Dayla Martí trata de ser una chica normal, su meta es intentar pasar desapercibida en la pequeña ciudad donde recientemente se mudó, esta joven de tan solo 27 años guarda un secreto que la hace ser el blanco exacto de un grupo de mafiosos, su pasado la obliga a dejarse chantajear por su aunque guapo, imbécil jefe, pero con lo que no cuenta este hombre es que la chica lleva el fuego en las venas y lo lastima por instinto y en defensa propia; este la amenaza y en su huida se refugia en un bar donde conoce a Tomás Darnley quien le brinda su apoyo y le ofrece un trabajo el cual ella acepta, su instinto y subconsciente le gritan que es peligroso lo que va a hacer. Ella necesita seguir un perfil bajo pero no le queda otra alternativa que aceptar, ella reconoce que el trabajo no esta del todo bien pero algo que ella nunca se esperaba era que en ese nuevo trabajo fuera a quedar en medio de una disyuntiva entre dos hermanos que al igual que ella guardan secretos y mucho menos pesaba a que sería secuestrada por William Darnley, el hermano menor de Tomás. William quien cegado completamente por el odio culpa a su hermano de la muerte de sus padres y de la mujer que amaba, él busca cumplir un JURAMENTO que hizo años atrás ¿Hasta donde podría llegar para cumplir su venganza?
Leer másAl chico liberó a las dos personas que estaban en las celdas, Dayla le dio las pistolas de los cabos.- ¿usted viene con esa gente? – pregunto uno de los hombres haciendo seña a los disparos de afuera.- No – respondió Piero – vino por mí, pero nos iremos todos.- ¿Cómo supone que saldremos de aquí con ese disturbio afuera? – preguntó el mismo hombre.Ella señaló el ducto de ventilación. Los disturbios afuera se escuchaban más cercanos.- Deberíamos atarlos – sugirió el otro hombre.- En el tiempo que tardaremos en eso, quienes quieran que estén afuera estarán aquí, ustedes deciden si quedarse o irse, yo ya cumplí con sacarles de la celda, lo que hagan de aquí en adelante queda de ustedes – se sinceró en decirles la morena.Piero rodó un estante, el preso político le ayudó, él fue el primero en subir.- Vaya de lado izquierdo, ande hasta que llegue a una encrucijada, tome el lado derecho, la ventanilla está abierta, caerá en un cesto de basura, de frente a diez metros tiene un bosque
- Alise ¿Qué hiciste? – se levantó de un salto.- Están desmayados – sacó una botellita de vidrio con un líquido blanquecino – William dijo que bastaría con una gotita en cualquier bebida y los pondría a dormir.- ¿William? – no entendía nada de lo que estaba sucediendo.- Si, él me avisó que te estaban persiguiendo, me mandó la ubicación de este lugar y la contraseña, me dijo dónde encontrar esto – levantó la botellita – yo solo le dije donde íbamos a estar cuando intentábamos rescatarte.- Pero... – no conseguía ordenar sus ideas – ¿Estás traicionando a Tom?- Lo has oído, no le importa la vida de Richard, tampoco me dejará ir, me matarán en cualquier momento, no te das cuenta ya no solo es la guerra que tiene con William, esto es más grande tarde o temprano lo hará cualquier otra persona con la que él se meta en problemas.- ¿A dónde piensas ir? – el corazón de Dayla iba a millón, eso que había pasado habían sido su culpa.- No lo sé, William habló de un lugar seguro, no confío en
Alise no tardó en regresar con una playera, al ponérsela le quedaba como un vestido. Tom se acercó a la puerta de la habitación.- Leila está cansada, después de tanto lo necesita, la llevaré a la habitación y veré qué descanse – se apresuró a decir impidiendo que su primo se acercara a ella.La tomó del brazo y la llevo a una de las habitaciones, se adelantó a sacudir la cama mientras que Dayla la miraba parada en el borde de la cama. No puso objeción de acostarse, se sentía vacía, como si todas sus emociones se hubieran esfumado, llevaba más de dos años forjándose un muro alrededor de sus emociones que ya no sabía que sentir, no había ansiedad, no había, tristeza, ni enojo estaba mentalmente agotada.Ya acostada Alise todo una silla de las que estaban en la habitación, sentándose al lado de ella.- Lo lamento tanto Leila, te has portado como una campeona, me salvaste la vida, yo...- Estoy bien Alise.Su voz sonaba gruesa y cansada, dió un respiro y se recostó de lado mirando a la c
- Espera, hay alguien, un chico de su pelotón, el único que queda vivo, puedo ayudarte a llegar a él.- Lo sé, tengo a hombres vigilando el lugar donde lo están custodiado, solo será cuestión de horas para que esté aquí conmigo y si no coopera luego te irá a hacer compañía a ti en el más allá.No tenía esperanza. El único alivio que podía sentir era que por fin volvería a ver a sus padres. No regateo, no pidió, no habló, simplemente aceptó que ese sería su destino. John y el otro hombre desaparecieron de su vista.- Esta arma - dijo John apareciendo otra vez en su campo visual, tenía en sus manos la Beretta que le había regalado su padre - es muy hermosa. Estabas bien armada, pudiste haberme matado en el auto.Se lamentó no haber tenido suficiente tiempo para ocultar esa arma, pero que esperaba, era obvio que al atraparla la iban a desarmar. Estaba cansada no quería luchar más estaba lista para despedirse, John le apuntaba con su propia arma. Se comenzaron a escuchar ruidos a lo le
Llevaba un saco color madera que le llegaban hasta los pies, un sombrero de copa como los que se usaban en los días de antaño y unos lentes oscuros, pronunció quitándoselos.- Cállate – hablaba con los dientes apretados mientras le apuntaba a la cabeza.- Baja esa arma hija, deja que te explique las cosas.- Ellos confiaron en ti, yo confíe en ti. ¿Cómo pude ser tan estúpida? Por eso tu insistencia en saber si yo sabía dónde estaba Spencer ¿no es así?- Nunca formé parte de sus patrañas, esa conversación está fuera de contexto, estaba investigando y quería saber si formaba parte de ese cartel, fueron órdenes de tu padre, las cosas no son así como lo pintan.- ¿mi padre? ¿A caso lo que dijeron de mis padres tampoco es como lo dicen?- Bueno – se quedó en silencio pensando lo que diría – Se suponía que mi jet los traería a Barcelona, ellos abordaron más no llegaron, me esforcé por encontrarles.Tenía el dedo sobre el gatillo a punto de disparar, las lágrimas rodaban por sus mejillas.-
El teléfono de Dayla comenzó a vibrar en sus manos, miró la pantalla, era Tomas.- aló – escuchó un momento – te hemos estado llamando durante toda la tarde ¿Dónde estás? Casi nos matan – lo último lo dijo con voz elevada, estaba furiosa.Le pasó el teléfono a Alise con fastidio poniéndole en lata voz, ella comenzó a hablar con su primo contándole lo que les había sucedido, estaba atenta a todo lo que Tomas decía. Sobre la colcha el teléfono de la chica se iluminó, llamada privada decía.- Tom –dijo la rubia nerviosa mirando la pantalla - William está llamando.- No contestes, voy para allá.La llamada finalizó y la de Tomás también, luego la pantalla del teléfono de Alice se volvió a encender.- ¿Por qué no contestas?- Tom dice que es peligroso.- ¿Y confías en todo lo que dice Tom?La rubia la quedó mirando, nunca se había detenido a pensar aquello. Sin embargo no tenía ninguna duda de ello, de ella si podía hacerlo.- No tengo por qué desconfiar, me ha cuidado desde hace mucho.-
Aquello asemejó la muerte para ella. Había confiado parte de su vida a un traidor, comenzaba a hiperventilar, la habitación en donde estaba le pareció más pequeña de lo que era realmente, se llevó la mano al pecho, se dio cuenta de que sus manos estaban temblando, necesitaba coger aire.- Ali – por la falta de aire las palabras no le salían –Ali... Alise.La rubia fue hacia donde ella estaba sentada.- ¿Qué sucede? – Estaba alarmada – ¿Ataque de ansiedad?- Necesito aire – logro decir – no puedo...- Vamos fuera, levántate – la tomo del brazo dejándola justo a la puerta – ire por mi teléfono.El estar afuera no mejoro nada. Dayla se sentía traicionada, herida, desconcertada, sentía rencor e ira. Alise la tomó del brazo para que la acompañase a caminar, luego de haberse alejado unos metros de la casa la morena no pudo más su mente estaba colapsada, su cuerpo apenas respondía, tragaba la saliva que producía su boca por el no poder respirar, necesitaba su medicina. La rubia le propuso l
Tom no volvió al sofá y ella después de lo que había escuchado no pudo volver a conciliar el sueño, aunque permaneció con los ojos cerrados. Cuando amaneció, se ofreció a hacer el desayuno, su fuerte no era hacer comida, no obstante el perico con arepas no salió del todo mal, si le quitaban las cebollas quemadas podían degustar de un buena comida. Tom por otro lado, se dedicó a revisar todas cajas polvorientas que había en un estante, Alise permanecía en la habitación ordenando la ropa. Miren lo que he encontrado en esta caja, anunció Tom avanzada la tarde, saco de una de las cajas un pequeño Radio Tv portátil. - Ay sí que sorpresa – dijo la chica malhumorada levantándose del sofá - debo salir de este lugar o me volveré loca. - Solo trata de no ir muy lejos, no dejes que nadie te vea – le pidió él con tranquilidad mientras dónde enchufar el viejo aparato. Alise salió de la cabaña y la morena quien estaba sentada en la isla de la cocina se acercó a Tomas, esta se había sentado
Se encontró con Tomas a la afueras de la ciudad, viajaron poco más de dos horas. Él viajaba en un Toyota Corolla y ella en el auto de Alise. Pasaron un campo con vacas siguiendo una carretera de tierra hasta llegar a una casa de campo, él estacionó el auto junto a la vivienda, bajó seguido por la rubia quien aún seguía cabizbaja, ella estacionó al lado de otro auto y les imitó.- ¿Nos quedaremos aquí? – preguntó dudosaEse no parecía un refugio muy seguro, dado lo peligroso que ellos habían argumentado que era su seguidor, había pensado que el lugar sería más las elaborado.- No – respondió la rubia acercándose con Tomas al matero del auto donde ellos habían llegado para ayudarle con las valijas – iremos a una cabaña, veinte minutos a pie, no podemos llevar auto.Tom le dio a la chica el bolso y a Dayla una de sus maletas, tomó la otra y un pequeño bolso que él había traído y comenzó a caminar. La morena los seguía rezagada, habían empezado a subir una colina, parecía que los dos ten