Su hija

Leonardo ajustó el nudo de su corbata frente al espejo.

El reflejo le devolvía la imagen de un hombre que no reconocía, completamente distinto. Su rostro, cansado y envejecido por las últimas semanas, mostraba una tristeza implacable. Se pasó una mano por el cabello, acomodándolo con precisión, asegurándose de que todo estuviera en orden. Pero nada lo estaba.

Su vida había cambiado para siempre y nunca se hubiese podido imaginar que todo era su culpa.

Sí… su culpa.

Tuvo que llegar al suelo, tocar fondo, sufrir y llorar, temblar sin cesar, hasta poder ver su culpa en todo aquello, perdiendo cada cosa a la que amaba.

¿Cómo se puede destruir algo que dices querer? Leonardo no lo entendía, pero si estaba completamente seguro de que amó a sus hijas. ¿Y cómo fue que les hizo daño?

Se puso la chaqueta con movimientos pausados, casi solemnes. Cada acción se sentía como un rito fúnebre, un tributo a todo lo que había perdido, a todo lo que su hija había perdido.

Era insoportable su agonía. Y
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP