—Me gustaría hablar más tiempo, nena, pero mañana me levanto a las 5, y sabes que me gusta dormir muchas horas...
—Ya lo sé, Zami, y gracias, me hizo muy bien hablar contigo.
—¡Como me vuelvas a dar las gracias te abofeteo! ¡Ya te dije que para algo soy tu hermana!
—Jaja, gra..., ¡te quiero, reina!
—Yo también, princesa, y me alegro que ya puedas caminar, esa silla de ruedas mataba todos tus encantos.
—¡Qué dices!
—¡Sí! No te lo quise decir, pero estuviste horrible todo estos días en esa maldita silla, ni te molestabas en arreglarte, quizás fue por eso que Damián se sumergió en su trabajo, porque mataste todo tu erostismo, jajaja.
—Jeje. Bueno, me voy, mañana hablamos.
—Buenas noches, hermanita, que descanses.
"Otra.... Como si no tuviera suficiente con el idiota de Fernando..." pensé. Había estado toda la tarde dando vueltas a todo, a absolutamente todo, y cuando me sentí aturdida fui al piso de mi hermana, para calmarme un rato. No fue del todo como esperaba la charla, porque tampoco le conté todo lo que pasaba por mi cabeza, pero sí me había ayudado a no terminar de volverme loca. Básicamente, lo que terminé sacando de esa charla con Zamira, era que tenía que ser paciente y sacar las conclusiones cuando Damián terminara con esa prueba de supervivencia llamada 'trabajo' que el destino le había puesto.
Cuando entré a casa, vi que seguía igual que cuando me había ido, parecía que Fernando no había salido de la habitación en todo el día. No tenía ningunas ganas de hablar con él, seguía enfadada, pero ya era hora de decirle lo del piso del compañero de Dami, no podía seguir estirándolo más. Me dirigí al cuarto de invitados y toqué la puerta.
—¿Se puede? —pregunté.
—¡Sí! ¡Pasá! —respondió de inmediato. Cuando entré, estaba sentado en la cama ordenando su ropa y metiéndola en su mochila —. Hola, Ro. ¡Epa! ¡Te sacaron el yeso! ¡Qué alegría, che!
—Sí, jeje, he ido esta mañana...
—¡Qué bueno! Ya no tenés que depender de nadie ahora —añadió. Me percaté que detrás de él había una montaña bastante grande de ropa. No entendía como podía caber todo eso en una mochila que, a simple vista, no parecía tan grande.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté, señalando la pila de prendas.
—Acomodando todo, creo que es hora de que me vaya ya, no quiero ponerlos en la fea posición de tener que echarme por la fuerza.
—Espera... —dije antes de dar un largo suspiro—. ¿Te acuerdas que Damián dijo que hablaría con un compañero suyo? Bueno, de momento no ha podido avanzar mucho con el tema, pero el viernes va a haber novedades, puedes quedarte hasta entonces.
—¿En serio? ¿No voy a ser una molestia? —preguntó con los llenos de ilusión, tanta que incluso me pareció tierno.
—Sí, "pelotudo", y no te pongas en plan víctima porque te lo quito a golpes.
—Perdoná, pero no puedo evitarlo, no sé cómo voy a hacer para pagarles todo lo que están haciendo por mí... Son unas personas maravillosas —dijo mientras se limpiaba las lágrimas de los ojos.
—Ven aquí, tonto —dije a la vez que me sentaba al lado suyo y le daba un abrazo. Cada vez que pasaban cosas como esa, despertaban los recuerdos de mi adolescencia y no podía evitar sentir un cariño inmenso por él.
—Te quiero mucho, Ro, gracias por ser tan buena conmigo.
—¡Si me vuelves a dar las gracias por algo te abofeteo! —respondí emulando a mi hermana, acto seguido nos echamos a reír—. Bueno, ¿no tienes ganas de cocinarme algo rico? ¡Hay que festejar que ya no soy una coja!
—¿Te gusta el curry? Bueno, arroz con curry sería.
—¡Sí! ¡Perfecto!
—Listo, entonces ya tenemos menú, ¡vamos!
Sí, los enfados se me pasaban rápido a mí, fueran de la magnitud que fueran. Pero me hizo bien "amigarme" nuevamente con Fernando, ya que no me convenía estar sola, si me volvía a encerrar en mi cuarto, seguramente iba a volver a pensar en cosas que no debía, y a él ya le había quedado claro mi posición con respecto a Damián, por eso iba a poder estar bien y alegre con él, porque no creía que volviese a insistir con el tema.
Terminamos de comer y fregamos los platos juntos, cuando terminamos con eso, nos sentamos en el sofá a ver un poco de televisión. Casi no hablamos de nada en todo ese proceso, durante la cena nos habíamos reído mucho y parecía que habíamos agotado los temas de conversación. Cuando se hicieron las 11 de la noche, mi móvil empezó a sonar.
"You're way too beautiful girl, that's why it'll never work"
—¿Sí? —respondí—. ¿Dami?
—Hola, Ro, buenas noches.
—¿Cómo estás? —pregunté, y me levanté para irme a mi cuarto, despidiéndome de Fernando con la mano.
—Bien, bien, con un poco de sueño, estoy tomando unos cafés con los compañeros —me respondió, cosa que pude corroborar al escuchar unas risas bastante masculinas al otro lado.
—Ah, ¿y por qué llamas? —me interesé.
—Tenía ganas de escuchar tu voz... Y también te quería pedir perdón por lo de hoy...
—¿Perdón por qué? Me acompañaste al hospital, hiciste lo que tenías que hacer —le dije, haciéndome un poquito de rogar. Yo sabía a qué se refería en verdad.
—No, me porté muy mal contigo, y te traté feo, y sé que a ti te gusta que te ponga atención cuando estamos juntos, pero es que el trabajo me tiene loco, Ro, me tiene loco... —dijo, denotando desesperación en su voz. Me estaba empezando a sentir mal conmigo misma.
—Dami... —sólo atiné a decir.
—Te necesito ahora más que nunca, mi amor, necesito saber que cuento con tu apoyo, todavía falta lo más difícil, pero sé voy a poder superarlo si estás a mi lado...
—Reconozco que hoy me hiciste sentir mal, pero no por eso voy a dejar de apoyarte, mi vida, sabes de sobra que voy a estar a tu lado siempre —le dije con toda la sinceridad del mundo.
—Es lo que necesitaba escuchar, princesa, muchas gracias por aguantarme... (¡Vamos, Dami! ¡Santiago ya está chillando!) —escuché del otro lado—. Bueno, me tengo que ir. Te llamo mañana a la mañana, ¿ok?
—Vé tranquilo, cariño. Hasta mañana, te amo mucho.
—Yo también, princesa, adiós.
—Adiós.
4:00 PM - Damián.—Qué día de mierda, santo cielo. La verdad es que preferiría volver a trabajar 24 horas seguidas a tener que seguir teniendo que soportar al asqueroso de Barrientos.Acababa de salir de la oficina ya en mi segundo día de horario estabilizado, sin horas extras ni explotaciones de ningún tipo. No obstante, el trabajo seguía siendo un dolor de huevos tremendo, y todo por culpa del supervisor del nuevo proyecto que nos habían asignado a mi equipo... bueno, al equipo de Lau y a mí.Ya estaba llegando a casa, quería aislarme de los problemas del trabajo al menos por unas horas, tenía ganas de ver a mi querida novia y que me alegrara el día con su hermosa sonrisa.Apenas entré en el apartamento, lancé el maletín al sofá que tenía más cerca, y también la chaqueta. Grité hasta tres veces el nombre de Salomé, pero no hubo respuesta, cosa que me extrañó, porque suponía que a esa hora tenía que estar en casa. Seguí llamándola, tenía muchas ganas de verla, el día había sido espan
00:00 hs. - Fernando.—Bueh... Al menos gané un poco de tiempo.Estaba sentado en el salón, solo, mi única compañía eran mis pensamientos y las voces de la televisión, a las cuales no les daba pelota. La verdad es que esa noche, por un buen rato, llegué a olvidarme de todos mis problemas. Sí, durante unas horas, sentí paz en mi alma. Me costaba reconocerlo, me gustaba sentir que tenía todo controlado y que yo mandaba sobre mis emociones, pero la verdad era que la situación me estaba superando. Por esa razón, la compañía de Salomé fue como un soplo de aire fresco para mí. Haber pasado el rato con ella me había hecho volver a aquellos días de adolescencia cuando estaba enamorado de ella."Será que al final no soy tan duro como creo ser", pensaba mientras cambiaba de canal, aunque sin buscar ningún canal en específico. Sí, porque había llegado a esa casa buscando techo gratis por una semana o dos, la idea era hacer mis trabajitos para poder pagarle a los negros, y una vez juntara lo sufi
—Acariciame... Dame un poco más de tu calor... Tu objetivo es que yo me dé cuenta de que tenés ganas de 'tema'...Mi parte la tenía clarísima, pero no sabía si ella iba a ser capaz de cumplir la suya. Sin embargo, Salomé volvió a hacer algo que no me esperaba. Muy torpemente, se incorporó un poco, y pasó su pierna derecha por encima de mi pierna izquierda. Luego me abrazó con la mano que, hasta ese momento, había tenido atrapada entre nuestros cuerpos, y se apretó contra mí. Esta vez su cara quedó enfrentada con mi cuello, y pude notar como su respiración se iba acelerando cada vez más.—¿Así está bien? —me preguntó. Por supuesto que estaba bien, el 99% de los hombres, incluido su novio, ya habrían captado sus intenciones y se la habrían llevado a la catrera a empotrarla como dios manda. Pero yo no era su pareja, y no me convenía que la cosa terminara ahí, tenía que seguir incitándola a que avanzara más.—Cualquiera ya habría entendido perfectamente lo que querés, Salo, pero no Damián
POV Salomé—¡Siempre dices lo mismo! ¡Estoy harta de tus promesas!Tras estas palabras, agarré mi abrigo, mi bolso y mi paraguas, y salí por la puerta.Estaba a punto de llorar y muy enojada, no podía creer que me lo hubiera vuelto a hacer, ¡había vuelto a romper su promesa! Pero ésta iba a ser la última vez, ya era hora de que eligiera, o su trabajo o yo. Así que decidí que lo mejor era irme a pasar unos días a casa de mi madre, sabía perfectamente lo mucho que le molestaba eso, pero pensé que un buen escarmiento le vendría bien. Todavía estaba a tiempo de llegar al último tren de las 10:45, tenía la estación a diez minutos a pie, así que dándome un poco de prisa llegaría sin problemas, si ese maldito ascensor se daba prisa en llegar.Durante el camino iba dándole vueltas al tema, tenía millones de cosas en la cabeza en ese momento, y por primera vez tuve dudas, ¿había hecho bien en irme a vivir con Damián tan pronto? Después de todo no hacía ni dos años que estábamos saliendo, y las
7:45 PM - POV Salomé—¡Hogar dulce hogar! ¡Vamos, alegría, alegría! ¡Alegría, vamos!Repetía Zamira una y otra vez en intentos constantes de levantarme el ánimo. Había regresado a casa después de ocho largos días internada, y mi querida hermana no se apartaba de mi lado, al igual que en el hospital. No estaba del todo bien, todavía me sentía débil, pero eran simples sensaciones, físicamente, salvo detalles, me encontraba perfectamente. Tenía la pierna enyesada y todavía me estaba recuperando del golpe en la cabeza, los médicos me habían dicho que con mucho reposo y siguiendo algunas instrucciones, estaría recuperada en poco tiempo.—Sí, yujuu... — respondí algo desanimada, mientras me acomodaba en la silla de ruedas que acababan de sacar del baúl del coche.Realmente seguía sin tener ganas de hablar con nadie, quería estar sola, sentía vergüenza por todo lo que había pasado. Le había ocasionado problemas a todos los que me rodean por un pataleo propio de una niña malcriada, no quería
Conocí a Damián en la Universidad, en el año 2010, cuando yo tenía 19 años y recién empezaba a estudiar magisterio. En cambio, él ya era un veterano, tenía 25 años y estaba terminando la carrera de Administración de Empresas. La verdad es que me fijé en él desde la primera vez que lo vi, en una charla a los novatos en el salón de actos de la Universidad. Me encantaba como se expresaba, la seguridad con la que lo hacía, lograba tener a todos los alumnos nuevos muy atentos. Además era un hombre muy apuesto (y lo sigue siendo). Cómo lo describiría... Alto, 1.85 apróximadamente, unos ojos negros penetrantes, pelo negro corto, barba de dos días, un cuerpo bastante atlético, que no era el de David Beckham, pero tampoco el de un flaco raquítico. Bueno, me sentí atraída a él desde el primer momento que lo vi, pero no me atreví a hablar con él hasta un mes más tarde, en la biblioteca. Yo estaba perdida y muy alterada con un trabajo de literatura que tenía que entregar esa tarde y todavía no ll
6:00 PM - POV Fernando—Ah... ah... ah... ah... sí...—Mirá la diferencia que hay cuando te liberás. Así es otra cosa, preciosa, jaja.—Cierra la puta boca ya y no bajes el ritmo.Por fin, y después de tanto intentarlo, la tenía en su cama matrimonial a cuatro patas gritando como una perra. No era lo mismo cogérmela en mi cuartucho de tres al cuarto que en la cama donde dormía con su marido todas las noches. También me la había empomado varias veces en la cocina, cuando su marido se duchaba, pero ahí se contenía demasiado y muchas veces ni me daba tiempo a acabar. Pero, sin duda alguna, el mejor polvo con ella fue en su baño, el cornudo de su marido había llegado temprano a casa ese día y a mí no me daba la gana volver a quedarme a medias, así que nos encerramos en el baño, puse la traba, y le seguí dando con todo, incluso 'Corneta' golpeó la puerta y le preguntó si estaba bien, porque por momentos se le escapaban gemidos a la yegua, fue un momento único.—Ah, ah, ah, ah, ah, ah, Dios
9:50 PM - POV Damián— ¿Y ahora cómo se lo digo? —Me repetía a mí mismo una y otra vez mientras subía por el ascensor. Hacía unas horas mi jefe me había dicho que ese fin de semana tendría que hacer turno completo y horas extras, todo porque a último momento habían programado una reunión para ese lunes con un inversor muy importante del extranjero, y necesitaban que yo y mi grupo de trabajo dejáramos todo preparado para ese día.Pedí, casi supliqué que por favor que me sustituyeran por Núñez, alegué que llevaba semanas planeando irme de viaje con mi novia. Pero al parecer no confiaban en su capacidad, ni en la de ningún otro, yo era el único en el que creían para llevar a cabo "un trabajo de semejante envergadura", según sus palabras."Lo siento, Damián, son órdenes de arriba. Te juro que si todo sale bien, seremos recompensados con creces". Con creces, sí, como si eso fuera a dejar contenta a Salomé. Y lo peor era que no sabía cuando iba a tener de nuevo un fin de semana entero libre