A veces tu peor enemigo vive muy dentro tuyo, y cada lucha es una batalla perdida. Así es la vida de Nina, una mujer para quien la belleza fue su mejor regalo y también su peor castigo. La vida fue siempre demasiado con qué lidiar, pero su mente se encargó de protegerla. ¿Podrá protegerla de sí misma? ¿Te atreves a dar un paseo por la oscuridad? Entrar en una mente enferma es fácil. Lo difícil es salir.
Leer másEl calor del sol le abrasa la clara piel, la suave hierba le hace cosquillas, el aire huele a vida, a dulce, a libertad... Ahora todo se ve y se siente distinto. Un renacer, algo que no esperaba que sucediera. Sobre todo, ahora, viendo hacia atrás, puede darse cuenta de todo lo que tuvo que atravesar para conseguir esto. Y parece un precio demasiado alto que pagar.Pero la vida es así. Nos da y nos quita a partes iguales. De otra forma, se rompería el frágil equilibrio cósmico. A algunos puede parecerles injusto, incluso hay quienes se preguntan ¿por qué yo? ¿por qué a mí? Y mi respuesta es ¿por qué no?Cada momento de felicidad, es cobrado por un momento de penuria, cada risa, por una lágrima, cada suspiro, por un quejido. Cada amor, por dolor. Es lo que los convierte en lo que son. De qué otra forma sabrías ¿qué tan fuerte eres? ¿Cómo d
—¿Realmente vas a hacerlo? —pregunta Ella sentada a mi lado.—Sí, ya no tiene sentido. Lo que hiciste…—Lo que hicimos —corrige—. Yo soy tú ¿recuerdas?—Ya no más, nunca más…—Es la decisión correcta. El mundo será un lugar mejor sin ti.—Sin nosotras. —Esta vez la que la corrige soy yo.—Nadie va a extrañarte, nadie necesita de ti.—Solo una cosa más y será todo.—Bien.Tomo el móvil de mi bolsillo y marco el número que me sé de memoria. Dos timbres después, su voz inunda cada parte de mí.—¿Diga?—Nate, soy yo. Tu hermana, Nina.—Ah, hola, Nina ¿cómo estás? Quise llamarte, pero estuve como loco con la universidad…—No import
—¿Qué tal la nueva escuela? —pregunto a Macon mientras cenamos los cuatro. Su adaptación al nuevo colegio nos tiene entusiasmados. Se lo ve mucho más tranquilo y feliz. Y vuelve a casa con una sonrisa.—Hoy me enseñaron el uso correcto de los colores. Y pintamos sobre lienzo —dice sonriendo.—¡Eso es maravilloso, Macon! —Felicita su madre, y cuando la miro a los ojos, sé que ahora está más feliz que nunca.—¿Yo también puedo ir a esa escuela? —pregunta Beth.—No, cariño, esa escuela es solo para Macon —explico con dulzura, a lo que ella responde con un mohín.El golpe fuerte de la puerta delantera nos sobresalta a todos. Y por un segundo, nadie es capaz de moverse, hasta que vuelve a sonar un llamado desesperado sobre la madera.—Ya voy yo —aviso a Kate, que me mira con preocupaci&o
Lentamente, comienzo a ser consciente de mi respiración, de mi cuerpo y de mi persona. Abro los ojos con lentitud y veo una habitación apenas iluminada por la luz de la luna. Giro mi rostro hacia la ventana y me pierdo en el paisaje, en el oscuro cielo y el resplandor de la luna.De inmediato, sé que estoy nuevamente en el hospital, ha vuelto a pasar, Ella lo ha conseguido. Aún no sé cuál es el daño que causó esta vez, pero algo dentro de mí me dice que es grave. Estoy tan agotada de luchar, ya no quiero seguir peleando por vivir mi vida. La desesperación que la búsqueda de tranquilidad me causa, me abruma. Necesito que se termine, no puedo seguir así. Ya no más. Nunca más…Mi enfermera favorita entra a la habitación, cargando una bandeja de comida. Enciende la luz y apoya la bandeja sobre la mesa.—Hola, cariño —saluda amab
—Lo siento, Paul. Hicimos todo lo que pudimos. —Avisa el doctor Johnson, el jefe de urgencias.—Gracias. Le diré a la familia, si no te importa.—Adelante.El camino desde la sala de trauma, hasta la de espera es interminable. Cuando recibí el llamado de la enfermera Louis, avisándome que uno de mis pacientes, el Teniente James Cooper, había sido ingresado por una herida de bala de inmediato supe que era un suicidio y que, esta vez, no había fallado. Cooper lleva años luchando contra la depresión, por su SPT a causa de su servicio en el ejército. Y todos los tratamientos que probaba, no daban buenos resultados. Demasiado daño.—Señora Cooper, lo lamento mucho. No pudieron salvarlo. Los médicos lo han intentado todo. Lo hemos intentado todo… —digo a su viuda.—Lo sé, doctor Smith, gracias por todo —respo
Revuelvo mi café con la mirada perdida en la ventana de la cafetería. Odio que me hagan esperar. Esto lo pagará caro ese imbécil. Repaso por décima vez mi sesión del otro día con el idiota de Paul. Qué cerca estuvo de desenmascararme, debo ser más cuidadosa con mis reacciones, o lo sabrá. Es que el muy maldito, sabe sacarme de quicio sin esfuerzo. Incluso más que la desgraciada de Nina.<<Paciencia, Ella, pronto… pronto…>> me repito como mantra.—Lamento mucho la demora. El tráfico en New York es de terror. —Se excusa mi acompañante con una sonrisa de disculpa y un beso en mi mejilla.—¿No llevas viviendo en NY toda la vida? —pregunto con ironía. Él sonríe y toma asiento frente a mí.—Cierto, pero estuve como tres años en París y me desacostumbré
—Doctor Smith, su esposa está aquí. —Avisa mi secretaria por el teléfono. Enseguida me alarmo, Kate jamás viene a mi oficina, si lo hizo es porque algo grave pasa.—¿Kate? —saludo sorprendido en cuanto me levanto de mi silla y me acerco a la puerta para recibirla.—Tenemos que hablar, Paul, siento molestarte en el trabajo, pero es urgente.—Claro, ven. —Le doy un beso en la mejilla y nos dirigimos al interior del despacho. Tomamos asiento en el sofá grande. Kate está nerviosa, no sabe qué hacer con sus manos, así que las mueve constantemente. Las tomo con cariño, tratando de reconfortarla.—Es Macon, debemos sacarlo de esa escuela cuanto antes. —dice con la voz congestionada por la urgencia.—¿Qué sucede?—Le han dado una paliza nuevamente. Y esta vez, fracturaron uno de sus brazos. Acabo de de
Abro los ojos lentamente, finalmente estoy libre… me estiro sobre la suave sábana y respiro profundamente. ¡Se siente tan bien ser libre!Pero esta vez haré las cosas diferentes, nadie debe darse cuenta de que soy yo. Debo actuar como la imbécil de Nina, así nadie sospechará que ella se ha ido, huyó como de costumbre. Maldita cobarde. ¡Es tan fácil engañarte!Doy un salto de la cama, abro las cortinas y la luz entra e inunda la habitación. Miro alrededor y sonrío satisfecha.—Ese maldito casi lo logra, casi me hace desaparecer. Pero que ni crea que me iré sin pelear. Yo no soy ella. A mí no podrá vencerme tan fácil… —digo a la nada.Decido darme una ducha, tengo que quitarme el olor de ese imbécil de Jasper de encima. Primero su olor, luego él. Busco mi reflejo en el espejo y ahí estoy. ¡Me pert
—¿Estás lista? —pregunta Jasper apoyado sobre el marco de la puerta, mis ojos viajan sobre su cuerpo. Se ve absolutamente guapo con esa camisa gris oscura y el pantalón de vestir negro. Y huele maravillosamente bien.—Ya casi —respondo con una sonrisa y continúo arreglando mi cabello. Aun no sé cómo me convenció para que vayamos a la apertura de un nuevo restaurante en la ciudad.Termino de recoger mi cabello en una cola alta y sigo con el maquillaje. Me miro al espejo y la imagen que me devuelve me agrada, me veo bien, sensual y hermosa con este vestido negro, corto y que se ajusta a cada curva de mi cuerpo.<<Por mucho que intentes esconder lo que eres, tú y yo sabemos la verdad. Estás llena de grietas, grietas profundas que jamás sanarán. ¿cuál es el punto de pretender ser alguien más?>>No presto atención a sus p