Mareska Roberts, es una niña rica del norte de Ciudad Capital. Su padre es un importante empresario. Todo iba bien en su vida hasta que su padre le presenta al enigmático, Zeus Dimitrios, un empresario apuesto y viril, pero el oscuro secreto que oculta hace que la joven desee huir de él y finja su muerte. Troy es un joven viudo con una hija de siete años que perdió a su esposa y ahora desea rehacer su vida junto a una nueva mujer. El destino los une de forma insólita para vivir una intensa historia de amor y peligro.
Leer másMareska decidió contarle a Troy sobre lo pasado y su decisión de huir.—Me creerás una loca, pero cuando recibí ese mensaje de esa mujer lo supe, tuve la certeza.—¿Esa mujer nunca más se contactó contigo?—No, ella me escribió y luego pensé mucho y comencé a notar esos cambios de humor en él.“Mi padre deseaba que me casara con él, pero algo me invitaba a rechazarlo.—Entiendo, entonces decidiste huir, ¿verdad?Ella negó con la cabeza y le respondió.—No fue solo por eso, es que… —se ponía nerviosa—. Es que yo vi a Zeus asesinando a Crazy.Eso era de grueso calibre y se levantó a servirse un whisky.—¿Asesinó a tu amiga?Ella asintió, entonces él le preguntó.—¿Cómo fue eso?—Es una triste historia…Sonó el móvil de Troy era Cardenal.—Dime…—Te seleccioné otra cita, debes ir con esta chica se ajusta a la mujer que debes tener en tu vida.—Ahora, no Cardenal.—Estamos hablando del amor, de tu vida es Ucraniana, reside en el país, ama a los niños, trabaja en una guardería y no está lo
Mareska llegó al departamento, tenía el corazón en un puño de los nervios. Debía ser rápida y sacar todo lo que tenía dentro.Al llegar todo estaba muy limpio, supuso que July limpió, fue a su habitación y sacó la llave.Pudo ver una habitación simple de una persona simple, nada que ver con el lujo que imperaba en su antigua vida, en donde apretaba un botón y las puertas del armario se corrían a ambos lados, dejando ver cientos de vestidos.Admiraba sus bellos vestidos y solo alcanzaba a decir.—Ya ni recuerdo cuando compré este vestido, ni cuando lo usé —revisaba una prenda—. No puedo creer que usé esto.Lo tiraba en la cama, buscaba otro y se lo midió.—Un vintage de tan solo seis meses.Siempre a la moda actual. Ella era una bella dama que tenía zapatos de todos los colores y marcas. Carteras y maquillaje.—Seremos divas, hermosas, divas de pasarela.Y colocaba su cámara para tomarse unas fotos con su atuendo. Ahora la realidad era distinta. Mareska dio varios pasos y abrió la puert
Troy terminaba de hacer tres pizzas familiares en su horno, no supo si era la tensión por tener a Mareska en su casa o si ella lo buscase por ayuda. Su hija se empinó a jalar un jamón.—Epa.—Es para el gato.—Para nada, esta es la cena.La nena le dijo sonriendo.—Eres el mejor papá del mundo.—Dame el jamón.—No —corría por la sala y él detrás, como era más rápido, la alcanzó—. No juego, no juego.La agarraba y mordía un pedazo de jamón en su mano.—Soy un perro, guao, guao.Mareska lo veía contento junto a su hija.—Papi, voy por Pompón.—Lávate las manos, la pizza está dorándose en su punto.Cuando vio a la entrada estaba Mareska con el cabello húmedo.—Mareska, ¿todo bien?—Muero de hambre.—Bien, te daré la mejor pizza que suelo hacer.Ella caminó descalza hacia la cocina y le preguntó.—¿Y tu servicio?—Los envié a casa.La niña llegó y al ver a la joven se sorprendió.—¡Eres tú!—Hola.La niña se acercó con una sonrisa y le preguntó.—¿Vienes a quedarte con nosotros?—Cariño, l
Troy no sabía qué decir ante esa presencia y Briana rompió el hielo y lo saludó.—Hola, soy Briana Sprint.—Zeus Dimitrios —besó su mano—. Encantado.—Soy July.—Hola, July.Zeus preguntó interesado.—¿Están de cita?Briana respondió.—Sí, una cita encantadora.—¡Qué bueno! Os dejo para que viváis el amor.Briana sonrió y miró a Troy bastante sorprendido.—¿Es amigo tuyo?—No, para nada, apenas si lo conozco.Todo eso le dio cierto temor a Troy y más cuando notaba que Zeus lo miraba de cuando en cuando.**July estaba fascinada, la cena iba de maravilla y notó la inquietud de su amigo.—¿Lo conoces?—Lo vi una vez en el cementerio.—Dios, qué forma tan rara de conocer personas —rio.—Así es, por eso, cuando dos veces la vida me pone frente a una persona, llama mi atención.July bebió de su copa y preguntó.—¿Por qué?—Porque el destino siempre desea decirnos algo, enviarnos mensajes con hechos y situaciones.Ella lo escuchaba con adoración todo lo que él decía.—Todo tiene un mensaje,
Era amor, o eso pensó, esa atracción que emanaba de ese sujeto la tenía electrizada. Cada movimiento era muy especial, sonreía y se sentía comprendida.—¿Cómo te llamas?Él negó con la cabeza y le dijo al oído.—Todavía no es el tiempo.Le hizo girar y luego la abrazó por detrás.—Hueles delicioso.Ella sonrió cautivada por sentir su barba en su cuello. La música cambiaba a una más sensual y todos estaban muy pegados y ellos igual.—Pareces un dios, ¿serías mi dios?Él sonrió y le hizo girar y July sentía que volaba para caer en los brazos de ese hombre.—¿Quieres beber algo?—Estoy sedienta.Fueron al bar a tomar algo y él pidió un whisky y ella un cóctel.—¿Vienes siempre?—¿Por qué eres tan curiosa?—Solo siento curiosidad de las personas que me interesan.—Entonces te intereso.—Mucho —sonrió.Las luces cambiaron y comenzaron a girar y July sentía que giraba junto a la mirada de ese apuesto caballero.**Troy revisaba la biblioteca de cuentos que su hija tenía y ella le sugirió.—Q
Mareska respiraba alterada y entonces Troy le comentó.—Tranquila, no diré nada, pero tienes que explicarme.—¿Tengo? Te tomas muchas atribuciones.—Tengo atribuciones, porque de cierta forma ahora estoy involucrado en esto.Ella preguntó preocupada.—¿Quién era el tipo que estaba contigo?—Mi mejor amigo, Cardenal.—¿Y ese tipo, qué pito toca en todo esto?—Le conté lo que pasó.Ella se alteró con lo dicho.—¡Le contaste todo!—Espera, espera… —se orillaba—. Estás muy alterada.Ella estaba tensa y le respondió.—Es de mi vida, de la que hablamos.—Cardenal es confiable, jamás diría nada.—No puedo confiar en nadie.Eso sorprendió y le preguntó.—¿Por qué?—Es complejo… Ahora mi vida es diferente.Ni que diría, miró su prótesis y entonces le preguntó.—¿Esa es nueva?—Sí.Carraspeó y entonces dijo su nombre.—Mareska, deseo entender lo que pasa contigo. Deseo saber que lleva a una joven a dejarlo todo para fingir algo que no es.Hace tiempo que no escuchaba su nombre y eso fue grato, e
Cardenal buscó sentarse, tan pálido como una lápida.—¿Qué tienes?—Troy, la mujer que buscas, es… una muerta.Troy se rio ante sus palabras y entonces Cardenal le mostró la foto de Mareska Roberts, muerta en un penoso accidente en un yate.—Sucedió hace dos años, se cayó de un yate y murió ahogada.—No, eso es imposible —negaba Troy.Leía las implicaciones del caso en donde nombraban a un Zeus Dimitrios y otras personas, decía que la joven de sociedad cayó en un penoso incidente por la borda del Potomac en invierno, aguas gélidas y una muerte segura, añadían que días después se encontró el vestido de la joven corriente abajo.Troy se pasó una mano por el rostro y le dijo a su amigo.—Esto es raro, muy raro. Esa mujer no era una muerta, eso te lo puedo jurar.Entonces Cardenal dijo algo sorprendente.—Entonces es peor de lo que pensamos, esa tal Mareska Roberts se hace pasar por muerta.Era muy rara. Buscó fotos de la joven y de sus sitios en redes; era muy hermosa y elegante.—Era la
La sacó por la puerta trasera y llegó al estacionamiento. Troy le comentó.—Mi auto está cerca.—Descuide, ya ha hecho suficiente.Se levantó con dificultad, y le rogó.—No le diga a nadie lo que sucedió.—Es que no sé qué decir.—Mejor.Un auto negro entró y un hombre corpulento se asomó y le ordenó.—¡Sube!Ella lo hizo de manera inmediata y se colocó una capucha sobre la maraña de papel. No entendió nada. Fue por su hija y en un descuido salió con ella del hospital.—Ella tiene un gran secreto —comentó Helena.—Así parece.Había perdido su entrada a la guardería, así que llevó a la pequeña a su empresa. No dejaba de pensar en ese rostro tan bello y la desesperación de la joven por cubrirlo. Recibió una llamada de parte del hospital.—Señor Káiser, la paciente que trajo, desapareció, ¿sabe algo de ella?—No, solo la dejé y me fui con mi hija.—¿No sabe dónde vive?—No, nada, solo la dejé y luego me fui, solo eso.—Entendemos.Estaba preocupado por esa chica y no sabía si ese sujeto q
Su mente daba vueltas en imágenes de su primera conversación con Zeus Dimitrios.—Así que es de Grecia.—Sí, soy de Grecia, la República Helénica.—Suena tan lindo —comentó Crazy.—Y lo es, se los aseguro, si desean están invitadas para ir a un viaje por las mejores islas griegas.Ellas se miraron y él añadió.—Podríamos perdernos en medio de los paisajes rocosos, bailar con poca ropa en las playas de mi tierra.Ellas se miraron divertidas por sus palabras. Mareska comentó.—Dicen que ahí nació la cultura.—Nació la cultura, la belleza, el arte y yo —dijo arrogante.Entonces Mareska le preguntó.—¿Cómo se considera usted?—Como la suma de todo eso, claro.Ellas se miraron y rieron. Su padre hizo entrar un servicio con varias bebidas de ese país.—Metaxá, es un cogñag muy peligroso para las niñas como ustedes.Mareska entonces dijo animada.—Quiero probarlo.—Es fuerte, el más fuerte, pero sí gustas.Ella tomó un vaso y se lo llevó a sus preciosos labios y bebió, le quemó la boca y la g