Capítulo 5.

Cada dispositivo de limpieza ya se encontraba en los dos carritos de servicios. Vi a Raquel limpiarse de la frente, el sudor, a pesar de que el aire estaba encendido, no era suficiente para que nuestras almas no se sintieran exhaustas y deprimidas. El salón era espacioso y no se debía dejar ni un solo tramo sin limpiar.

—Gracias a Dios, terminamos con este espacio… es el lugar más agotador —manifestó Geraldine con un suspiro.

—Vayan a nuestro cubículo a refrescarse, yo debo ver cómo van las otras chicas con lo de los pedidos. ¡Dios has que Jennifer vuelva pronto! —se quejó Matilde.

—¿Quién es Jennifer? —le pregunté a Raquel.

—Se trata de la secretaria del jefe, mejor dicho "Asistente", porque odia que le digan "secretaria". Es una chica estirada que se encarga de hacer todos estos pedidos y es bastante presumida. Ella está de permiso, pero su permiso se ha alargado de dos semanas a un mes. Ah, pero ya veremos cuando vea el nuevo presidente ejecutivo, te aseguro que no va a faltar nunca más.

—¿Lleva poco tiempo aquí? Si trabajó para el dueño, tiene que conocer a sus descendientes —Raquel sonrió.

—Cuando inventaron la palabra "Hermetismo" y su significado, crearon a los Duarte de León. Ella lleva aquí medio año… y no, ella no conoce a Noah Duarte de León, él tenía muchos años fuera del país, y solamente tres semanas en la empresa.

—¡Ya está bueno de darle al chisme y de juzgar la vida ajena! Raquel no es de nuestra incumbencia los motivos que retrasaron a Jennifer Aragón de no haberse incorporado en su trabajo. Y tú Lucía, si se te olvido te recuerdo que el presidente ejecutivo requirió tu presencia inmediata cuando terminaras tu labor aquí. Cariño, el trabajo está hecho y me preguntó: ¿Piensas quedarte parada? —el recordatorio me avergonzó, Matilde era muy directa a la hora de decir las cosas.

—No se me ha olvidado —dije con pena.

—Por lo tanto, no te retrases, que para luego es tarde. Y las demás a trabajar, incluida tú «doña imprudencia» —se refirió Matilde a Raquel.

—Suerte, bebe —dijo Raquel guiñándome un ojo.

Me arreglé la camisa del uniforme y ordené mi cabello con el propósito de no verme tan desagradable, con cada paso que daba, mi corazón se exaltaba. Subí al elevador ahí Jeffry me recibió con cordialidad.

—¡Ey chica sobreviviste! Lo supe desde la primera ocasión en que te vi, te tengo fe.

—Bueno, espero que esa racha de suerte continúe abierta, voy a ver al presidente ejecutivo.

—No llevas ni dos días y ya el jefe te manda a llamar. No nos precipitemos, es un tipo callado y no se ve mala gente, pero ya sabes cómo dice el refrán: "Cuídate del agua mansa que de la brava me cuido yo" —puse los ojos en blanco por el comentario, Jeffry soltó una carcajada.

—¡Es broma mujer! Solamente quería cambiarte ese aspecto de funeral.

—Si esas son tus estrategias para subir el ánimo, no quiero conocer tus tácticas para asustar a una persona —Jeffry volvió a sonreír.

—Princesa llegamos a tu destino. Tu tranquila deja que el hombre hable y actúa como la tonta, ya sabes que crean que siempre tienen la razón. Lo primordial es mantener el quince y último en los bolsillos, si necesitas algo, aquí estaré.

—Muchas gracias, Jeffry, este consejo me resultó más beneficioso —Jeffry me guiño el ojo.

Salí del ascensor y caminé hacia el pasillo que limpié durante el primer día de trabajo. Mi mente estaba muy concentrada en esta tarea y cuando vi el despacho con el reconfortante sofá, las mariposas y los escalofríos atacaron mi pobre autocontrol. —¡Puedes hacerlo! Si se te da bien resolver, analizar y entender las estructuras Matemáticas, esto no tiene por qué ser un reto. Me dije en privado para motivarme. Cuando, en realidad, esto era un nuevo desafío para mí. Noah era una nueva estructura matemática vinculada con estructuras químicas y físicas, lo cual desafiaban mi habilidad analítica… ¡Dios se apiade de mí! ¡Stephen Hawking te rezó!

Estaba casi en la puerta cuando me giré para ver si Noah estaba en su oficina, la cual se encontraba contigua a la sala elegante donde lo vi por primera vez. Me sentí un tanto culpable por estar allí tan temprano y sin tener idea de los motivos. No pude dejar de pensar en mi madre, y analizando mi posible conducta pasada que haya ofendido al presidente ejecutivo hasta el punto de quererme amonestar, a su vez estaba emocionada por verlo, nerviosa por encontrar alguna pista de lo que había ocurrido entre nosotros desde nuestro primer y extraño encuentro, quería saber qué había sentido él.

—¡Deja de imaginarte historias donde no las hay, nada extraordinario sucedió! —dijo iracunda en mi oído bajándome a la realidad.

Cada paso que daba era individual, cada uno de ellos era un paso hacia la estructura donde Noah estaba sentado en una silla reconfortante y elegante, escribiendo algo en el teclado de su iMac.

Noah alzó la mirada, apartando los ojos del monitor al percibir mi presencia, sus ojos verdes me atravesaron como una espada extendiendo el aire de mis pulmones. Un intenso calor recorrió la piel de mi rostro, era señal de que me había sonrojado.

—Señorita Ruiz, por favor pase, cierre la puerta y siéntese —me ordenó. Era la segunda ocasión en la que me veía de frente, mi corazón empezó a acelerarse, tuve la sensación de que mis zapatos no tocaban el suelo y me moriría. Miré el espacio y calmé mi ansiedad. Detrás de su silla había un cuadro enorme, era un señor vestido de una época no actual, bastante atractivo y se parecía mucho a Noah. Recordé lo que me dijo Matilde acerca del motivo por el cual Hilda Duarte de León, de vez en cuando, se dirigía a su sobrino con el nombre Ethan en lugar de Noah. El abuelo y nieto eran el vivo retrato.

—"Inhala y exhala, mujer, o morirás" — repetía una y otra vez mi mente.

Al estar sentada y un poco más tranquila, Noah se dirigió hacia mí.

—Debe estar muy intrigada por solicitarle que viniera a hablar conmigo.

—Lo estoy, señor Duarte de León —mi respuesta le dibujo una sonrisa, algo traviesa en su cara.

—Por favor, señorita, no me diga "Señor", me hace sentir como si fueras un anciano.

—Lo siento, ¿cómo me refiero a usted?

—Por mi nombre, me llamo Noah —. Me encontraba ante un ser humano tan imponente que llenaba de luz el espacio. Me sentí atraída por su singularidad y necesitaba aproximarme más a él. Deseaba estar lo suficientemente cerca para sentir esa luz y compartirla, sin embargo, él me arrastra hacia ella sin darse cuenta, yo era como la polilla que se dejaba arrastrar sin importar quemarse.

—Eso podría ocasionar problemas para mí.

—No se los traeré; no obstante, si le molesta, dígame «señor» delante de los demás, o delante de la tía Hilda, qué analizo es quien la intimida, y esa es la razón por la que quería que viniera a verme. —No pude evitar inquietarme, él lo percibió.

—Cálmese, señorita Ruiz. Simplemente, quería expresar mis disculpas por el comportamiento de la tía Hilda y aclarar que ella es así, no lo considere algo personal. Por algo la han apodado «Bruja Hilda» y «La ronca del apocalipsis». —no pude reprimir una risita, Noah sabia de la multitud de sobrenombres que tenía su tía.

—Disculpe, no quería reírme.

—Pierda cuidado, supongo que usted ya la ha bautizado también con algún sobrenombre —. Parecía que Noah no solo era hermoso e inteligente, sino también vidente, yo sí le había puesto un apodo, pero todavía no me sentía en confianza para expresarlo en voz alta.

—No, no le he inventado apodos.

—Bueno, señorita Ruiz, esa era toda la información que deseaba comunicarle. La tía puede ser dura en ocasiones, no obstante, si me notifica de esos problemas con ella, haré todo lo posible por ayudarla.

—No creo que vuelva a verla. Estaré en la empresa hasta mañana. —Noah enarcó una ceja y percibí una expresión de decepción. Respiré profundamente antes de contestar.

—Estoy sustituyendo a mi madre. Pero me alivia saber que no le he traído ningún problema en el trabajo. Deseo explicarle que lo del uniforme fue un accidente, estaba limpiando y el desinfectante me manchó la camisa del uniforme, no tuve más remedio que quitármela y atarla a la cintura, por no decir que casi se me caen los pantalones.

—En primer lugar, lo de los pantalones lo observé a primera vista —me sonrojé cuando Noah examinó mi testimonio. —En segundo lugar, aprecié profundamente la camiseta que portabas en ese día, ya que soy un auténtico seguidor de la banda. Me complació cuando te vi con ella. Te quedaba muy bien.

—"Suelo atrápame" —gritó mi mente cuando la voz sensual, aterciopelada y seductora de Noah dijo lo bien que se me veía la camiseta. En ese momento juré que de hora en adelante sería mi camiseta favorita.

—No le quitó más su tiempo —su voz me sacó de mi burbuja. Él se levantó para acompañarme hasta la puerta de su oficina, en ese instante giré a la sala de estar donde estaba el sofá. Ahí estaba la magnífica guitarra electro acústica que Noah tocaba esa mañana que lo conocí. Otra vez, él vio mi embelesamiento.

—¿Le gusta mi guitarra?

—Es hermosa —dije aún embelesada —Es una Yamaha FX370C electroacústica. Todas las guitarras de Yamaha tienen buen sonido. Sin embargo, este modelo (por sus características) es capaz de transmitir un sonido potente, por lo que resulta una buena guitarra para acompañar o grabar —manifesté.

—El clavijero de este modelo es firme y fuerte. Tendrás la seguridad de que mantendrá una buena afinación y no dañará las cuerdas. —agregó él a mi observación —veo que sabes de guitarras.

—Es mi instrumento favorito.

—¿Estudias música?

—No, pero investigo por pasión es un hobby, al igual que el canto… Me encuentro estudiando Matemáticas puras.

—Interesante, belleza e inteligencia, si congenian —manifestó sin apartarme la mirada, no supe qué decir, era demasiado bueno para ser verdad.

—¿Sabe tocar guitarra? — dudé en responder, luego de un breve momento asentí.

—¿Me haría el honor de tocar la estrofa de alguna canción? —su sugerencia me congelo, si lo hacía con los nervios que tenía en ese momento no lo haría bien.

—Trataré de hacer el intento para no quedar mal.

—Entonces vayamos a la sala de estar.

A los pocos pasos se encontraba el cubículo, entré con Noah, y mis ojos se apoyaron en el hermoso instrumento.

—Tómala —me pidió y así lo hice.

Ya sentada y cómoda con ese hermoso espectador se me bloqueo la mente, una vez más él fue a mi rescate.

—¿Estás incómoda?

—No tengo idea de cuál melodía interpretarle, pues me inquieta tocar alguna melodía que no sea de su agrado.

—No lo pienses con tanta intensidad, déjate llevar y sorpréndeme.

Contemplé por un instante a Noah, en sus efluvios… Tenía que aceptar en aquel instante que él me había robado el corazón. Me armé de valor, y me dejé llevar. En ese momento una melodía acudió a mí, repitiéndose una y otra vez, me concentré y comencé a interpretar "All I Ask" de la cantante Adelle.

En esta música, sentí el amor de la canción en mis venas y en todos mis sentidos. Cada verso salía de mis labios y mi corazón cantaba a través de cada palabra. Noah me miraba cautivado y emocionado. Al finalizar el silencio se hizo dueño del entorno, las palabras sobraban. Mis ojos le hablaban; él no se podía imaginar que cuando lo miro, mi alma se eleva. Los versos que surgían de mis labios estaban hechos para él.

—Tiene una voz muy potente, capaz de llegar al alma. No tengo intención de que esta canción se olvide de mi mente en absoluto, aunque admito que odio las despedidas. Fuera de eso, la forma en que interpretaste la pieza y las emociones que emanaste lograron llegarme, fueron tan sencillas de comprender —añadió, mientras yo quedaba pendida de sus labios.

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