—“Qué no se acabe la noche, por favor” —rogaba a los cielos, desde mi puesto de copiloto.—¿Estás segura de que deseas que te deje en casa de tu amiga? Puedo llevarte a tu casa, aún es temprano. No sé por qué siento que inventaste esa excusa para no tener problemas con tu familia —. “Excelente”, reflexioné mientras leía mi mente. Nuevamente él tenía razón.—¿Por qué llegas a esa deducción?—Noah ignoró mi pregunta y con la vista fija en la carretera siguió.—Odiaría pensar que por mi culpa tuviste que mentir, y por ese motivo tengas que quedarte en una casa ajena, incómoda, cuando visiblemente te ves agotada, sin mencionar la situación reciente de tu abuela. Es muy probable que no lleves una muda de ropa y tu cepillo de dientes, tu morral no es tan grande —. ¡Perfecto! Este hombre me había escaneado con sus ojos de los pies a la cabeza sin darme cuenta. Llegué a la conclusión de que tenía que hablarle con la verdad. Noah era parte de mi nuevo amanecer; a pesar de ser un empresario jove
Sumergida en una pesadilla interminable, vi a los lobos que pretendían atacar al extraño que pedía mi ayuda. El que más resaltaba era el del pelaje negro. Sus ojos grises, de forma almendrada, tendían a estar más pegados a la cara e inclinados. Estos dos destellos intermitentes me analizaban sin parpadear. Aquella expresión amenazante y fija, formaba un ángulo de 45 grados que se extendía desde los ojos hasta las orejas. El ágil animal percibió que yo estaba en modo protector de mi acompañante desconocido, ese sentimiento desató su ira, causando que aquellos ojos grises se volvieran rojos brillantes… mi voz interior me anunciaba que yo estaba en presencia de un lobo alfa, los otros lobos que lo acompañaban tenían sus iris de color dorado, más común en los betas.Seguí ahogándome en la mirada amenazante de aquel lobo alfa, pero también podía ver la sensación de que el animal está herido por el látigo del desamor. No podía entender ese matiz del sueño. En el momento más crucial, volví
Ansias, magia y sentimientos en colisión mezclada, era un poco de lo que padecía cuando mi celular sonó, mostrándome en todo su esplendor un mensaje de Noah.—“Buenas noches, señorita Ruiz, deseo que haya tenido un buen día, sobre todo, resultados favorables en su examen de estructuras algebraicas”. Mis labios dibujaron una sonrisa amplia y llena de tanta luz que podía iluminar la sala. Llegué a creer que aquel día no sabría nada de él. Noah se había acordado de la materia que me estaban evaluando, amé ese detalle de su parte, sin perder tiempo le respondí.—“Buenas noches para usted también, señor presidente ejecutivo, le informo que afortunadamente sí salí bien parada en este examen”. Noah colocó un emoticono feliz, luego volvió a enviar otro mensaje.— “Reflexioné que lo de *señor* ya era etapa superada”—“Solo respondo con la misma formalidad que usted usa para abordarme, señor Duarte de León.”—“Siendo así, aguardo a que este viernes podamos darle punto final a esa formalidad… ¿P
A medida que el aroma de su perfume flotaba a mi alrededor, sentí que el poder de las feromonas aumentaba. El corazón me latía con intensidad, percibí que el sudor se acumulaba entre las yemas de las palmas de las manos, lo que me obligó a romper el caparazón de mi timidez, y me armé de valor.—¿A dónde vamos esta noche? —Noah sonrió sin quitar la mirada de la carretera.—Es una sorpresa —. La voz de Verónica, exclamando “odio las sorpresas”, llegó hasta mis recuerdos y me dio una sonrisa. Noah percibió que su respuesta me había dejado en silencio.—Sé de antemano que te va a gustar mucho lo que preparé esta noche —me aseguró. Decidí confiar absoluta y plenamente en él.No pasó mucho tiempo en llegar al destino que eligió Noah. Habíamos salido a las afuera de los suburbios, para adentrarnos en un complejo de residencias. Noah estacionó en el interior de una hermosa propiedad. La ubicación en donde estaba construida era solo para personas privilegiadas; eso se notaba por encima.—¿Vivi
El beso se prolongó durante un rato, me permití soñar. Noah y yo nos dejábamos llevar por el momento. Había llegado el momento de la verdad. “Entonces, ¿quieres ser mía?”. La cuestión se planteó en forma de pregunta. ¿A dónde va a llegar? No estaba segura de querer averiguar a dónde iba su mente con esto, pero sí quería que me besara de nuevo. Cuando bajó sus labios para encontrarse con los míos, nuestras respiraciones se intensificaron mientras nos besábamos de nuevo.—Estuve vagando durante mucho tiempo, buscando algo… No sabía qué. Mi vida era cómoda y tranquila, pero faltaba algo —murmuró contra mi boca. Yo continuaba con los ojos cerrados, inmortalizando el momento. El tiempo se me escapaba y no quería que lo hiciera. En el instante en que abrí los ojos, él me observaba fijamente con una ternura que me dejó sin aliento. Me rozó el labio inferior con el pulgar y después se pasó el pulgar por el labio inferior, un gesto de su parte que ya me estaba fascinando.—Es distinto cuando t
Sábado.Dormí plácidamente, no quería levantarme, pero ese deseo Verónica no lo iba a permitir.—¡Vamos, dormilona, a vestirse para desayunar rápido! Tu abuelo nos espera… Y ya sabes cómo es don Armando.Abrí los ojos y detallé a Verónica. Se notaba que se había levantado antes que yo para arreglarse, se veía muy guapa. Se colocó un vestido negro con flores diminutas en rojo, el largo no llegaba a las rodillas sino hasta la mitad de los muslos, encima de esta una chaqueta de jeans y botas de cuero de combate. Lo más espectacular era su cabello rojo natural, lo llevaba suelto, le daba hasta la mitad de su espalda.—Si Javier no se siente atraído por ti, es porque realmente está ciego. Te ves preciosa, aunque ese vestido es un pecado andante.—Debo mostrar un poco la mercancía. Lucía me asesinó en el gimnasio cada vez que puedo, por lo tanto, debo mostrar lo que poseo.—En fin, no vamos a discutir, por eso, me cambio y voy a desayunar.—Tienes cinco minutos, dormilona —me aclaró ella.—
Sumergida en una espiral, sentía que mi cuerpo se hundía lentamente, mecida entre las aguas movedizas de mi inconsciencia.En medio de mi desvanecimiento, vi a Noah parado frente a mí, extendiendo su mano; tuve la intención de tomarla, pero no ocurrió. Detrás de mí estaba el lobo simbólico, lo observé ignorando a Noah por un momento. Era un animal que tomaba la forma de Gabriel confirmando mi corazón. Sus ojos grises pasaron de desolados a fértiles, también extendió su mano hacia mí, y una llama comenzó a surgir de él hasta casi tocarme.Me encontré en una habitación oscura, con solo una vela parpadeando frente a mí. Una voz suave y reconfortante resonaba en el espacio, cantando: “Una llama te hace sentir completo: es un espejo de ti mismo, un reflejo de tu alma, como si estuvieras cortado de la misma tela”. Yo estaba en medio de esos dos hombres, confundida, sin entender qué demonios estaban pasando. Progresivamente, las imágenes se desvanecieron y a lo lejos se oyó la voz de Verónic
Camino hacia la casa de mis tíos, no pronuncié ni una sola palabra. Verónica iba tras el volante, desconcertada. Aquella actitud de mi parte era algo nuevo para ella y también para mí. No tenía idea de cómo proceder, mi cabeza era un meollo. Verónica detuvo el coche con rapidez, el frenazo logró que me terminara de despertar de aquella rara sensación.—¿Se puede saber qué te pasó en la tienda de tu primo? Tú y yo teníamos un plan. Sabías que antes de ir a la casa de tus tíos, pasaríamos el mayor tiempo con Javier. —Verónica se molestaba cuando le costaba entender o analizar algo.—Lo lamento, Vero, no tuve la intención de dañar los planes… A pesar de ello, ve el lado positivo. Javier, tiene tu número de teléfono y, por la forma en que te miraba, no creo que tarde en llamarte… Realizaste tu objetivo —mis palabras se volvieron mantras. Después de decir su nombre, el celular de Verónica sonó.—¡Bingo! Lo acabas de reventar… Es Javier —me informó ella, mostrándome la pantalla del celular.