Josephin.Miro mi reflejo en el espejo, el vestido negro liso se ajusta perfectamente a mi cuerpo. Larga hasta arriba de mis rodillas. Simple.Hace dos días que los preparativos para el funeral comenzaron. Demasiadas idas y vueltas para Eric. No quería estar en sus zapatos en estos momentos. Gracias a dios.Eric y yo no habíamos cruzado mas que monosílabos, no nos habíamos visto mas que un par de veces, con el entrando y saliendo de la casa no era fácil atraparlo con tiempo.Luego, estaba el otro problema, Bianca no se había separado de el desde ese día en el hospital. Eric tampoco se había separado de ella.Y mi pobre corazón imbécil era el que me reprendia a cada nada al saber tal hecho.no quería estar cerca de ellos. Si, sabia que mi lugar era el que Bianca estaba tomando. Bueno realmente era su lugar, la que había ursupado eso era yo.Yo era la intrusa en esto.Suelto el aire y tomo mi teléfono, mandando un mensaje a Jordan para que pase por mi y me acompañe al funeral.Si, tamp
Josephin. Mis pies descalzos me daban escalofríos mientras me desplazaba por las frías baldosas de marmol. La sed fue lo que me despertó a media madrugada, al salir de mi habitación el silencio inunda el pasillo, al igual que la oscuridad de la noche. Al pasar por la habitación de Eric la luz se filtra por debajo de la puerta. Está despierto, aun. Hace dos días que estuvimos en el cementerio. Y desde que su padre murió, hemos dormido en habitaciones separadas. Ya sea porque Bianca andaba rondando aquí pegada a el a cada segundo, y tambien el hecho de que sigo molesta y algo decepcionada conmigo misma.. El espacio de mi ahora habitación, es tranquilo, y obtengo la paz que necesito. Pero tambien la soledad se cuela por la puerta.Haciendo que las noches sean tan dolorosas como los días. Me estoy retorciendo en mi propia m****a, la misma m****a que yo provoque. Si, es mi culpa. Todo por desarrollar sentimientos por este hombre imbécil. Imbécil yo. Abro el refrigerador y saco una
Eric.—No se...— respondo apenas en un susurro, miro a la enfermera para no ver la sangre en mis manos.—¿Necesita llamar a alguien más?— Sacudo la cabeza.Tengo que volver a llamar a Jordan.—¿Señor?— —Perdon, es mi esposa— asiente y continúa haciéndome preguntas, se ciertas cosas, pero las demás no tengo ni jodida idea. Por eso necesito a Jordan aquí.Vuelvo a marcar cuando la enfermera me deja solo al darse cuenta que no puedo responder por la conmoción.—¿Eric?— la voz soñolienta de Jordan por fin me responde. Gimo de alivio.—Te necesito en el hospital, Jordan... Josephin, ella...— maldice sin dejarme terminar y me dice que está de camino.Me levanto para ir al baño y lavarme su sangre.Su sangre, otra vez.Mi camiseta está manchada. ¿Por qué hay tanta sangre?Salgo y vuelvo a sentarme frente a las puertas por dónde se la llevaron. Un par de minutos después salgo a buscar una sudadera en mi auto quitándome la camiseta sucia.Jordan me mira mientras se baja de su auto y yo cierro
Josephin —¿A dónde vamos?— pregunto ansiosa, Eric solo sonríe y sigue mirando al frente, sin contestarme.Resoplo cruzando los brazos.Observo como comenzamos a alejarnos de la ciudad, tomando rutas hacia el área de la playa.Frunciendo el ceño miro mi entorno.—No vamos con Jordan, ¿Verdad?— más que una pregunta suena a afirmación.Eric sigue sin contestarme y la sonrisa estoy apunto de borrarla con un puñetazo.Un par de minutos después, detiene el auto en un parqueadero desolado.La noche comienza a caer y la brisa marina inunda mis fosas nasales al salir del auto. Eric rodea y abre el maletero, saca una canasta y un par de mantas, me arroja una sudadera que tiene su perfume impregnado, canela y sándalo.Miro dudosa la sudadera.—¿Eric?— el me sonríe.—Solo pontela, linda— con la ceja aún arqueada lo hago, me quito mis tenis mientras llegamos a la arena.Toma mi mano mientras lo hago, esperándome, luego seguimos el camino, el sujeta mi mano mientras que con la otra sostiene las co
Josephin.Sabia que las cosas con Eric serian algo como una montaña rusa. De arriba abajo, con las mortales curvas de las cuales todo mundo se queja pero adora pasarlas.Yo no. Definitivamente yo no.—Podríamos….— El niega con la cabeza. Me muerdo el labio nerviosa.Después de esa cita, hemos estado sobre cascaras de huevo, sinceramente no se que demonios paso.—De acuerdo, ¿Qué demonios esta pasando? — su mirada ceñuda se centra por fin en mi rostro dejando de lado los documentos que miraba.—¿De que hablas? — niego.—Eric, llevamos toda la semana así. No se que hice, o que dije que te molesto. Míranos, se supone que después de esa cita seria todo diferente. No te entiendo— definitivamente explote, me agoté.Eric me observa pestañeando, incrédulo.Pues empieza a creer esto, cariño. No puedo mas con esto.—Jo, no entiendo de que hablas.Suspirando, me dejo caer en el sofá que hay en su despacho.—Creí que seria diferente. Que nos daríamos una oportunidad. Tú lo dijiste, querías conoce
Josephin.La casa se sentía solitaria, con tanto silencio.La cocinera solía dejar las tres comidas hechas para el día. Pero hoy había decidido que no quería que alguien me hiciera de comer.Asi que aquí me encontraba. Haciendo mi propio almuerzo y queriendo huir lo más pronto posible antes de que Eric aparezca.Me siento en el taburete después de terminar mi almuerzo, mientras abro un jugo de naranja para servirme.Me quedo Helada cuando la presencia de Eric inunda la estancia.—Buenos días— respiro hondo y volteo a verlo mientras abre el refrigerador.—Buenos días— respondo volviendo mi mirada al plato.Tal vez no sabia lo que hacia. Tal vez solo estoy complicando las cosas entre nosotros.Pero… ¿Quién demonios pide un bebe cuando ni siquiera ha dado el paso de ser sincero con sus sentimientos? Claro. Eric Brooks.—Voy a…— se queda en silencio cuando mis ojos se encuentran con los suyos.—¿A que? — lo observo mientras tomo un sorbo de mi jugo.Sacude la cabeza y observa su mano en l
Miro mis manos, enguantadas, la suave tela de encaje cubriendolas me daba un poco de seguridad.Miro mi reflejo en el espejo, el hermoso vestido color esmeralda de terciopelo, caía libremente desde mi pequeña cintura y dejando una exuberante y sexy abertura en mi pierna.El escote de corazón en mis redondos y pecosos pechos, daba ese aire de súper estrella. O algo así.Mis hombros desnudos, pringados con pecas aquí y allá, me hacían burla.Esta no era yo.Nunca me sentí que fuera yo.Pero esto tenía que ser así.Esta tenía que ser yo.—¿Estas lista?— Miro a través del espejo a mi hermano Jordan, asiento apretando mis labios.Su pecho sube y suelta un sonoro suspiro, miro la alfombra mullida debajo de mis tacones.Quiero salir de aquí.Siento sus manos en mis hombros desnudos.— Es la última noche, después de esto, no tendrás que volver a fingir que todo mundo te agrada. No tendrás que sonreír de esta manera, falsa, ya no más, JoJo.Aprieto los labios y agacho la mirada cuando miro sus
Acomodo la ropa en el enorme guardarropa.Giro en mi lugar, admirando el interior, el lado contrario está lleno de la ropa de Eric, y el mio aun sigue vacío.Aunque llevamos una semana desde el compromiso, mis padres decidieron que era buena idea que nos mudaramos juntos.Aprieto en mis manos la sudadera de Derek, la acerco a mi nariz, inhalando su aroma aún persistente en la tela.Los ojos se me llenan de lágrimas como lo han estado haciendo desde que todo esto empezó.Me hago un ovillo en la esquina del armario, mientras llevo la sudadera a mi pecho y dando paso al torrente de lágrimas.Quiero decirle que lo amo, decirle que lamento demasiado no poder ser lo suficientemente valiente para amarlo libremente, para hacerle frente a mis padres.Para decirle que perdimos a nuestro bebé, un bebé que el nunca supo que estuvo en mi vientre.Ese día sigue presente, y me perseguirá hasta el lecho de mi muerte.Nadie sabía aún de Derek, solamente Jordan.Rogue, grite, llore y les pedí de rodill