—¿Realmente vas a hacerlo? —pregunta Ella sentada a mi lado.
—Sí, ya no tiene sentido. Lo que hiciste…
—Lo que hicimos —corrige—. Yo soy tú ¿recuerdas?
—Ya no más, nunca más…
—Es la decisión correcta. El mundo será un lugar mejor sin ti.
—Sin nosotras. —Esta vez la que la corrige soy yo.
—Nadie va a extrañarte, nadie necesita de ti.
—Solo una cosa más y será todo.
—Bien.
Tomo el móvil de mi bolsillo y marco el número que me sé de memoria. Dos timbres después, su voz inunda cada parte de mí.
—¿Diga?
—Nate, soy yo. Tu hermana, Nina.
—Ah, hola, Nina ¿cómo estás? Quise llamarte, pero estuve como loco con la universidad…
—No import
El calor del sol le abrasa la clara piel, la suave hierba le hace cosquillas, el aire huele a vida, a dulce, a libertad... Ahora todo se ve y se siente distinto. Un renacer, algo que no esperaba que sucediera. Sobre todo, ahora, viendo hacia atrás, puede darse cuenta de todo lo que tuvo que atravesar para conseguir esto. Y parece un precio demasiado alto que pagar.Pero la vida es así. Nos da y nos quita a partes iguales. De otra forma, se rompería el frágil equilibrio cósmico. A algunos puede parecerles injusto, incluso hay quienes se preguntan ¿por qué yo? ¿por qué a mí? Y mi respuesta es ¿por qué no?Cada momento de felicidad, es cobrado por un momento de penuria, cada risa, por una lágrima, cada suspiro, por un quejido. Cada amor, por dolor. Es lo que los convierte en lo que son. De qué otra forma sabrías ¿qué tan fuerte eres? ¿Cómo d
—Doctor, su esposa llamó. Voy a hacer lo que me pidió y decirle textualmente sus palabras. No mate al mensajero. Dijo, y cito, “Paul, como llegues tarde a la cena de esta noche, mejor que busques un buen lugar donde dormir”. —Me avisa mi secretaria ni bien me acerco a mi despacho.—Gracias, Rosalie, mensaje recibido —respondo y cierro la puerta de mi consultorio.Dejo la carpeta que llevo bajo el brazo sobre mi escritorio y me dejo caer pesadamente sobre el sillón. Estoy agotado, ha sido un día difícil y extremadamente largo. Doy un largo suspiro, pero si no quiero terminar durmiendo en la casa del árbol, mejor me apuro para llegar temprano a casa… rebusco en el cajón por mi grabadora y presiono la tecla de grabar.—Historia clínica 23840, paciente Natacha Sloan de 23 años, ingresada luego de haber sido encontrada por la policía y los servicios
De repente, y como si despertara de un sueño, mi cuerpo comienza a reaccionar. Abro lo ojos lentamente, tengo miedo de lo que pueda ver…, pero lo único que encuentro es una negra oscuridad. No puedo ver nada, mis ojos intentan adaptarse a la penumbra, pero es como el fondo de un pozo… no hay ni un solo vestigio de luz, nada de claridad que se cuele por algún rincón… solo oscuridad. Empiezo a temblar de forma incontrolable, las manos me sudan, y siento un escalofrío recorrerme la espalda. No estoy sola, puedo sentir la respiración de alguien más muy cerca de mí… comienzo a hiperventilar y el pánico me desborda. Mi pulso se acelera y siento los latidos de mi propio corazón en mis oídos.—¿Quién está ahí? —pregunto desconfiada, pero solo escucho el eco de mi propia voz.>¿Dónde estoy? —insisto, pero no reci
Antes de bajar a la cena con nuestros amigos, paso por la habitación de los niños a darles el beso de las buenas noches. La pequeña Beth duerme abrazada a su osito de peluche, la arropo, beso su suave cabello, y es turno de Macon. Él, por su parte, está cruzado en la cama y con la manta arremolinada en sus piernas. Sonrío al verlo, incluso dormido, es diferente a su hermana. Al llegar al final de las escaleras, dejo por completo al Dr. Smith y me convierto en Paul, esposo, padre y amigo, para disfrutar de una agradable cena con nuestros queridos amigos, que se hace más larga de lo habitual.—Buenos días, doctor Smith. ¿Qué tal estuvo la cena? —pregunta mi secretaria al tiempo que me recibe con un humeante café.—Buenos días, Rosalie. Muy bien, la comida exquisita, el vino demasiado delicioso como para negarse a una segunda botella, y hoy la cabeza la tengo abombada &md
—Lo siento, no hay cambios aún, seguimos probando distintos tratamientos, pero no está respondiendo como quisiéramos. —Escucho a lo lejos.—¿No hay nada más que hacer? —Jasper, mi dulce Jas… la debe estar pasando fatal por mi culpa.—Debemos esperar, cuando esté lista, despertará —responde la misma voz.Pero no estoy dormida, ¡estoy aquí! Grito inútilmente, porque de mi garganta no escapa ni un solo suspiro. Si solo pudiera decirles que estoy aquí…—Buenos días, cielo. ¿Cómo te encuentras hoy? —Es esa enorme mujer otra vez, al verla, su aspecto intimida, pero jamás nadie fue tan dulce y delicado conmigo como ella—. Debes tomar un baño, pero tranquila, yo me ocupo de ti.Como si fuera una muñeca de trapo, ella me mueve a su antojo y comienza a pasarme un paño
Es un día particularmente tranquilo esta tarde en el hospital, lento y aburrido. Como me sobra el tiempo, sigo con mi investigación sobre Natacha Sloan, necesito saber de ella, quién es, qué le pasó, qué oculta…Llamo a un contacto en la policía de Nueva York. Luego de las preguntas típicas de etiqueta, le pido cualquier cosa que pueda conseguirme sobre ella. Me promete que lo va a intentar y que, en cuanto tenga algo, me lo alcanza.—Disculpe, doctor, lo buscan. —Me advierte mi secretaria.—¿Quién, Rosalie?—Dijo llamarse Marc Preston, y dice que le urge hablar con usted, es sobre la paciente Sloan.—Hágalo pasar. —Pido, me pongo de pie, no tengo idea de quién es este hombre… y la intriga puede más.—Doctor Smith, es un placer. —El hombre que tengo frente a mí está alrededor d
—Buenos días, cielo, ¿cómo te encuentras hoy? Es un hermoso día fuera. Pronto comenzarán a caer las hojas. Me encanta el otoño, los colores son tan hermosos…<<Mi estación favorita es la primavera, todo huele a lluvia y flores>>—Hoy vamos a revisar tus heridas, no queremos que queden horribles marcas en esos hermosos brazos.<< ¿Heridas? Yo no me lastimé.>>—Esto puede doler un poco, lo siento, trataré de hacerlo rápido. ¿Por qué querrías dañarte así, cielo?<<No lo hice, no fui yo… debe haber sido Ella, siempre es Ella.>>—Se ven mucho mejor. Pero si fueras mi nieta, te daría una zurra por haberte hecho esto. La vida no nos pertenece, cielo, solo somos un momento, y Dios decide cuándo es hora de partir. No e
Me abro paso entre la multitud de fotógrafos que acampan en la entrada del hospital. Nunca seré capaz de entender la morbosidad de las personas.—Buenos días, doctor. —Me saluda Louis al pasar por su lado.—¿Qué tal la familia? —pregunto mientras reviso los ingresos de la noche anterior.—Causando alegrías y problemas, como todos…—Cierto.Antes de llegar a mi despacho y comenzar las rondas, visito a Natacha. Pero al ingresar a su habitación, me encuentro que está acompañada. Esta vez, además de Marc y Jasper, que ya me tienen acostumbrados, hay alguien más.—Doctor Smith, buen día. Deje que le presente a Nate Anderson. —Me indica Marc, señalando a un joven a su lado. Alto, atlético, con los mismos ojos azules intensos de su hermana, pero el cabello claro, aunque algunas facciones de su rost