Estoy en una de las habitaciones de invitados de la casa en la playa rodeado de todos los hombres de la familia. Mi padre me ayuda a colocarme el saco del traje negro que mi madre ha diseñado para mí exclusivamente para esta ocasión, el señor Russo me ayuda con la pajarita mientras me dice.
—Hijo, ya la cagaste mucho en tu vida, así que ahora procura no volver a hacerlo.—No le digas hijo, Russo —le advierte mi padre y él sólo se ríe.—Él sabe que es de cariño, al final le pasaron casi las mismas cosas que a mí, sólo que no se ha muerto ni mucho menos ha estado en la cárcel.—Pero estuvo a punto —señala mi tío Luca.—Eso es porque tiene consciencia, eso se lo sacó a su madre —dice mi tío Gabriel.—¡¿Acaso yo no tengo consciencia, tío?! —exclama mi padre y todos nos reímos.—No mucha si te las diste de amante —se ríe el señor Russo, esa parte de sus vidas ahora la cuentan como la mejor de las anécdotas, porque los llevó a las mujeres que en verdad debían estar en sus vidas.—¡Tú me contrataste, no te hagas!—Ah… eso es porque yo no tengo consciencia Jajajaja, y porque en esa época era un saco de bolas…—Ustedes son tremendos —les dice Ángello con seriedad—. En lugar de sacarse los trapos al sol deberían darle consejos al futuro marido.—Ámala mucho y entiéndela poco —dice Agustín y todos asienten.—Llévale desayuno en las fechas importantes… o sea, todos los días —dice Piero.—Y tal como aprendí de unos de los libros favoritos de mi mujer, si la cagas y te pilla, hazte el muerto —dice el señor Russo y todos se ríen.—Ah, no te pases de listo —le dice mi tío Luca con seriedad—. No te guardes el milagro y dinos cuál libro es ese.—Vale Todo, de Day Torres.—¿Esa es la escritora que fueron a ver y que Daniela casi mata porque se hizo la linda contigo?—No, esa que fuimos a visitar fue su escritora favorita, Jeda Clavo, ella le recomendó a Day —se encoge de hombros y todos asienten, pero veo que mi tío Luca y Agustín anotan los nombres.—Hermano —me dice Alex alejándome de todos—. No sabes la alegría que siento de verte así, tan feliz porque te vas a casar y porque es con la mujer correcta. No hay fórmulas para un buen matrimonio, porque todos somos diferentes, los únicos factores comunes son el amor y la comunicación.—Y una buena reconciliación en la cama después de pelear —dice Ángello y todos lo miramos sorprendidos, porque él es más serio y no suele decir esas cosas—. ¿Acaso dije una mentira?—¡Amén! —gritan todos y yo me río.Llaman a la puerta, mi madre se asoma y cuando me ve se lleva las manos a la boca, se acerca a mí, me arregla el saco y desarma la pajarita, a través del espejo puedo ver a mi padre y al señor Russo poner caras de sorpresa, porque ella ha desecho lo que ellos hicieron.—Mi niño, mi chiquitín especial…—¡Oye, se supone que yo soy tu chiquitín especial! —reclama Fabio y Piero le da una palmada suave en la nuca.—Tú lo que tienes es que eres puto, no especial —mi madre se ríe y me mira otra vez.—Sé lo mucho que te costó llegar a esto, porque primero debiste aprender a amarte, a estar seguro de ti mismo, pero más que todo a reconocer que nunca amaste de verdad.«Y ya que este día es de extrema felicidad, creo que puedo contarte un secreto… yo le dije a Isabella que te pusiera patas arriba y que no te tomara en cuenta, Fabio me ayudó a darte un empujoncito poniéndote celoso y fui yo la que habló con ella cuando pasó lo de la loca esa —se me cae la quijada y ella sigue.«Y también le conté que no la llamaste, ni le escribiste, pero sí estuviste pendiente de ella esos seis años. Me preguntaste a diario por Isabella, puede que le enviaras sólo un regalo de cumpleaños, que fue precisamente para el número dieciocho, pero antes de eso tú me dijiste qué llevarle cuando la visitamos en Cambridge, me recordaste sus cumpleaños y me pediste que le diera un abrazo fuerte por ti.Abro mucho los ojos, mi padre asiente y yo no me creo lo que me dicen.Sencillamente no me acuerdo.—Puede que fuera algo mecánico —pero mi madre niega.—No, era preocupación sincera. Siempre cuidaste de ella, nunca dejaste de estar pendiente de su estadía lejos de nosotros, de ti. Le dije todo eso y así es cómo se dio cuenta que ese tatuaje sólo fue una demostración más del amor que siempre le has tenido, puede que empezara como amigos, pero el tiempo se encargó de convertirlo en algo más y agradezco que así sea.Abrazo a mi madre porque me ha ayudado a lograr lo que más he querido en mi vida.Mi padre se une al abrazo y luego todos mis hermanos.Cuando nos separamos, ella me sonríe y cada uno toma su posición. Todos saldrán antes que yo, abriendo camino hacia el altar, mientras que mi madre camina conmigo tomada del brazo.—No me sueltes, madre —le digo nervioso de cumplir uno de mis mayores anhelos, algo que había dado por perdido.—Nunca, tesoro, siempre estaré para ti —me da unas palmaditas en la mano y seguimos caminando al altar dispuesto en la playa.Del otro lado veo a mi mujer caminando del brazo de su madre, nos vemos y ella sólo me sonríe. Se ve…Se me vienen a la mente las palabras que una vez nos dijo mi abuelo cuando vio a mi abuela caminar al altar de la mano de mi padre. Nos dijo que lo primero que pensó es que se veía linda, porque es la primera palabra en la cadena de apelativos para describir la belleza que emana y, tal como él, sé que esa cadena es insuficiente para describir lo que veo.La declaró la reina de los ángeles, con la tiara y aquel velo sencillo, además de aquel vestido digno de la realeza, los mismos atuendos que Isabella quiso usar hoy. Va con el ramo de mi madre, los zapatos de Francesca y la joyería sencilla de Pía, todas quisieron darle una parte de sus ajuares para acompañar a la mujer más escurridiza y esperada de la familia Castelli Cavalcanti.Aunque seguro la mujer de Fabio se gane pronto ese título, por ahora mi mujer es la más linda de todas las novias.Llegamos juntos al altar, nos tomamos las manos y terminamos el trayecto juntos.El oficial hace la ceremonia lo más simple posible, firmamos nuestra acta y nuestros testigos, que son Alex y Aurora, también lo hacen.Nos declaran marido y mujer, todos exclaman en gritos y aplausos, mientras ella y yo unimos nuestros labios, la tomo por la cintura para acercarla más y ella se aferra a las solapas de mi saco para no dejarme ir jamás… ¿pero a dónde iría si no es con ella?Aunque hemos descubierto que no está embarazada y hemos tomado las previsiones del caso para que eso no pase por ahora, coloco de todas maneras mi mano en su vientre, ella me sonríe feliz y apoya su cabeza en mi brazo.La fiesta se convierte en un acontecimiento lleno de algarabía y anécdotas, mi padre se emborracha un poco junto al señor Russo y terminan abrazados dándose las gracias por haber hecho lo que hicieron en el pasado, porque ahora viven con sus mujeres.Veo con alegría a Fabio que hace de pareja de baile de mi abuela Jazmín, la que aún tiene buen ritmo, hasta que Javiera, la hija del señor Russo que ya tiene once años, le pide que baile con ella. Fabio se encoge de hombros y acepta.—¿Será que le pase lo mismo que a nosotros? —me dice Isabella.—No lo sé, allí es más complicado, porque tienen más diferencia de edad y para cuando ella crezca, ya mi hermano puede haber encontrado a la mujer que será su esposa.—Pues yo quiero hacer una apuesta, esposo…—¿Ah sí?—Sí, te apuesto que, si Fabio no tiene esposa para cuando ella cumpla los dieciocho años, Fabio estará perdido.Dejo salir la carcajada, pero acepto. Sería interesante ver esa situación, especialmente con nuestros padres.El atardecer va dejándose ver en el horizonte, mi mujer lanza el ramo, que termina en las manos de Javiera, y la liga en las manos de Fabio quien ni siquiera se puso para esperarla.Partimos el pastel, le doy de comer a mi mujer y luego de eso, decido llevármela a nuestra luna de miel.No le he dicho a dónde la llevaré, quiero que sea una sorpresa para cuando estemos en el avión. Cuando ya despegamos, ella me mira preguntando a dónde vamos, pero me la llevo a la habitación del avión y mientras la estoy desnudando, le digo en un susurro.—Vamos a conocer el lugar que siempre soñaste…—¿Vamos a Rapa Nui? —asiento y ella deja escapar un par de lágrimas de felicidad.—Te dije que cumpliría tus sueños, mi amor… nunca dudes de que así será.Y lentamente la pasión nos envuelve, la hago mía de mil maneras diferentes para que grite mi nombre y yo el de ella, así se quede en las nubes en lo más alto del mundo, para que nada ni nadie alcance nuestro amor jamás, sólo nosotros mismos cuando hagamos el amor e intentemos alcanzar las estrellas.Luego de una magnífica luna de miel, en donde no me cansé de disfrutar a mi mujer cada día, hemos llegado a la ciudad con varias cosas que hacer, una de ellas visitar a un doctor que le dé un método anticonceptivo para evitar un embarazo por ahora. Aunque no fue sencillo explicarle a Isabella que sólo quiero su bienestar y que cumpla sus metas, lo que no pude hacer fue convencerla de que yo podía usar el método en lugar de ella. Se negó rotundamente y contra eso ya no pude hacer nada. Así que aquí estamos, esperando a que el doctor nos haga pasar y nos diga cuál es el mejor método para ella. —En serio, amor, no tienes que estar aquí —me dice ella con dulzura—. Ni siquiera sabemos si te dejarán entrar. —No importa, aquí estoy y punto —le doy un beso en su mano y seguimos esperando. Varios minutos después la llaman y me pongo de pie con ella, el doctor no me dice que debo quedarme afuera, así que entro. Ella me mira divertida, yo me encojo de hombros y tomamos asiento. —Bien, seño
La noticia de nuestro primer hijo es motivo de felicidad para todos, ese fin de semana nos asaltaron todos en el departamento y en serio que no teníamos dónde meter tanta gente, hasta que mi madre nos mandó salir a todos e irnos a su casa a celebrar como corresponde. Los días siguieron pasando y el momento de uno de los acontecimientos más importantes de mi vida al fin ha llegado. Isabella no tiene idea de nada, porque no la dejé entrar a mi taller ni una sola vez. Así que vamos de camino a la misma galería donde expuso mi madre hace años atrás, los nervios me invaden, pero sé que podré manejarlo después de todo. —En serio que no te perdono que no me dejaras conocer la primicia —me dice mi esposa cuando la ayudo a bajar del auto. —No importa, mi amor… seguro que cuando la veas te va a encantar y se te pasará el enojo. Hace un gesto con su boca muy parecido a un piquito y me caminamos al interior. Todas las pinturas están cubiertas, la gente espera expectante y una chica nos recib
Dos años después de que Tamara llegara a crear caos a nuestras vidas, tuvimos a nuestros gemelos, Lorenzo Andrés y Flavio Alonzo los que ahora corren en su cumpleaños número cinco entre las mesas, los invitados que son pura familia y un par de amigos, comiendo, jugando y siendo tan felices como yo lo fui en mi infancia. Si alguien alguna vez alguien les dice que los pecados no se pagan con los hijos… ¡ES MENTIRA! Mis niños son unos caballeros, inteligentes y muy respetuosos, pero Tamara… de mi princesa no puedo decir lo mismo. Con siete años ya he tenido que cambiar el auto dos veces, la primera a sus tres años porque le echó azúcar al tanque y la segunda hace seis meses, cuando creyó que el motor debía lavarse por dentro porque el humo salía muy sucio y le metió lavalozas con agua. Tiene un carácter fuerte, es decidida con las cosas que quiere y no te suelta hasta que haces un compromiso con ella de que harás lo que quiere. Bueno, creo que soy el único con quien lo consigue, porq
Ocho años después… Miramos nuestra casa con cierta nostalgia por última vez. Todos los grandes muebles se han quedado en sus lugares tapados con enormes telas blancas que los protegerán de la luz y el polvo. Las cosas más pequeñas han quedado dentro de cajas seguras en ciertos espacios de nuestra mansión. Pero todo lo que son los recuerdos y aquellos trabajos hermosos que los niños hicieron mientras estaban en el colegio se van en otras cajas rumbo a Italia. Aunque no fue algo que planeásemos desde hace mucho tiempo, la verdad es que tanto mi mujer como mis hijos han aceptado la idea que nos vayamos a Florencia para reemplazar a José en su estadía en la empresa que mi abuelo heredó. La madre de su mujer ha estado bastante enferma y quiere acompañarla en caso de que algo le suceda. —¿Papá, crees que volvamos alguna vez a Chile? —me pregunta algo emocionado mi pequeño. Flavio. —Creo que sí, hijo, vendremos en las vacaciones y cada vez que podamos. —Yo extrañaré los cumpleaños aqu
—¿Estás segura de que esto es lo que quieres? —le pregunto a mi hija al llegar con ella al cuarto en donde espera solitaria al momento más importante de su vida. La tradición de la familia esta vez no se cumplió, porque mi pequeña no quiso que ninguna de las mujeres la ayudara a prepararse, puesto que su futuro esposo contrató un equipo profesional para que se encargara del maquillaje, peinado e incluso del vestido. Hasta ahora, todas las bodas se caracterizaban porque los novios llevaban hermosos trajes diseñados por mi madre, aunque ahora es Amanda (la segunda hija de Pía) quien se encarga de confeccionar los diseños junto a mi madre. Mi hija me mira con decisión, sé que está triste por todo lo que ha pasado, desde que Joel Prato llegó a su vida todo se volvió muy diferente. Aquella niña sonriente, traviesa, da a hacernos la vida de cuadritos con sus bromas y preguntas. Esa chica espontánea que se caracterizaba por reírse de todo y de ser tremenda, con un carácter fuerte… De esa
Miro por la ventana de mi oficina, con las manos en los bolsillos, buscando la respuesta a esa duda que he tenido desde hace años.¿Por qué me ha ido tan mal en el amor?Desde pequeño siempre quise ser libre, hacer lo que se me viniera en gana, pero cuando las consecuencias de hacerlo llegaban, no me gustaba para nada. De adulto fue casi lo mismo, solo que las travesuras se convirtieron en errores y las consecuencias fueron más altas que de pequeño.Dejo salir un suspiro mientras espero a que llegue la cita de las tres, una gerente de una nueva empresa de distribución, que ofrece mejores prestaciones, además de más garantías en caso de maltrato o pérdida de los insumos.Para eso falta un rato, pero siento que me va ganando la ansiedad de verla, porque según me dijo Agustín, yo ya la conozco… y desde hace mucho.Y, como casi siempre que estoy así, mi mente se va al pasado, a ese en que cometí muchos errores, incluso algunos que pudieron dañar mi familia. A pesar de todo eso, ellos nunc
Estamos con Isabella en el estudio de trabajo que usamos para nuestras cosas de artes mi padre, mi madre y yo. Es una excelente alumna, aprende rápido y además tiene iniciativa propia. Yo estoy terminando una pintura, que es precisamente de ella trabajando en el busto, se me hace de lo más adorable verla con el ceño fruncido, la trompa estirada y muy concentrada.Llaman a la puerta, se asoma Hellen y sonríe al ver a su hija haciendo su tarea.—Joven, disculpe que lo interrumpa, pero una muchacha lo busca en la sala.—¿Muchacha? ¿Quién?—Me dijo que se llama Mariela y que necesita hablar con usted lo antes posible.—¡¿Mariela?! —digo saltando de la silla, sin poder evitar que caiga con un estruendo sordo.Salgo de allí hecho una furia, porque le dejé claro que no quería nada con ella, ni siquiera en la universidad le he dirigido la mirada, nada. Llego a la sala, con las manos en los bolsillos, mi expresión de odio sin reservas y la voz gélida.—¿Qué haces aquí? ¿Acaso no dejé claro que
Los meses se van pasando, mientras trato de seguir con mi vida de la manera más tranquila posible, evadiendo las fiestas, periodo en el que me he dado cuenta de que aquellos «amigos» que tenía, nunca lo fueron en verdad.Pero no es algo que me preocupe ahora, porque la relación con mi familia ha mejorado bastante. Ahora los veo de una manera muy diferente, ellos se preocupan de mí y yo de ellos, estamos todo lo que podemos juntos, aun cuando uno de ellos nos falta y al parecer otra más se irá, ya que Pía quiere su propio espacio para estar con Ángello y sus bebés.Hoy se han suspendido las clases en la facultad, por un corte en el suministro de agua que no estaba programado. Me subo al auto pensando en que no quiero ir a casa aún, así que tomo la ruta a uno de mis lugares favoritos, el mirador en el cerro Santa Lucía.Mi madre me dice que allí descubrió dos cosas el mismo día: que mi padre tiene los ojos como el cielo de Florencia en un día de sol, y que él era el hombre de su vida.A