—Esta condenada chiquilla… ¡¡Es que ni siquiera a se le puede llamar vestido a ese trozo de tela que trae!!
Isabella va con un vestido negro, brillando por las lentejuelas, es de tirantes con escote V bastante pronunciado, por la espalda no hay nada de tela hasta la consciencia y hacia abajo… es que me imagino va con bragas o le verán hasta el alma si se mueve de más.
¿Cómo es posible que se novio suyo no sea capaz de decirle que no vaya así?
¿Acaso nadie le dijo que en Chile no son tan avanzados como en Europa?
¡¿Es que ese vestido no es para ningún país?!
Siento que me dará un infarto del coraje, pero también es cierto que no tengo idea cuál de mis corazones terminará afectado, porque mi pantalón está bastante apretado, algo que no me pasaba desde hace mucho. El sólo imaginar las nalgadas que le daría si fuera mi mujer… me pica todo.
Respiro profundo, trato de calmarme y sigo con lo mío, que es vigilarla. Los veo instalarse en una mesa, se ven bastante cercanos, se ríen y se beben lo que el chico les lleva.
Luego, los veo ponerse de pie y comenzar a bailar, me vuelvo a espantar porque los movimientos de Isabella son para morirse desmayado. Si ese mismo baile se lo hace al inglesito idiota en privado, el tipo debe volverse loco de una vez.
Me pongo de pie y comienzo a caminar de un lado para otro, miro la escena de ellos bailando, riendo y disfrutando, mientras yo aquí muriéndome de algo que en verdad no sé definir qué es, porque jamás lo había sentido.
Cuando se me termina la bebida, pido otra más. Cuando el chico llega, antes de retirarse me pregunta de nuevo por el paquete VIP y le digo que sí. Me quedo distraído mirando cómo ella baila, con el mojito entre mis manos y suspiro sin poder manejar las emociones que estoy sintiendo.
Escucho que se abre la puerta y no me molesto en girarme, debe ser el chico que trae mi paquete, bebo un poco más y mientras observo el baile de Isabella, siento que este mojito debería tener muuuucho alcohol. Dejo salir un bufido, unas manos me tocan el hombro y me giro asustado.
—¿Estás cansado, bebé? —me dice una mujer que va con un atuendo bastante descarado y siento que tengo que salir de aquí lo antes posible—. ¡No te espantes! Sólo vengo a relajarte, bebé.
—Yo no pedí esto.
—Soy el «paquete VIP», corazón —sus pestañas se baten con una coquetería que en verdad en otro tiempo me habría encantado.
Ella tira de mí, me sienta en el amplio sofá y comienza a bailar, yo busco la manera de zafarme, pero los movimientos de la mujer no me lo permiten.
—Señorita, disculpe, pero no quiero esto…
—¡Es sólo un baile, corazón! Si quieres algo más, tengo el dato de una chica bastante buena.
—¡En serio no quiero nada de eso! —logro ponerme de pie, la mujer sigue bailando y se acerca a mí.
—Un hombre tímido… libérate, bebé, déjate llevar…
—¡¡No!! —cojo mi chaqueta, abro la puerta y salgo de allí espantado. Respiro con cierta dificultad, hasta que una voz que reconozco me llama.
—¿Lorenzo? —giro la cabeza y veo allí a Isabella, se me seca la boca, porque el pasillo está bastante iluminado, por lo que el vestido se ve mucho mejor en ese cuerpo pálido, con su cabellera rubia recogido en un moño desordenado, el maquillaje que lleva es suave, pero sólo resalta lo hermosa que es.
—Isabella… —escucho la voz de la loca que me llama y camino hacia Isabella, la tomo del brazo y bajamos las escaleras.
—¡Oye, yo quería ir al baño!
—¡Pues abajo también hay!
—¡¡Pero está lleno!! —se suelta y vuelve a subir. Miro a todos lados y me siento como perdido, subo con ella de regreso y veo a la loca salir del privado.
—¡Bebé, no te vayas! —dice levantando la mano, mientras que yo me meto al baño con Isabella y le paso seguro.
Apoyo la frente en la puerta, respiro como si hubiese estado en una maratón, cierro lo ojos para lograr calmarme, hasta que el sonido de unos tacones me regresan a la realidad. Me giro y veo a Isabella de manos cruzadas, pero en ella hay una enorme sonrisa de burla.
—¿Te estás escondiendo de una mujer?
—Sí.
—¿Es en serio?
—¡Sí! ¡¿Acaso no viste a esa loca?!
—¡Claro que la vi! —se lleva las manos a la boca sorprendida y comienza a reírse—. ¡No lo puedo creer! ¡¡Lorenzo Castelli huyéndole a las mujeres!! ¿Acaso ahora eres… ya sabes, gay?
—¡¿Queeeeé?! ¡Por supuesto que no! Hace media hora una mujer me provocó todo lo contrario que esa mujer allí dentro —le digo desesperado para que me crea.
—¿Ah sí? ¿Y quién era?
—Una chica que llegó… con un grupo de amigas —por alguna razón no quiero decirle que fue ella, es como si hubiese perdido todo el toque para conquistar mujeres y no quiero arriesgarme a un taconazo de esos.
—Haré que te creo… ahora quiero que te salgas de aquí.
—¿Por qué? Puedo estar aquí cuanto quiera.
—Puedes quedarte en el antro toooodo lo que quieras, pero en el baño de mujeres no.
—Aaahhh… —y tiene mucha razón—. Te… te espero afuera.
—No es necesario, conozco el camino de regreso.
—Pero pueden acosarte, esa manera de vestirte…
—¡¿Pasa algo con mi manera de vestir?!
—¡Nooo, claro que no! Te ves linda, ya me salgo.
Abro la puerta porque estoy viendo uno de sus tacones en alguna parte de mi cuerpo encajándose de una manera muy dolorosa. Me salgo, cierro la puerta y me quedo allí a un costado. El pasillo está vacío, afortunadamente, trato de pensar en lo mucho que he cambiado y sé que no es necesario que tenga una mujer a mi lado para saber que no quiero ser el mismo de antes.
La puerta del baño se abre, Isabella sale de allí sonriendo, pero se pone seria en cuanto me ve.
—Te dije que no me esperaras.
—No seas así… además, quiero hablar contigo, estás muy rara conmigo y no sé por qué —Isabella abre la boca, pero un hombre la interrumpe.
—Oye, preciosa, ¿cuándo irás a bailar para mí?
—Disculpa, odioso, pero yo no trabajo aquí.
—¿Eres de las que acompañan a la habitación? Porque si es así, quisiera irme contigo ahora —le da una nalgada y antes de que yo le parta la cara, Isabella le toma la mano, se la tuerce y lo empuja contra la pared, haciendo que le sangre la nariz de inmediato—. ¡¿Pero qué te pasa, loca de m****a?!
—Pasa que soy una dama, que se viste como se la da la gana, como nerd o como puta… pero no soy nada de eso. ¡¿Entendiste?! —me mira a mí y yo por instinto levanto las manos para que no me haga nada—. ¡Y tú, mueve tu trasero, me debes un trago!
—¡¿Yo, por qué?!
—¡Porque de no haberme entretenido, me habría ido antes de este piso y no le habría partido la nariz al señor acosador cavernícola!
Me empuja hacia la escalera y bajamos rápidamente. Camina con actitud peligrosa a la barra y pide una cerveza sin alcohol.
—¡Y quiero que la abras aquí! —amenaza al barman y el chico se espanta un poco, le coloco una mano en el hombro, sintiendo el calor y me encanta, pero ella me mira como asesina y la quito de inmediato.
—Lo siento, sólo quería calmarte.
—Lo sé, es que me altera la gente estúpida, ese tipo se pasó de listo y no tengo mucha paciencia para lidiar con personas así. Ya me he topado a muchos, la verdad —el chico le entrega la botella, la abre allí y yo le muestro la tarjeta. Isabella le da un largo trago y luego me mira divertida—. Dejemos de hablar de mi mal genio, quiero saber ¿por qué Lorenzo Castelli les huye a las mujeres?
—Porque estoy alejado de ellas, ya no quiero más tropiezos.
—Miedoso —vuelve a beber y se gira para buscar a su novio—. Bueno, treintón inocente, te dejo. Me voy con mi chico a seguir disfrutando de la noche… no te vayas muy tarde, a tu edad eso de trasnochar no debe ser bueno.
Se va riendo, la veo acercarse a William y se me hace que es de lo más triste. Me ha dicho viejo de una manera tan poco sutil y descarada, que me doy cuenta de que para ella soy muy mayor.
—Aunque siempre ha sido así… —la veo bailar y reírse, suspiro y decido irme a mi habitación—. Pero ahora ella es adulta, bella… y yo ya no le intereso.
Camino a la salida, sin dejar de observarla hasta donde puedo, me acerco para pagar todo, asesino con la mirada al chico por no explicarme qué demonios era eso del paquete VIP antes de entrar y me voy al piso diez, en donde está mi cuarto. Me voy directo a la cama, me quito la ropa, me lanzo allí como si fuera un crío y miro el techo, sin dejar de pensar en esa mujer pequeña, joven, llena de vida y energía… y unos movimientos del terror.
—Tal parece que Fabio le enseñó muy bien…
Y con ese último pensamiento, me quedo dormido, mientras que en mis sueños no dejo de verla a ella, riendo y gozando de la vida con un hombre que no soy yo.
Dudo un poco de ir a la cena de despedida para Piero, pero no porque no lo quiera, es mi hermano, es sólo que allí estará Isabella con su novio, al que besa mucho, abraza mucho y se me viene a la mente la manera en que bailó con él.Esa era la misma manera de bailar que usaban las chicas para seducirme, nunca me pude negar ante una mujer con movimientos de ese tipo.Y si alguien cree que me relajé con mi día libre… terminé metiéndome en la oficina de todas maneras porque no podía quedarme sin hacer nada imaginando que en alguna habitación del hotel estaría ella con el inglesito idiota haciendo… pues esas cosas que los novios hacen.—Mejor voy a la cena o mamá es capaz de venir a buscarme.Y como si fuera brujo, mi madre me llama para decirme que ya falta poco para la cena y sólo falto yo.—No te creo —le digo tomando mis llaves y salgo del departamento—. Seguro que Pía todavía no llega.—No, ya está aquí.—¿Y Alejandra?—¿Por qué mejor no preguntas por ella? Lorenzo, no soy tonta y re
Tiro el bolígrafo en el escritorio y me pongo de pie con un resoplido de frustración pura y dura, miro por la ventana para ver si lanzarme de aquí sería suficiente para matarme o quería vivo conectado a las máquinas de un hospital.—Sí, esa es la solución, Lorenzo…—¿Hablando solo? —la voz de Isabella me hace girar rápido y no puedo evitar sonreír al verla allí.—¡Isabella! —camino hacia ella para darle un abrazo, pero ella me detiene estirando su mano, no me queda más remedio que estrecharla, pero aun así estoy contento—. ¿Qué haces aquí?—Vengo a hacer mi trabajo —la veo con un atuendo formal y se ve preciosa, se ve como una mujer de mundo, va con el cabello recogido en una coleta alta y lleva unas gafas de sol que la hacen ver más adulta y misteriosa.—No llamaste… no tengo nada listo.—No te preocupes, ya me puse de acuerdo con tu asistente, pero ella no está allí afuera y no sé dónde instalarme.—Envié a la señora Elena a otro departamento, ven…Le indico que salga de la oficina
No estoy tranquilo, siento que algo está pasando con Isabella y eso no me ha dejado concentrarme en toda la mañana.«Claro que está pasando, está con Fabio y ya sabes cómo es tu hermano», le hago caso a mi consciencia y decido que es momento de llamarla. Se demora en responder, pero al menos lo hace.—Hola, Isabella, ¿cómo estás?—Muy… ocupada —me responde jadeando y doy un respingo en mi asiento. Salto de allí y salgo de la oficina mientras sigo hablando con ella.—¿Ah sí? ¿Y qué haces? ¿Ejercicio?—No… estoy tratando de cerrar una maleta, pero no hay caso.—¿Y Fabio no te ayuda?—No ha llegado —la oigo suspirar—, lo estuve llamando, pero no me responde, lo malo es que tengo menos de una hora para dejar el cuarto y esto es lo único que me falta.—Yo voy.—Pero…—Yo voy, es más, ya estoy caminando al ascensor —mentira, estoy a punto de llegar al primer piso.—Gracias. Te espero entonces.Debo admitir que estaba pensando algo muy distinto de lo que estaba pasando en realidad, pero al m
Estamos terminando una reunión de coordinación con Agustín y Ángello en las inmediaciones de Cavalcanti Moda, lo cierto es que nuestros números son excelentes y lo que tenemos programado para el futuro es estupendo.—Lorenzo, en verdad cada vez me sorprendo más —Agustín deja una carpeta en la mesa y sonríe satisfecho—. Cuando dijiste que tú te harías cargo de esta empresa, no creí que duraras tanto ni mucho menos que lo hicieras tan bien.—Lo más importante es que pides consejo —dice Ángello con una amplia sonrisa.—Yo no estudié para esto, pero me gusta.—¿Y tu talento? —me pregunta Ángello preocupado.—Escondido de momento, en mi departamento, quién sabe si alguna vez haré alguna exposición. Pero no crean que por llevar la empresa no hago lo que me gusta, es una de las exigencias de mi madre.Los dos se ríen y me dicen que así es ella, preocupada de todos, marcando el orden y alentando a todos a que hagan lo que aman, no lo que piensan es lo mejor para los demás. Es cierto que yo es
Con las ganas de verla, pero seguro de que ella no quiere verme, llamo a la casa para saber si está y mi madre me dice que ha salido con Helen.—Iré a verlos entonces, necesito ayuda con algo y quiero buscar algo que se me quedó en mi cuarto.—Le diré a tu padre, estará contento.Corto la llamada, dejo salir un suspiro y decido ir ahora, para tratar de estar lo menos posible. Parece tonto, porque es la casa de mis padres, pero no voy a incomodar a Isabella si no quiere verme.Durante el trayecto trato de recordar un regalo que tengo guardado en su caja original, espero que mi madre no mandara a ordenar y guardar mis cosas, como lo hizo con Alex, porque eso me tomará mucho más tiempo del que tengo previsto para sacarlo.Al llegar entro a la casa y mi padre se acerca a darme un fuerte abrazo. Me quedo allí unos segundos porque estar entre sus brazos es una de las cosas que ahora más valoro, porque él mismo ha perdido a su padre y veo lo mucho que le hace faltan esos abrazos.Veinticuatr
Estoy sentado frente a mi escritorio con un documento en frente, revisando algunas de las nuevas propuestas para los diseños de varios de los insumos. Estamos evaluando la posibilidad de incorporar dentro de nuestro catálogo productos con materiales un poco más económicos y sencillos para aquellos que realizan manualidades más simples.De esta manera podríamos captar a aquellos clientes que no requieren de elementos tan elaborados y de magnífica calidad como los que hemos realizado hasta ahora.Mi cabeza está apoyada en mi mano libre y en mi boca, jugueteo con un lápiz de grafito. Sí, realmente estoy aburrido, quisiera estar en casa, pintando aquí el cuadro que se me ha venido a la mente y cuyo boceto está en mi tablet, pero no puedo sacarme del trabajo porque estamos en una etapa de mejoramiento e innovación crítica.—¿Estoy en la oficina de Insumos Manterola o en la escuela? —levanto la mirada y frente a mí veo parada a Isabella. Me pongo de pie como si tuviese un resorte de la sill
Alguna vez mi padre me enseñó que muchas veces, cuando queremos un lienzo más grande, tenemos que hacerlo nosotros mismos. Lo que no sabía es que esa enseñanza me serviría no sólo para mis pinturas, sino que también para mi vida.Pero por ahora lo estoy usando de manera literal.Me aparto del marco que acabo de crear y veo satisfecho que los bordes han quedado perfectos, alineados y listos para colocar la tela. Tengo una idea en la cabeza y para eso necesito un lienzo grande que no encontraré en las tiendas a menos que las pida y el traslado será un problema, por lo que he confeccionado uno de dos metros de ancho por tres metros de largo.Me siento satisfecho, he logrado todo esto durante la mañana de mi sábado. Pero ahora mismo estoy sintiendo un poco de hambre, así que decido ponerme de pie, ir a cambiarme, darme una buena ducha y salir a comer afuera.Tengo en mente el restaurante donde nuestros padres nos llevaban cuando éramos pequeños, se me hace bastante especial y decido ir al
Melike me mira con los ojos abiertos, sin poder creer lo que acabo de hacer, mientras que yo la miro con mi sonrisa de satisfacción porque sé que le he dado un golpe bajo y el estoy dejando claro que esta vez no me voy a dejar manipular ni mucho menos voy a dejar que ella vuelva a jugar conmigo.—¿Qué demonios estás haciendo? —me dice con los dientes apretados.—Estoy haciendo lo que cualquier hombre decente debería hacer —le respondo sin apartar el teléfono de mi oído, porque sé que él está escuchando—. Ya jugaste con los dos hace ocho años y no te voy a permitir que vuelvas a hacerlo. Yo ya no soy joven y no estoy para estarme recuperando de las idioteces que mujeres como tú dejan en mi vida.—Señor Castelli —me dice Serkam—, ¿mi esposa está frente a usted?—Sí, así es. Se ha aparecido en un restaurante donde viene almorzar tranquilamente y solo. La verdad, no sé si me está siguiendo o si fue una casualidad. Sin embargo, me dijo que salió a comer porque usted no está en la ciudad y