En el trayecto a la oficina siento que me voy a caer dormido, pero sigo manteniéndome alerta porque no sería bueno que colisione justo ahora.
Al llegar cerca del edificio de la empresa me detengo por un par de cafés, los dos para mí. A veces se me olvida que antes podía quedarme despierto toda la noche, pero ya no soy el jovencito de veinte que lo hacía.Y ahora se me vienen a la mente todas esas bromas de cuando llegas a los treinta.Aunque en realidad no son bromas.Al llegar a la oficina, Elena me está esperando con las cosas que dejé pendientes ayer, pasamos a mi oficina, tiro el primer vaso de café a la basura y sigo con el otro, aunque puede que no sea suficiente.—Señora Elena, puede ser que llame Isabella Martínez, mi agenda para ella está disponible para cuando lo desee, ella manda.—Sí, señor… ¿pero y si ya está ocupado?—Señora Elena, si tiene que reagendar otra cita, cancelar, lo que sea… el tiempo que ella quiera, estoy disponible y punto.La mujer asiente, firmo todos los papeles luego de darles una leída rápida y se los entrego, me termino el segundo vaso de café, lo tiro al basurero y continúo trabajando. Dejo la puerta de la oficina abierta para escuchar las llamadas que reciba Elena, pero me doy cuenta de que hasta la hora de almuerzo Isabella no llama.Pido comida para no salir, no sea que ella llame mientras estamos fuera, sigo con las cosas de la empresa, pero no estoy concentrado. Me meto a molestar en mis redes y, por alguna razón, me meto a buscar los perfiles de ella.En todas tiene una foto sonriente, realmente feliz en alguna parte de Inglaterra. Veo una de hace unas horas en donde está sonriendo feliz, frente al espejo del hotel, aunque sola, con la frase «En casa al fin».—¡Pues no, no estás en tu casa!Estoy molesto, quiero saber más de ella, pero es obvio que en las redes no sabré más. De pronto, se me ocurre una idea genial, busco las redes del hotel e investigo si tienen algún salón de eventos, discoteca o restaurante.Veo que tienen todo eso y más, así que llamo para preguntar si necesito algún pase especial para ir al restaurante y luego a bailar, aunque me quede sentado en la barra toda la noche, además de si hay disponibilidad de habitación por si se me hace tarde.—Claro que sí, señor, tenemos todo. Puede hacer las reservas de pases en nuestra página web y podrá entrar con el código QR que se generará luego de que pagar la reservación.—Muchas gracias —le digo con amabilidad a la mujer.Decido que hoy me quedaré en el hotel y que mañana no vendré a la oficina, me daré un día libre, ya que hace mucho que no lo hago. Compro el paquete completo, que incluye el spa, un buen masaje será fantástico.Cuando me llega el código a mi correo sonrío satisfecho, espero encontrármelos allí, acercarme casual a Isabella y poder hablar con ella de todas esas cosas que nos quedaron pendientes porque yo me perdí.Sí, mi padre tiene razón, fui un ingrato y merezco que esté enojada conmigo, pero no puede durarle para toda la vida.—Quién te viera y quién te ve, Lorenzo Castelli… tú buscando a una enana para pedirle perdón.Sigo con mis cosas del trabajo, para cuando regresa la señora Elena le digo que mañana no vendré a trabajar, afortunadamente no hay nada programado.Veo el reloj, estoy muy impaciente y muerto de sueño, decido que es hora de irme para descansar un poco, dormir algo y luego irme a mi fiesta.En cuanto llego a mi departamento, me dejo caer en la cama completamente desnudo y me quedo dormido. Cuando me despierto, siento el estómago vacío, pero me aguanto porque iré al restaurante, luego a la discoteca del hotel hasta que me dé sueño… y ruego que no sea antes de la medianoche.Me meto a la ducha, salgo rápido y luego me voy al closet para elegir la ropa más cómoda que tengo para estas cosas. Cuando termino, me agito el cabello a modo de peinado, busco mis documentos y me largo a la calle.En el trayecto coloco algo de música alegre, como para ponerme en ambiente porque hace bastante tiempo que no salgo… años encerrado en casa o la oficina.Al llegar a la entrada, le muestro el código al anfitrión y me indica por dónde es el camino al restaurante. Hago el trayecto caminando algo lento, sin dejar de mirar a todos lados por si me la encuentro.Pero nada.Cuando llego a la entrada del restaurante les muestro mi pase y me acompañan a la mesa que tengo reservada, allí me siento sin dejar de mirar todo el lugar, pero Isabella no está allí. Me ofrecen una copa de champán, pero la rechazo, por lo que un jugo natural de piña y maracuyá es su reemplazo. Reviso el menú acuciosamente, hasta que llego a uno de mis platos favoritos.—¿Ya decidió que ordenará, señor?—El arroz con filete mignon, acompañado de la ensalada de tomate y aguacate, y las papas gratinadas. De postre el tiramisú.—Bien señor, ¿de beber lo mismo?—Sí.El chico se retira, saco mi teléfono para ver los mensajes que no revisé en casa y me entero de que mi madre me estaba invitando a cenar a casa, así que la llamo.—Hijo, te perdiste una cena maravillosa.—Lo siento, es que decidí salir y…—¡Ay, pero eso es mucho mejor! ¡A ver si conoces a alguien y me das nietos!—Madre, sabes que eso no pasará, el amor no se hizo para mí.—Mmm… otro burro más, debo haber odiado mucho Marco mientras los esperaba, porque no le has perdido su estupidez… ¡En fin! Mañana te espero, haremos una cena de despedida para Piero y quiero a mis hijos aquí.—¿Sólo nosotros o invitarás a alguien más?—Vendrán César con Alejandra, Agustín con Aíne y tal vez Isabella, ya sabes que ella está muy agradecida de que Piero la ayudara a prepararse para todo lo que fue irse de intercambio.—Y a mí que me parta un rayo…—¡No te quejes! En cuanto la chiquilla se fue, te olvidaste de ella, Piero no perdió el contacto… es más, hasta la fue a visitar un par de veces luego de que se fuera a Florencia.—Tal parece que todos tuvieron contacto con ella, menos yo.—Pues sí, fíjate que así es… a la persona que ella más amaba en esta familia, fue la primera en olvidarla.—No la olvidé…Pero mi propia consciencia me da con un palo mental, porque llevo tres años pegado con esa pintura en mi atril y solo anoche fui capaz de terminarlo, luego de verla a ella.—Lo que tú digas, Lorenzo… ven mañana, quiero a todos mis hijos juntos.—Ahí estaré.Corto la llamada, justo llega mi comida y doy una última mirada en el lugar, pero de ella nada. Como tranquilo, mirando de vez en cuando a la puerta por si Isabella se aparece. Así me quedo hasta el postre, sin novedad de ella.Me pongo de pie, camino a la salida y pregunto dónde queda la discoteca, la cual está en el tercer piso. Al llegar busco a alguien que me diga cuál es la entrada, una de las chicas me indica el camino, bastante coqueta por cierto y me voy de allí antes de que me pase lo mismo de siempre, una mujer tratando de enredarse conmigo.Probablemente años atrás ya estaría con ella metido en un baño y follándola como si nos fueran a pillar en cualquier momento.—Era un imbécil… —me digo con un suspiro y entro al lugar.En cuanto cruzo la primera de tres puertas el sonido me llega y me doy cuenta que la música que estaba escuchando en el auto no es para nada parecida a la de ahora. Sólo eso es suficiente para espantarme, pero decido que puedo aguantar un poco más.Me solicitan el pase, en cuanto lo verifican me dejan pasar por la segunda puerta, allí me ofrecen guardar mi chaqueta. Rechazo la oferta, porque me pasó alguna vez que mágicamente se me pierden.Uno de los muchachos me pregunta si quiero mesa, privado o barra.Venía dispuesto a la barra, pero al ver el ambiente decido que es mejor un privado, así no tendré que convivir con toda esa gente.—Ese servicio se paga aparte, señor.—Eso no es problema, sólo ubíqueme en uno… lo más lejos posible de la gente.El chico asiente, me indica que lo siga y caminamos por entre la gente. Veo la hora, a penas son las diez de la noche y esto ya tiene bastantes personas, hago un recorrido por el lugar con la mirada, con la esperanza de verla.—Señor, por este pasillo, el número 7A —me entrega una llave y sigo el camino que me ha indicado.Veo que los sanitarios están de camino, busco la puerta y una vez que la abro, me quedo sorprendido de que el lugar sea espacioso, con aire acondicionado, televisión, una enorme ventana que permite ver el lugar y con un teléfono directo a la barra.Me quito la chaqueta, me doblo las mangas hasta el codo y comienzo a ver el lugar abajo, para saber si ella está allí. Levanto el teléfono para pedir alguna bebida sin alcohol y me quedo con un mojito de arándanos, además de unas botanas.Cuando llegan con mi pedido, el chico me dice antes de retirarse.—¿Querrá el paquete VIP ahora o más tarde, señor?—Más tarde, gracias —no tengo idea qué ese ese paquete, pero me parece perfecto… tal vez sea algo de comer o beber, aunque ahora no se me antoja.Me siento cerca de la ventana para vigilar quién llega, hasta que la veo entrar de la mano con William… y lo que veo me deja baboso y molesto a partes iguales.—Esta condenada chiquilla… ¡¡Es que ni siquiera a se le puede llamar vestido a ese trozo de tela que trae!!Isabella va con un vestido negro, brillando por las lentejuelas, es de tirantes con escote V bastante pronunciado, por la espalda no hay nada de tela hasta la consciencia y hacia abajo… es que me imagino va con bragas o le verán hasta el alma si se mueve de más.¿Cómo es posible que se novio suyo no sea capaz de decirle que no vaya así?¿Acaso nadie le dijo que en Chile no son tan avanzados como en Europa?¡¿Es que ese vestido no es para ningún país?!Siento que me dará un infarto del coraje, pero también es cierto que no tengo idea cuál de mis corazones terminará afectado, porque mi pantalón está bastante apretado, algo que no me pasaba desde hace mucho. El sólo imaginar las nalgadas que le daría si fuera mi mujer… me pica todo.Respiro profundo, trato de calmarme y sigo con lo mío, que es vigilarla. Los veo instalarse en una mesa, se ven bastante cercanos, se ríen y se beben l
Dudo un poco de ir a la cena de despedida para Piero, pero no porque no lo quiera, es mi hermano, es sólo que allí estará Isabella con su novio, al que besa mucho, abraza mucho y se me viene a la mente la manera en que bailó con él.Esa era la misma manera de bailar que usaban las chicas para seducirme, nunca me pude negar ante una mujer con movimientos de ese tipo.Y si alguien cree que me relajé con mi día libre… terminé metiéndome en la oficina de todas maneras porque no podía quedarme sin hacer nada imaginando que en alguna habitación del hotel estaría ella con el inglesito idiota haciendo… pues esas cosas que los novios hacen.—Mejor voy a la cena o mamá es capaz de venir a buscarme.Y como si fuera brujo, mi madre me llama para decirme que ya falta poco para la cena y sólo falto yo.—No te creo —le digo tomando mis llaves y salgo del departamento—. Seguro que Pía todavía no llega.—No, ya está aquí.—¿Y Alejandra?—¿Por qué mejor no preguntas por ella? Lorenzo, no soy tonta y re
Tiro el bolígrafo en el escritorio y me pongo de pie con un resoplido de frustración pura y dura, miro por la ventana para ver si lanzarme de aquí sería suficiente para matarme o quería vivo conectado a las máquinas de un hospital.—Sí, esa es la solución, Lorenzo…—¿Hablando solo? —la voz de Isabella me hace girar rápido y no puedo evitar sonreír al verla allí.—¡Isabella! —camino hacia ella para darle un abrazo, pero ella me detiene estirando su mano, no me queda más remedio que estrecharla, pero aun así estoy contento—. ¿Qué haces aquí?—Vengo a hacer mi trabajo —la veo con un atuendo formal y se ve preciosa, se ve como una mujer de mundo, va con el cabello recogido en una coleta alta y lleva unas gafas de sol que la hacen ver más adulta y misteriosa.—No llamaste… no tengo nada listo.—No te preocupes, ya me puse de acuerdo con tu asistente, pero ella no está allí afuera y no sé dónde instalarme.—Envié a la señora Elena a otro departamento, ven…Le indico que salga de la oficina
No estoy tranquilo, siento que algo está pasando con Isabella y eso no me ha dejado concentrarme en toda la mañana.«Claro que está pasando, está con Fabio y ya sabes cómo es tu hermano», le hago caso a mi consciencia y decido que es momento de llamarla. Se demora en responder, pero al menos lo hace.—Hola, Isabella, ¿cómo estás?—Muy… ocupada —me responde jadeando y doy un respingo en mi asiento. Salto de allí y salgo de la oficina mientras sigo hablando con ella.—¿Ah sí? ¿Y qué haces? ¿Ejercicio?—No… estoy tratando de cerrar una maleta, pero no hay caso.—¿Y Fabio no te ayuda?—No ha llegado —la oigo suspirar—, lo estuve llamando, pero no me responde, lo malo es que tengo menos de una hora para dejar el cuarto y esto es lo único que me falta.—Yo voy.—Pero…—Yo voy, es más, ya estoy caminando al ascensor —mentira, estoy a punto de llegar al primer piso.—Gracias. Te espero entonces.Debo admitir que estaba pensando algo muy distinto de lo que estaba pasando en realidad, pero al m
Estamos terminando una reunión de coordinación con Agustín y Ángello en las inmediaciones de Cavalcanti Moda, lo cierto es que nuestros números son excelentes y lo que tenemos programado para el futuro es estupendo.—Lorenzo, en verdad cada vez me sorprendo más —Agustín deja una carpeta en la mesa y sonríe satisfecho—. Cuando dijiste que tú te harías cargo de esta empresa, no creí que duraras tanto ni mucho menos que lo hicieras tan bien.—Lo más importante es que pides consejo —dice Ángello con una amplia sonrisa.—Yo no estudié para esto, pero me gusta.—¿Y tu talento? —me pregunta Ángello preocupado.—Escondido de momento, en mi departamento, quién sabe si alguna vez haré alguna exposición. Pero no crean que por llevar la empresa no hago lo que me gusta, es una de las exigencias de mi madre.Los dos se ríen y me dicen que así es ella, preocupada de todos, marcando el orden y alentando a todos a que hagan lo que aman, no lo que piensan es lo mejor para los demás. Es cierto que yo es
Con las ganas de verla, pero seguro de que ella no quiere verme, llamo a la casa para saber si está y mi madre me dice que ha salido con Helen.—Iré a verlos entonces, necesito ayuda con algo y quiero buscar algo que se me quedó en mi cuarto.—Le diré a tu padre, estará contento.Corto la llamada, dejo salir un suspiro y decido ir ahora, para tratar de estar lo menos posible. Parece tonto, porque es la casa de mis padres, pero no voy a incomodar a Isabella si no quiere verme.Durante el trayecto trato de recordar un regalo que tengo guardado en su caja original, espero que mi madre no mandara a ordenar y guardar mis cosas, como lo hizo con Alex, porque eso me tomará mucho más tiempo del que tengo previsto para sacarlo.Al llegar entro a la casa y mi padre se acerca a darme un fuerte abrazo. Me quedo allí unos segundos porque estar entre sus brazos es una de las cosas que ahora más valoro, porque él mismo ha perdido a su padre y veo lo mucho que le hace faltan esos abrazos.Veinticuatr
Estoy sentado frente a mi escritorio con un documento en frente, revisando algunas de las nuevas propuestas para los diseños de varios de los insumos. Estamos evaluando la posibilidad de incorporar dentro de nuestro catálogo productos con materiales un poco más económicos y sencillos para aquellos que realizan manualidades más simples.De esta manera podríamos captar a aquellos clientes que no requieren de elementos tan elaborados y de magnífica calidad como los que hemos realizado hasta ahora.Mi cabeza está apoyada en mi mano libre y en mi boca, jugueteo con un lápiz de grafito. Sí, realmente estoy aburrido, quisiera estar en casa, pintando aquí el cuadro que se me ha venido a la mente y cuyo boceto está en mi tablet, pero no puedo sacarme del trabajo porque estamos en una etapa de mejoramiento e innovación crítica.—¿Estoy en la oficina de Insumos Manterola o en la escuela? —levanto la mirada y frente a mí veo parada a Isabella. Me pongo de pie como si tuviese un resorte de la sill
Alguna vez mi padre me enseñó que muchas veces, cuando queremos un lienzo más grande, tenemos que hacerlo nosotros mismos. Lo que no sabía es que esa enseñanza me serviría no sólo para mis pinturas, sino que también para mi vida.Pero por ahora lo estoy usando de manera literal.Me aparto del marco que acabo de crear y veo satisfecho que los bordes han quedado perfectos, alineados y listos para colocar la tela. Tengo una idea en la cabeza y para eso necesito un lienzo grande que no encontraré en las tiendas a menos que las pida y el traslado será un problema, por lo que he confeccionado uno de dos metros de ancho por tres metros de largo.Me siento satisfecho, he logrado todo esto durante la mañana de mi sábado. Pero ahora mismo estoy sintiendo un poco de hambre, así que decido ponerme de pie, ir a cambiarme, darme una buena ducha y salir a comer afuera.Tengo en mente el restaurante donde nuestros padres nos llevaban cuando éramos pequeños, se me hace bastante especial y decido ir al