Era sábado y Troy tenía una tradición: tomar cerveza con su mejor amigo mientras evaluaban comida de otros países.
Cardenal, era su mejor amigo de toda la vida, incluso fue su rival cuando apareció Daniela en sus vidas. Era la chica más linda que habían visto y, a pesar de que se la ganó, no dejaron de llevarse bien.
Ese día le tocaba una evaluación a las t***s españolas y Cardenal puso la cámara para filmar el momento, pues tenía una página con muchas vistas, por cierto, en donde comentaba comida de diferentes restaurantes y países.
Frente a ellos tenían un servicio muy apetitoso con toda una variedad de t***s.
—Bien, estas son las famosas t***s españolas del restaurante Ícaro Montessori, dicen que son copias de las t***s que sirven en fondas españolas.
Troy muy animado, dijo con lo mejor del acento español que podía.
—Y olé.
Cardenal sonrió ante la ocurrencia de su amigo y Troy comentó.
—Dicen que le dan 5 estrellas —comentaba Troy—. Veremos si las merecen.
Cardenal entonces les indicó.
—Hoy es 17 de junio y es el día internacional de las t***s.
Había un día para todo, joder, hasta para las t***s españolas, ni más faltaba.
—¡Viva!
—Bien, como se conoce, las t***s son pequeñas porciones y estas son toda una variedad.
Seleccionaba una y decía.
—Una tapa con jamón serrano, veamos.
Probaba y le gustó y comentó saboreando los sabores. Era una fiesta en su boca.
—Diez de diez, siento que mis papilas gustativas están bailando flamenco.
—Está de queso de cabra y especies, me gusta, es un sabor un poco fuerte, pero rico en boca.
Chocaban los jarros de cerveza comiendo, porque las t***s con un buen vino y una cerveza iban bien y terminaron de evaluar. Cardenal entonces cerró el asunto.
—¡En serio! Es una gran entrada, estoy satisfecho.
—Yo igual, un plato que entre amigos se puede degustar y quedar satisfecho.
Cardenal miró a su amigo serio y le preguntó.
—¿Cuánto le damos a esta entrada?
Troy respondió con absoluta sinceridad.
—Yo, diez de diez.
—Yo, igual, es deliciosa y entretenida. T***s españolas, muy bien representadas, por el Ícaro.
Apagaba la cámara y decía a su amigo.
—En verdad esto es de dioses.
—Voy a editar el video y luego lo paso en mis redes.
Helena apareció en ese momento contenta empujando una carriola con el gato naranja dentro.
—¿Qué comen?
—Tapas.
Le daba a probar una y sonrió.
—Son ricas y picantes.
Troy le dio a probar otra y la niña asintió.
—Esa estuvo mejor.
—La niña sabe de comida.
—Así es, anda a jugar, amor.
La niña llevó a su gato junto con ella y entonces Cardenal le comentó.
—Yo creo que ya es hora.
—¿Hora para qué?
—Para tener una nueva esposa.
Hizo un gesto de fastidio y le respondió.
—No me siento listo.
—Estás crudo, son dos años, tiempo suficiente para dejar el luto.
Entonces le preguntó a su amigo.
—¿Tú ya la olvidaste?
—Nunca, tampoco podría, porque la amé siempre, pero ella tenía malos gustos y te eligió a ti.
Eso hizo reír a Troy que se sinceró con su amigo.
—No sé cómo empezar de nuevo.
Su amigo carraspeó y sacó su móvil.
—En vista de que sigo buscando al amor de mi vida, me afilié a varios sitios de citas.
Troy sonrió burlón.
—¡Por favor!
—En serio, he tenido 30 citas interesantes.
Troy sonrió y le preguntó.
—¿Y no has encontrado al amor verdadero?
Él le dijo entonces.
—Solo quiero joder, nada serio.
—No sirvo para eso.
—Solo ábrete un perfil, pon cosas interesantes, pasatiempos, deportes favoritos, esas cosas.
—Suena fácil.
—Sí, eso les encanta.
Entonces puso rostro evocador y dijo estas palabras.
—Padre soltero busca… una mujer que caliente sus noches y le ayude en la crianza de su bebe.
Él se rio por su ocurrencia y entonces Cardenal añadió.
—Es dueño de una empresa financiera y maneja grandes sumas de dinero, tiene un porche y un Ferrari.
—Ajá, y me saldrán miles de locas por esos detalles.
—Para eso se ponen filtros, por ejemplo, nada de sicópatas y ladronas compulsivas.
—¿Nada menos?
—Ansiosas sexuales, tal vez.
Negó con la cabeza.
—Ni loco.
—¿Tienes miedo?
—Siento que así no se hacen las cosas.
Cardenal dijo en son burlón.
—La vieja escuela.
—Así es, ver a alguien que te impresione y luego invitarla a salir, eso hacía la diferencia.
Su amigo asentía y se servía otra jarra de cerveza.
—Lindo rollo, pero tú ni sales para conocer mujeres.
—Puedo salir.
—¿Al parque?
—Al parque, sí, puede ser.
Entonces Cardenal le respondió.
—Ahora las mujeres no van al parque, van a discos bien prendidos, sitios de moda, no es como hace 10 años en que las encontrabas en librerías o bibliotecas, cafeterías o salones de arte.
La verdad es que siempre le gustaba la vida tranquila, lejos de ruidos y escenarios ostentosos. Terminó diciendo.
—La soledad no es tan mala.
—Siempre que no tengas a nadie, pero tu hija está creciendo y necesita una madre.
Entonces Troy le señaló ese asunto.
—¿Y crees que en perfiles de citas hay madres para mi hija?
—Uno nunca sabe.
Negó con la cabeza, no quería más que ver con el amor, solo deseaba vivir su soledad relajada y tranquila.
Sin embargo, Cardenal no pensaba lo mismo y buscó una foto del viudo en donde estaba haciendo un gesto chistoso y abrió un perfil con su nombre.
«Hola, soy Troy Káiser, viudo de 37 años, padre soltero y busco una linda compañera para formar una familia».
—Suena bien.
Cualidades.
«Soy heterosexual. Me identifico con las águilas que aman a una sola pareja».
—Eso suena muy cursi, hasta para mí, pero como no es para mí, me encantó.
Continuó escribiendo.
«Me gusta tomarme un buen vino y escuchar música relajante. Me encanta un buen filete en las noches de domingo, comer comidas exóticas y cocinar. Amo cocinar deliciosas comidas para mis amigos.
—Cachifo.
«Pasar momentos junto a mi pequeña princesa. Dar paseos por la playa al atardecer y ver caer la noche».
—Esto es lo más pendejo que he escrito en mi vida, por favor.
«Me gusta leer libros de superación personal y motivación al éxito, además mi éxito lo comparto con mis amigos, siempre ayudo a la gente a avanzar como un equipo».
—Si tú, ándale, papito.
Se reía malicioso.
«Estoy solo desde la muerte de mi amada esposa. Mi cama está vacía y mi corazón rebosante de amor para darle a la dama perfecta».
—Soy un maldito.
Deportes.
Artes marciales y natación. Correr todas las mañanas 3 kilómetros y llevar a mi hija al parque y jugar con ella.
—Suena, ñoño, pero así eres, amigo.
Buscó fotos de su amigo sin camisa cerca de la piscina.
—¡Bingo!
Otra con la niña jugando en los columpios.
—Todo un papucho.
Fotos en su yate. Los paseos en yate me gustan, colocaba.
—Eso es para darte un plus y fotos de tus carritos, eso te dará mayor vistosidad, no me lo agradezcas, por favor.
«Soy rico, pero me siento solo».
—Me hiciste llorar, pendejo.
Armaba un perfil a nombre de su amigo, leía: rango de mujeres que prefieres.
—Bueno, nada viejas, entre 20 a 30 años, solteras y…
Recordó a Daniela, una bella mujer de cabello castaño largo, ojos avellanos y piel blanca que quebró su corazón al elegir a su amigo y no a él.
—Tal vez no éramos el uno para el otro, pero el no tenerte es… Lo más triste que tengo en la vida.
Entonces comenzó a poner los rangos.
—Pongamos morenas, castañas y unas que otras rubias. Las rubias están locas.
Colocó el perfil público y sonrió satisfecho con lo realizado. Ahora solo tenía que esperar la aprobación del sitio de citas y luego su amigo estaría en el mercado.
Desde el invento de las aplicaciones de citas no se sentía tan solo, siempre tenía con quién salir, que sí le había resultado alguna cita especial.
Hubo una que de los nervios no paraba de reír y, aunque era contagiante, se dio cuenta de que la joven era un desastre. Las hubo ardientes, pero ninguna lo suficiente para llenar su corazón y por eso seguía divirtiéndose viendo a los prospectos buscando el amor verdadero.
Él ya no creía en el amor verdadero, porque Daniela lo fue, pero a su vez lo fue de Troy y eso no le parecía que existiera un mismo amor para todos.
Así que por eso era así, loco, divertido, sensual y coqueto, nada más y nada menos. Vio la aprobación del portal de citas y sonrió.
—Ahora, ¿qué me dirás, pendejo?
Sonrió, le estaba haciendo un favor a su amigo. Miró la foto de Daniela y sonrió.
—Ok, cariño, tú lo hubieras aprobado, pero no a mi modo, claro.
Besó la foto de la bella señora, entonces vio cómo le daban corazones a la foto y comenzaban los comentarios melosos.
—Ay, qué papi tan rico.
Se reía de su locura, lo cierto es que no imaginaba el impacto que daría todo aquel asunto del Papá soltero busca…
Nadie sabe las dimensiones de las cosas hasta que suceden. 366 millones de personas buscan por medio de apps de citas encontrar una pareja de ensueño o al amor de su vida.Donde 35 millones de mujeres ansían encontrar a la pareja indicada. ¿Cuántas tendrán suerte? Solo Dios sabe, pero la idea del amor ideal es más fuerte.El amor se había vuelto una oferta y una demanda, en donde los corazones y las oportunidades eran para todos, en donde el mejor postor era el que se llevaba la oportunidad de conocer al amor de su vida.El perfil de Troy comenzó a circular en toda la ciudad y muchas se apuntaban a tener una cita con el viudo rico y solo.July, la compañera de Mare, recibió las nuevas notificaciones y vio el perfil del viudo rico.—Tengo que tener una cita con este papazote.¡Un viudo rico y millonario! Era toda una ganga para las mujeres de la ciudad.Esa mañana, Troy iba a realizar su rutina normal, se levantó a correr como lo hacía siempre, pues su padre le inculcó que todo líder d
Mare escuchaba a sus compañeras hablar de los ricos y de todo lo que conllevaba ser uno de ellos en su imaginario, claro está.—Los ricos comen delicioso.—Aunque poco, he visto las fotos de sus platos y son cositas pequeñitas.Otra añadió.—Por eso no se ven ricos, gordos, muy pocos.Mare decoraba unos cakes y escuchaba el alboroto.—Yo podría encajar en una mansión —dijo una contoneándose.—Entonces todas. Ahora, ser esposa de un tipo rico es otra cosa.Una con aire soñador enumeraba.—Joyas, vestidos, zapatos.Otra la secundó.—Perfumes, amo los perfumes de marca.Ella sonreía de escucharlas hablar y una reparó en la chica marcada. Le decían así a sus espaldas.—¿Te burlas de nosotras?—No, suena todo tan bonito, pero no siempre lo es.—¿Qué sabes tú?Tal vez sea un momento de contar su realidad y comenzó a decirles.—Bueno, escuché una historia de una chica rica que lo tenía todo.Ellas prestaron atención y continuó.—Joyas, dinero, perfumes, vestidos, yate, comía solo de lo mejor,
Briana se miraba en el ancho espejo del baño y pintaba sus labios de rojo y decía a su amiga.—Voy a salir con ese millonario.—Tiene muchas solicitudes.—Y eso qué, soy mejor que ellas —se acomodaba sus tetas falsas—. Invertí mucho en mi imagen, debo hacer valer eso.La gordita de lentes le comentó entonces.—Tiene una hija.—Y en el mundo hay muchos internados, por eso no me preocupo, siempre y cuando salga conmigo.Briana Sprint era una socialité que saltó a la fama por colocar su vida en reality. Era una mujer que no daba puntada sin hilo y lo mejor que le pasaría en esos momentos es poder casarse con un millonario apuesto.Iba a dar su primer paso, pues conocía el ambiente en el que Troy Káiser se movía y ella iba a tomar la iniciativa.**Troy miraba las fotos de cientos de chicas que esperaban ser la indicada y no se decidía. Cardenal le decía en esos momentos.—Lizzy está bien y Ofelia tiene varias llamas.—¿Eso qué significa?—Que es ardiente en la cama.—No voy a escoger muje
Su padre salió a recibirlo junto con otros empresarios. Crazy le dijo entonces.—Dicen que es el nuevo rico del momento.—Debe ser un viejo petulante.Pero cuando vio salir a un hombre joven de unos 34 años, vestido elegante y estrechar la mano de su padre, se interesó.—No parece viejo.—No, para nada.Decidió salir a saludar al recién llegado. Su padre estaba encantado con el mancebo.—Te gustará la ciudad Capital, es un hervidero de oportunidades.—Eso me motiva mucho.Mareska salió a su encuentro y él se detuvo a mirarla detenidamente. Era una joven con una belleza radiante, piel canela en su justo punto y un cabello lacio con una melena preciosa con destellos grises. Ojos de color avellano y una mirada muy curiosa.—No me digan nada, esta es la preciosa Mareska.Jasone dijo complacido, como si elogiar la belleza de la joven fuera su mayor tributo.—Sí, es mi Mareska, mi hija.El sujeto, de forma galante, besó su mano; ella sonrió cautivada. Fue en ese instante en que Philip la tra
Su mente daba vueltas en imágenes de su primera conversación con Zeus Dimitrios.—Así que es de Grecia.—Sí, soy de Grecia, la República Helénica.—Suena tan lindo —comentó Crazy.—Y lo es, se los aseguro, si desean están invitadas para ir a un viaje por las mejores islas griegas.Ellas se miraron y él añadió.—Podríamos perdernos en medio de los paisajes rocosos, bailar con poca ropa en las playas de mi tierra.Ellas se miraron divertidas por sus palabras. Mareska comentó.—Dicen que ahí nació la cultura.—Nació la cultura, la belleza, el arte y yo —dijo arrogante.Entonces Mareska le preguntó.—¿Cómo se considera usted?—Como la suma de todo eso, claro.Ellas se miraron y rieron. Su padre hizo entrar un servicio con varias bebidas de ese país.—Metaxá, es un cogñag muy peligroso para las niñas como ustedes.Mareska entonces dijo animada.—Quiero probarlo.—Es fuerte, el más fuerte, pero sí gustas.Ella tomó un vaso y se lo llevó a sus preciosos labios y bebió, le quemó la boca y la g
Había aprendido a sobrevivir, sí, sobrevivir a una viudez y una soledad que la sentía aguda, y lo había hecho solo con rutina.La rutina era la forma segura de poder hacer las cosas sin excesos o grandes alteraciones. Era un viudo de dos años y debía de actuar como si todo hubiera pasado en su vida; sin embargo, las huellas estaban en su alma.En ese momento, Troy Káiser preparaba el desayuno para su hija; junto a él, su empleada cruzada de brazos lo veía impasible.—Me está quitando mi trabajo.—Hoy es el cumpleaños de Helena y quiero sorprenderla.—Sé que desea hacer las cosas correctas…—Y lo estoy haciendo, vi a mi esposa hacer esto, cientos de veces.Colocaba los panes en la mezcla.—Es una tostada francesa, es deliciosa.Troy escuchaba el sisear de la sartén y pasó a realizar el jugo y cuando tuvo todo, lo colocó en un servicio muy elegante y sacó el postre de la refrigeradora. Era un hermoso chocolate con forma de oso de pie y sonrió. Se olvidaba de la flor que acompañaría a su
Mare vivía en un pequeño departamento junto con una compañera, está miraba en su laptop unas notificaciones.—Maldita sea, puro bagre trae el río.—¿Qué tienes?—Quiero una cita, algo especial, con el sujeto indicado y no hay nada.—No hay buenos hombres en el mundo.—Dímelo a mí, suelo atraer a los peores especímenes —entonces la miró detenidamente—, en cambio, tú deberías hacer algo por tu vida sentimental.Mare sonrió y le respondió.—Estoy bien así.July no se daría por vencida y le indicó.—En serio, Mare, tienes un empleo de mierda y cero vida social.—Me gusta mi empleo, hoy entregué un pastel.—Dios, te ascendieron a repartidora —lo pensó un poco y le dijo—. Eso no es un ascenso, es decadencia.—Me siento feliz así.—Nadie puede ser feliz de ese modo.Ella no quería ser feliz, solo deseaba mantenerse segura y nadie la movería de su zona con facilidad. Entró en su habitación y cerró con llave, procedió a mirarse en el espejo de su cuarto y a quitarse la prótesis con mucha destr