Sumergida en una espiral, sentía que mi cuerpo se hundía lentamente, mecida entre las aguas movedizas de mi inconsciencia.En medio de mi desvanecimiento, vi a Noah parado frente a mí, extendiendo su mano; tuve la intención de tomarla, pero no ocurrió. Detrás de mí estaba el lobo simbólico, lo observé ignorando a Noah por un momento. Era un animal que tomaba la forma de Gabriel confirmando mi corazón. Sus ojos grises pasaron de desolados a fértiles, también extendió su mano hacia mí, y una llama comenzó a surgir de él hasta casi tocarme.Me encontré en una habitación oscura, con solo una vela parpadeando frente a mí. Una voz suave y reconfortante resonaba en el espacio, cantando: “Una llama te hace sentir completo: es un espejo de ti mismo, un reflejo de tu alma, como si estuvieras cortado de la misma tela”. Yo estaba en medio de esos dos hombres, confundida, sin entender qué demonios estaban pasando. Progresivamente, las imágenes se desvanecieron y a lo lejos se oyó la voz de Verónic
Camino hacia la casa de mis tíos, no pronuncié ni una sola palabra. Verónica iba tras el volante, desconcertada. Aquella actitud de mi parte era algo nuevo para ella y también para mí. No tenía idea de cómo proceder, mi cabeza era un meollo. Verónica detuvo el coche con rapidez, el frenazo logró que me terminara de despertar de aquella rara sensación.—¿Se puede saber qué te pasó en la tienda de tu primo? Tú y yo teníamos un plan. Sabías que antes de ir a la casa de tus tíos, pasaríamos el mayor tiempo con Javier. —Verónica se molestaba cuando le costaba entender o analizar algo.—Lo lamento, Vero, no tuve la intención de dañar los planes… A pesar de ello, ve el lado positivo. Javier, tiene tu número de teléfono y, por la forma en que te miraba, no creo que tarde en llamarte… Realizaste tu objetivo —mis palabras se volvieron mantras. Después de decir su nombre, el celular de Verónica sonó.—¡Bingo! Lo acabas de reventar… Es Javier —me informó ella, mostrándome la pantalla del celular.
Noah estaba en medio de la sala de conferencias estudiando propuestas con su hermano Alexander. Anastasia, desde los pasillos que estaba limpiando, tenía un ángulo adecuado de la estancia con paredes de cristal. A pesar de no poder oír, pudo ver los gestos de Alexander Duarte de León riñendo con Noah, mientras los demás seguían mostrando propuestas. Las comparaciones entre los dos hermanos no tardaron en llegar a la mente de Anastasia. Alexander era explosivo y era obvio que perdía la paciencia rápidamente. Noah era inescrutable y muy tranquilo; sin embargo, era Noah a quien más le temía. Jennifer, la asistente, no disimulaba su coqueteo con el presidente y el director general. Sus faldas eran más cortas y acentuadas en la cintura, pero eso no era lo que le molestaba a Anastasia.Noah había estado al mando desde que tomó el relevo de su padre. Después de que su madre muriera a causa del cáncer, su padre se fue retirando, dejando toda la responsabilidad y la presidencia de la empresa a
Miré los ojos de Gabriel y sentí que podía verlos a través de ellos. Debía admitir que eran de un hermoso tono gris, al igual que el color de las nubes de tormenta. Me invitaban a mirar su alma, pensé. O tal vez no, pero en cualquier caso él aparentaba sospechar lo que yo opinaba de él. Parecía que me estudiaba mucho, como si intentara leer en mi mente antes de decir nada.Me di cuenta de que si seguía mirándolo, podría descubrir mis secretos y lo desconfiada que era.—¿Por qué no solo fingimos que nos asusta lo que ocurrirá? —preguntó Gabriel sin apartar sus ojos de mí. La inquietud que me producía por su asedio visual me llevó a girar para ver a Vero y Javier; ellos estaban en su mundo.—No los veas a ellos, para ese par tú y yo no existimos en este momento.—Existen momentos en los que sobran las palabras —dije por fin. Me encontraba en uno de esos momentos, en los que no quería estar, pero el mundo a veces resultaba extraño e incomprensible. Las palabras de Verónica y Javier se
Nos mantuvimos en silencio durante el trayecto, pero eso no fue suficiente para que me sintiera relajada. Estaba tan estresada por los exámenes que el hecho de que Noah no hablara me ponía aún más nerviosa. En silencio entré en mis recuerdos, incorporé a mí el primer encuentro con él; había sido el momento más gratificante y el más doloroso de mi existencia. Experimenté amor, odio y otras vivencias secundarias, pero sobre todo me sentí insegura porque pensé que no desearía estar cerca de mí tanto como yo deseaba. También me angustiaba que no me enviara los mensajes que yo le pedía por su posición de CEO. Tenía que asumir que su tiempo era limitado, y lo sabía de antemano, pero mi alma testaruda le exigía más, y apenas estábamos comenzando.Mentiría si dijera que no me sentía celosa e insegura, con la posición de Noah y su llamativo físico, así que tenía que digerir y procesar que iba a ser estresante para nosotros encontrarnos en persona y hablar; sin embargo, odiaba que tuviéramos qu
Gabriel.Los pensamientos taciturnos se apoderaban de la mente de Gabriel, reflexionó sobre su vida amorosa, y sobre cómo ninguna relación del pasado le había hecho sentirse realizado. Por lo tanto, comenzó a salir de nuevo, pero no encontró a la chica adecuada. Amigas, amantes y compañeras hablan ido y venido; sin embargo, el hueco en el pecho persistía. Gabriel Argüelles siempre había sido una persona segura de sí misma; sin embargo, a pesar de sus convicciones, se percató de que le faltaba una gran parte en él por completar. Existen numerosas cosas en la vida que lo hacían sentir orgulloso, como su negocio, su agilidad en los deportes y el amor de su madre y amigos, pero ningún amor de pareja lo había hecho perder la cabeza…, ninguna dama del pasado le causaba insomnio, ni antes ni después; todo ese esquema se fue al infierno cuando vio a Lucía.—Quizás estoy roto, quizás estoy equivocado… pero me basto verte, Lucía, solamente una vez para saber qué eres la indicada —repetía su voz
Se encuentra enmarcada por un marco de madera de tonalidad rojo oscuro y su rostro ya se encuentra pálido, con los ojos empañados por lágrimas. Sostenía la fina hoja en la palma de la mano. Sus muñecas pintadas de rojo estaban desgarradas, Ofelia súplica.—No me dejes… —Noah corre hacia ella y la desprende de la hojilla, ella se desploma en sus brazos.Las horas en la clínica parecen interminables, y Noah se sentía culpable por el daño que ella se había infligido. La agonía se vuelve lenta. Finalmente, llega el médico que atiende el caso de Ofelia.—¿Cómo se encuentra ella, doctor? ¿Dígame, el bebé está bien?—Ella estará bien —aseguró el médico; no obstante, en su expresión hay confusión —. ¿Embarazo me dijo? —Noah, asiente, su inquietud es más tormentosa.—Temo que su esposa no está embarazada—. Noah advierte que el tiempo se interrumpe, aquello había sido el punto de quiebre. Ofelia lo había estado manipulando. Aquella imagen no podía borrarse de la mente de Noah, había pasado cas
Gabriel me continuaba desnudando con la mirada, quité mi vista de él, no quería ser víctima de otro desmayo.—Lo siento… Disculpa, si te incomodo con mi forma de mirarte, pero no puedo silenciar mi alma.—Y creo que yo fui muy sincera al decirte que no estoy disponible… y no soy capaz de engañarlo, Noah no es un juego para mí.—¿Y tú para él? ¿El importante Noah Duarte de León siente la misma lealtad hacia ti, lo has investigado a fondo? —Los casquillos en contra de Noah se ponían al orden del día, abrí mis labios para soltar lo que pensaba.—¡Es muy repudiable de tu parte mal poner a Noah! Parece que todos se pusieron de acuerdo para ponerse en su contra. Yo estoy segura de que sus sentimientos son genuinos y eso es lo que me importa —Gabriel sonrió y con calma citó un famoso refrán.—“Cuando el río suena es porque piedras trae” Y cuando yo digo algo es porque tengo la información en mis manos.—Eres una mala persona… una… —Mi pequeña disputa, se fue al infierno cuando llegó mi madre