Prisionera De Tu Amor
Prisionera De Tu Amor
Por: Ale Reyes
Capítulo 1.

Miro mis manos, enguantadas, la suave tela de encaje cubriendolas me daba un poco de seguridad.

Miro mi reflejo en el espejo, el hermoso vestido color esmeralda de terciopelo, caía libremente desde mi pequeña cintura y dejando una exuberante y sexy abertura en mi pierna.

El escote de corazón en mis redondos y pecosos pechos, daba ese aire de súper estrella. O algo así.

Mis hombros desnudos, pringados con pecas aquí y allá, me hacían burla.

Esta no era yo.

Nunca me sentí que fuera yo.

Pero esto tenía que ser así.

Esta tenía que ser yo.

—¿Estas lista?— Miro a través del espejo a mi hermano Jordan, asiento apretando mis labios.

Su pecho sube y suelta un sonoro suspiro, miro la alfombra mullida debajo de mis tacones.

Quiero salir de aquí.

Siento sus manos en mis hombros desnudos.

— Es la última noche, después de esto, no tendrás que volver a fingir que todo mundo te agrada. No tendrás que sonreír de esta manera, falsa, ya no más, JoJo.

Aprieto los labios y agacho la mirada cuando miro sus ojos azules, tragandome mis lágrimas.

Levanto la barbilla, dando un profundo respiro, asiento, sonrío y tomó su mano que aún sigue sobre mi hombro.

—La última — él me sonrie y besa mi sien.

Cuando llegamos al inicio de las escaleras, el salón enorme lleno de personas que veo siempre en estos eventos, siempre con sus trajes caros, joyas caras, y caras falsas.

El apretón de Jordan en mi mano, me trae de vuelta, haciendo qué me de cuenta de que tengo a todos mirandome.

Hoy, cumplo 23.

Hoy, también es mi fiesta de compromiso.

Después de ser una niña educada en casa, tanto en cosas de la vida como en cosas para ser la esposa trofeo perfecta, finalmente llego el día en que mis padres le dirán al mundo que me casare con el multimillonario Eric Brooks.

El soltero mas cotizado de todo el continente. Bueno, no se realmente si sea asi.

El primogénito de una larga linea de hombres, la cual muere con el, y ahora su padre, que el maldito aun no ha muerto, pero pronto lo hará.

Este compromiso es todo lo que el mundo espera, creando alianzas entre ambas familias.

Los McCarthy y los Brooks, años de rivalidad entre ambas familias en el negocio de los hoteles y empresas de contrucción.

Hoy terminaban, después de meses de negociación, bueno, mas bien años, para ser exactos, 23 años.

Yo, yo soy la ofrenda de paz.

El calor de la mano de Jordan me da la firmeza para poder bajar las escaleras sin irme de bruses contra el inmaculado piso de mármol.

Aprieto la mano de Jordan, y él me regresa el apretón.

Miro los rostros de mis padres, lleno de orgullo, pero igual de fríos que durante toda mi vida.

Sin muestras de amor o afecto que nublara mi juicio de los objetivos correctos.

Solo era yo, la que tenia que tener en claro exactamente lo que tenia que decir o hacer, preparada perfectamente para fungir como la mejor esposa trofeo, tomando de ejemplo a mi perfecta y codiciosa madre, tomando de ejemplo tambien a mi perfecto y arrogante rey del engaño, mi padre.

En mi familia, ser mujer era infravalorado.

Y desafortunadamente, yo era la única mujer en la familia McCarthy.

Todos mis primos y familiares cercanos, e incluso lejanos, eran hombres. Asi que si, tenia que ser yo.

—Te ves hermosa, cariño.

Sonrió, falsamente como su cumplido, lo que realmente quiso decir mi madre era que me veía como tenia que verme, perfecta.

Beso a mi padre en la mejilla y sonrió al hombre que tiene a su lado.

El rostro impasible y frío, serio y sobre todo, perfecto.

Su mandíbula cuadrada y perfectamente adornada por su barba recortada y bien cuidada. Unos ojos color verdes que brillaban como dos luciérnagas en medio de la oscura noche.

—Señor Brooks — aprieto los labios asintiendo en su dirección.

Mi futuro esposo era simplemente el mejor partido que cualquier mujer quisiera, pero no yo.

Detrás de el, se encontraba el amor de mi vida, con los ojos rojos de haber llorado y unas horribles ojeras debajo de los mismos ojos grises que horas antes me habían suplicado que no lo hiciera.

El corazón se me apachurraba cada que recordaba su voz agonizante y suplicante.

"Por favor, Jo, te lo ruego, huyamos, tengo el dinero suficiente, podemos irnos fuera, pero por favor, no hagas esto, no te hagas esto"

Aparto la mirada cuando se me hace demasiado doloroso verlo.

Tomo la mano que Eric me ofrece, su calidez me estruja el estomago, mi mirada recorre su fuerte y tatuada mano, sus dedos tambien estan tatuados, dándome ese perfecto aire de hombre dominate y peligroso.

Asiente mirándome a los ojos, sonrió apenas, no miro cuando pasamos al lado de Derek, pero siento sus ojos color tormenta en mi cuerpo.

En el centro de la pista de baile, comenzamos a dar el espectáculo.

Mis padres y los de Eric se habían encargado de reunirnos en diferentes lugares, citas falsas, las cuales fueron fotografías por los paparazzi, y asi se hizo creíble toda esta asombrosa historia de amor.

Un hecho que a Derek no le hizo ni puta gracia.

Pero le rogue que nada era real, porque yo lo amaba a él, y siempre seria asi.

La mano de Eric rodeo mi cintura, apretándome hacia su pecho, su cercanía no había sido tan sofocante, de hecho, desde que nos conocimos todo ha sido demasiado normal y super profesional, es muy educado, pero demasiado frío, y arrogante.

Las sonrisas que me daba fingiendo que estaba perdidamente enamorado, solo eran eso, fingidas.

Pero había sido siempre un caballero, eso no se lo puedo negar, pero hoy, el solo hecho de que Derek este presente en todo este espectáculo de nuevo, me sofoca, y mi garganta tiene un nudo enorme, mis ojos estan brillantes, por las lagrimas que se aproximan por todo esto.

Siento que Eric me aprieta la mano, miro su rostro con el ceño fruncido.

—Te ves distraída, hoy es el último de todo este teatro, al menos de las muestras de afecto en publico.

Asiento, respiro hondo.

El vuelve a apretar mi mano.

Vuelvo a verlo, confundida nuevamente.

—¿Crees que no sabia nada sobre Derek?—

Cierro los ojos cansada, agotada de nadar contra corriente.

—Lo amo, ¿Sabes?— le confieso, el asiente apretando la mandíbula.

—Eso tiene que terminar hoy, Joshepin, no podemos arriesgarnos a que nos pillen en la mentira, tus padres perderían todo, yo perdería todo— su mirada fría y dura, me cala hondo, aprieto su mano y suspirando asiento.

La parte de la canción en la que se hinca y me pide matrimonio, se acerca.

—¿Estas lista?— Asiento, sintiendo como las lágrimas se agolpan en mis ojos, sabiendo que podré llorar libremente y todos pensarán que es por la emoción.

Lo que me sorprende es lo que Eric dice.

Su boca se pega en mi sien, dejando un suave beso, luego deja caer su frente sobre mi cabeza, suspirando, puedo escucharlo tragar en seco.

—Yo también la amaba, y tuve que dejarla ir... estaremos bien— mis lágrimas ya están cayendo para cuando el se pone frente a mi sobre su rodilla, tomando mi mano, y sacando con la otra una cajita de terciopelo.

La música a nuestro alrededor se detiene, y el murmullo y jadeos de sorpresa nos rodean, mientras yo sollozo, mientras miro a Eric, por el rabillo del ojo veo a Derek dar un paso, y ser detenido discretamente por Jordan.

—Joshepin McCarthy, está noche, la noche de tu cumpleaños número 23, quiero pedirte, casate conmigo, cariño— su sonrisa encantadora, falsa, pero sus ojos tristes y brillantes, me dan a saber que es tan doloroso para él como lo es para mi.

Mis sollozos inundan la sala, y asiento fingiendo una sonrisa, Eric coloca el precioso anillo color esmeralda, nada ostentoso, de hecho, ambos lo escogimos.

Se pone de pie y por primera vez, nos besamos.

Siempre habiamos fingido acercarnos, un ángulo que para los paparazzi vieran que lo haciamos de verdad.

Esta vez, sus cálidos y gruesos labios se amoldaban a los míos, un beso lento, lo suficientemente largo para hacerlos creer.

Se separó de mi, dejando nuestras frentes unidas.

—Ya no hay vuelta atrás...— cerré mis ojos, dejando caer las lágrimas.

En ese momento, había sellado mi pase directo a la prisión de su amor.

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