—¿Estás segura de que esto es lo que quieres? —le pregunto a mi hija al llegar con ella al cuarto en donde espera solitaria al momento más importante de su vida.
La tradición de la familia esta vez no se cumplió, porque mi pequeña no quiso que ninguna de las mujeres la ayudara a prepararse, puesto que su futuro esposo contrató un equipo profesional para que se encargara del maquillaje, peinado e incluso del vestido.Hasta ahora, todas las bodas se caracterizaban porque los novios llevaban hermosos trajes diseñados por mi madre, aunque ahora es Amanda (la segunda hija de Pía) quien se encarga de confeccionar los diseños junto a mi madre.Mi hija me mira con decisión, sé que está triste por todo lo que ha pasado, desde que Joel Prato llegó a su vida todo se volvió muy diferente.Aquella niña sonriente, traviesa, da a hacernos la vida de cuadritos con sus bromas y preguntas. Esa chica espontánea que se caracterizaba por reírse de todo y de ser tremenda, con un carácter fuerte… De esa niña que llegó a Italia, no queda nada.—Sí, esto es lo que quiero —dejo escapar un suspiro resignado porque nada de lo que le hemos dicho ha logrado convencerla de que aquel muchacho que llegó a su vida hace tan sólo unos meses, tal vez no sea el indicado para ella.Con tan solo dieciocho años, mi pequeña ha tomado la decisión de contraer matrimonio y para mí sería el día más emotivo y feliz de mi vida, si tan sólo al menos tuviera la confianza de que ese hombre al que hoy le entregaré la mano de mi hija la hará feliz.Pero ese instinto de padre que muchas veces ha salido a flote y que jamás me ha fallado, me dice que no debo confiar, que en manos de ese hombre mi hija no estará segura. Sólo espero, por primera vez equivocarme y que ella realmente sea feliz, porque al ver su rostro ilusionado y de saber que en realidad ama ese hombre, me causa pesar sólo imaginar que él pueda destruirla.Llaman a la puerta y sin esperar a que indiquemos a que entren, se asoma a mi esposa.Isabella ha estado realmente afectada durante este tiempo que ha durado el compromiso entre Tamara y Joel. Ambas tuvieron una fuerte discusión cuando nuestra hija llegó con su novio a anunciar su compromiso. Isabella tiene el carácter mucho más fuerte que yo, ella siempre impuso reglas en la casa, por la misma razón cuando Tamara nos contó acerca de aquel matrimonio tan rápido, mi esposa no se tardó en decir que no estaba de acuerdo.Me costó muchísimo que ambas restablecieran su relación y mucho más el convencer a mi esposa para que asistiera a la boda.Es más, nadie de la familia quería asistir, incluso mis padres, pero les dije que nosotros no somos así. Aunque alguno de nosotros esté equivocando, lo vamos a apoyar hasta el final. Así es como lo hicimos en su momento con Fabio cuando veíamos que estaba tomando malas decisiones en su vida. También con Agustín, que estaba desperdiciando su juventud en algo tan estúpido como acostarse con mujeres sin sentido alguno.Incluso yo, cuando en algún momento estuve descarriado, ellos no dudaron en apoyarme y en estar ahí para mí. Incluso mi madre, a pesar de que no confiaba lo suficiente en Melike me apoyó en mi relación con ella.Ahora sólo quiero que haga lo mismo con mi hija para que no tenga duda de que si algún día, nos necesita a cualquiera de nosotros, vamos a estar allí para ella.—Madre… —intenta decir Tamara, pero Isabella comienza a sollozar, le toma las manos y le suplica.—Por favor, no te cases, no lo hagas. Tú no estás enamorada, lo que estás es deslumbrada que se parece muchísimo. Y ese muchacho… Hija, por favor, escúchame, no te cases.—Madre, no quiero tener esta discusión contigo minutos antes de mi boda. Joel me ama, me lo ha demostrado, es atento, cariñoso, romántico, detallista. Él ha sido conmigo como nunca un muchacho fue.—Que sea el primero que te demuestre esas consideraciones no significa que sea el único —insiste en mi mujer—. Eres joven, apenas tienes dieciocho años y no has vivido lo suficiente la vida como para conocer a quien en realidad podría ser el amor de tu vida.—Mi tía Francesca lo encontró.—Sí, ¿pero a costa de qué? Tu padre en algún momento también creyó haber encontrado el amor. Tu propia abuela, quien tuvo que divorciarse para poder ser feliz con el hombre que realmente era para ella…—Mamá, no harás que cambie de opinión, voy a casarme con Joel, hoy seré su esposa y sólo de ti depende si querrás estar en nuestra vida o permanecer afuera. Sólo te advierto que si insistes en que no me case con él, te perderás incluso de nacimiento de tus nietos, porque después de esto no querré verte nunca más.Las palabras firmes de mi hija nos dejan claro que no está dispuesta a que esta vez le digamos qué hacer. Pero Claro, ella nunca lo ha permitido.En el último acto de rebeldía en su soltería desafía a su madre, dejándole claro que se casará con su aprobación o sin ella.Isabella asiente, se limpia las lágrimas y abraza a nuestra hija. No le ha quedado más remedio que ceder ante la amenaza de Tamara, sale de la habitación en silencio y nos deja solos a mí y a mi hija.Me paro frente a ella, le sonrío con dulzura y le digo con toda la suavidad que puedo para que no se espante.—Sé que tal vez no hemos reaccionado de la mejor manera ante tu matrimonio, sólo quiero recordarte que, si alguna vez tu príncipe se vuelve ogro, puedes volver a mi lado sin dudarlo. Yo jamás te reprocharía nada, jamás pensaría que has fracasado, ni mucho menos me burlaría.—Gracias papi, pero te puedo asegurar que mi matrimonio no va a fracasar.Quiero tanto creer en las palabras de mi pequeña que sólo sonrío, dejo un beso en su frente y le ofrezco mi brazo. Ella toma su ramo, se engancha a mí y salimos con dirección al lugar en donde se ha preparado la boda.Joel ha pedido una boda a lo grande, con trescientos invitados (porque no es él quien paga, después de todo), no quiso que lo celebráramos en nuestra casa porque le pareció pequeña. Antes de llegar al camino que llevará a mi hija al altar, mi madre se encuentra allí, le toma las manos y sonríe, dejándole un beso en cada mejilla.—No te olvides, que, así como eres, eres perfecta.—Lo sé, abuela.—Una cosa es saberlo y otra es recordarla.Y a mi mente se me viene aquella vez en que salimos de Chile para venir a Italia. Algunas veces me arrepiento de haber tomado esa decisión. Debí dejar que otro de mis hermanos tomara esa responsabilidad, tal vez de esa manera, Tamara no habría conocido a Joel y no estaríamos pasando por esta angustia el día de hoy.Tal vez, mi hija no habría cambiado tanto, no habría dejado de hacer esas bromas, todas esas pataletas graciosas que, en lugar de molestarnos, sólo nos alegraba más los días.Mi madre camina para tomar su lugar, mi hija respira profundo y comenzamos a caminar hacia el altar. Allí al final veo ese hombre que pretende quitarme a mi hija. Siento que me la están arrancando y yo no puedo hacer nada porque ella no permite que le abramos los ojos.Mientras vamos llegando al altar improvisado que se ha instalado aquí en el lugar y veo el sacerdote frente a un crucifijo, ruego en mi corazón que Dios la proteja cada día de este hombre y que jamás olvide las palabras que hoy todos le hemos dicho, pero especialmente las mías.Porque por más que se equivoque un hijo, un padre siempre estará allí para él.Con el corazón destrozado y las lágrimas sin poder controlarlas, entrego a mi única hija a un hombre al que trataré de dejar al descubierto lo antes posible, no importa de lo que tenga que valerme… incluso de aquel acuerdo prenupcial que le hice firmar…Sólo espero que cinco años no se conviertan en un infierno para mi princesa o me arrepentiré el resto de mis días.Luego de que mi hija da el sí, nadie de la familia logra aplaudir o sonreír, pero por cortesía nos acercamos a saludarlos. Todos nos movemos al gran salón en donde será la recepción, allí la veo bailar su primer vals con alguien que no la mira como si fuera la única mujer en su mundo.A la mitad del baile, me acerco para pedir bailar con mi hija y Joel me la entrega de buena gana, la tradición es que la madre de la novia se quede bailando con el novio, pero de mi mujer no está ni la sombra.Luego de eso todos los hombres de la familia comienzan a bailar con ella, oigo a mi tío Luca ofrecerle dinero a cambio de alguna travesura, pero ella se niega. Esta versión sumisa de mi hija no me gusta, no es ella.Veo a Joel parado cerca del bar, con los ojos entornados mirando a mi niña y no me gusta, por eso no dudo en acercarme a él para distraerlo y poner mi plan en marcha.—Suegro.—Nuero… —sé que la palabra es yerno, pero esta en mi país tiene un significado diferente—. Sé que no es momento para hablar de negocios y dinero, pero creo que me urge hablar contigo, antes de que te vayas a la luna de miel.—Lo escucho —me dice con una sonrisa interesada.—Quisiera pedirte apoyo económico, estamos en la ruina.—Eso es imposible, la fiesta…—Usamos los últimos ahorros que a mi esposa y a mí nos quedaban, ahora sólo somos un buen apellido y una imagen, pero del poder económico que teníamos no queda nada. Los estallidos sociales y la recesión en nuestro país nos golpearon duramente, no logramos reponernos por más que quisimos, ahora estoy tratando de mantener todo a flote, pero para que la empresa levante necesitamos capital.—Lo siento, suegro —sisea Joel, cambiando su actitud servil de siempre por una hosca por completo—. Pero yo no cuento con un capital suficiente para ayudarlos, lo que tengo es para mantener a su hija, inyectar en una inversión propia y así salir adelante.—Entiendo —le digo con la mirada fija en él.Ha caído en mi trampa, sólo que ahora no sé cómo será la vida de mi hija. Sólo espero que Joel aprecie su vida, porque si me entero de que le ha causado daño a mi niña, ni siquiera el infierno le servirá para esconderse, porque puede ser el mismo demonio si llega a provocarle el más mínimo sufrimiento.***Muchas gracias por leer esta historia, espero que les gustara.Pueden saber más de Tamara Castelli en Madre Correcta, Padre Equivocado de mi querida Jeda Clavo.Búsquenme en r3d3s para saber de las demás historias de esta serie.Sofía de Orellana ;)Miro por la ventana de mi oficina, con las manos en los bolsillos, buscando la respuesta a esa duda que he tenido desde hace años.¿Por qué me ha ido tan mal en el amor?Desde pequeño siempre quise ser libre, hacer lo que se me viniera en gana, pero cuando las consecuencias de hacerlo llegaban, no me gustaba para nada. De adulto fue casi lo mismo, solo que las travesuras se convirtieron en errores y las consecuencias fueron más altas que de pequeño.Dejo salir un suspiro mientras espero a que llegue la cita de las tres, una gerente de una nueva empresa de distribución, que ofrece mejores prestaciones, además de más garantías en caso de maltrato o pérdida de los insumos.Para eso falta un rato, pero siento que me va ganando la ansiedad de verla, porque según me dijo Agustín, yo ya la conozco… y desde hace mucho.Y, como casi siempre que estoy así, mi mente se va al pasado, a ese en que cometí muchos errores, incluso algunos que pudieron dañar mi familia. A pesar de todo eso, ellos nunc
Estamos con Isabella en el estudio de trabajo que usamos para nuestras cosas de artes mi padre, mi madre y yo. Es una excelente alumna, aprende rápido y además tiene iniciativa propia. Yo estoy terminando una pintura, que es precisamente de ella trabajando en el busto, se me hace de lo más adorable verla con el ceño fruncido, la trompa estirada y muy concentrada.Llaman a la puerta, se asoma Hellen y sonríe al ver a su hija haciendo su tarea.—Joven, disculpe que lo interrumpa, pero una muchacha lo busca en la sala.—¿Muchacha? ¿Quién?—Me dijo que se llama Mariela y que necesita hablar con usted lo antes posible.—¡¿Mariela?! —digo saltando de la silla, sin poder evitar que caiga con un estruendo sordo.Salgo de allí hecho una furia, porque le dejé claro que no quería nada con ella, ni siquiera en la universidad le he dirigido la mirada, nada. Llego a la sala, con las manos en los bolsillos, mi expresión de odio sin reservas y la voz gélida.—¿Qué haces aquí? ¿Acaso no dejé claro que
Los meses se van pasando, mientras trato de seguir con mi vida de la manera más tranquila posible, evadiendo las fiestas, periodo en el que me he dado cuenta de que aquellos «amigos» que tenía, nunca lo fueron en verdad.Pero no es algo que me preocupe ahora, porque la relación con mi familia ha mejorado bastante. Ahora los veo de una manera muy diferente, ellos se preocupan de mí y yo de ellos, estamos todo lo que podemos juntos, aun cuando uno de ellos nos falta y al parecer otra más se irá, ya que Pía quiere su propio espacio para estar con Ángello y sus bebés.Hoy se han suspendido las clases en la facultad, por un corte en el suministro de agua que no estaba programado. Me subo al auto pensando en que no quiero ir a casa aún, así que tomo la ruta a uno de mis lugares favoritos, el mirador en el cerro Santa Lucía.Mi madre me dice que allí descubrió dos cosas el mismo día: que mi padre tiene los ojos como el cielo de Florencia en un día de sol, y que él era el hombre de su vida.A
Estos días se me vuelven una locura, entre todos los preparativos de las fiestas familiares y es que somos tantos, que ya casi no cabemos en ninguna parte.De pronto, recibo un mensaje y veo que es de Melike, me doy una palmada en la frente porque no la he llamado, hace cinco días que nos conocimos y se supone que sería yo quién la llamaría, así que lo hago. Ella responde en el primer repique.—Lo sé, soy un idiota, pero te juro que he estado tan ocupado que olvidé llamarte y… —las palabras me salen una tras otra, pero Melike me interrumpe.—Oye, tranquilo… mi teléfono se dañó y recién hoy pude reponerlo, pero me alegra que seas sincero.—¿Podemos vernos mañana? —le pregunto con una sonrisa y sé que ella sonríe igual.—¿Y no puede ser hoy? —por una razón extraña salto y Piero me ve raro.—Sí, claro que sí, déjame delegar algunas cosas, es que mi madre nos dio ciertas tareas a cada uno y no podemos dejar de hacerlas.—Avísame si lo consigues, en verdad quiero verte.Cuelgo y me voy a l
Con Melike dejamos pasar las fiestas para vernos, porque estas siempre suelen pasarse en familia y ninguno de los dos quiere incomodar a nadie. Estoy sentado frente a la piscina leyendo un libro sobre historia del arte, uno que me gusta muchísimo. A mi lado llega Isabella con un libro de cálculo y me río al verla tan concentrada. —¿Entiendes algo de lo que allí dice? —No, pero para eso lo estoy leyendo y te digo que voy bastante bien. —¿Tú crees? Podemos llamar a Piero para que te ponga a prueba… —No es necesario, esta cosa tiene ejercicios para resolver y no me he equivocado en ninguno, solo es cuestión de práctica. —Isabella, estás muy pequeña para eso, ¿por qué quieres saber de cálculo? —Quiero estudiar finanzas o contabilidad, si aprendo ahora será más sencillo. Una vez que termine con este, iré con leyes fiscales, ya verás que seré la mejor —veo el orgullo con lo que dice aquellas palabras y me encanta, para ser tan pequeña, sabe lo que quiere. —Muy bien por ti, pero ahora
Luego de comer unos deliciosos platos marinos a la luz del atardecer, con la brisa moviendo el cabello de mi bella novia, salimos del restaurante para seguir paseando por la ciudad. Vemos que la gente camina de un lado para otro riendo, algunas parejas se toman fotografías felices, mientras que yo solo puedo abrazar a mi chica para decirle cuánto amo estar así con ella. Lo que me sorprende de esta relación es que en verdad es sana, es la primera que tengo así y me gusta. No se trata de sexo ni nada superficial, en verdad me proyecto con ella en el futuro y siento que puedo formar una familia tan sólida como la que tienen mis padres, mis tíos y mi hermano. Nunca creí que llegaría a pensar o a querer algo estable, pero ahora que lo tengo, en verdad lo aprecio mucho. —¿Qué piensas tanto, mi amor? —la voz dulce de Melike me saca de mis pensamientos y le sonrío. —Solo pensaba en lo afortunado que soy, eres la mujer más bella del mundo, inteligente… quiero estar contigo todo el tiempo.
La despedida con Melike es bastante triste, pero esa última sonrisa que me dedica antes de tomar un taxi para irse a su casa me sirve para soportar lo que se viene esta semana. Piero me dice que tal vez debería prestar más atención a la seriedad y compromiso que ella muestra con nuestra relación, a veces mi hermano es profundo, siento que por la experiencia que hemos tenido en la familia acerca de los amores. —Hazme caso, si ella aún no te ha presentado a su familia, es por algo en especial, en las relaciones serias normalmente son las mujeres las que dan ese primer paso. —Piero, ya deja a Lorenzo tranquilo —lo regaña Francesca, que está revolviendo huevos para preparar un omelette—. ¿No has pensado que tal vez la chica se avergüenza un poco de sus padres y por eso no ha llevado a Lorenzo para que los conozca? ¿O tal vez no es de una familia tan adinerada como la nuestra y siente vergüenza por eso? No puedes juzgar a las personas sin saber qué trasfondo hay. —Me temo que todo eso
Me encuentro acostado en la tumbona en el jardín mirando a la nada que me ofrece la sombrilla, pensando en cuándo Melike al final va a regresar. Primero me dijo que se iba por una semana, pero luego me envió un mensaje rápido diciendo que tendría que quedarse cinco días más… Y eso fue hace diez días. No puedo evitar dejar salir un bufido absoluto de frustración, me siento la tumbona y veo que frente a mí está mi hermano Piero. —¿Pensando en tu chica que no ha regresado? —me dice ofreciéndome un jugo de naranja frío que me sienta de maravilla. —Sí —le digo mirando el vaso fijamente—, este viaje no me ha gustado para nada, se está tardando en regresar y yo ya estoy desesperado. —Cálmate, seguramente le surgieron algunos contratiempos y es por eso por lo que no ha podido viajar aún. —Como sea, la extraño demasiado ya quiero que regrese y que al fin podamos hacer algo juntos —suspiro con las ganas de que mi teléfono suene ahora mismo, pero por más que lo miro no lo hace—. Muy pronto