Tras esa primera pelea, la reconciliación no se hizo esperar, nos fuimos a un hotel cerca de casa en donde dimos rienda suelta a la pasión toda la tarde, pero ella luego dijo que debía irse porque su padre estaba preguntando dónde estaba metida.
Lo cierto es que ya estaba bastante cansado de estar escondido, algo que hoy no ha cambiado para nada.El verano se nos pasó entre sus viajes y las constantes citas a las cuales no llegó. Aunque no puedo negar que la reconciliación después era bastante buena, lo cierto es que nuestra relación no puede basarse sólo en intimidad. Ya tuve muchas de esas y no quiero másEstoy sentado en la cocina, bebiendo una taza de leche caliente y comiendo un sándwich de queso fundido que me ha preparado Helen. Frente a mí está sentada Isabella, quien también está perfectamente peinada y arreglada para ir a su primer día de clases.Yo estoy listo para el ingreso a la universidad y me he comprometido con Helen de llevar a Isabella al colegio.—En verdad mi niño, no es necesario —me dice por enésima vez Helen y yo le sonrío.—En verdad no es molestia. Además, todas mis clases empiezan más tarde y no tengo problema con llevarla.—¿También llevarás a Fabio? —me pregunta Isabella y me río.—Sólo si es capaz de levantarse temprano y seguirnos el ritmo.—No sé por qué Fabio me recuerda a alguien que hasta el año pasado hacía exactamente lo mismo —dice divertida Isabella.Le saco la lengua, porque sé que se refiere a mí.Hace dos días fue el ingreso de Francesca y Alex se encargó de llevarla a su primer día. Hoy me tocará a mí llevar a Fabio y a Isabella, y es mi compromiso de llevarlos durante todo el año, como una manera de demostrar que soy un poco más responsable.Y la verdad es que se siente bastante bien, al menos ahora tengo una obligación que cumplir y por eso ya no me duermo tarde y me levanto más temprano de lo que lo hacía antes.—Buenos días… —dice Fabio, quien llega bastante apurado, coge uno de los sándwiches y se traga la mitad de un solo bocado. Helen lo mira feo y él sólo hace un gesto de vergüenza, se sienta a mi lado, le paso una taza de leche y se la bebé de una vez, por fortuna ya está tibia, si no se hubiese quemado.—Mamá te dijo que no te quedaras con los videojuegos hasta tan tarde —lo regaño mirando a la hora.—No me quedé jugando, de hecho, ella se llevó la consola.—¿Entonces, qué te quedaste haciendo?—Hablando con una chica —no puedo evitar soltar la carcajada porque sé que eso es demasiado falso para él cuando es tan chico.Termino mi desayuno y me pongo de pie al mismo tiempo que Isabella lo hace, ella se va a lavar los dientes y yo hago exactamente lo mismo. Regreso a la cocina y tomo la mochila de ella, me la cuelgo al hombro y luego tomo la mía.—No es necesario que lleves mi mochila, yo puedo hacerlo —me dice algo molesta, la verdad es que lleva así bastante tiempo y no tengo idea por qué está tan enojada conmigo.—Sé que puedes hacerlo, pero quiero hacerlo yo por ti.Se despide de Helen y salimos con dirección a mi auto. Fabio nos alcanza bastante apurado con una mancha de pasta de dientes en la cara y mi madre le dice que se la quite. Abre la puerta de adelante y yo lo detengo porque ese lugar es para Isabella.—No me vas a salir con eso de que las mujeres van adelante —me dice molesto, sentándose atrás y cruzándose el cinturón de seguridad.—Sabes que esas cosas no van conmigo. Si Isabella se ganó el puesto de adelante es porque se levantó temprano y no tuvo que tragarse el desayuno.—O sea que… —dice pensativo Fabio—, para ganarme el puesto de adelante, tengo que levantarme antes que ella.—Exactamente.—Bueno, desde ya declaro que ese lugar es único y exclusivo de ella.—No seas tonto, Fabio —le dice Isabella bastante seria mientras los dos nos reímos—. Este lugar es exclusivo de su novia, pero si me senté adelante es porque en la parte de atrás me mareo.Isabella se coloca a su cinturón y comienza a manipular la radio para poner música. Al menos los gustos musicales de la pequeña no son tan descabellados.El trayecto se nos hace bastante corto y entretenido. Busco las calles menos congestionadas para no llegar tarde y cuando nos detenemos finalmente frente al edificio del colegio, mi hermano me agradece y se baja corriendo. Isabella por otra parte, toma su mochila y me mira con seriedad.—Muchas gracias por traerme a la escuela.—Es un placer que sé voy a disfrutar durante todo el año.—Eso si no te casas antes de que éste año termine.Y antes de que yo pueda responderle cualquier cosa, abre la puerta y da un salto fuera del auto y comienza a caminar al interior del edificio. Un par de veces se me ha ocurrido de que tal vez estás celosa porque tengo novia, pero eso sería ridículo porque la diferencia de edad que hay entre los dos es bastante. Yo estoy a punto de cumplir los veintidós y ella recién va a cumplir catorce.Me quedo observando que entren a la escuela y luego de eso parto con rumbo a la universidad, bastante relajado. En mitad del trayecto Melike me llama por teléfono y le respondo con el manos libres.—Hola, mi amor, buenos días, ¿cómo estás? —me pregunta con esa voz que se me hace tan dulce y no puedo evitar sonreír.—Bien ya de camino a la universidad ¿y tú?—Yo voy de camino a la empresa, mi padre quiere que hoy le ayude con algunas cosas.—Te deseo, entonces, un buen día.—Gracias y yo a ti… Quería saber si nos veremos más tarde.—La verdad es que no lo sé. Todo depende de si me dan deberes el primer día y también dependerá de que tú llegues a nuestra cita.—Lorenzo, por favor, no sigas con eso, ya te he explicado muchas veces qué es lo que pasa, porque yo no llego a las citas.—Y yo te he dicho a ti que deberíamos hablar con tus padres para que puedas llegar a ellas precisamente.—Lorenzo, por favor, no quiero pelear tan temprano.—Y yo no quiero pelear ni temprano ni tarde, así que mejor te corto porque no me gustaría tener un accidente por estar discutiendo con mi novia acerca de que no ha llegado a las últimas diez citas que ella misma me ha propuesto.Corto el teléfono y me en la primera parada, lo dejo en silencio para que ella no vuelva a interrumpirme. Piero me ha preguntado por qué no termino la relación con ella, si es obvio que ya no va a ninguna parte, pero realmente no sé por qué hay algo que me lo impide.De pronto, en la radio comienza a escucharse una canción que me llega directo al corazón y comienzo a cantarla con todo el sentimiento que tengo mientras sigo acortando la distancia con la universidad.—No creo en tus promesas, ya me cansé de intentar. Es muy tarde ya para venir aquí a decir lo siento, nada que me digas salvara este amor que está muriendo…Cuando llego a la Universidad me encuentro con varios de mis compañeros, con los cuales el año anterior me iba de fiesta. Uno de ellos se me acerca y me invita a una fiesta de bienvenida que tendrán esa noche para celebrar el nuevo año que se inicia en la universidad, pero yo le digo que no iré porque este año mi interés no está en la diversión.Por supuesto que me miran como bicho raro y muchos de ellos saben las verdaderas razones por las cuales yo no quiero ir a la fiesta. Después de todo, son muy pocos los que están al tanto de lo que me pasó con Mariela.Con el teléfono en silencio y enviándole mensajes sólo a mis padres para que sepan que estoy bien, mi día transcurre bastante tranquilo. Como este día, mi salida es temprano, me he comprometido con ir a buscar a los chicos a la escuela. Una vez que salgo. Camino directamente al estacionamiento en donde he dejado ubicado mi auto. Y con sorpresa veo que allí está parada Melike.Va con su traje de ejecutiva que la hace ver hermosa y está parada con los brazos cruzados, mirándome bastante seria, sé que está molesta por la manera en que le corté y porque no le contesté a ninguna de sus llamadas, pero la verdad es que no quería que mi primer día en la universidad se viera afectado por una pelea con ella.—Melike no pensé que ibas a venir, ¿cómo estás? —me acerco para darle un beso, pero ella corre el rostro—. Desde ya te digo que si viniste a pelear conmigo ahora mismo no tengo tiempo, debo ir a buscar a mi hermano y a Isabella a la escuela.—Pero yo vine para estar contigo.—Bueno, no es eso lo que me estás mostrando. Acabo de intentar darte un beso y tú me has corrido del rostro.—Es porque sigo molesta por la manera en que me cortaste en la mañana.—Entonces, lo mejor será que te vayas porque si estás molesta lo más probable es que tengamos una discusión y la verdad es que ahora no quiero nada de eso. Si quieres, podemos hablar más tarde.—Nos reuniremos en algún lugar.—Eso lo sabes tú. Tú, dime si es que hoy no tendrás problemas con tu padre para llegar al lugar en donde me cites—suspira con frustración, pero es que no voy a terminar con este tema. Ella sabe perfectamente que no le voy a aceptar ninguna cita, a menos que me lleve a hablar con sus padres para que podamos terminar con esto.—Lo mejor será que me vaya, contigo es imposible hablar en este momento.—Bueno, me dices cualquier cosa que pase.Esta vez no intentó despedirme ni darle un beso ni nada, solo me subo al auto y salgo de ahí con dirección a la escuela para buscar a los niños. Me estaciono muy cerca de la entrada, pero como hay tantos vehículos y tanta gente, decido bajarme para ir por los chicos y así que ellos me vean.De pronto veo a un grupo de muchachitas que están molestando a otra, me acerco para detenerlas, pero cuando veo que el objeto de sus burlas es Isabella, dejo todo de lado y corro hacia ella.Tiró de ella con delicadeza y la dejó detrás de mi cuerpo, miro a las niñas y les digo con un tono bastante molesto.—¿Por qué se supone que están molestando a mi amiga?—¿Es tu amiga? —me dice una de ellas, que por lo demás es bastante fea—. Pues no deberías, eres demasiado lindo como para tener una amiga que es la hija de una sirvienta.—Y tú no deberías salir de casa, porque eres bastante fea —le digo sin pensarlo, veo que una de las madres se acerca y le digo con molestia—. Le pido por favor que me dé ahora mismo el nombre de su hija, puesto que presentaré una queja de ella y de todas las demás niñas con la directora.—¿Y eso a razón de qué?—Estaba molestando a mi amiga y yo no voy a dejar que ellas hagan algo como esto sólo porque es la hija de la señora que me cuida.En algún momento pensé que la madre iba a apoyar a su hija, pero la verdad es que ella misma la toma del brazo y la mete de regreso al colegio, las otras chicas salen escapando, pero yo sigo a la mujer y decidido, voy a poner la queja con la directora.Cuando me escucha, sólo asiente y toma nota, luego me mira y con una sonrisa bastante tonta me dice.—Ingresaré por supuesto la queja y llamaré a los apoderados de las niñas que estaban molestando a Isabella, pero me gustaría que fuera su apoderada quien venga personalmente a hablar conmigo, puesto que usted no tiene…—¿Qué no tengo? ¿Acaso porque no soy su padre o su hermano o un familiar directo de ella, no puedo quejarme del trato? Quiere decir que cualquier persona por la calle puede ver una injusticia como ésta y no puede denunciarlo en su colegio porque no es familiar del alumno.—No es eso lo que quise decir…—Mire, no hagamos esto más largo, mañana vendré con la madre, pero ni crea que me apartaré de esto, Isabella es parte importante de mi familia, creo que el año pasado lo dejé muy claro y desde ya le advierto que este no permitiré las mismas injusticias.—Sí, joven Cavalcanti, no tiene que preocuparse de eso.—Y recuerde, cualquier represalia en contra de Isabella… lo van a lamentar, puede que otros padres no le den importancia a estas cosas, pero yo me las tomo muy en serio.Me pongo de pie y al salir Isabella está sentada, Fabio la está abrazando y eso me hace sentir raro, como si eso estuviese mal… niego con la cabeza y me acerco a ella, se lanza a mi cuello y yo la abrazo.—Ya pasó, no volverán a molestarte, te lo prometo.—Gracias… si no hubieses llegado, ellas me habrían quitado mis cosas y tirado a la basura.—Eso no pasará —miro a Fabio y le pregunto—. ¿por qué no estabas con ella? Te dije que no debes dejarla sola a la salida.—Estaba en la sala, me faltó terminar algo.Asiento y sin pensármelo, levanto a Isabella entre mis brazos, la saco de allí dejando claro que es importante para mí y que nadie se puede meter con ella sin pagar las consecuencias.Al llegar a casa, hablo con Helen, ella abraza a Isabella y le dice que vaya a descansar.—Gracias… no tienes idea de lo que esto es para nosotras —me dice con lágrimas en los ojos que no deja salir.—No me agradezcas, es mi manera de regresar todas esas veces que me diste galletas a escondidas o que te culpaste por algún florero roto —la abrazo con fuerza, porque ahora me doy cuenta que tengo más personas que me importan, además de mi familia.—Ella estará feliz, te ve como su caballero andante —me dice riendo y yo abro los ojos sorprendido.—¿Me estás diciendo que…?—Sí, le gustas y mucho, pero entiende que tú no eres para ella.—No me dirás que por lo de las clases sociales y esas cosas.—Claro que no, ustedes no son así… es por la edad, ocho años son bastantes, aunque ahora se notan más. Pero para cuando ella cumpla los dieciocho… mejor ruega estar casado o que ella ya no esté interesada en ti.Se ríe, sigue con sus cosas y yo miro a la puerta por donde Isabella se ha ido. Ahora entiendo muchas cosas y por eso mismo tengo que cuidarla mucho más, especialmente de mí.Los meses han seguido pasando con más peleas y reconciliaciones sin sentido, porque luego de terminarlas cinco minutos después estamos peleando de nuevo. Tengo una semana sin saber de Melike, no me ha llamado y yo tampoco lo haré porque sé que eso puede meterla en problemas con su padre. Estoy tirado en mi cama, pensando miles de cosas, estos últimos meses han sido complicados para mí, pero trato de no pensar mucho en lo malo, sino en lo bueno. Se me viene a la mente la boda de mi hermana Francesca, que se casó con su profesor de la universidad sin pensárselo dos veces, sin miedo a nada, mientras que yo estuve solo porque mi novia no quiso estar conmigo. De pronto, oigo que llaman a la puerta, me pongo de pie para ver quién es y veo a Helen algo preocupada. —¿Pasa algo? —Mi ’jo, la señorita Melike está allá abajo, se ve muy mal y dice que necesita hablar contigo urgente. —Pero yo no quiero, de verdad que no… —Lorenzo, es mejor que vayas, parece enferma y… ve con ella. Abro tod
Ella ve a su padre con los ojos a punto de salir de sus cuencas mientras niega con vehemencia, pero su padre no se detiene y no sé por qué si a penas lo conozco de hace cinco minutos, pero le creo más a él —Sabes que ese muchacho es de honor y me confesó que ustedes estaban teniendo intimidad, además de que con él perdiste la virginidad hace meses. —¿Qué? —le pregunto a ella, que no deja de mirarme con miedo—. Se supone que yo fui tu primera vez. Eso es lo que me dijiste… ¡Yo mismo lo comprobé! —Esta chiquilla tiene mil manera de fingir toda su vida, lo aprendió de su verdadera madre —el hombre se acerca a mí sin titubear y mi padre se para a mi lado, sé que está listo para darle su merecido al hombre si llega a tocarme un pelo. «Melike salió tan descarriada como su madre, la encontré con un novio que tenía sin mi consentimiento. En aquella oportunidad la castigué y la mandé a una himenoplastia, con la esperanza de que no volvería a hacerlo hasta que lograra encontrarle un buen ho
Tiempo actual… Elena, mi asistente, da unos suaves toques en la puerta para llamar mi atención y asiento para que entre. —La cita de las tres ya está aquí, ¿a dónde la llevo para que la atienda? —A la sala de siempre, por favor —me pongo de pie, me arreglo el traje y respiro hondo. Sólo espero que no sea una sorpresa desagradable. Salgo de mi oficina, la que en los tiempos de mi madre era de mi tío Gabriel. Insumos Manterola debía ser dirigida por Ángello, pero luego de hablarlo bien entre nosotros, Cavalcanti Moda necesitaba a los mejores a la cabeza y esos eran Alex, Agustín y Ángello. Camino a la reunión pensando en quién podrá ser la persona que está esperando a que llegue, cuando abro la puerta me quedo de una pieza un par de segundos, pero recuerdo que soy un hombre maduro, serio y que nada de lo que ocurriera en mi pasado puede afectar ahora la empresa de nuestras familias. —Buenas tardes —digo con voz ronca y Melike se gira rápidamente, sin creer el verme allí. —Lo-Lore
Mi madre me ha llamado para invitarme a un almuerzo familiar, Piero ha llegado con su esposa y sus hijos desde Italia y quiere a todos reunidos. Eso seguro será un caos, porque no sólo somos los Castelli Cavalcanti, también irán todos los demás. Lo gracioso de todo esto es cómo nos enteramos de los récords de Fabio en cuanto a conquistas, quien se ha dispuesto a vencer a mi tío Luca, Agustín y a mí, pero lo que mi madre le hace cuando comienza con esas cosas… pobre de él. Con veintitrés años recién cumplidos, mi hermano se ha vuelto en el dolor de cabeza de mis padres de una manera en que yo nunca lo fui. Mientras manejo para ir a casa de mis padres, me pongo a pensar en qué es lo que será de mi vida cuando ellos no estén, porque como va la cosa me veo como el tío solterón, porque aunque Fabio sea tremendo, es obvio que en algún momento alguien le pondrá atajo a sus andadas y se casará. —Lo mejor que puedo hacer es comenzar a pensar en una casa para invitarlos a jugar y que tengan
El día se me pasa volando y debe ser porque estoy con todas las ganas de irme a casa de mi madre. Veo la hora en mi reloj, corro a mi oficina, apago todo y salgo de allí apresurado. —¡Señor Castelli, no firmó estos papeles! —No importa, mañana lo hago. Sé que es raro, yo nunca dejo nada para después, pero por alguna razón desde que supe que Isabella llegaría me siento como en una nube de ansiedad y se me quitará sólo viéndola. Isabella se fue un año después que yo dejara la casa, a los dieciséis años mis padres la ayudaron a que se fuera de intercambio a Cambridge, Helen se sintió muy mal por eso, porque no se imaginó que su pequeña se fuera tan lejos, pero mis padres la halaron de un brazo y la llevaron a ver dónde estaría su hija. La familia que la acogió era bastante especial, según las propias palabras de Helen, quien al final la llamaba una vez a la semana y ese escribían diariamente. Para las vacaciones, mis padres le daban los dos meses de verano y un mes en invierno para
En el trayecto a la oficina siento que me voy a caer dormido, pero sigo manteniéndome alerta porque no sería bueno que colisione justo ahora. Al llegar cerca del edificio de la empresa me detengo por un par de cafés, los dos para mí. A veces se me olvida que antes podía quedarme despierto toda la noche, pero ya no soy el jovencito de veinte que lo hacía. Y ahora se me vienen a la mente todas esas bromas de cuando llegas a los treinta. Aunque en realidad no son bromas. Al llegar a la oficina, Elena me está esperando con las cosas que dejé pendientes ayer, pasamos a mi oficina, tiro el primer vaso de café a la basura y sigo con el otro, aunque puede que no sea suficiente. —Señora Elena, puede ser que llame Isabella Martínez, mi agenda para ella está disponible para cuando lo desee, ella manda. —Sí, señor… ¿pero y si ya está ocupado? —Señora Elena, si tiene que reagendar otra cita, cancelar, lo que sea… el tiempo que ella quiera, estoy disponible y punto. La mujer asiente, firmo
—Esta condenada chiquilla… ¡¡Es que ni siquiera a se le puede llamar vestido a ese trozo de tela que trae!!Isabella va con un vestido negro, brillando por las lentejuelas, es de tirantes con escote V bastante pronunciado, por la espalda no hay nada de tela hasta la consciencia y hacia abajo… es que me imagino va con bragas o le verán hasta el alma si se mueve de más.¿Cómo es posible que se novio suyo no sea capaz de decirle que no vaya así?¿Acaso nadie le dijo que en Chile no son tan avanzados como en Europa?¡¿Es que ese vestido no es para ningún país?!Siento que me dará un infarto del coraje, pero también es cierto que no tengo idea cuál de mis corazones terminará afectado, porque mi pantalón está bastante apretado, algo que no me pasaba desde hace mucho. El sólo imaginar las nalgadas que le daría si fuera mi mujer… me pica todo.Respiro profundo, trato de calmarme y sigo con lo mío, que es vigilarla. Los veo instalarse en una mesa, se ven bastante cercanos, se ríen y se beben l
Dudo un poco de ir a la cena de despedida para Piero, pero no porque no lo quiera, es mi hermano, es sólo que allí estará Isabella con su novio, al que besa mucho, abraza mucho y se me viene a la mente la manera en que bailó con él.Esa era la misma manera de bailar que usaban las chicas para seducirme, nunca me pude negar ante una mujer con movimientos de ese tipo.Y si alguien cree que me relajé con mi día libre… terminé metiéndome en la oficina de todas maneras porque no podía quedarme sin hacer nada imaginando que en alguna habitación del hotel estaría ella con el inglesito idiota haciendo… pues esas cosas que los novios hacen.—Mejor voy a la cena o mamá es capaz de venir a buscarme.Y como si fuera brujo, mi madre me llama para decirme que ya falta poco para la cena y sólo falto yo.—No te creo —le digo tomando mis llaves y salgo del departamento—. Seguro que Pía todavía no llega.—No, ya está aquí.—¿Y Alejandra?—¿Por qué mejor no preguntas por ella? Lorenzo, no soy tonta y re