Espero les comience a cautivar.
Su padre salió a recibirlo junto con otros empresarios. Crazy le dijo entonces.—Dicen que es el nuevo rico del momento.—Debe ser un viejo petulante.Pero cuando vio salir a un hombre joven de unos 34 años, vestido elegante y estrechar la mano de su padre, se interesó.—No parece viejo.—No, para nada.Decidió salir a saludar al recién llegado. Su padre estaba encantado con el mancebo.—Te gustará la ciudad Capital, es un hervidero de oportunidades.—Eso me motiva mucho.Mareska salió a su encuentro y él se detuvo a mirarla detenidamente. Era una joven con una belleza radiante, piel canela en su justo punto y un cabello lacio con una melena preciosa con destellos grises. Ojos de color avellano y una mirada muy curiosa.—No me digan nada, esta es la preciosa Mareska.Jasone dijo complacido, como si elogiar la belleza de la joven fuera su mayor tributo.—Sí, es mi Mareska, mi hija.El sujeto, de forma galante, besó su mano; ella sonrió cautivada. Fue en ese instante en que Philip la tra
Su mente daba vueltas en imágenes de su primera conversación con Zeus Dimitrios.—Así que es de Grecia.—Sí, soy de Grecia, la República Helénica.—Suena tan lindo —comentó Crazy.—Y lo es, se los aseguro, si desean están invitadas para ir a un viaje por las mejores islas griegas.Ellas se miraron y él añadió.—Podríamos perdernos en medio de los paisajes rocosos, bailar con poca ropa en las playas de mi tierra.Ellas se miraron divertidas por sus palabras. Mareska comentó.—Dicen que ahí nació la cultura.—Nació la cultura, la belleza, el arte y yo —dijo arrogante.Entonces Mareska le preguntó.—¿Cómo se considera usted?—Como la suma de todo eso, claro.Ellas se miraron y rieron. Su padre hizo entrar un servicio con varias bebidas de ese país.—Metaxá, es un cogñag muy peligroso para las niñas como ustedes.Mareska entonces dijo animada.—Quiero probarlo.—Es fuerte, el más fuerte, pero sí gustas.Ella tomó un vaso y se lo llevó a sus preciosos labios y bebió, le quemó la boca y la g
Había aprendido a sobrevivir, sí, sobrevivir a una viudez y una soledad que la sentía aguda, y lo había hecho solo con rutina.La rutina era la forma segura de poder hacer las cosas sin excesos o grandes alteraciones. Era un viudo de dos años y debía de actuar como si todo hubiera pasado en su vida; sin embargo, las huellas estaban en su alma.En ese momento, Troy Káiser preparaba el desayuno para su hija; junto a él, su empleada cruzada de brazos lo veía impasible.—Me está quitando mi trabajo.—Hoy es el cumpleaños de Helena y quiero sorprenderla.—Sé que desea hacer las cosas correctas…—Y lo estoy haciendo, vi a mi esposa hacer esto, cientos de veces.Colocaba los panes en la mezcla.—Es una tostada francesa, es deliciosa.Troy escuchaba el sisear de la sartén y pasó a realizar el jugo y cuando tuvo todo, lo colocó en un servicio muy elegante y sacó el postre de la refrigeradora. Era un hermoso chocolate con forma de oso de pie y sonrió. Se olvidaba de la flor que acompañaría a su
Mare vivía en un pequeño departamento junto con una compañera, está miraba en su laptop unas notificaciones.—Maldita sea, puro bagre trae el río.—¿Qué tienes?—Quiero una cita, algo especial, con el sujeto indicado y no hay nada.—No hay buenos hombres en el mundo.—Dímelo a mí, suelo atraer a los peores especímenes —entonces la miró detenidamente—, en cambio, tú deberías hacer algo por tu vida sentimental.Mare sonrió y le respondió.—Estoy bien así.July no se daría por vencida y le indicó.—En serio, Mare, tienes un empleo de mierda y cero vida social.—Me gusta mi empleo, hoy entregué un pastel.—Dios, te ascendieron a repartidora —lo pensó un poco y le dijo—. Eso no es un ascenso, es decadencia.—Me siento feliz así.—Nadie puede ser feliz de ese modo.Ella no quería ser feliz, solo deseaba mantenerse segura y nadie la movería de su zona con facilidad. Entró en su habitación y cerró con llave, procedió a mirarse en el espejo de su cuarto y a quitarse la prótesis con mucha destr
Era sábado y Troy tenía una tradición: tomar cerveza con su mejor amigo mientras evaluaban comida de otros países.Cardenal, era su mejor amigo de toda la vida, incluso fue su rival cuando apareció Daniela en sus vidas. Era la chica más linda que habían visto y, a pesar de que se la ganó, no dejaron de llevarse bien.Ese día le tocaba una evaluación a las tapas españolas y Cardenal puso la cámara para filmar el momento, pues tenía una página con muchas vistas, por cierto, en donde comentaba comida de diferentes restaurantes y países. Frente a ellos tenían un servicio muy apetitoso con toda una variedad de tapas.—Bien, estas son las famosas tapas españolas del restaurante Ícaro Montessori, dicen que son copias de las tapas que sirven en fondas españolas.Troy muy animado, dijo con lo mejor del acento español que podía.—Y olé.Cardenal sonrió ante la ocurrencia de su amigo y Troy comentó.—Dicen que le dan 5 estrellas —comentaba Troy—. Veremos si las merecen.Cardenal entonces les in
Nadie sabe las dimensiones de las cosas hasta que suceden. 366 millones de personas buscan por medio de apps de citas encontrar una pareja de ensueño o al amor de su vida.Donde 35 millones de mujeres ansían encontrar a la pareja indicada. ¿Cuántas tendrán suerte? Solo Dios sabe, pero la idea del amor ideal es más fuerte.El amor se había vuelto una oferta y una demanda, en donde los corazones y las oportunidades eran para todos, en donde el mejor postor era el que se llevaba la oportunidad de conocer al amor de su vida.El perfil de Troy comenzó a circular en toda la ciudad y muchas se apuntaban a tener una cita con el viudo rico y solo.July, la compañera de Mare, recibió las nuevas notificaciones y vio el perfil del viudo rico.—Tengo que tener una cita con este papazote.¡Un viudo rico y millonario! Era toda una ganga para las mujeres de la ciudad.Esa mañana, Troy iba a realizar su rutina normal, se levantó a correr como lo hacía siempre, pues su padre le inculcó que todo líder d
Mare escuchaba a sus compañeras hablar de los ricos y de todo lo que conllevaba ser uno de ellos en su imaginario, claro está.—Los ricos comen delicioso.—Aunque poco, he visto las fotos de sus platos y son cositas pequeñitas.Otra añadió.—Por eso no se ven ricos, gordos, muy pocos.Mare decoraba unos cakes y escuchaba el alboroto.—Yo podría encajar en una mansión —dijo una contoneándose.—Entonces todas. Ahora, ser esposa de un tipo rico es otra cosa.Una con aire soñador enumeraba.—Joyas, vestidos, zapatos.Otra la secundó.—Perfumes, amo los perfumes de marca.Ella sonreía de escucharlas hablar y una reparó en la chica marcada. Le decían así a sus espaldas.—¿Te burlas de nosotras?—No, suena todo tan bonito, pero no siempre lo es.—¿Qué sabes tú?Tal vez sea un momento de contar su realidad y comenzó a decirles.—Bueno, escuché una historia de una chica rica que lo tenía todo.Ellas prestaron atención y continuó.—Joyas, dinero, perfumes, vestidos, yate, comía solo de lo mejor,