Rosseta por orden de su despiadado padre fue entregada como ofrenda al malvado mago Albuz, con la única condición de que el eterno invierno llegara a su fin y tener paz. Él acepta a la insípida hada y su ira calma, pero recae con gran fuerza en ella, teniendo en mente extinguir la poca luz que le queda convirtiéndola en una prisionera. Al pasar del tiempo se da cuenta que su duro corazón por primera vez empieza a latir, cosa que es extraña para él - Albuz, toma la mano de tu esposa. - habló Golfo, tenía que iniciar con la ceremonia. - No será necesario. - respondió con una voz de destello a horror. - sólo pon los anillos y termina con esto de una maldita vez por toda. - agregó molesto. Golfo acostumbrado a sus malos humores no lo contradijo y ordenó a su aprendiz que lo hiciera. El muchacho tembloroso tomó los anillos que se encontraban sobre un cojín. Ambos eran de oro, pero sólo uno de ellos estaba hechizado para que no quemara la piel de Rosseta. Con mucho cuidado los puso frente a la pareja. Albuz con tal de liberarse en cuanto antes, tomó el anillo que le correspondía a Rosseta y se lo puso en el dedo anular con algo de brusquedad. Rosseta observó el anillo de Albuz, era su turno de hacerlo, en cuanto las yemas de sus dedos tocaran aquel metal de oro, se quemó y lo soltó al instante. - Maldita sea. - gruñó Albuz con un semblante bastante duro y arrugado que provocaba miedo indefinido. Tomó el anillo él mismo y se lo colocó, miró para donde Golfo y habló. - doy por terminada esta boda. - fueron sus últimas palabras que resonaron con gran fuerza por todo el palacio. Dio media vuelta y se alejó a pasos grandes.
Leer más- ¿Dónde diablos está la mujercita? - se preguntó Albuz al trasladarse a una estación. Ya había buscado en cada parte del bosque, desde punta a punta y no daba con ella. Llegó hasta la gran caida, donde sólo había vacíos y tierra seca. - ¿Qué haces aquí? - pregunta Rosseta al verlo mirara desesperado por todas partes. Parecía buscar a alguien. - Tú. - señaló. - eres una inmadura ¿Por qué tenías que irte? - Sólo salí a estirar las piernas, nunca escapé de mi hogar. - lo miró hasta analizarlo. - ¡Me estabas buscando¡ ¡Te preocupaste por mí! ¡Te preocupaste por mí! - repitió emocionada e intentó abrazarlo. Albuz la detuvo en el acto. - Como cualquier rey se preocupa por sus súbditos. - explicó con voz seria.Rosseta frunció el ceño, basta decir que se había enojado. - Vete, Albuz. - dijo al darse la vuelta y continuar con su camino. - Querías esto, que me alejara. Lo estoy haciendo, ahora pienso ser mi propia reina dentro de estas tierras secas. Albuz dejó escapar una pequeña son
- Lo encontré cerca de la pradera antes de trasladarnos hasta aquí. - respondió Rosseta. Apretó sus labios y sin despegar miradas con Albuz volvió a decir. - No sabía que era de tu madre. - mintió lamentándose en sus adentros, pero no podía decirle que Magdalena la visitaba en sus sueños. - te lo devuelvo. - llevó sus manos e intentó entregarle el collar.Albuz observó firme. Había una historia con respecto a ese dije y ese era que sólo las brujas puras de corazón y de luz podían llevarlas como un amuleto protector. - Quédatelo, es tuyo. - se acercó a ella y, tomó la cadena en sus manos y él mismo ayudó a ponérsela. - estas cosas no son fáciles de encontrar, todo lo contrario, ellas te buscan, te eligen y protegen. - explicó mientras sus dedos tocaban la piel de Rosseta. - la tomó de los hombros, le dio vuelta para que lo mirara y volvió a decir. - no lo vayas a perder, sólo te pido eso. Rosseta con las comisuras de sus labios entreabiertos asintió despacio. Los ojos oscuros de Albu
Llegaron hasta una parte seca del bosque, Albuz decidió bajar de Rayas cuando este se detuvo. Antes de caminar, decidió ayudar a Rosseta.- Me hiciste un favor, ahora yo te lo pago. - dijo al dejarla en el suelo. Rosseta iba a dar las gracias cuando las comisuras de sus labios se entreabrieron, pero no tuvo oportunidad de hacerlo, ya que Albuz emprendió su camino en dirección a recoger frutas y leñas para pasar la noche. Miró a Cristal, caminó hasta ella y apegó su frente con la del corcel. - ¿Puedes darles agua? - preguntó como un favor.Cristal golpeó con sus cascos el suelo, afirmando a su petición y dejó crecer una fuente de agua pura para beberla. El resto de espíritus se reunieron a beber y se quedaron a descansar. Rosseta sonrió por ver a sus amigos, caminó hasta sentarse bajó el árbol, rejuntó ramas secas he hizo una pila. Tomó a Rabito y le dijo.- Sólo una chispa, lo suficiente para hacer una hoguera. Rabi
Rosseta sonrió, decidió levantar su mano y tocar el pecho desnudo de Albuz donde estaba su corazón ardiente. - Si late de esa forma es porque me recuerda. - dijo al sentirlo y cerrar los ojos. Era una bomba o una máquina que no tenía control. Los sonidos eran fuertes y hasta desesperados. - yo todavía sigo ahí. - volvió a decir al abrir los ojos.- ¿Quién eres? ¿Por qué se comporta de esta forma? - Albuz quería respuestas, respuestas claras y concretas del descontrol de sus emociones. Rosseta ante su mirada era una simple Hada, pero su corazón traicionero decía otras cosas a gritos desesperados.Ella sonrió y sin quitarla la mirada supo responderle. - Tu esposa, Albuz, soy tu Ross. - Ross. - habló pensante al cerrar los ojos. El nombre era familiar, pero no daba imágenes ni recuerdos. - sigues siendo una extraña. - dijo sosteniendo su mirada con la de ella. El viento empezó a correr un poco helado, tenían que salir del agua. - vamos a resfiarnos, salgamos. - dejó de verla, aunque n
La noche cayó como un manto sobre el bosque. Todas las criaturas mágicas nocturnas salieron a hacer sus actividades como era de costumbre. Albuz y Rosseta decidieron tomar un descanso en aquella parte, se veía seguro, calmado y era cálido. Además, de estar vigilados por los espíritus de cada elemento.Albuz caminó hasta un árbol con la esperanza de poder trepar en el. - Sin magia, no podrás hacerlo. - dijo Rosseta al ver sus intenciones. - déjame ayudarte. - caminó hasta donde él y como una ardilla salvaje empezó a trepar. - Vamos dame tu mano. Albuz se quedó a observarla, gracias a ella estaba como estaba. No era un mago, tampoco un licántropo, no era más que un simple humano. - Voy a descansar en el suelo. - respondió, le dio la espalda y se recostó sobre el césped.- De acuerdo, entonces te acompaño. - Rosseta bajó muy rápido de las ramas y fue hacia él. Observó oírte de sus ropas y piel, estaba sucia y necesitaba un baño. Sonrió cuando sus miradas se cruzaron y le dijo. - iré a
Albuz tuvo que salir muy temprano del palacio r ir hacer sus rutinas, una de ellas fue recorrer todo el bosque en su forma de licantro. Al llegar a un estanque, decidió parar y beber agua, la sed lo estaba matando. Mientras lo hacía, escuchó unos ruidos provenir de la parte de atrás. El romper de unas ramas lo alertó. Fingió no escucharlo y se preparó para tomarlo por sorpresa. Sus patas traseras y delanteras se prepararon para atacar, alzó la mirada para enfrentarse a su villano y fue por ella. Terminó encima de una loba blanca, quien la espiaba. Para Albuz todos eran enemigos, pero al ver sus ojos dorados y serenidad no pudo lastimar a la bestia. Se apartó de ella y volvió a su forma humana.- Vete. - dijo y empezó a caminar al lado contrario. - no puedes estar aquí. - Puedo estar aquí. - escuchó la voz de Rosseta que hizo que detuviera sus pasos en seco. - soy parte de este bosque, soy su guardiana y protectora.- Entonces haz tu trabajo donde yo no pueda verte. - Será difícil
- Rosseta, no sabes cuanto me alegras que hayas regresado. - Casandro se acercó a ella hasta poder abrazarla. - Me resulta imposible creer que estas viva, definitivamente fue un milagro.- Estuve por un tiempo en la aldea de los Licántropos, no podía salir hasta obtener mi loba interna. Allá no hay campo de fuerzas o protección, cualquier magia sería detectada por mi Grindelwald o por mi hermana.- ¡¿Tu hermana?! Explícame porque me perdí o es que no lo comprendo de que me hablas.Rosseta asintió y explicó.- Cuando desbloquee el último elemento, dentro de mí salió Bela, ella es una anti yo. Físicamente se parece a mí, pero su cabellera es oscura al igual que sus ojos. Mi trabajo es regresarla a donde pertenece, pero primero voy a recuperar a Albuz.- ¿Tú hermana es peligrosa? - Volvió a preguntar al parecer era lo único que había escuchado.- Lo es y yo soy la única que puede encerrarla para que no siga haciendo más daño. - Entonces te ayudaré a capturarla. No podemos dejar que ella
- ¿Por qué se quedan ahí sin hacer nada? he dicho que saquen a esta muchacha de mi vista. - volvió a decir Albuz. Sus ojos no mostraban ni pizca de emociones por ver a Rosseta, tal parecía que ella ahora era una desconocida o más bien su enemiga. Rosseta lo miró fijamente a los ojos, no estaba dispuesta a perder. Se sabía que los hechizos o conjuros se rompen por la persona quien los había y creado, en este caso fue el propio Albuz y eso era una desventaja, ahora tenía que buscar la forma para que el la recordara e iba hacer eso. Camino muy cerca hasra él, levantó su mano e indicó el anillo de compromiso.- No puedes pedir que saquen a tu esposa. - dijo con voz, firme y sin despegar el contacto visual. - ¡¿Mi esposa?! esto debe de ser un mal chiste.- Lo soy Albuz, soy tu esposa y aunque no me recuerdes voy a hacer hasta lo posible para que lo hagas. - tomó una carta más que le quedaba. - este collar me lo diste. - agregó.Albuz observó aquella pieza, era el regalo de sí padre y ah
Alfa King corrió con gran fuerza con Rosseta en su espalda hasta llegar a la tienda. La dejó en el suelo y terminó por convertirse en humano. Al tener su forma caminó hasta donde ella y la tomó del mentón al mismo tiempo que clavaba sus ojos fríos y oscuros con los de ella.- No vas a ningún lado. - gruñó. - aunque hayas ganado la batalla, tu lugar es este. Como enfermera y próximamente como mi acompañante.Rosseta hundió su mirada con la de él, entendiendo a la perfección sus palabras.- ¡Nunca! - gritó y se soltó de su agarre. - yo ya tengo un acompañante y no lo es usted. Mi corazón tiene dueño y lo tendrá para siempre. - ¿Quién es?- No le interesa.- Me enfrentaré con él para tenerte a mi lado.- Jamás va a lograrlo.Alfa King sonrió dejando ver sus colmillos por aquel comentario inapropiado.- Voy a destruirlo. - habló como si se tratase de un mandamiento. - Rosseta ahora perteneces a la tribu, escapar es imposible. - ató sus manos a un barandal y se dispuso a caminar para dej