Lucia es una joven llena de virtudes y dones que la hacen destacar de entre las demás, sin embargo, ella es incapaz de notar el poder de seducción que posee. Nacida en un hogar en el que no hay suficientes recursos y no había una figura paterna más que su abuelo. Debe luchar para convertirse en alguien en la vida. Lamentablemente, sus esfuerzos serán insuficientes cuando su amada abuela enferma de gravedad. En su travesía por obtener éxito unido a su temor por salvar la vida de su abuela, conocerá a dos hombres que le revelarán dos distintas perspectivas del amor, pero sobre todo las consecuencias que ocasionan las decisiones que tomamos.
Leer másLo primero que vio Verónica fue mi rostro cubierto de lágrimas. Sus brazos me sujetaron con fuerza en un abrazo.Al fondo, escuché a la madre de Verónica hablar por teléfono:—Tranquila, Anastasia, ella acaba de llegar y está bien —dijo antes de colgar.Sentí vergüenza de que la señora Mercedes me viera en un estado tan deplorable. Sin decir nada, se dirigió a la cocina y, minutos después, regresó con una taza de té de manzanilla.—Toma, cielo —dijo, extendiéndome la taza—. Y no te disculpes por presentarte así. No eres la primera ni la última que tiene desacuerdos con su madre.Luego miró a Verónica con ternura antes de volver a dirigirse a mí.—Eres bienvenida, Lucía. Aquí siempre habrá un lugar para ti. Quédate el tiempo que necesites. La habitación de mi hijo está disponible.—Gracias —respondí con toda la sinceridad del mundo.Mercedes iba a salir de la cocina, pero antes de cruzar la puerta, se giró hacia mí.—Los hijos pueden llegar a la mayoría de edad, incluso convertirse en
Gabriel se preparaba para practicar su nueva hazaña, una proeza que usaría en la competencia.Se colocó el traje y los guantes, dejando el casco para el final. Antes de ponérselo, revisó minuciosamente los componentes de su bicicleta. Sabía que todo estaba en su sitio, pero nunca estaba de más asegurarse.Quería concentrarse en su gran pasión: los deportes extremos. Sin embargo, su mente divagaba. Se había obligado a elegir entre sus tres pasiones, pero esta vez la que realmente lo hacía sentir vivo era la que más le inquietaba: Lucía.Había elegido los deportes extremos no solo porque eran su carrera, sino porque Lucía no era como las otras chicas con las que había salido y que podía dejar atrás sin esfuerzo. Ella era especial. Lo sorprendía cada día con una sonrisa distinta, con una risa despreocupada o con la manera en que se perdía en sus pensamientos cuando le hablaba.No lograba sacarla de su mente. La noche anterior no había podido dejar de pensar en ella ni en aquel beso robado
—¿Debo sentir miedo? —se preguntó Anastasia Ruiz cuando se detuvo frente a la puerta de la oficina del presidente ejecutivo. Los nervios amenazaban con quebrantar su serenidad.—¿Será un recorte de personal el motivo por el que me llamaron? —las voces en su mente socavaban su entereza. —No, no puede ser eso. A la compañía le va demasiado bien —reflexionó, tratando de calmarse.Las dudas se disiparon cuando escuchó su nombre.—Pase, el señor Duarte de León la espera —le informó la asistente.Anastasia avanzó con cautela dentro de la inmaculada y amplia oficina. Hasta ese momento, solo había estado en ese lugar cuando se requería limpieza y orden. Esta vez era diferente; se sentía extraña.Frente a ella, sentado tras un majestuoso escritorio, estaba el primogénito de Lionel Duarte de León. Los ojos verdes del atractivo hombre se apartaron de la pantalla del ordenador para posarse en ella.—Por favor, tome asiento, señora Ruiz —dijo Noah con amabilidad.Anastasia obedeció, aunque una sen
Uno de los dones con los que había nacido Ofelia Ortega del Pino era el de atraer miradas. No existía persona que no girara a verla en cuanto su presencia se hacía notar. Alta, aproximadamente 1,80 metros de estatura, esbelta y de porte gallardo, dejaba su huella a su paso, impregnando el aire con el exquisito aroma de Shumukh, el perfume más caro del mundo, originario de los Emiratos Árabes.—Pase, por favor, señorita Ortega del Pino. Su acompañante ya la espera en la mesa —dijo el mesero con voz respetuosa, guiándola hasta donde Alexander Duarte de León degustaba una copa de vino tinto.—Hermosa, espectacular y despampanante —susurró el hombre, sin poder evitar su admiración al verla.Ofelia tomó asiento junto a su excuñado en una mesa para dos, ubicada junto a la ventana del elegante restaurante. El camarero le entregó un sobre con tarjetas, inclinándose ligeramente al hablar.—Aquí tiene, señorita.—Por favor, tráigame una copa del mismo vino que toma el señor —pidió ella, sin apar
Aquella tierna y genuina sonrisa que me dedicaba ese hombre me partió en dos.—Si sigues mirándome así, terminarás con mi estabilidad emocional —murmuré.—Tú me volaste la cabeza con solo mirarte —sus palabras desarmaban las mías con una fuerza implacable.—No quiero que te hagas falsas expectativas conmigo… No te lo niego, eres un hombre muy atractivo, cualquiera mataría por estar a tu lado… Tus ojos son imanes, así que solo… —Gabriel no me dejó terminar la oración.—Cualquiera menos tú… Eso no me sirve. No busco aventuras, y es obvio que frente a mí está lo que quiero. Amor eterno, Lucía. Triste, fuerte y hermosa… —Gabriel imprimía un dolor profundo en cada palabra, y yo debía traerlo de vuelta a la realidad.—No puedes ofrecer lo eterno cuando solo somos simples mortales.—Tienes que aprender a ver más allá de las limitaciones de tus ojos. Este cuerpo es nada más un recipiente. Creemos que el físico es lo que nos conecta con alguien, pero no es así; es el brillo del alma el que ilu
Noah no encendió el coche hasta asegurarse de que yo hubiera abierto la puerta de mi casa. Apenas puse un pie dentro, él arrancó con la firme promesa de que nuestra conversación aún no había terminado.Estaba a punto de cerrar cuando, de repente, Javier apareció como un fantasma, sobresaltándome. Agradecí que el susto se desvaneciera rápido y, sobre todo, que él estuviera ahí; su presencia evitaría que mi madre hiciera preguntas. Últimamente odiaba tener que dar explicaciones. Quizás debía aceptar que la idea de Verónica de alquilar un departamento era cada vez más tentadora.—Estábamos preocupados por ti —dijo Javier, acercándose. Abrí los labios para responder, pero en ese instante Gabriel emergió de las sombras.Sus ojos ansiosos se clavaron en los míos, esperando algo, un desafío quizás. Sentí el peso de su decepción, pero también su alivio de verme sana y salva.—¿Qué hacen ahí afuera? ¡Ya es tarde, pasen! —intervino mi madre al notar nuestra presencia.—Tía, vinimos a traer a Lu
“El amor a primera vista no existe”, dictamina la ciencia médica. Una fantasía romántica, dicen, un anhelo idealizado que todos desean vivir. Dos desconocidos se cruzan por azar, sus miradas se encuentran, una chispa los une en un instante, y de pronto creen haber hallado a su otra mitad. Los estudios lo explican con “el efecto halo”, un sesgo cognitivo que distorsiona nuestra percepción, haciéndonos idealizar a alguien por unos cuantos rasgos superficiales.Pero Gabriel mandaba al diablo todas esas teorías. Ningún estudio, por riguroso que fuera, podría definir lo que solo él sabía con certeza absoluta: le bastaron apenas unos microsegundos para enamorarse de Lucía. Y ningún jodido efecto halo lo convencería de lo contrario.Javier, inquieto por el estado de Gabriel, intentó hacerlo entrar en razón. En todos los años de amistad, jamás lo había visto tan perturbado, tan consumido por la ira. Conocer a Lucía había sido para él como un choque electromagnético, una sacudida brutal que lo
Los aplausos desbordantes retumbaban por todos los recovecos del lugar, y mi corazón latía frenético dentro de mi pecho. El cantar ante un público me había permitido eliminar toda la inseguridad y la tristeza de la decepción. Fijé mi vista en la mesa donde estaban mis amigos y mi sangre.En medio de la adrenalina, mis ojos se encontraron con los de Gabriel, que me observaba con la intensidad de un ave de presa. Sus facciones hablaban por sí solas, acortando distancias sin necesidad de palabras. No hizo falta que moviera los labios; yo comprendía perfectamente su lenguaje.“Este camino ha sido siempre nuestro: mío, tuyo, de todos. Ya sea cruel y despiadado o glorioso y resplandeciente, siempre estaré aquí, sosteniéndote y sosteniéndome a mí misma.”No necesitaba preguntarme por qué, justo cuando la tristeza por la condición de mi abuela me ahogaba, el destino me llevó a cruzarme con Noah y Gabriel… a ambos, casi al mismo tiempo.—¡No hace falta decir que la ganadora es la señorita Lucí
Una llama gemela es mucho más que un simple compañero del alma; es el reflejo más puro y profundo de tu ser. A lo largo de la vida, puedes cruzarte con varias almas gemelas, pero solo existe una llama gemela, aquella que encarna la otra mitad de tu esencia.Contrario a lo que muchos imaginan, no siempre está destinada a ser el gran amor de tu vida. Más bien, es un lazo kármico, una conexión que trasciende el tiempo y el espacio para revelar las capas más ocultas de tu psique. Su propósito no es simplemente brindarte felicidad, sino desafiarte, confrontarte y guiarte a través de las experiencias más transformadoras de tu existencia.Aunque la idea de encontrar a tu llama gemela pueda sonar como un cuento de hadas, la realidad es mucho más intensa. No es un paseo sereno bajo el sol, sino una tormenta que sacude tu alma, un fuego que arde para purificarte y llevarte hacia tu evolución más elevada.Las palabras de su madre resonaban en la mente de Gabriel como un eco lejano mientras obser