Lejos de casa

* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * *

—¡Eres una tonta! Definitivamente, no sabes lo que acabas de hacer.

—¿AH NO? PUES YO SÍ. ACABO DE PONER EN SU LUGAR A UNA DELIRANTE —preciso muy seria; y ella enfurece.

—¿DELIRANTE? ¿En serio crees que estoy delirando? —ríe burlona al mirarme muy fijamente—. Por favor. Tú no conoces a Bayá tanto como yo lo conozco. Nosotros estuvimos juntos desde que teníamos quince años.

—Ese no es asunto mío. Lo que Bayá haya hecho con su vida, antes de conocernos, no me compete.

—¿En serio? ¿No te has dado cuenta o qué?

—¿Darme cuenta de qué?

—No eres más que una tonta ilusa que creo que piensa que se quedará donde está por mucho tiempo más...

—No estoy entendiendo.

—Ya te lo dije, niña. ¿O eres tonta? 

—A MÍ NO ME INSULTAS.

—Bayá te dejará de aquí a un año; es más, solo quedan pocos meses.

—Bayá no hará eso —respondo de manera inconsciente, como deseando que aquello fuera verdad.

—Por favor, eres mucho más ingenua de lo que pensé.

—¿ESO ERA TODO LO QUE TENÍAS QUE DECIRME?

—NO. Quiero que te alejes de él. Sé que eres su esposa por contrato; él mismo me lo dijo.

—Eso es mentira —refuto en el acto; y no entendía por qué.

—A mí no me vengas con mentiras tú, que yo sé muy bien lo que pasa entre los dos. A ustedes, lo único que los une es un matrimonio falso, cuya duración es solo de un año y sé que ese año se cumplirá cuando menos me lo espere.

—Ya me estás aburriendo.

—¿Te aburre escuchar verdades? —sonríe como triunfal—. Bueno, yo solo te quise hacer un favor. ALÉJATE DE BAYÁ. ÉL NO TE AMA. YO SOY EL AMOR DE SU VIDA —afirma muy convencida.

—Bayá es mi esposo —respondo del mismo modo al mirarla con los ojos ligeramente entrecerrados, producto del sol.

—Bayá solo te está utilizando; date cuenta. Él no te ama. Me ama a mí y se habría casado conmigo de no ser porque...

—ESO A MÍ NO ME INTERESA. NO CREO NADA DE LO QUE ESTÁS DICIENDO. Y ahora ya sé quién eres. Eres la loca maniática que me secuestró, ¿no es así? Es que recién reconozco tu voz.

—Te veo con mucha seguridad...

—SÍ, SÍ ERES TÚ...

—No me digas... —sonríe ampliamente— Te has enamorado de Bayá —afirma de pronto, muy burlona.

—Es mi esposo. Estamos enamorados, por eso nos casamos.

—Por favor, por favor, ya deja de hacer el ridículo.

—NO, NO TÚ DEJA DE HACER EL RIDÍCULO. No sé qué haya pasado entre tú y Bayá antes, no em interesa; eso ya pasó. Ahora, Bayá es mi esposo y si nos casamos es porque nos amamos —miento sin saber por qué.

Bueno, sí sabía por qué. Yo no podía admitir que nuestro matrimonio era falso; no obstante, sentía que había otra razón, muy dentro de mí, por la cual estaba defendiendo "la supuesta veracidad" de nuestro matrimonio.

—Ya deja de decir tonterías. Ahora no sé qué sentir por ti. ¿Lástima tal vez?

—Lástima sienta por usted, que tiene que citar a la esposa del hombre con el cual está obsesionada.

—¡YO NO ESTOY OBSESIONADA DE NADIE!

—Pues no es lo que veo.

—Bayá está enamorado de mí y yo lo puedo demostrar. Puedo demostrar que tú no eres más que un simple objeto para él, el cual deberá desechar, como la basura que es, después de haber cumplido su función.

—Tenga más cuidado de la manera en la que me habla.

—¿Por qué?

—Porque mi esposo no es una persona muy amigable que digamos —preciso; y ella empieza a reír.

—Si hay una persona que debería tener cuidado, deberías ser tú. Bayá me ama y si le digo cómo me has tratado, estoy segura de que él sabrá darte lo que mereces.

—Por favor, ya guarde silencio. Me está aburriendo.

—Bayá me ama...

—Eso no me consta...

—Y te desechará en menos de un año.

—Eso ya me lo dijo.

—¿Quieres ver algo?

—No me interesa

—Míralo; es la evidencia de que nuestro amor, a pesar de los años, sigue tan vivo como desde un inicio.

—A mí no me interesa nada que tenga que mostrarme en su celular —contesto al no tomar su móvil (el cual había extendido hacia mí).

—Somos Bayá y yo —empieza a contarme—. Somos él y yo en una de nuestras últimas charlas sobre cómo llevaremos nuestras vidas, después del año en que se cumpla su matrimonio falso.

—Mostros no tenemos ningún matrimonio falso.

—Eso es mentira; no es lo que él me ha dicho.

—Estoy segura de que él no te ha dicho nada —lo defiendo sin detenerme e meditar.

—¿Ah no? Bueno... —se encoge de hombros, muy relajada—, ya que no quieres ver, entonces te haré escuchar.

—Yo no creeré nada.

—Entonces eres una completa tonta. Pero aquí te van nuestros planes de boda —menciona de pronto, muy sonriente, y empieza a reproducir el vídeo.

Yo, en un inicio, no quiero ver ni escuchar; sin embargo, el reconocer su voz me hace sentir mucha curiosidad, hasta el punto de...

—DAME ESO —le quito el celular de sus manos y me pongo a ver el vídeo.

Él estaba ahí con ella, en lo que parecía ser una especie de estanque...

—Estamos en el sitio en el que nos comprometimos... —me dice de repente, pero yo no le presto atención, solo continúo viendo y escuchando el vídeo.

En este, la mujer que estaba frente a mí colocaba sus manos sobre los hombros de él para acariciarlos; y este se dejaba; sin embargo, aquello no fue lo que me enfureció y... decepcionó. Lo que hizo ello fue ver y oír que aquel no decía nada cuando ella le empezó a hablar sobre sus futuros planes de boda y lo poderosos que serían juntos, como pareja, cuando la unión se lleve a cabo. No obstante, lo que terminó de partir mi corazón fue el beso que ella le dio y él había recibido. Fue un beso fugaz, pero, de todas maneras, por sorprendente que fuese para mí, había dolido.

—¿Qué? ¿Sigues sin creer? —cuestiona mucho más sonriente—. Tranquila, siéntete tranquila. Después de todo, no eres la primera tonta que cree que Bayá se ha enamorado de ella —se ríe mucho más. Eso le pasa a muchas y muy seguir... —la callo con otra bofetada, pero esta muchísimo más fuerte que la anterior—. Imbé...

Pretende regresarme el golpe, pero no se lo permito. Tomo su brazo con todas mis fuerza, la miro con rabia muy fijamente y después..., después la tiro a la arena.

—¡IDIOTA! —me insulta, pero no le hago caso, solo me limito a salir de ese lugar cuanto antes.

*********Casa Reyes*********

—Merlí, pero qué haces aquí, niña...

—Señora Reyes, ¿puedo quedarme aquí unos días?

—Pero niña... ¿qué pasó? ¿Por qué traes esa cara? ¿Dónde has estado? Me has tenido preocupada. No te he visto ni a ti, ni a tu abuela. Solo a tu padre, hace unos días, y le pregunté por ustedes, pero no me dio razón alguna. Yo he estado muy preocupada por ti, niña.

—Señora Reyes, ¿puedo quedarme?

—Merlí, tú siempre eres bienvenida a mi casa. Pasa, niña —precisa al tomar mi mano y hacerme entrar a su hogar.

Ahí, me da un vaso de leche y algo más de comer; sin embargo, me fue inevitable no ir al baño a vomitar aquellos alimentos, después de haberlos ingerido. La señora Reyes se dio cuenta de inmediato de lo que me sucedía, así que me ofreció una cama y me pidió descansar. No me preguntó nada más y eso debía agradecerle. Sin embargo, al día siguiente, sí me hizo algunas preguntas a las cuales yo respondí con verdades a medias.

—Regresa a tu casa, con tu esposo y conversen.

—No quiero volver.

—Merlí, niña, es lo mejor —menciona muy firme al mirarme a los ojos—. ¿O pasarás toda tu vida escondida aquí?

—No —contesto muy suave al negar con la cabeza—, pero ahora no quiero verlo.

—Bueno, pero pronto tendrás que hacerlo.

—Solo unos días más, le prometo que le pagaré por la cama y mi comida.

—Por eso no te preocupes, que aquí cama y comida no se le niega a nadie.

—De todas maneras, tome —le digo al sacar un poco de dinero y entregárselo.

—No, Merlí, por favor...

—Por favor, señora Reyes.

—No puedo...

—Por favor —digo al tomar su mano y colocar sobre aquella el dinero.

—Te haré buenas comidas. Necesitamos nutrir bien a ese bebé —señala; y yo sonrío.

Los días fueron pasando y yo seguía sin regresar a la casa, hasta que, en un momento, lo creí inevitable, puesto que había visto a los hombres de él, merodear muy cerca de la casa de la señora Reyes.

—Cuídate mucho, hija, y tranquila. Lo mejor, desde un inicio, fue hacer lo que vas a hacer ahora.

—Gracias por haberme dado un lugar donde dormir y comer, señora Reyes.

—Siempre para ti, Merlí —responde tierna y, luego de ello, me voy rumbo a la enorme mansión (la cual ya no me agradaba).

Volver a aquella propiedad sería volver al lugar que grita su nombre por todas partes. La casa representaba, fielmente, su estilo elegante y algo... hogareño.

Llevo al lugar y todos se sorprenden de verme y me ofrecen mil y un cosas, pero yo solo les pido que se vayan y me dejen sola, esperando tranquila a quien era mi esposo.

** * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

* * * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *

Había pasado más de una semana sin saber de ella y ya no sabía qué hacer, sentía que me iba a volver loco. Necesitaba encontrarla, así tuviese que ir al mismo infierno.

—¡CÓMO CARAJOS ES QUE NO HAN PODIDO ENCONTRARLA HASTA AHORA JODER!

—Bayá, tranquilo y sígueme.

—¿Qué pasó?

—¿Dónde está tu celular? —pregunta Ramsés.

—No sé, no tengo ni idea. Solo quiero saber dónde está mi esposa —agrego muy cansado por la furia.

—Sígueme.

—¿QUÉ? ¿A DÓNDE? 

—Tú solo sígueme —contesta neutral y luego, sale de mi oficina y yo lo sigo.

—¿Qué hacemos aquí?

—Sube al auto. 

—¡¿PARA QUÉ?! Necesito ir a buscar a mi esposa.

—SUBE AL AUTO, BAYÁ —contesta muy serio.

—TÚ SABES ALGO.

—Recibí una llamada. Sube al auto —repite; y decido hacerle caso.

Ramsés conduce y, de un momento a otro, estamos en mi casa.

—¿Qué hacemos aquí?

—Entra, Bayá.

—¡NECESITO IR A BUSCAR A MI ESPOSA, RAMSÉS! ¡JODER! ¡¿NO LO ENTIENDES?!

—¡QUE ENTRES A TU CASA CARAJO! —exclama y, por alguna razón, le hago caso.

Entro en ella, cuando lo hago, me quedo atónito al verla ahí, sentada sobre uno de nuestros sofás y con la mirada ida.

—¿Tú? —susurro sin creerle; y de repente, ella se gira a verme.

—Llegaste —pronuncia con molestia.

—No lo puedo creer —articulo incrédulo.

—Necesitamos hablar.

—No lo puedo creer..

—Tengo que hacerte unas preguntas.

—No lo puedo creer —la miro fijamente.

—¡DEJA DE MIRARME ASÍ QUE ME MOLESTA!

—¡¿EN SERIO?! ¡¿EN SERIO TE MOLESTA?! ¡JODER! ¡LLEVO DÍAS BUSCÁNDOTE!

—¡Nadie te pidió que lo hicieras!

—¡Carajo! ¡Bájame la bendita voz!

—¡¿Dónde has estado?! ¡¿En dónde te habías metido?! ¡¿Por qué no habías regresado a casa en tantos días?!

—¡CÁLLATE! ¡NO ME GRITES!

—¡TE GRITO! ¡CLARO QUE TE GRITO JODER! ¡¿DÓNDE CARAJOS HAS ESTADO?!

—¡A TI QUÉ TE IMPORTA!

—¡ERES MI ESPOSA JODER! ¡TÚ DEBER ES ESTAR A MI LADO! ¡ES LOQ UE DICE EL MALDITO CONTRATO!

—¡PUES ME VALE MADRES TU CONTRATO! ¡ESTOY CANSADA DE ESTO! ¡ESTOY CANSADA DE TUS GRITOS! ¡DE TODO!

—¡SILENCIO! ¡DEJA DE LEVANTARME LA VOZ! ¡JODER! ¡SE SUPONE QUE TENÍAS QUE SER UNA BUENA ESPOSA! ¡ES TODO LO QUE TE PEDÍ!

—¡¿QUIERES UNA BUENA ESPOSA?! ¡¿QUIERES UNA BUENA ESPOSA?!

—¡DEJA DE GRITAR?

—¡A MÍ NO ME DAS ÓRDENES! ¡SI QUIERES UNA BUENA ESPOSA, PUES ANDA Y VE CON TU MAL DITA EX NOVIA! ¡ELLA ESTÁ MUY GUSTOSA, ESPERANDO A QUE SE CUMPLA EL MAL DITO AÑO PARA QUE TE CASES CON ELLA! —grita de pronto; y yo me quedo perplejo ante sus palabras.

Evelyn Zap

¡Aquí el capítulo de hoy! Recuerden que las actualizaciones iban a ser interdiarias, pero gracias a su apoyo, pasaron a ser diarias. Espero que más lectoras y lectores se animen a recomendar "Maximiliano Fisterra" y a dejar su reseña. ¡Lindo día!

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