9POV MaxSeguí enojado todo el viaje de regreso a la ciudad y solo porque Julieta estaba malcriada hoy. No era como esperaba pasar el día, cuando llegó a la casa y me encontré con Liliane sentada en la sala hecha una mar de lágrimas y su madre consolándola. Casi puse los ojos en blanco, casi.—Al fin llegas, Max —dijo mi madre con dramatismo incluido, lo que solo me ponía de peor humor.—Sí —me senté en el sofá viendo atentamente a Liliane llorar.¿Esta era la chica que conocí de niño?Debo admitir que hace unos ocho años que no la veo, ha cambiado mucho. Es hermosa, pero todas esas lágrimas solo lo dañan todo.—Debes hablar con ella y aclararle que tú no tienes nada con ninguna mujer —ordena mi madre— en especial con esa secretaria decrepita.—Ya le expliqué lo que pasó por teléfono —respondí sin inmutarme —déjanos a sola, mamá.No estoy acostumbrado a darle explicaciones a nadie y no iba a comenzar ahora. Le mentí y le dije que me había manchado de vino y solo quería darme una duch
10POV Max—¿Capitulaciones? —cuestiona uniendo sus cejas en confusión.—Sí, un acuerdo prenupcial, un contrato antes de casarnos —le explico, como si fuera lerda.—Sé lo que son —murmura y levanta la cabeza para poder mirarme a los ojos con mirada ofendida— no pensé que firmaríamos nada de eso, mi familia es tan acaudalada como la tuya en todo USA.Ella cree que no voy a cuidar el patrimonio de mis abuelos y mis padres… si de verdad pensó eso está loca.—Firmarás esas capitulaciones o no hay boda, Liliane —dije encogiéndose de hombros sin cambiar de decisión— quiero cumplir con mi palabra, ayúdame a hacerlo —suspiré tratando de ser más suave con ella, pero era realmente difícil.No me sale ser una persona sensible y con paciencia cuando claramente carezco de eso.No quería casarme, pero ahora que tengo que hacerlo cuidaré de mi empresa y mi dinero. Era por eso que tenía la misma amante durante tres años, es antihigiénico y molesto tener que buscar mujeres constantemente para s
11 Omnipresente A la mamá de Max le agradaba Liliane Williams para su hijo, era una mujer con dinero y clase, casi de la misma situación económica que ellos. Era perfecta para que le diera nietos, pero el terco de su hijo se lo ponía muy difícil y era estresante para ella.—Mejor me voy —dijo la dulce voz de Liliane levantándose de la mesa.A Liliane le costaba mantener la compostura y su cara afligida cuando solo quería gritar como una loca y despotricar sobre lo grosero que siempre es el presidente Hawks con ella y lo seco e impersonal que es Maximiliano, pero ella quería formar parte de esta familia. Lo necesitaba y no pensaba darse por vencida tan fácilmente.—Te acompaño a la puerta —contesta Brigitte, levantándose de la mesa y siguiendo a la chica que se veía temblorosa y algo pálida— deberías seguirlo y ver a donde va en verdad —aconseja la futura suegra mirándola a los ojos.—¿Qué cosa dice? —pregunta fingiendo estar asombrada— no creo que sea correcto, señora Brigitte.
12 Julieta desde que llegó al club no había dejado de bailar y beber cócteles juntos con su amigo.Cuando llegó Tomás le presentó a Benjamín Trunks, su socio. Alguien bastante respetuoso, pero mirada triste y tormentosa. Así que Julieta no se acercó demasiado a él, pero si se enfocó en bailar con su amigo.—Tu socio se ve melancólico —dijo ella cuando llevaba dos copas encima y entraba en confianza.—Esta pasando por un momento difícil en su matrimonio. Lo saqué a ver si se divertía —se encoge de hombros Tom.—Espero todo se solucioné —dijo con un puchero.Tomás admiraba eso de su amiga, a pesar de que su vida no era lo mejor ella siempre pensaba en los demás y se entristecía por ellos. La sacó a bailar nuevamente porque ella también tenía que olvidar sus problemas.—Mira cuantos hombres puedes tener a tus pies —dijo Tomás en su oído, como si le estuviera diciendo cosas calientes mientras se restregaba en su cuerpo al ritmo de la canción.Julieta recostó en el hombro de su me
13—Ya estoy perdiendo la cabeza —murmura para sí misma la pelinegra— ¡Chupitos de vodka! —le pide al bartender que hacia cosas fantástico con sus vasos.El chico asintió y luego de servir un par de tragos de manera artística le sirvió una hilera de 8 vasos de vodka puro guiñándole un ojo coqueteando con ella. Julieta se bebió uno de golpe y arrugó la cara, hacía mucho que no bebía porque a Max no le gustaba el olor y ella trataba de complacerlo en todo… y hablando del diablo.Lo vio al otro lado de la barra con un vaso con líquido ambarino en sus manos, me levantó la mano en un falso brindis y yo puse los ojos en blanco y me bebí otro trago más. Pensó que tal vez se iría.—Linda, me dejaste botado en la pista —dijo Tomás poniendo una mano en mi espalda alertando su presencia.Julieta se gira y le sonríe radiantemente tratando de ocultar el malestar de ver a Max al otro lado de la barra sin quitarle la vista de encima, en menos de unos segundos ya estaba rodeado de todo tipo de mu
14—¡Julieta! —exclama sorprendido y hasta un poco enojado.Sacudió sus zapatos para quitar el exceso y la miró preocupado de que estuviera demasiado intoxicada y tal vez deba hacer un viaje a urgencias.—Lo siento —dijo en un murmullo muy bajito y avergonzada.Sus mejillas ya rosadas a causa del alcohol se pusieron más rojas por la vergüenza.—¿Estás mejor? —pregunta Max hundiendo el ceño, Julieta por un momento pensó que estaba preocupado por ella, pero eso era imposible.Julieta sacudió la cabeza despejando las telarañas de su mente, no le dio tiempo de contestar cuando un auto plateado de lujo se estacionó frente a ellos y le tocó la bocina.—Preciosa, vamos —el recién llegado, Tomás vio la que se lío su mejor amiga y casi rompe a reír, pero mantuvo su fachada seria todo el tiempo desafiando a Max de decirle algo.—Tomás… —Julieta suspiró aliviada— sabía que no me ibas a abandonar. Díselo al retrógrada de mi jefe —señala un poco más a la izquierda de donde de verdad está Maximilian
15Julieta se sentía tan mal que terminó vomitando dos veces más en el camino a casa. Tomás, muy amablemente, se detenía a un lado de la carretera mientras ella expulsaba hasta lo último que había en su estómago.—Juro que no voy a beber más —decía entre arcadas.—Eso lo dicen todos los borrachos, y luego, el próximo viernes, están de nuevo de juerga —se burló su mejor amigo.—Se supone que eres mi amigo, pareces más mi enemigo —gimió ella de dolor estomacal de tanto vomitar—. Creo que ya no me agradas.—Mentirosa —se rió Tomás mientras la ayudaba a ponerse en pie y soltaba su cabello—. Nadie te va a cuidar después de una borrachera como yo.—En eso tienes toda la razón, me retracto —dijo, caminando con la ayuda de Tomás hacia el auto, con un poco más de color en sus mejillas.Tomás la ayudó a volver al auto y siguió su trayecto hacia su casa. No quería llevarla hasta la casa de ella porque no sabía si se iba a encontrar con el imbécil de Maximiliano Hawks. Nunca le agradó ese t
16Al día siguiente, la alarma sonó como todos los lunes. Julieta no había sabido nada de Maximiliano Hawks, pero sabía que primero debía presentar su renuncia y esperar al menos 15 días para poder retirarse de su trabajo. Esperaba no encontrar ningún tipo de problema. Se vistió con uno de los vestidos que Tomás le había regalado; era hermoso, de un color verde botella que hacía resaltar sus propios ojos verdes. Decidió hacerse una cola alta con algunos rizos en las puntas; unos mechones sueltos enmarcaban su rostro, realzando su belleza y su esbelto cuello.—Bueno, chica, estás lista —se dijo al espejo, tratando de darse ánimo. Tomó su cartera y se dirigió a la estación para tomar el metro.Llegó temprano, como cada mañana. Preparó el café de su jefe y se sentó a revisar los pendientes, que se suponía no serían muchos. Poco menos de cinco minutos después, llegó Maximiliano, mirando a todos con desdén hasta que su mirada se cruzó con la de Julieta.—Pensé que habías renunciado —dijo s