Para Jo, ser la hija perfecta siempre fue fácil. "Ponte derecha, Joshepin, las niñas obedientes son más hermosas" "Levanta la cara y sonríe, no sabes quien puede estar mirándote " Hasta que finalmente, termino siendo la niña que todos deseaban. Refinada, recta y apegada a las reglas, no sabia decirles que no, a nadie. Sobre todo a sus padres. Su hermano, Jordan, era similar, aunque vivía a sus aires, una actitud que Jo siempre deseaba, ser libre de decidir sobre sus sueños. Siempre tenía claro sus objetivos, obviamente, solo si eran los que sus padres creían que eran los correctos. Los castillos que se pintaba en el aire, esos estaban totalmente fuera de su control, y solo se quedaban ahí, en el aire y en su cabeza. Claro, jamás imagino que toda su vida habia estado siendo preparada para ofrecerla como un regalo de paz. Un regalo para el maldito y arrogante multimillonario de Eric Brooks. El único hijo del socio de su padre. Una boda, un solo desastre. Y una prisión completamente en el corazón.
Leer másJosephin.La casa se sentía solitaria, con tanto silencio.La cocinera solía dejar las tres comidas hechas para el día. Pero hoy había decidido que no quería que alguien me hiciera de comer.Asi que aquí me encontraba. Haciendo mi propio almuerzo y queriendo huir lo más pronto posible antes de que Eric aparezca.Me siento en el taburete después de terminar mi almuerzo, mientras abro un jugo de naranja para servirme.Me quedo Helada cuando la presencia de Eric inunda la estancia.—Buenos días— respiro hondo y volteo a verlo mientras abre el refrigerador.—Buenos días— respondo volviendo mi mirada al plato.Tal vez no sabia lo que hacia. Tal vez solo estoy complicando las cosas entre nosotros.Pero… ¿Quién demonios pide un bebe cuando ni siquiera ha dado el paso de ser sincero con sus sentimientos? Claro. Eric Brooks.—Voy a…— se queda en silencio cuando mis ojos se encuentran con los suyos.—¿A que? — lo observo mientras tomo un sorbo de mi jugo.Sacude la cabeza y observa su mano en l
Josephin.Sabia que las cosas con Eric serian algo como una montaña rusa. De arriba abajo, con las mortales curvas de las cuales todo mundo se queja pero adora pasarlas.Yo no. Definitivamente yo no.—Podríamos….— El niega con la cabeza. Me muerdo el labio nerviosa.Después de esa cita, hemos estado sobre cascaras de huevo, sinceramente no se que demonios paso.—De acuerdo, ¿Qué demonios esta pasando? — su mirada ceñuda se centra por fin en mi rostro dejando de lado los documentos que miraba.—¿De que hablas? — niego.—Eric, llevamos toda la semana así. No se que hice, o que dije que te molesto. Míranos, se supone que después de esa cita seria todo diferente. No te entiendo— definitivamente explote, me agoté.Eric me observa pestañeando, incrédulo.Pues empieza a creer esto, cariño. No puedo mas con esto.—Jo, no entiendo de que hablas.Suspirando, me dejo caer en el sofá que hay en su despacho.—Creí que seria diferente. Que nos daríamos una oportunidad. Tú lo dijiste, querías conoce
Josephin —¿A dónde vamos?— pregunto ansiosa, Eric solo sonríe y sigue mirando al frente, sin contestarme.Resoplo cruzando los brazos.Observo como comenzamos a alejarnos de la ciudad, tomando rutas hacia el área de la playa.Frunciendo el ceño miro mi entorno.—No vamos con Jordan, ¿Verdad?— más que una pregunta suena a afirmación.Eric sigue sin contestarme y la sonrisa estoy apunto de borrarla con un puñetazo.Un par de minutos después, detiene el auto en un parqueadero desolado.La noche comienza a caer y la brisa marina inunda mis fosas nasales al salir del auto. Eric rodea y abre el maletero, saca una canasta y un par de mantas, me arroja una sudadera que tiene su perfume impregnado, canela y sándalo.Miro dudosa la sudadera.—¿Eric?— el me sonríe.—Solo pontela, linda— con la ceja aún arqueada lo hago, me quito mis tenis mientras llegamos a la arena.Toma mi mano mientras lo hago, esperándome, luego seguimos el camino, el sujeta mi mano mientras que con la otra sostiene las co
Eric.—No se...— respondo apenas en un susurro, miro a la enfermera para no ver la sangre en mis manos.—¿Necesita llamar a alguien más?— Sacudo la cabeza.Tengo que volver a llamar a Jordan.—¿Señor?— —Perdon, es mi esposa— asiente y continúa haciéndome preguntas, se ciertas cosas, pero las demás no tengo ni jodida idea. Por eso necesito a Jordan aquí.Vuelvo a marcar cuando la enfermera me deja solo al darse cuenta que no puedo responder por la conmoción.—¿Eric?— la voz soñolienta de Jordan por fin me responde. Gimo de alivio.—Te necesito en el hospital, Jordan... Josephin, ella...— maldice sin dejarme terminar y me dice que está de camino.Me levanto para ir al baño y lavarme su sangre.Su sangre, otra vez.Mi camiseta está manchada. ¿Por qué hay tanta sangre?Salgo y vuelvo a sentarme frente a las puertas por dónde se la llevaron. Un par de minutos después salgo a buscar una sudadera en mi auto quitándome la camiseta sucia.Jordan me mira mientras se baja de su auto y yo cierro
Josephin. Mis pies descalzos me daban escalofríos mientras me desplazaba por las frías baldosas de marmol. La sed fue lo que me despertó a media madrugada, al salir de mi habitación el silencio inunda el pasillo, al igual que la oscuridad de la noche. Al pasar por la habitación de Eric la luz se filtra por debajo de la puerta. Está despierto, aun. Hace dos días que estuvimos en el cementerio. Y desde que su padre murió, hemos dormido en habitaciones separadas. Ya sea porque Bianca andaba rondando aquí pegada a el a cada segundo, y tambien el hecho de que sigo molesta y algo decepcionada conmigo misma.. El espacio de mi ahora habitación, es tranquilo, y obtengo la paz que necesito. Pero tambien la soledad se cuela por la puerta.Haciendo que las noches sean tan dolorosas como los días. Me estoy retorciendo en mi propia m****a, la misma m****a que yo provoque. Si, es mi culpa. Todo por desarrollar sentimientos por este hombre imbécil. Imbécil yo. Abro el refrigerador y saco una
Josephin.Miro mi reflejo en el espejo, el vestido negro liso se ajusta perfectamente a mi cuerpo. Larga hasta arriba de mis rodillas. Simple.Hace dos días que los preparativos para el funeral comenzaron. Demasiadas idas y vueltas para Eric. No quería estar en sus zapatos en estos momentos. Gracias a dios.Eric y yo no habíamos cruzado mas que monosílabos, no nos habíamos visto mas que un par de veces, con el entrando y saliendo de la casa no era fácil atraparlo con tiempo.Luego, estaba el otro problema, Bianca no se había separado de el desde ese día en el hospital. Eric tampoco se había separado de ella.Y mi pobre corazón imbécil era el que me reprendia a cada nada al saber tal hecho.no quería estar cerca de ellos. Si, sabia que mi lugar era el que Bianca estaba tomando. Bueno realmente era su lugar, la que había ursupado eso era yo.Yo era la intrusa en esto.Suelto el aire y tomo mi teléfono, mandando un mensaje a Jordan para que pase por mi y me acompañe al funeral.Si, tamp
Josephin.Mi mirada se cruza con sus ojos verdes, brillantes, anhelantes, ansiosos.Yo tenia en mis manos la decisión, pero era difícil. Volver a confiar en alguien que solo me esta usando para un bien común.Además, esta el hecho de que el ama a otra persona. ¿Acaso eso tiene sentido? No debería ni de provocarme ni mucho menos darme estas proposiciones. No es sano, ni para mi ni mi corazón. Soy demasiado frágil en esa área, me volví demasiado frágil después de Derek.Trago en seco mientras mis labios vuelven a entre abrirse, observándolo, vacilante ante la idea de que me lo estoy pensando seriamente.Diablos, no deberia ni pensarlo.La respuesta es clara, no debería.Pero quería...Esto es tan odioso. Él es odioso.Abro la boca para responder, pero su teléfono resuena en el silencio de la habitación, interrumpiendo. Eric resopla frustrado y observa su teléfono para después rechazar la llamada, vuelve a centrar su atención en mi, esperando, cuando voy a responderle, el teléfono vuelv
Josephine.Vagando por todo el salón, me topo con algunos de los amigos inversionistas de mi padre.Y para mi mala suerte me topo con los padres de Eric. Bueno solo si estirada madre.—Mierda, al menos una maldita advertencia de que estarían aquí —murmuro para mi misma.La señora Brooks se planto frente a mi junto a un par de amigas ancianas estiradas por botox.La sonrisa socarrona que me enseñaba me daba arcadas. Claro, tendría que guardarmelas para mi.—Señora Brooks— la salude con un suave a sentimiento, sonreí falsamente hacia las otras dos mujeres.—Oh Josephine, dime mamá— dijo sacudiendo su mano, sonreí y asentí.En ni un millón de años lo haría.Vieja loca.—Claro—fue lo que dije.—Dejame presentarte a Margaret y a Luisa, son mis dos grandes amigas— les sonreí con los labios apretados a las mujeres nuevamente.—Oh Mirna, tu nuera es realmente preciosa, y muy guapísima, el pequeño Eric tiene demasiada suerte. Una lastima que sea una McCarthy— la sangre me hirvió ante tal comen
—¿Esta noche?— Asiente ante mi pregunta.Suspiro, mientras termino de atar mis agujetas.Me enderezo y lo miro.Eric y yo habíamos perdido por completo la amistad que habíamos comenzado cuando pasó mi accidente.Era un poco tenso el entablar una conversación, ya sea que el la iniciafa o yo.Estaba reacia a tener que involucrarme con el en cualquier aspecto.—Puedes ir a comprar un vestido, tienes mi tarjeta——No necesito tu dinero— le respondo cortante, Eric resopla.—No te pongas caprichosa, sabes muy bien lo que quiero decir— ruedo los ojos y ato mi cabello en una coleta alta.—Da igual, no lo necesito.Eric me escanea de arriba a abajo.Llevo un top deportivo color azul cielo, y unos leggins ajustados.Perderme en el gimnasio a diario, era la mejor manera de evitarlo por las mañanas, aunque en la cena me era imposible evitarlo, ya que había decretado un sacrilegio el no comer juntos.—Josephin, deja de comportarte como una mocosa. Somos adultos, necesitamos hablar en serio sobre el