Ansias, magia y sentimientos en colisión mezclada, era un poco de lo que padecía cuando mi celular sonó, mostrándome en todo su esplendor un mensaje de Noah.—“Buenas noches, señorita Ruiz, deseo que haya tenido un buen día, sobre todo, resultados favorables en su examen de estructuras algebraicas”. Mis labios dibujaron una sonrisa amplia y llena de tanta luz que podía iluminar la sala. Llegué a creer que aquel día no sabría nada de él. Noah se había acordado de la materia que me estaban evaluando, amé ese detalle de su parte, sin perder tiempo le respondí.—“Buenas noches para usted también, señor presidente ejecutivo, le informo que afortunadamente sí salí bien parada en este examen”. Noah colocó un emoticono feliz, luego volvió a enviar otro mensaje.— “Reflexioné que lo de *señor* ya era etapa superada”—“Solo respondo con la misma formalidad que usted usa para abordarme, señor Duarte de León.”—“Siendo así, aguardo a que este viernes podamos darle punto final a esa formalidad… ¿P
A medida que el aroma de su perfume flotaba a mi alrededor, sentí que el poder de las feromonas aumentaba. El corazón me latía con intensidad, percibí que el sudor se acumulaba entre las yemas de las palmas de las manos, lo que me obligó a romper el caparazón de mi timidez, y me armé de valor.—¿A dónde vamos esta noche? —Noah sonrió sin quitar la mirada de la carretera.—Es una sorpresa —. La voz de Verónica, exclamando “odio las sorpresas”, llegó hasta mis recuerdos y me dio una sonrisa. Noah percibió que su respuesta me había dejado en silencio.—Sé de antemano que te va a gustar mucho lo que preparé esta noche —me aseguró. Decidí confiar absoluta y plenamente en él.No pasó mucho tiempo en llegar al destino que eligió Noah. Habíamos salido a las afuera de los suburbios, para adentrarnos en un complejo de residencias. Noah estacionó en el interior de una hermosa propiedad. La ubicación en donde estaba construida era solo para personas privilegiadas; eso se notaba por encima.—¿Vivi
El beso se prolongó durante un rato, me permití soñar. Noah y yo nos dejábamos llevar por el momento. Había llegado el momento de la verdad. “Entonces, ¿quieres ser mía?”. La cuestión se planteó en forma de pregunta. ¿A dónde va a llegar? No estaba segura de querer averiguar a dónde iba su mente con esto, pero sí quería que me besara de nuevo. Cuando bajó sus labios para encontrarse con los míos, nuestras respiraciones se intensificaron mientras nos besábamos de nuevo.—Estuve vagando durante mucho tiempo, buscando algo… No sabía qué. Mi vida era cómoda y tranquila, pero faltaba algo —murmuró contra mi boca. Yo continuaba con los ojos cerrados, inmortalizando el momento. El tiempo se me escapaba y no quería que lo hiciera. En el instante en que abrí los ojos, él me observaba fijamente con una ternura que me dejó sin aliento. Me rozó el labio inferior con el pulgar y después se pasó el pulgar por el labio inferior, un gesto de su parte que ya me estaba fascinando.—Es distinto cuando t
Sábado.Dormí plácidamente, no quería levantarme, pero ese deseo Verónica no lo iba a permitir.—¡Vamos, dormilona, a vestirse para desayunar rápido! Tu abuelo nos espera… Y ya sabes cómo es don Armando.Abrí los ojos y detallé a Verónica. Se notaba que se había levantado antes que yo para arreglarse, se veía muy guapa. Se colocó un vestido negro con flores diminutas en rojo, el largo no llegaba a las rodillas sino hasta la mitad de los muslos, encima de esta una chaqueta de jeans y botas de cuero de combate. Lo más espectacular era su cabello rojo natural, lo llevaba suelto, le daba hasta la mitad de su espalda.—Si Javier no se siente atraído por ti, es porque realmente está ciego. Te ves preciosa, aunque ese vestido es un pecado andante.—Debo mostrar un poco la mercancía. Lucía me asesinó en el gimnasio cada vez que puedo, por lo tanto, debo mostrar lo que poseo.—En fin, no vamos a discutir, por eso, me cambio y voy a desayunar.—Tienes cinco minutos, dormilona —me aclaró ella.—
Sumergida en una espiral, sentía que mi cuerpo se hundía lentamente, mecida entre las aguas movedizas de mi inconsciencia.En medio de mi desvanecimiento, vi a Noah parado frente a mí, extendiendo su mano; tuve la intención de tomarla, pero no ocurrió. Detrás de mí estaba el lobo simbólico, lo observé ignorando a Noah por un momento. Era un animal que tomaba la forma de Gabriel confirmando mi corazón. Sus ojos grises pasaron de desolados a fértiles, también extendió su mano hacia mí, y una llama comenzó a surgir de él hasta casi tocarme.Me encontré en una habitación oscura, con solo una vela parpadeando frente a mí. Una voz suave y reconfortante resonaba en el espacio, cantando: “Una llama te hace sentir completo: es un espejo de ti mismo, un reflejo de tu alma, como si estuvieras cortado de la misma tela”. Yo estaba en medio de esos dos hombres, confundida, sin entender qué demonios estaban pasando. Progresivamente, las imágenes se desvanecieron y a lo lejos se oyó la voz de Verónic
Camino hacia la casa de mis tíos, no pronuncié ni una sola palabra. Verónica iba tras el volante, desconcertada. Aquella actitud de mi parte era algo nuevo para ella y también para mí. No tenía idea de cómo proceder, mi cabeza era un meollo. Verónica detuvo el coche con rapidez, el frenazo logró que me terminara de despertar de aquella rara sensación.—¿Se puede saber qué te pasó en la tienda de tu primo? Tú y yo teníamos un plan. Sabías que antes de ir a la casa de tus tíos, pasaríamos el mayor tiempo con Javier. —Verónica se molestaba cuando le costaba entender o analizar algo.—Lo lamento, Vero, no tuve la intención de dañar los planes… A pesar de ello, ve el lado positivo. Javier, tiene tu número de teléfono y, por la forma en que te miraba, no creo que tarde en llamarte… Realizaste tu objetivo —mis palabras se volvieron mantras. Después de decir su nombre, el celular de Verónica sonó.—¡Bingo! Lo acabas de reventar… Es Javier —me informó ella, mostrándome la pantalla del celular.
Noah estaba en medio de la sala de conferencias estudiando propuestas con su hermano Alexander. Anastasia, desde los pasillos que estaba limpiando, tenía un ángulo adecuado de la estancia con paredes de cristal. A pesar de no poder oír, pudo ver los gestos de Alexander Duarte de León riñendo con Noah, mientras los demás seguían mostrando propuestas. Las comparaciones entre los dos hermanos no tardaron en llegar a la mente de Anastasia. Alexander era explosivo y era obvio que perdía la paciencia rápidamente. Noah era inescrutable y muy tranquilo; sin embargo, era Noah a quien más le temía. Jennifer, la asistente, no disimulaba su coqueteo con el presidente y el director general. Sus faldas eran más cortas y acentuadas en la cintura, pero eso no era lo que le molestaba a Anastasia.Noah había estado al mando desde que tomó el relevo de su padre. Después de que su madre muriera a causa del cáncer, su padre se fue retirando, dejando toda la responsabilidad y la presidencia de la empresa a
Miré los ojos de Gabriel y sentí que podía verlos a través de ellos. Debía admitir que eran de un hermoso tono gris, al igual que el color de las nubes de tormenta. Me invitaban a mirar su alma, pensé. O tal vez no, pero en cualquier caso él aparentaba sospechar lo que yo opinaba de él. Parecía que me estudiaba mucho, como si intentara leer en mi mente antes de decir nada.Me di cuenta de que si seguía mirándolo, podría descubrir mis secretos y lo desconfiada que era.—¿Por qué no solo fingimos que nos asusta lo que ocurrirá? —preguntó Gabriel sin apartar sus ojos de mí. La inquietud que me producía por su asedio visual me llevó a girar para ver a Vero y Javier; ellos estaban en su mundo.—No los veas a ellos, para ese par tú y yo no existimos en este momento.—Existen momentos en los que sobran las palabras —dije por fin. Me encontraba en uno de esos momentos, en los que no quería estar, pero el mundo a veces resultaba extraño e incomprensible. Las palabras de Verónica y Javier se