¿Cómo se puede reaccionar ante un diagnóstico tan perjudicial? ¿Qué palabras o acciones tomar cuando tu alma parece que te abandona? En aquel instante, todos los recuerdos de los momentos felices llegaron a mí como una revisión de todo lo vivido junto a mi abuela. Mi admirada y amada dama, Amelia, siempre ha sido mi refugio. Durante todo este tiempo, su entereza y su amor me han brindado un soporte invaluable. Mi corazón se había desvanecido al oír la noticia.
—¿Estás bien? —me preguntó Matilde. Al momento no pude articular palabras, mi mente se había sumido en una oscuridad flotante. Sentí la mano de Matilde tomar la mía, una lágrima se había desbordado sin percatarme.
—No importa el diagnóstico, todo estará bien, muchacha. Debes tener fe en Dios, él no abandonará tu camino.
—Tiene Parkinson —al decirlo, el llanto empezó a brotar y Matilde me abrazó.
Lloré en su hombro hasta que las lágrimas se secaron, me había hecho bien. Matilde me condujo de la mano hasta el cubículo del personal de mantenimiento y me extendió una taza de té de Manzanilla.
—No te preocupes, mi niña, todo estará bien —Matilde tenía un carácter fuerte, aunque cuando se trataba de brindar apoyo, se convertía en una persona amable.
Tomé mi té lentamente, con manos temblorosas. Esto fue cediendo poco a poco, pero sabía qué debía controlarme: todavía no había terminado la jornada de trabajo. No podía permitirme la oportunidad de desmoronarme; en este momento, más que nunca, mi familia necesitaba de mí.
Una poco más tranquila acompañé a Matilde para terminar las tareas de limpieza de ese día. No me despegaba de su lado, ella tampoco lo permitió.
—¡Oh, Dios mío, qué torpe soy! —exclamó mi compañera con enfado. —No he subido las botellas de agua mineral para los miembros de la reunión —me sentí culpable por ese descuido de Matilde, su distracción fue por mi causa, así que yo iba a llevar el agua.
—Yo iré.
—No estoy seguro de que sea una buena idea, hoy vino la hermana del señor Duarte de León y esa vieja majadera se gasta un carácter de los mil demonios.
—Ya tuve el placer de conocerla, de igual manera insisto, así despejo mi mente un poco, realmente lo necesito.
Matilde no se opuso más y acomodó el carrito de servicio, ubicando todo lo requerido de forma ordenada y elegante. Una vez terminado el pedido, empujé el vehículo y me dirigí hacia el elevador. Jeffry al verme sonrió.
—Mi madre es rápida enseñando, ya vas sobre ruedas como toda una experta, esa doña Matilde es una dura, ¡si no lo sabré yo! —dijo en tono divertido. Traté de ser complaciente, pero mi tristeza era muy marcada.
—¿Sucede algo ojos lindos? No me digas que ya doña Matilde te ha lanzado uno de sus reproches, si ese es el caso no le prestas atención, mi madre es de carácter fuerte, pero posee un corazón de oro.
—Mi tristeza es por otra causa familiar… Tu mamá ha sido buena —Jeffry puso rostro compasivo.
—Sea lo que sea todo va a estar bien… —. El ascensor se detuvo e indicó que había llegado al piso en el que debía quedarme. Tomé una bocanada de aire y traté de ponerme una coraza. Frente a la sala, nuevamente quedé inmóvil, a través de los paneles de cristal podía ver a aquel hombre que me dejaba sin aliento, su forma de desplazarse por la sala despertó en mi admiración. Noah tenía un aspecto sumamente profesional mientras llevaba a cabo sus presentaciones ante la pantalla, con un micrófono de alta gama y altavoces electroacústicos como fuente de atención al sonido. Mi mayor desafío no sería interrumpirlo al entrar en esa sala, evitando cualquier posible contaminación acústica, mi mayor desafío era volver a verlo a él de cerca otra vez.
Una vez más, mis pies no cumplieron con las instrucciones de mi cerebro, por lo que hice un gran esfuerzo y reuní todo el autocontrol que pude reunir. Caminé con pasos firmes y abrí la puerta de la sala de conferencias. Por suerte, nadie me miró en ese instante: era invisible. Así que, tuve el tiempo suficiente para detallarlo y escuchar un poco el discurso de Noah Duarte de León.
Tenía la chaqueta puesta y ostentaba un nivel de seguridad elevado. Era impresionante y dominante mientras explicaba un sistema de gestión utilizando el control Crestron y una tableta iPad, responsable de enviar todas sus instrucciones al procesador. Su voz era seductora.
— El sector de las telecomunicaciones se encuentra en una constante evolución, y cada año se presentan innovadoras tecnologías que alteran la forma en que nos comunicamos. Este año tendrá grandes cambios e innovaciones, con el surgimiento del 5G, el Blockchain, la inteligencia artificial, lo que permitirá llevar la comunicación a lugares nunca antes imaginados. Estas tendencias transformarán completamente el sector y lograrán un hito en la historia de nuestras comunicaciones.
Me sumergí en un ensueño, enfocada en su rostro, detallando la manera en que movía sus labios.
—¡Qué te está pasando con este hombre! Noah se ha convertido en mi pico romántico—. La burbuja se derrumbó completamente por la voz grave e inquietante de doña Hilda Duarte de León. En cuestión de segundos, apuñaló mi ensoñación.
—¿Qué espera para colocar a cada miembro de esta sala las botellas de agua? Tendré que presentar la queja ante el coordinador de servicios generales, por su tardanza y falta de atención —tras escupir su veneno contra mí por segunda vez, se disculpó ante los presentes. No me molestó su comportamiento, ya estaba acostumbrada a encontrarme con personas que tienen complejo de Dios, pero me sentí avergonzada de que Noah interrumpiera su discurso por mi culpa. Sus ojos claros me contemplaron y no vi rastro de desprecio en ellos. En realidad, parecían insatisfechos por la forma en que su tía me había tratado.
—Me disculpo por la demora, puede presentar una queja, soy responsable de cualquier falla —expresé usando un tono diplomático y diferente al trato que ella había tenido conmigo. Si algo me había enseñado mi abuela, era mostrarles a las personas que podría ser mucho mejor aún si te recibieran con una piedra en la mano. La mujer frunció el ceño y me volvió a detallar, algo en mí no le terminaba de agradar, y posteriormente evaluó la reacción de Noah.
Sin desperdiciar tiempo, deposité las botellas de agua mineral en cada uno de los integrantes, sin siquiera examinarlos fijamente. Al concluir, me apresuré a abandonar ese refugio de víboras, no tuve éxito. En ese preciso instante, Hilda, apodada por mí como "Cruella de Vil", volvió a atacarme.
—¡Esto resulta inaceptable! No tengo idea de quién es usted, o si es nueva, su expresión no me resulta familiar; le recomendó, o mejor dicho, le exijo que sea la última vez que entra aquí usando el uniforme de manera incorrecta. La blusa debe ser puesta sobre el cuerpo, no en la cintura como un suéter hippie. Es una desgracia que camine por los pasillos con esa camiseta que anuncia esa banda de canciones satánicas, actuando de manera tan habitual; si desea mantener su empleo, entonces le recomiendo que respete la empresa que representa.
—¡Suficiente de críticas! —dijo Noah, los miembros mostraron asombro por el espectáculo inoportuno. —Tía Hilda, te recuerdo de manera respetuosa que viniste aquí hoy solo para escuchar la propuesta como miembro activo de la familia, no para ofender a la señorita. Es evidente que ella es nueva y todavía está integrándose en esta corporación. —La mujer malvada quedó lívida por las palabras de su sobrino. Si antes no era yo quien estaba en su lista de personas no grata, con esas palabras me había convertido ahora mismo en la primera.
—Le pedimos disculpas por este imprevisto y prosigamos con nuestra reunión… Señorita, puede retirarse.
Salí apresuradamente de aquella habitación y planta, dirigiéndome al ascensor como si me persiguiera un asesino en serie.
—Oye chica, parece que has visto al diablo, estás pálida —comentó Jeffry al verme tan agitada.
—Sí, definitivamente un diablo, ¡con tacones de Prada, nada menos! ¡Sácame de aquí! —Jeffry soltó una carcajada.
—Conozco a esa diabla, es Hilda Duarte de León, una de las más arrogantes de su raza. Respira nena y bajemos.
Agradecí profundamente estar en el armario del conserje, mi palidez preocupó a Matilde que acudió rápidamente en mi ayuda.
—¿Estás bien?
—Tengo miedo de que mi mala actuación afecte a mi madre… Por mojar y manchar el uniforme, la señora Hilda me trató peor que a un ladrón, me gritó y me humilló.
—No lo tomes como algo personal, pero esa señora es muy insoportable, por suerte no viene mucho por aquí, tranquilízate, preciosa, estás sana y salva —dijo otra de las sirvientas.
—Este ha sido mi peor día —me quejé enérgicamente.
Momentos más tarde.
Subí al transporte público, tuve una sensación de tranquilidad, me senté en uno de los asientos y cerré los ojos para enfocarme en recuperar el equilibrio. Más tranquila, tomé mi teléfono y tecleé la palabra "Parkinson", lo que salió a continuación no fue nada agradable.
"La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta principalmente a las personas mayores de 60 años. No existe una cura para la enfermedad de Parkinson, pero los medicamentos pueden ayudar".
Me salí del navegador, todo lo que leí sobre mi abuela me puso peor de lo que ya estaba, quería gritar, llorar… maldecir ¡No aceptaba ese diagnóstico!
Volví a llorar en silencio mientras llegué a casa. Me puse los auriculares, necesitaba aislarme de mi infierno VIP, entonces Noah invadió mis pensamientos. Se me puso la piel de gallina al recordarlo, fue como una fuerza magnética, en esa habitación percaté una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo, eso fue lo que causó la mirada de Noé hacia mí, sentí temor, ese hombre tenía la palabra prohibición en su frente.
—¡Deja de pensar que eres el pez gordo en un estanque pequeño! Mantén la calma Lucía, ese hombre es de otra extracción social —me aconsejó enfadada "mi otro yo" pero ¡cómo iba a hacerlo! Noah Duarte de León llevaba el edén estampado en toda su fisonomía. Respiré hondo. —Por supuesto que no funciona… somos dos individuos, impregnados de verdades distintas—reflexioné, y posteriormente posé mi mirada por la ventana del autobús, observando los edificios difuminarse.
Tiempo… Esa palabra y lo que significa ha estado en guerra conmigo. Tenía muchas cosas que hacer y poco tiempo para hacerlas."Necesitó un clon", exclamé mientras me abalanzó a la cama, exhausta de la ansiedad. Después de un momento, ya más tranquila, me dedico a mi abuelo. Él estaba muy triste y preocupado como los demás miembros de la familia.—Amelia la han dejado en el hospital con el fin de ser examinada durante tres días más —me explicó.—¿Cenaste?—No tengo hambre, hija mía.—No voy a permitir que te enfermes también. Acompáñame y cenemos juntos. Voy a preparar algo para ambos. Mi mamá está con la abuela, y mañana iré yo, así que animo porque de esto salimos —mis palabras firmes lograron que mi abuelo se sintiera mejor, y le apeteciera probar bocados.Minutos más tardes.Recogimos la mesa y dejamos todo limpio y ordenado, ya eran las 8:00 de la noche, me aseguré de que mi abuelo descansara, después fui a mi habitación y encendí la computadora. Sentí una preocupación menos cuand
Cada dispositivo de limpieza ya se encontraba en los dos carritos de servicios. Vi a Raquel limpiarse de la frente, el sudor, a pesar de que el aire estaba encendido, no era suficiente para que nuestras almas no se sintieran exhaustas y deprimidas. El salón era espacioso y no se debía dejar ni un solo tramo sin limpiar.—Gracias a Dios, terminamos con este espacio… es el lugar más agotador —manifestó Geraldine con un suspiro.—Vayan a nuestro cubículo a refrescarse, yo debo ver cómo van las otras chicas con lo de los pedidos. ¡Dios has que Jennifer vuelva pronto! —se quejó Matilde.—¿Quién es Jennifer? —le pregunté a Raquel.—Se trata de la secretaria del jefe, mejor dicho "Asistente", porque odia que le digan "secretaria". Es una chica estirada que se encarga de hacer todos estos pedidos y es bastante presumida. Ella está de permiso, pero su permiso se ha alargado de dos semanas a un mes. Ah, pero ya veremos cuando vea el nuevo presidente ejecutivo, te aseguro que no va a faltar nunc
Matilde, una mujer luchadora y con un sentido común muy fuerte, pensó que no debía dejar mucho tiempo sola a Lucía. Si algo tenía muy claro era la jauría de lobos que habitaban en la empresa, tal vez doña Hilda no iba mucho por las instalaciones, no obstante, tenía ojos y oídos por todos los recovecos de CDT. Anastasia era su mejor amiga. Sabía muy bien cuánto necesitaba el trabajo. Lucía era una joven inteligente y brillante, lamentablemente en la compañía de tecnología de León, se debía tener más que inteligencia e ingenio, lo que te aseguraba la supervivencia era tener garras y dientes bien afilados.—Sigan en sus tareas, voy a dar un paseo para observar cómo avanza todo.—Ya sabía yo que no ibas a soportar la curiosidad —manifestó Raquel en forma de burla. Matilde giró a verla.—¿Cuánto tiempo llevas usted aquí, Raquel? ¿De 4 a 5 años?—¿Por qué la pregunta?—A veces me das la impresión de que no conoces las tierras movedizas en las que nos desenvolvemos. Admito que el sueldo es b
Las lágrimas surgieron rápidamente de mis ojos cuando vi a mi abuela de nuevo con nosotros. Se encontraba cómodamente tumbada en su cama, se había acomodado semi-sentada sobre unos cojines para disfrutar de la televisión, tenía los ojos cerrados, los abrió al percibir mi presencia. Me hizo un gesto para aproximarme y, sin dudarlo, lo hice.—No puedes imaginar el miedo que sentí al verte desvanecida en el suelo —mi voz ya eran sollozos. Ella extendió la mano sobre mis cabellos.—Nos encontramos bien —sus palabras eran pausadas y suaves—. En un rincón de mi cerebro aún me queda cordura para darte todo el amor que necesites… Aun cuando sienta que estoy parada al borde de un abismo.Agarré su mano con la fuerza de mil rayos.—Puedo hacerlo mi niña, aún puedo valerme por mí misma y no convertirte en mi muleta —bromeo para bajar mi ansiedad.Me despegué de ella y la tomé de la mano.—¿Estás bien? ¿No te duele nada?—Más de lo que puedo pedir, hija mía… No experimento dolor, verte a ti y a m
Anastasia se puso en pie temprano, ya se sentía reincida; el cansancio ya no estaba presente. Lo primero que hizo al levantarse fue darle una vuelta a su madre; se alegró de confirmar que dormía tranquilamente. Al abandonar la habitación de su madre, observó a su hija. Lucia ya estaba arreglada para irse a la universidad, Anastasia le dio la bendición y le ofreció una taza de café el cual tomaron juntas en silencio, el tema de Noah Duarte de León no se mencionó aquella mañana.Eran las 7:00 am cuando Anastasia se presentó en la compañía de los Duarte de León, caminaba hacia la entrada principal cuando el sonido de un vehículo último modelo llamó su atención. La déspota Hilda Duarte de León bajó de su coche, un modelo lujoso que acababa de adquirir. El presidente ejecutivo la saludó con una atención especial que no formaba parte de sus habituales interacciones.El coche costoso había sido aparcado junto al puesto del presidente ejecutivo, que aunque tenía un coche también caro, no era
Yo estaba nerviosa. No sabía qué hacer ni cómo sentirme al respecto. Mientras estaba sentada en el asiento del copiloto del coche de Noah, mirándole fijamente con una sonrisa tonta en la cara, podía percibir que los nervios me retumbaban por todos los poros de mi cuerpo. Él se percató de que le observaba fijamente y me devolvió la sonrisa, una sonrisa que parecía indicar que le estaba gustando cada instante de este viaje conmigo.No hablamos mucho durante el trayecto, pero me di cuenta de que él también lo estaba disfrutando. Me vino a la mente la reflexión de Matilde: “Al parecer, si existía un sentimiento mutuo entre ambos… Mis afectos eran correspondidos.”Mi emoción fue recíproca. Podría perder mi corazón esta noche irremediablemente. Me sonrojé, pero no pude evitarlo. Noah tenía una forma de hacerme sentir la mujer más hermosa del mundo.Me miraba con una tierna sonrisa mientras conducía por la calle. No podía dejar de creer que había algo entre nosotros, algo que no podía explic
—“Qué no se acabe la noche, por favor” —rogaba a los cielos, desde mi puesto de copiloto.—¿Estás segura de que deseas que te deje en casa de tu amiga? Puedo llevarte a tu casa, aún es temprano. No sé por qué siento que inventaste esa excusa para no tener problemas con tu familia —. “Excelente”, reflexioné mientras leía mi mente. Nuevamente él tenía razón.—¿Por qué llegas a esa deducción?—Noah ignoró mi pregunta y con la vista fija en la carretera siguió.—Odiaría pensar que por mi culpa tuviste que mentir, y por ese motivo tengas que quedarte en una casa ajena, incómoda, cuando visiblemente te ves agotada, sin mencionar la situación reciente de tu abuela. Es muy probable que no lleves una muda de ropa y tu cepillo de dientes, tu morral no es tan grande —. ¡Perfecto! Este hombre me había escaneado con sus ojos de los pies a la cabeza sin darme cuenta. Llegué a la conclusión de que tenía que hablarle con la verdad. Noah era parte de mi nuevo amanecer; a pesar de ser un empresario jove
Sumergida en una pesadilla interminable, vi a los lobos que pretendían atacar al extraño que pedía mi ayuda. El que más resaltaba era el del pelaje negro. Sus ojos grises, de forma almendrada, tendían a estar más pegados a la cara e inclinados. Estos dos destellos intermitentes me analizaban sin parpadear. Aquella expresión amenazante y fija, formaba un ángulo de 45 grados que se extendía desde los ojos hasta las orejas. El ágil animal percibió que yo estaba en modo protector de mi acompañante desconocido, ese sentimiento desató su ira, causando que aquellos ojos grises se volvieran rojos brillantes… mi voz interior me anunciaba que yo estaba en presencia de un lobo alfa, los otros lobos que lo acompañaban tenían sus iris de color dorado, más común en los betas.Seguí ahogándome en la mirada amenazante de aquel lobo alfa, pero también podía ver la sensación de que el animal está herido por el látigo del desamor. No podía entender ese matiz del sueño. En el momento más crucial, volví