Mis hijos

Ella estaba sentada en el sofá de la sala, Marc descansando en sus brazos mientras succionaba con pequeños ruidos suaves cuando Maximiliano entró con Ricardo, la bolsa de regalos temblándole en las manos. Camila estaba de pie junto a la cuna de Eric, los brazos cruzados y la mirada dura, y Ricardo se sentó en una silla al fondo, fingiendo una calma que no sentía.

Era la primera visita que Maximiliano les hacía.

Respiró hondo, enderezando los hombros mientras miraba a su madre y a Ricardo.

—Mamá, Ricardo… ¿pueden dejarnos a solas, por favor? —dijo, su voz firme pero suave, cortando el silencio como una brisa.

Camila frunció el ceño, los ojos pasando de Ariadna a Maximiliano con una mezcla de desconfianza y preocupación. Ricardo se puso de pie, ajustándose la camisa con un movimiento rápido, y asintió apenas.

—Estaremos en el patio si nos necesitas —dijo, su tono neutro pero cargado de advertencia mientras miraba a Maximiliano por el rabillo del ojo.

Camila dudó un momento más, las mano
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