noches, señora Brigitte —habla de manera temblorosa, las primeras lágrimas cayendo por mis mejillas, gracias a Dios le daba la espalda.—Espero que esto te haga razonar y que te largues de una vez por todas de la vida de mi hijo, a mí no me engañas, sé cómo lo vez. Conozco a las de tu clase —me recrimina con desdén—. No perteneces a este lugar. No perteneces a Hawks Holding como tú piensas que lo haces. No seas ilusa, niña. No le llegas ni siquiera al cemento por el que pisa mi hijo.No tiene ni jodida idea de quien soy en verdad, pero está aquí como siempre para pisotearme.—Se equivoca —levanté el mentón con valentía por primera vez en tres años, sin importar mi deplorable estado—. Es su hijo el que no me llega a mí ni a los tacones. Buenas noches, Brigitte Hawks —y con eso me fui.La escuché gritar obscenidades a lo lejos, pero no me importó. S
6. Omnipresente—Bueno, cari, lo primero es lo primero, y lo primero es que comas. Luego te des un baño con agua fría para bajar esa inflamación de los ojos. Y como sabía que la cosa podía ser grave, te traje tres vestidos espectaculares para que uses hoy.Normalmente Julieta no usaba vestidos, sino faldas de tubo o pantalones y camisas de seda con una chaqueta. Le parecía más profesional para cualquier evento. Julieta no quería llamar la atención de personas indeseadas ni mucho menos que pensaran que ella solo quería coquetear con los hombres de la oficina como hacían otras mujeres. Ella solo quería trabajar y estar cerca de Max.—No sé si un vestido me arregle mi ánimo —hizo una mueca dudosa.—Cari, eso es porque no has usado mis vestidos en cuatro años. Es demasiado tiempo, cariño —suspiró dramáticamente su mejor amigo —tienes que volver a casa regia y empoderada.No me sentía así, pero tal vez sea bueno fingirlo.—Si me llama, hablaré con él hoy y, si todo fue un malentendid
7Ella se gira rápidamente para verlo con el dolor reflejado en su rostro, en cierto modo era cierto. Ella se alejó de todo y de todos por él y él se lo pagaba casándose con otra mujer, pero eso solamente era su culpa, ella se provocó esto así misma al quererlo de esa manera tan entregada.—Solía tenerlos —dijo lentamente mirando de nuevo por la ventana— es un error que no volveré a cometer.—¿Qué quieres decir con eso? —Max pregunta un poco nervioso.Ella no es así… ¿Tanto le molestó el tonto compromiso?El silencio fue la única respuesta que recibió de parte de ella, solo se quedó viendo el paisaje, ya no iba a insistir en donde claramente no la aprecian. Un regalo no cambiará eso.Luego de varias horas de camino llegaron al pintoresco de Maryland, ella veía todo con ojos soñadores y sus hombros se relajaron al ver a las personas caminar tranquilamente por sus calles, era más tranquilo que la frenética ciudad de Nueva York.Por fin Max había visto un cambio positivo en ella y logró c
8—Tú la pasas bien —le recrimina ella con desdén— te dije que quería casarme, tener hijos. Me dijiste que sí, que te diera tiempo y lo hice; te di 3 años de mi tiempo. Ahora te casaras, pero no conmigo, Maximiliano Hawks, y eso está bien —se encogió de hombros. Por eso me voy.Él la mira sorprendido, nunca le había dicho su nombre completo de esa manera tan dura y desprovista de emociones.—No soy el único que se la pasa bien aquí, ahora no me salgas con que abuso de ti. Estabas muy de acuerdo con este trato cuando lo propuse —le reprende Maximiliano enojado.—Sí, con la condición de que nuestra relación fuera pública en algún momento —le discute ella sin quedarse callada esta vez— prefieres a otra para ser tu esposa, así que es tiempo de irme.«Ya no bajaría la cabeza ante él nunca más» piensa ella.—Bueno, los planes cambiaron. Debes esperar un poco más, en unos años me divorciaré de ella —le habla como si fuera una niña de cinco años y él el papá que la reprende— Liliane regr
9POV MaxSeguí enojado todo el viaje de regreso a la ciudad y solo porque Julieta estaba malcriada hoy. No era como esperaba pasar el día, cuando llegó a la casa y me encontré con Liliane sentada en la sala hecha una mar de lágrimas y su madre consolándola. Casi puse los ojos en blanco, casi.—Al fin llegas, Max —dijo mi madre con dramatismo incluido, lo que solo me ponía de peor humor.—Sí —me senté en el sofá viendo atentamente a Liliane llorar.¿Esta era la chica que conocí de niño?Debo admitir que hace unos ocho años que no la veo, ha cambiado mucho. Es hermosa, pero todas esas lágrimas solo lo dañan todo.—Debes hablar con ella y aclararle que tú no tienes nada con ninguna mujer —ordena mi madre— en especial con esa secretaria decrepita.—Ya le expliqué lo que pasó por teléfono —respondí sin inmutarme —déjanos a sola, mamá.No estoy acostumbrado a darle explicaciones a nadie y no iba a comenzar ahora. Le mentí y le dije que me había manchado de vino y solo quería darme una duch
10POV Max—¿Capitulaciones? —cuestiona uniendo sus cejas en confusión.—Sí, un acuerdo prenupcial, un contrato antes de casarnos —le explico, como si fuera lerda.—Sé lo que son —murmura y levanta la cabeza para poder mirarme a los ojos con mirada ofendida— no pensé que firmaríamos nada de eso, mi familia es tan acaudalada como la tuya en todo USA.Ella cree que no voy a cuidar el patrimonio de mis abuelos y mis padres… si de verdad pensó eso está loca.—Firmarás esas capitulaciones o no hay boda, Liliane —dije encogiéndose de hombros sin cambiar de decisión— quiero cumplir con mi palabra, ayúdame a hacerlo —suspiré tratando de ser más suave con ella, pero era realmente difícil.No me sale ser una persona sensible y con paciencia cuando claramente carezco de eso.No quería casarme, pero ahora que tengo que hacerlo cuidaré de mi empresa y mi dinero. Era por eso que tenía la misma amante durante tres años, es antihigiénico y molesto tener que buscar mujeres constantemente para s