Mare escuchaba a sus compañeras hablar de los ricos y de todo lo que conllevaba ser uno de ellos en su imaginario, claro está.
—Los ricos comen delicioso.
—Aunque poco, he visto las fotos de sus platos y son cositas pequeñitas.
Otra añadió.
—Por eso no se ven ricos, gordos, muy pocos.
Mare decoraba unos cakes y escuchaba el alboroto.
—Yo podría encajar en una mansión —dijo una contoneándose.
—Entonces todas. Ahora, ser esposa de un tipo rico es otra cosa.
Una con aire soñador enumeraba.
—Joyas, vestidos, zapatos.
Otra la secundó.
—Perfumes, amo los perfumes de marca.
Ella sonreía de escucharlas hablar y una reparó en la chica marcada. Le decían así a sus espaldas.
—¿Te burlas de nosotras?
—No, suena todo tan bonito, pero no siempre lo es.
—¿Qué sabes tú?
Tal vez sea un momento de contar su realidad y comenzó a decirles.
—Bueno, escuché una historia de una chica rica que lo tenía todo.
Ellas prestaron atención y continuó.
—Joyas, dinero, perfumes, vestidos, yate, comía solo de lo mejor, le encantaba el caviar y viajar, pero su padre la vendió a un mercenario.
Ellas hicieron un respingo y Mare continuó.
—Resulta que su vida de lujo se convirtió en un infierno, ese hombre apuesto y viril, rico, sí, mucho, era el mismo demonio.
—¿Qué le pasó?
—Ellos pelearon y lo que salió en los medios es que ella cayó del yate al agua fría y murió.
—¡Qué horror!
—Por eso es que no creo en eso de hombres ricos pidiendo citas, es muy raro.
Una comentó muy desanimada por la historia.
—Bueno, chicas, a vivir nuestra miserable vida.
Mare negó con la cabeza, recordando las trufas con crema que solía comer y las flores fragantes que adornaban siempre su habitación.
Al abrir sus ojos, su nana tenía un jarrón con flores frescas. Ese día amaneció rara y le dijo a su nana.
—Nana, estoy morada.
Era la señal de que todo debía ser de ese color. Se levantó y fue a un amplio baño con jacuzzi y se duchó, luego salió envuelta en una bata de felpa y caminó hacia su ropero, apretó un botón y este se abrió para ella.
Sonrió y vio los innumerables vestidos de marca que tenía, eligió un atuendo morado y luego otro apretón de botón y sendos zapatos de marca estaban frente a ella.
—Genial —escogió unos morados.
Su vida era genial hasta ese momento, bajó a los jardines y vio un servicio con flores moradas y una serie de platos con esos tonos.
—Gracias, nana, todo se ve divino.
Desayunaba en el jardín de la casa y recibió una llamada.
—Hola, Crazy.
—Mareska, ¿es cierto que tienes guardaespaldas?
—Sí, mi padre contrató a un equipo.
—¡Qué de lujo! Le dije a mi padre que necesitaba uno y me dijo que le iba a poner guardaespaldas a mis tarjetas de crédito.
Mareska rio ante sus ocurrencias y miró al sujeto fornido que estaba de pie, mirando a un lado.
—Te dejo, después hablamos.
Le puso asunto a ese tema y lo llamó.
—Hola, ¿cómo te llamas?
—Me llamo Philip, señorita.
—Entonces eres mi guardaespaldas.
Él asintió y ella preguntó.
—¿Qué se siente?
No entendió su pregunta.
—Bueno, cuidar de alguien, ¿qué se siente?
—Es un trabajo más.
—No, si se trata de mí.
Entonces preguntó desconcertada.
—¿Es cierto que debes de dar tu vida por la mía?
—Si ese fuese el caso.
Ella se agitó y le dijo preocupada.
—Eso es horrible, no quiero que eso pase.
—Entonces no se exponga a ningún peligro.
Ella no entendió y fue a hablar con su padre.
—Papá, no quiero un guardaespaldas.
—Querida, eso no es negociable.
—Es que me da miedo que le pase algo.
—Más miedo me daría que te pase a ti.
Su padre hablaba con despotismo y ella le preguntó.
—¿Por qué eso ahora?
—Es necesario, eres una chica hermosa, Mareska y rica, eso llama la atención de los maleantes.
La idea era muy escabrosa.
Alguien le colocó delante otra tanda de dulces.
—Enfócate, pareces en otro planeta.
La joven sonrió y continuó con su trabajo, pero esa fue la forma en que se remeció todo en su vida.
**
Por consejos de Philip, tomaba clases de tiro, era para aprender a defenderse, estaba progresando en su puntería.
—¡Muy bien, Mare! Cada vez lo haces mejor.
Tenía el pulso, y determinación y una causa. Su maestro le había explicado que toda persona que se inicia en las armas debía tener un objetivo y motivo. Ella lo tenía: defender su vida. Motivo por el cual debía estar lista para lo que viniera.
Su prótesis comenzó a picarle señal de que debía cambiarla por una nueva. Al salir de la escuela de tiro se dirigió a un salón de belleza no muy conocido y cuando entró el tipo le hizo señas de que siguiera de largo por un pasillo.
El sujeto afeminado entró minutos después y la admiró, una chica tan linda luciendo como un monstruo horrible, entonces comentó.
—Cada vez que te veo, me da aprensión. Ya es hora de cambiarla, ¿verdad?
—Me está comenzando a picar.
—Sí, te entiendo, todo tiene su fecha de caducidad.
Buscaba entre una serie de máscaras y encontró la prótesis nueva.
—Esta te ayudará, es reciente, usa la crema hidratante y cuando estés sola te la quitas, así oxigenas la piel.
La joven se la quitó y pudo respirar un poco de todo eso.
—Es un alivio.
—Vivir así es lo más horrible.
—No sabes cuánto.
Entonces el sujeto le dijo a modo de confianza.
—Philip va a venir a la ciudad.
Eso la alegró y el sujeto afeminado le señaló.
—Espera que estés haciendo todo lo que te sugirió.
—Al pie de la letra.
—Él desea que te sepas defender, hasta que todo esto pase.
—¿Entonces pasará?
—Se supone que ni el enemigo puede durar tanto, ni el cuerpo lo resiste.
Entonces preguntó preocupada.
—¿Qué sabes de mi padre?
—Eso lo sabe Philip.
Ella asintió y salió con la prótesis nueva puesta. Al menos no le molestaba, se dio cuenta de cuánto apreciaba su vida al punto de tener que vivir a las sombras por conservarla.
Cuando llegó al departamento, su compañera tenía todo un set de maquillaje dispuesto.
—Hola, ¿qué sucede?
—Tengo una cita, con un tipo lindo, al menos eso me dijeron.
—¿Quién te lo dijo?
—Una amiga que lo conoce o algo así, no me importa.
Ella entró a su habitación y cerró con llave. Ese era su espacio. Se quitó la ropa y la prótesis la colocó en su estuche y se fue a duchar y a ponerse una bata y zapatillas, comenzó a revisar su móvil y encontró unos posts de moda. Dios, se veían divinos, serían suyos si no fuera por…
Se dio vuelta en la cama y escuchó la voz de su compañera gritando.
—¡Deséame suerte!
—¡Suerte! —devolvió ella.
Ella ya no podía tener una cita, no podía salir ni hacer nada especial, era muy exasperante todo eso, pero necesario.
**
Cuando Cardenal le contestó, la descarga fue tremenda.
—¡Cómo pudiste hacerme eso! He tenido un día de m****a siendo acosado por mujeres locas.
—¿Acosado?
—Acosado y casi morboseado, hasta por hombres.
—¿Hombres?
—Escucha, borra esa m****a.
—No.
—¡Qué!
—Está funcionando, podemos seleccionar a la primera chica y el sitio en donde irán.
—No quiero nada de eso.
—Debes rehacer tu vida, es justo.
—No quiero eso, ¿entiendes?
Nada, como hablar con una pared, estaba en problemas. Su pequeña hija se acercó a él y le dio unas tarjetas.
—Mi profesora te envía esto y dos mamás de mis compañeros.
Él vio las tarjetas y la niña le dijo.
—Una me invitó a comer un helado el fin de semana. ¿Puedo?
Troy se quedó impresionado por el alcance que dio esa publicación, decidió mirar bien de qué trataba y leyó muchas cosas personales.
—Se supone que todo eso es privado y ahora lo pone público.
Vio a todas las “aspirantes” a su futura esposa.
—¡Cómo salgo de esto!
Volvió a llamar a su amigo y este le contestó.
—¿Qué?
—¿Qué m****a hago ahora?
—Estuve revisando tu perfil y hay unas chicas que puedes considerar…
—Quiero que pare.
—Eres el boom del momento, luego vendrá otro y te quitará el trono.
Entonces Cardenal le comentó.
—Voy a probar con una chica que es muy interesante.
—¿Cómo lo sabes?
—Por las estrellas.
Entonces le explicó que algunas que habían sido evaluadas, con citas anteriores, les ponían estrellas.
—Mientras más estrellas es interesante.
Eso lo llenó de curiosidad y le preguntó.
—Y si es interesante, ¿por qué no se casa?
—Algunos solo quieren alguien con quien pasar el tiempo, nada serio.
—¿Y eso te parece justo?
—Es lo que hay. El mundo es así, amigo, por eso hay que saber escoger.
Eso le molestó mucho, no quería hacerle eso a una mujer, pero entonces siempre sucedía que alguien se ilusionaba y perdía, como otra que ganaba. Ahora, ¿quién sería la primera candidata a una cita con el viudo rico?
Iniciamos con esta preciosa novela de amor entre un viudo y una misteriosa mujer que trastocará su vida para siempre.
Briana se miraba en el ancho espejo del baño y pintaba sus labios de rojo y decía a su amiga.—Voy a salir con ese millonario.—Tiene muchas solicitudes.—Y eso qué, soy mejor que ellas —se acomodaba sus tetas falsas—. Invertí mucho en mi imagen, debo hacer valer eso.La gordita de lentes le comentó entonces.—Tiene una hija.—Y en el mundo hay muchos internados, por eso no me preocupo, siempre y cuando salga conmigo.Briana Sprint era una socialité que saltó a la fama por colocar su vida en reality. Era una mujer que no daba puntada sin hilo y lo mejor que le pasaría en esos momentos es poder casarse con un millonario apuesto.Iba a dar su primer paso, pues conocía el ambiente en el que Troy Káiser se movía y ella iba a tomar la iniciativa.**Troy miraba las fotos de cientos de chicas que esperaban ser la indicada y no se decidía. Cardenal le decía en esos momentos.—Lizzy está bien y Ofelia tiene varias llamas.—¿Eso qué significa?—Que es ardiente en la cama.—No voy a escoger muje
Su padre salió a recibirlo junto con otros empresarios. Crazy le dijo entonces.—Dicen que es el nuevo rico del momento.—Debe ser un viejo petulante.Pero cuando vio salir a un hombre joven de unos 34 años, vestido elegante y estrechar la mano de su padre, se interesó.—No parece viejo.—No, para nada.Decidió salir a saludar al recién llegado. Su padre estaba encantado con el mancebo.—Te gustará la ciudad Capital, es un hervidero de oportunidades.—Eso me motiva mucho.Mareska salió a su encuentro y él se detuvo a mirarla detenidamente. Era una joven con una belleza radiante, piel canela en su justo punto y un cabello lacio con una melena preciosa con destellos grises. Ojos de color avellano y una mirada muy curiosa.—No me digan nada, esta es la preciosa Mareska.Jasone dijo complacido, como si elogiar la belleza de la joven fuera su mayor tributo.—Sí, es mi Mareska, mi hija.El sujeto, de forma galante, besó su mano; ella sonrió cautivada. Fue en ese instante en que Philip la tra
Su mente daba vueltas en imágenes de su primera conversación con Zeus Dimitrios.—Así que es de Grecia.—Sí, soy de Grecia, la República Helénica.—Suena tan lindo —comentó Crazy.—Y lo es, se los aseguro, si desean están invitadas para ir a un viaje por las mejores islas griegas.Ellas se miraron y él añadió.—Podríamos perdernos en medio de los paisajes rocosos, bailar con poca ropa en las playas de mi tierra.Ellas se miraron divertidas por sus palabras. Mareska comentó.—Dicen que ahí nació la cultura.—Nació la cultura, la belleza, el arte y yo —dijo arrogante.Entonces Mareska le preguntó.—¿Cómo se considera usted?—Como la suma de todo eso, claro.Ellas se miraron y rieron. Su padre hizo entrar un servicio con varias bebidas de ese país.—Metaxá, es un cogñag muy peligroso para las niñas como ustedes.Mareska entonces dijo animada.—Quiero probarlo.—Es fuerte, el más fuerte, pero sí gustas.Ella tomó un vaso y se lo llevó a sus preciosos labios y bebió, le quemó la boca y la g
La sacó por la puerta trasera y llegó al estacionamiento. Troy le comentó.—Mi auto está cerca.—Descuide, ya ha hecho suficiente.Se levantó con dificultad, y le rogó.—No le diga a nadie lo que sucedió.—Es que no sé qué decir.—Mejor.Un auto negro entró y un hombre corpulento se asomó y le ordenó.—¡Sube!Ella lo hizo de manera inmediata y se colocó una capucha sobre la maraña de papel. No entendió nada. Fue por su hija y en un descuido salió con ella del hospital.—Ella tiene un gran secreto —comentó Helena.—Así parece.Había perdido su entrada a la guardería, así que llevó a la pequeña a su empresa. No dejaba de pensar en ese rostro tan bello y la desesperación de la joven por cubrirlo. Recibió una llamada de parte del hospital.—Señor Káiser, la paciente que trajo, desapareció, ¿sabe algo de ella?—No, solo la dejé y me fui con mi hija.—¿No sabe dónde vive?—No, nada, solo la dejé y luego me fui, solo eso.—Entendemos.Estaba preocupado por esa chica y no sabía si ese sujeto q
Cardenal buscó sentarse, tan pálido como una lápida.—¿Qué tienes?—Troy, la mujer que buscas, es… una muerta.Troy se rio ante sus palabras y entonces Cardenal le mostró la foto de Mareska Roberts, muerta en un penoso accidente en un yate.—Sucedió hace dos años, se cayó de un yate y murió ahogada.—No, eso es imposible —negaba Troy.Leía las implicaciones del caso en donde nombraban a un Zeus Dimitrios y otras personas, decía que la joven de sociedad cayó en un penoso incidente por la borda del Potomac en invierno, aguas gélidas y una muerte segura, añadían que días después se encontró el vestido de la joven corriente abajo.Troy se pasó una mano por el rostro y le dijo a su amigo.—Esto es raro, muy raro. Esa mujer no era una muerta, eso te lo puedo jurar.Entonces Cardenal dijo algo sorprendente.—Entonces es peor de lo que pensamos, esa tal Mareska Roberts se hace pasar por muerta.Era muy rara. Buscó fotos de la joven y de sus sitios en redes; era muy hermosa y elegante.—Era la
Mareska respiraba alterada y entonces Troy le comentó.—Tranquila, no diré nada, pero tienes que explicarme.—¿Tengo? Te tomas muchas atribuciones.—Tengo atribuciones, porque de cierta forma ahora estoy involucrado en esto.Ella preguntó preocupada.—¿Quién era el tipo que estaba contigo?—Mi mejor amigo, Cardenal.—¿Y ese tipo, qué pito toca en todo esto?—Le conté lo que pasó.Ella se alteró con lo dicho.—¡Le contaste todo!—Espera, espera… —se orillaba—. Estás muy alterada.Ella estaba tensa y le respondió.—Es de mi vida, de la que hablamos.—Cardenal es confiable, jamás diría nada.—No puedo confiar en nadie.Eso sorprendió y le preguntó.—¿Por qué?—Es complejo… Ahora mi vida es diferente.Ni que diría, miró su prótesis y entonces le preguntó.—¿Esa es nueva?—Sí.Carraspeó y entonces dijo su nombre.—Mareska, deseo entender lo que pasa contigo. Deseo saber que lleva a una joven a dejarlo todo para fingir algo que no es.Hace tiempo que no escuchaba su nombre y eso fue grato, e
Era amor, o eso pensó, esa atracción que emanaba de ese sujeto la tenía electrizada. Cada movimiento era muy especial, sonreía y se sentía comprendida.—¿Cómo te llamas?Él negó con la cabeza y le dijo al oído.—Todavía no es el tiempo.Le hizo girar y luego la abrazó por detrás.—Hueles delicioso.Ella sonrió cautivada por sentir su barba en su cuello. La música cambiaba a una más sensual y todos estaban muy pegados y ellos igual.—Pareces un dios, ¿serías mi dios?Él sonrió y le hizo girar y July sentía que volaba para caer en los brazos de ese hombre.—¿Quieres beber algo?—Estoy sedienta.Fueron al bar a tomar algo y él pidió un whisky y ella un cóctel.—¿Vienes siempre?—¿Por qué eres tan curiosa?—Solo siento curiosidad de las personas que me interesan.—Entonces te intereso.—Mucho —sonrió.Las luces cambiaron y comenzaron a girar y July sentía que giraba junto a la mirada de ese apuesto caballero.**Troy revisaba la biblioteca de cuentos que su hija tenía y ella le sugirió.—Q
Troy no sabía qué decir ante esa presencia y Briana rompió el hielo y lo saludó.—Hola, soy Briana Sprint.—Zeus Dimitrios —besó su mano—. Encantado.—Soy July.—Hola, July.Zeus preguntó interesado.—¿Están de cita?Briana respondió.—Sí, una cita encantadora.—¡Qué bueno! Os dejo para que viváis el amor.Briana sonrió y miró a Troy bastante sorprendido.—¿Es amigo tuyo?—No, para nada, apenas si lo conozco.Todo eso le dio cierto temor a Troy y más cuando notaba que Zeus lo miraba de cuando en cuando.**July estaba fascinada, la cena iba de maravilla y notó la inquietud de su amigo.—¿Lo conoces?—Lo vi una vez en el cementerio.—Dios, qué forma tan rara de conocer personas —rio.—Así es, por eso, cuando dos veces la vida me pone frente a una persona, llama mi atención.July bebió de su copa y preguntó.—¿Por qué?—Porque el destino siempre desea decirnos algo, enviarnos mensajes con hechos y situaciones.Ella lo escuchaba con adoración todo lo que él decía.—Todo tiene un mensaje,