¿Creen en las premoniciones? ¿Les ha sucedido que sueñan y ese sueño de cierta manera se vuelve realidad?, aunque no de forma "literal". Lo que trato de afirmar es que nuestro subconsciente nos proporciona señales que a veces no sabemos identificar. Por ende, para evitar que la historia sea tan compleja, con mis explicaciones (que en vez de aclarar oscurecen), aquí les relato mi sueño y saquen ustedes mismos sus propias conclusiones.
Desde pequeña siempre he tenido una utopía repetitiva donde la escena se centra en una mansión. En esa residencia se encuentra un balcón; oigo que de ese lugar provienen gritos desesperados de un hombre, quien me llama por mi nombre.
Ese extraño que me llama, me pide ayuda, puedo ver su figura en cuclillas dándome la espalda. A continuación, aparece una escalera en forma de caracol. ¡No comprendo cómo puedo contemplar todo lo que está ocurriendo arriba cuando estoy en la planta baja!, supongo que es el poder de los sueños que hacen de lo imposible lo posible.
Me apresuro a subir rápidamente por la escalera en forma de caracol que me conduce hacia el balcón, mi desespero aumenta a su llamado de auxilio. Empiezo mi trayectoria por las escaleras; con cada paso, los peldaños se fragmentan debajo de mis pies, lo cual permite que mi adrenalina crezca y me inste a correr lo más pronto posible. Cuando me faltan pocos peldaños para llegar a la terraza, la escalera se derrumba bajo mis pies. Salto y me aferro al piso de la puerta como si fuera una guerrera Ninja. Escalo con fuerza y logro afianzarme del piso de la tercera planta, en ese momento veo el balcón, es bastante amplio.
La construcción de la terraza cambia cuando los bordes se van perimetrando de ventanales de vidrio rodadizo delante de mis ojos, como si se tratara de la magia propia de un hada que solamente existen en los cuentos. Veo al joven agazapado dándome la espalda, sin poderlo evitar lo detalló: su cabello es rubio, su espalda es ancha y bien formada, torneada por músculos definidos, puedo observar un ave fénix tatuado en el centro de su espalda alta, incluso hasta los detalles del imponente grabado indeleble en su piel. Continuando experimentando la necesidad de mi asistencia. Trato de acercarme, pero mientras me acerco más lejos estoy. Los vidrios del balcón son rotos de inmediato por tres lobos grises que entran a la fuerza y van directo a él para atacarlo. Él me llama por mi nombre: ¡Lucia, ayúdame! Eso es suficiente para que mi cerebro pueda transmitir la señal a mis piernas de que comiencen a moverse. Me percato de que un cuarto lobo entra en escena; uno más grande y de pelaje negro. Mi expresión se refleja en sus ojos grises que brillan en la oscuridad; de todos los lobos presentes, este era el más altivo y despiadado. Sin dudarlo me abalanzo sobre mi desconocido; siento que lo amo, aun sin conocerlo, aun sin ver su rostro, sacrificándome y dejando que los lobos me lastimen a mí, mordiendo y arañándome la espalda. Tomo su mano y me percato de que de su dedo meñique surgió un hilo rojo, mis ojos siguen la dirección del hilo y, sorprendida, descubro que el otro extremo está vinculado a mi meñique. Mientras más me lastiman, más me esfuerzo por proteger a mi anónimo hombre. A pesar de que los lobos tratan de alejarme de él, la hebra roja que une nuestros meñiques se enreda, se estira y tensa, sin embargo, nunca se rompe. En aquel momento del sueño, me despierto y quedo con esa asombrosa sensación de tristeza, heroísmo, entrega y amor. A través de la evocación, descubro que no todo es color de rosa, y que los sacrificios son necesarios… Una vez más vuelvo a preguntar: ¿Creen en las premoniciones?
Esta es la narrativa de mi existencia, llena de sorpresas. No obstante, es fundamental señalar que la historia no está compuesta por hombres lobos como en las historias fantásticas, posiblemente sí, pero de hombres reales, aquellos que son cautivados por poder y rivalidades. También debo admitir y advertirles que, en algunos momentos, me he dejado guiar por el desespero y el egoísmo de mi ser, quizás en algunas facetas me odiaran, todo es parte del aprendizaje. Entonces recuerdo a Noah.
—"Levantarse para continuar cayendo" —fueron mis primeras palabras cuando conocí a Noah, a lo que él me respondió: "Cometer errores para aprender a ser más fuerte. Las decepciones suelen ser necesarias para forjar el carácter." Se trataba del mantra de aquel hombre inescrutable que me atravesó el corazón… Noah Duarte de León.
A pesar de que existen circunstancias y palabras que en su momento no aprecias, mucho menos la fuerza y los sentimientos que la suscitan, extrañamente ese punto lo logre comprender cuando conocí a Gabriel, quien con el paso del tiempo se ganó un lugar privilegiado en mi mente:
—"Aguanta, sé que tienes miedo, pero puedes estar tan cercano al cielo; sin embargo, te esfuerzas por mantener los ojos muy cerrados" —me había dicho Gabriel en una ocasión, sé que se refería a sus sentimientos por mí.
—"Siempre puedes aprender a volar… Nunca lo sabrás hasta que lo hagas" —él trataba de explicarme, en aquel entonces, que enamorarse era como saltar de un edificio muy alto, aunque tu mente digiera lo contrario, el corazón podía volar. No tuve en cuenta sus palabras, simplemente no me tocaban, para ese momento mi corazón estaba con Noah en lo alto, tarde comprendí que también yacía en medio de la nada, nunca lo supe, lo descubrí cuando ya estaba ahí caminando lentamente, en una cuerda floja… La tristeza ya no tiene valor en absoluto. Solo una palabra viene a mi mente como una letanía: Noah, por favor, no me juzgues.
Hoy es un día cualquiera, o mejor dicho un día más donde me las ingenio para lograr que me alcance los ingresos. Me levanto muy temprano junto a mi mamá, lo primero que hago es darme una ducha fría, luego prepararme un café cargado para terminar de espantar el sueño. Me observo al espejo y me detallo. Mis ojeras parecen estar en una revolución conmigo, por lo que procuro mi corrector de ojera. Me evaluó y me detalló nuevamente; para ser sincera, soy el ejemplo perfecto del famoso dicho que cita lo siguiente: "No soy hermosa, pero tampoco fea que asusta", a mi favor podía señalar que soy llamativa y aceptable a mi juicio, y no lo digo solo yo, tengo fuentes que lo confirman. No puedo evitar reírme mientras lo pienso. Me dicen que soy «llamativa», pero creo que esto se debe a mi forma de ser. Me considero sumamente polifacética y adoro diversas técnicas musicales, y señalan que mi voz es excepcional. También puedo añadir a mi lista de dones, que soy muy brillante, con las matemáticas y
Mi madre y mi abuelo habían pasado la noche junto a la abuela, mi tío Gilberto, el único hermano de mi mamá, ya estaba en camino al hospital; él vivía en otra ciudad y no le era fácil llegar con la prontitud requerida, así que tardaría un poco. En consecuencia, no pude asistir a la universidad, debía hacer la suplencia a mi madre; a mi favor, tenía el privilegio de contar con mi mejor amiga Verónica, ella me proporcionaría los apuntes y grabaría la clase para que pudiera observarla, una preocupación menos.El insomnio había sido intenso, y durante toda la noche no tuve la oportunidad de ponerme en pie, reflexionando acerca de mi abuela y suplicando a Dios y a los santos que se tratara de un simple desmayo debido a la carencia de vitaminas o el exceso de cansancio asociado a su edad. Hace dos meses había cumplido 73 años de edad, sin embargo, a pesar de su prolongada edad, mi abuela se veía rozagante, una mujer fuerte que desbordaba energía, pero ayer al verla tan pálida y arrastrada e
¿Cómo se puede reaccionar ante un diagnóstico tan perjudicial? ¿Qué palabras o acciones tomar cuando tu alma parece que te abandona? En aquel instante, todos los recuerdos de los momentos felices llegaron a mí como una revisión de todo lo vivido junto a mi abuela. Mi admirada y amada dama, Amelia, siempre ha sido mi refugio. Durante todo este tiempo, su entereza y su amor me han brindado un soporte invaluable. Mi corazón se había desvanecido al oír la noticia.—¿Estás bien? —me preguntó Matilde. Al momento no pude articular palabras, mi mente se había sumido en una oscuridad flotante. Sentí la mano de Matilde tomar la mía, una lágrima se había desbordado sin percatarme.—No importa el diagnóstico, todo estará bien, muchacha. Debes tener fe en Dios, él no abandonará tu camino.—Tiene Parkinson —al decirlo, el llanto empezó a brotar y Matilde me abrazó.Lloré en su hombro hasta que las lágrimas se secaron, me había hecho bien. Matilde me condujo de la mano hasta el cubículo del personal
Tiempo… Esa palabra y lo que significa ha estado en guerra conmigo. Tenía muchas cosas que hacer y poco tiempo para hacerlas."Necesitó un clon", exclamé mientras me abalanzó a la cama, exhausta de la ansiedad. Después de un momento, ya más tranquila, me dedico a mi abuelo. Él estaba muy triste y preocupado como los demás miembros de la familia.—Amelia la han dejado en el hospital con el fin de ser examinada durante tres días más —me explicó.—¿Cenaste?—No tengo hambre, hija mía.—No voy a permitir que te enfermes también. Acompáñame y cenemos juntos. Voy a preparar algo para ambos. Mi mamá está con la abuela, y mañana iré yo, así que animo porque de esto salimos —mis palabras firmes lograron que mi abuelo se sintiera mejor, y le apeteciera probar bocados.Minutos más tardes.Recogimos la mesa y dejamos todo limpio y ordenado, ya eran las 8:00 de la noche, me aseguré de que mi abuelo descansara, después fui a mi habitación y encendí la computadora. Sentí una preocupación menos cuand
Cada dispositivo de limpieza ya se encontraba en los dos carritos de servicios. Vi a Raquel limpiarse de la frente, el sudor, a pesar de que el aire estaba encendido, no era suficiente para que nuestras almas no se sintieran exhaustas y deprimidas. El salón era espacioso y no se debía dejar ni un solo tramo sin limpiar.—Gracias a Dios, terminamos con este espacio… es el lugar más agotador —manifestó Geraldine con un suspiro.—Vayan a nuestro cubículo a refrescarse, yo debo ver cómo van las otras chicas con lo de los pedidos. ¡Dios has que Jennifer vuelva pronto! —se quejó Matilde.—¿Quién es Jennifer? —le pregunté a Raquel.—Se trata de la secretaria del jefe, mejor dicho "Asistente", porque odia que le digan "secretaria". Es una chica estirada que se encarga de hacer todos estos pedidos y es bastante presumida. Ella está de permiso, pero su permiso se ha alargado de dos semanas a un mes. Ah, pero ya veremos cuando vea el nuevo presidente ejecutivo, te aseguro que no va a faltar nunc
Matilde, una mujer luchadora y con un sentido común muy fuerte, pensó que no debía dejar mucho tiempo sola a Lucía. Si algo tenía muy claro era la jauría de lobos que habitaban en la empresa, tal vez doña Hilda no iba mucho por las instalaciones, no obstante, tenía ojos y oídos por todos los recovecos de CDT. Anastasia era su mejor amiga. Sabía muy bien cuánto necesitaba el trabajo. Lucía era una joven inteligente y brillante, lamentablemente en la compañía de tecnología de León, se debía tener más que inteligencia e ingenio, lo que te aseguraba la supervivencia era tener garras y dientes bien afilados.—Sigan en sus tareas, voy a dar un paseo para observar cómo avanza todo.—Ya sabía yo que no ibas a soportar la curiosidad —manifestó Raquel en forma de burla. Matilde giró a verla.—¿Cuánto tiempo llevas usted aquí, Raquel? ¿De 4 a 5 años?—¿Por qué la pregunta?—A veces me das la impresión de que no conoces las tierras movedizas en las que nos desenvolvemos. Admito que el sueldo es b
Las lágrimas surgieron rápidamente de mis ojos cuando vi a mi abuela de nuevo con nosotros. Se encontraba cómodamente tumbada en su cama, se había acomodado semi-sentada sobre unos cojines para disfrutar de la televisión, tenía los ojos cerrados, los abrió al percibir mi presencia. Me hizo un gesto para aproximarme y, sin dudarlo, lo hice.—No puedes imaginar el miedo que sentí al verte desvanecida en el suelo —mi voz ya eran sollozos. Ella extendió la mano sobre mis cabellos.—Nos encontramos bien —sus palabras eran pausadas y suaves—. En un rincón de mi cerebro aún me queda cordura para darte todo el amor que necesites… Aun cuando sienta que estoy parada al borde de un abismo.Agarré su mano con la fuerza de mil rayos.—Puedo hacerlo mi niña, aún puedo valerme por mí misma y no convertirte en mi muleta —bromeo para bajar mi ansiedad.Me despegué de ella y la tomé de la mano.—¿Estás bien? ¿No te duele nada?—Más de lo que puedo pedir, hija mía… No experimento dolor, verte a ti y a m
Anastasia se puso en pie temprano, ya se sentía reincida; el cansancio ya no estaba presente. Lo primero que hizo al levantarse fue darle una vuelta a su madre; se alegró de confirmar que dormía tranquilamente. Al abandonar la habitación de su madre, observó a su hija. Lucia ya estaba arreglada para irse a la universidad, Anastasia le dio la bendición y le ofreció una taza de café el cual tomaron juntas en silencio, el tema de Noah Duarte de León no se mencionó aquella mañana.Eran las 7:00 am cuando Anastasia se presentó en la compañía de los Duarte de León, caminaba hacia la entrada principal cuando el sonido de un vehículo último modelo llamó su atención. La déspota Hilda Duarte de León bajó de su coche, un modelo lujoso que acababa de adquirir. El presidente ejecutivo la saludó con una atención especial que no formaba parte de sus habituales interacciones.El coche costoso había sido aparcado junto al puesto del presidente ejecutivo, que aunque tenía un coche también caro, no era