El planeta ha cambiado, extraños invasores se han apoderado de todo. Nadie sabe de donde vinieron o qué son con exactitud, sólo ha quedado claro que llegaron para quedarse. Se alimentan de sangre, los humanos son su comida y sus esclavos. Sin embargo, una pequeña resistencia trata de hacerles frente, luchando para sobrevivir en un mundo apocalíptico. Catarina Jones de veinticinco años no descansará hasta acabar con todos los llamados "Originales", vengar la muerte de sus padres y restablecer el equilibrio. Pero ¿podrán los humanos acabar con criaturas con mayor fuerza y velocidad?
Leer másEl mayor número de los males que sufre el hombre proviene del hombre mismo” Plinio el Joven2019El doctor Griffin Schneider al fin tenía buenas noticias que contar. Después de cientos de estudios fallidos y años encerrado en aquel laboratorio alejado de cualquier contacto humano, había logrado crear un portal, uno con el tamaño suficiente para que una persona lo atravesara sin problemas. No como el pequeño círculo color violeta que abrió dos años atrás en lo alto del inmenso aparato. Aquel día por más feliz que se encontraba, sus jefes solo se limitaron a exigir el aumento en el tamaño y el tiempo de duración de la apertura. Hasta el momento solo había conseguido mantenerlo por un minuto y medio sin tener información clara de lo que existía del otro lado del agujero, o adonde llevaba.Después de un sin fin de noch
El resto del día pasó con relativa calma. Comieron carne de venado secay algo de caldo. Luego, Raúl, los guio a un cuarto en la parte más baja yse repartieron algunos sacos para dormir. No es de noche aún, pero muchosdescansan. Después del trauma que vivieron, es natural estar en reposo, tiempopara pensar y asimilar lo que vieron, lo que escucharon, lo que sintieron.El saco de dormir gris de Cat tiene un extraño olor agrio, descansa justoal lado de Amy y Tara. Las dos duermen profundamente, los pensamientosla mantienen despierta, pero decide rendirse al sueño. Se acomoda dentrode la tela gruesa que la envuelve, cuando siente unos pasos que entran en lahabitación. Ve de reojo que Jenkins se acerca donde Alex y lo despierta, aligual que Steve, Carlo y Miriam. Por último, se dirige a donde están ellas.—Cat, Amy —dice en un susurro.
No sabe cuánto tiempo ha pasado. En algún punto, el movimiento constantedel bus se tornó habitual y dejó que sus pensamientos la envolvieranquedándose dormida sobre el hombre de Amy. Se despierta lentamente ynota que aún se están moviendo. Mira por la ventana, todo se ve verde, elcielo está un poco más claro lo que quiere decir que está amaneciendo.—South Down —responde Amy a la pregunta grabada en su cara—.Solía ser un parque nacional, atractivo para los turistas.Observa alrededor y solo puede ver rostros marcados por la tragedia y eldolor, perdieron a muchos en este último ataque. Owen se niega a pensaren él. Siente cómo la pena se va arraigando en su pecho, una vez que ladeje salir, no podrá contenerla. Por otro lado, está lo que presenciaron,esa criatura, es sencillamente indescriptible
A pocos kilómetros de la base, los gritos se escuchan fuertes y claros.La mente de Cat va inevitablemente a la noche en que Thomas murió. Lamisma desesperación y angustia se sienten en el aire. El auto avanza ypueden ver la escena atroz que está teniendo lugar. Todas las puertas de labase están abiertas, las luces de alarma brillan como faros en una nochesin luna, el sonido estridente de advertencia se repite sin cesar. Sobreel lugar, decenas de Originales sobrevuelan. En tierra, los Convertidosdesgarran la garganta de los que hacen frente. Un lamento ahogado suenaal lado de Cat y no le extraña ver lágrimas en los ojos de la doctora.—Todos alisten sus armas —ordena Jenkins a medida que se acercan.—¡No hay forma de que podamos ganar! —exclama Steve—. ¡Sondemasiados! Será un suicidio.—¡Nadie te obliga a ir
Después de varios minutos, Jenkins aparece en la puerta. Lleva el sablede luz ultravioleta cruzado en la espalda y un cinturón donde reposa unrevólver corto y sus municiones. Todos están atentos, a la espera de lasiguiente orden. Camina a paso firme al centro de la habitación. Toma unrespiro y clava su ojo en cada uno de los rostros que lo rodean. Sabe quees arriesgado, que cualquier cosa podría salir mal, pero no tienen de otra.—Todos saben muy bien que lo que estamos por hacer no será tareafácil —comienza a hablar—. Estamos por salir, con el cielo negro sobrenosotros. Puede que nos topemos con algunos Convertidos o quizás hastaalgún Original. Si logramos llegar hasta las puertas de Alana, una vezadentro tampoco será fácil. Recuerden que no sabemos con exactitudcuántas personas habitan esa base. Tenemos que se
Puede sentir que la llaman, abre los ojos y se topa de frente con el rostrode Jenkins. Las imágenes de lo ocurrido invaden una a una su cabeza y lavergüenza comienza a realizar su camino, apoderándose de cada poro de sucuerpo. “Muy bien Cat, eso que venías a ponerle fin”, piensa. Ya se imaginala voz burlona de Amy riendo de ella y diciéndole una y otra vez “te lo dije”.—¿Estás bien? —le pregunta David—. Nos quedamos dormidos, vaser mediodía.—Sí, sí, claro —le dice, con la voz rasposa, mientras trata de levantarseenvuelta en la sabana.—¿Estás nerviosa por algo? ¿Te preocupa que no nos hayamos cuidado?“Oh dios, solo quiero que se calle, no incrementar esta vergüenza”,piensa Cat.—Porque sí lo hicimos —continúa—, fui muy
Después de contemplar a Cat por varios minutos con expresión deasombro, Amy al fin se decide a hablar.—Debo decir pequeña Cat, que has resultado ser una sorpresa. Quiéndiría que detrás de ese rostro inocente hay escondida una diablilla. Todauna pícara. Si hubiese apostado, seguramente estaría perdiendo mi dinero.—Basta, sabes que no es así —le dice Cat cruzándose de brazos.—Aja... y bien ¿Qué harás?—Algo que debí hacer hace un tiempo, voy a ponerle fin a esto —ledice dejándose caer con dramatismo en el catre.—¿De cuál de los dos hablas?—De los dos —responde con resignación.—Vaya, ¿estás segura? es decir, no has cerrado el negocio con ningunode los dos, ¿entiendes lo que digo? —La mira con su sonrisa p&i
Con la mirada clavada en el techo, le es imposible saber cuánto tiempoha transcurrido. Su mente se siente pesada, confusa. Una vez que entróen la habitación se desplomó en el catre y rompió en llanto, luego todofue quietud. Ha estado quieta, inmóvil, sumida en la oscuridad de suspensamientos, dándose cuenta de que eran como niños tontos jugandoa la guerra. Ciegos, con lo que en realidad pasaba. Una parte de ella nose sorprende tanto enterarse de que la invasión haya sido culpa de loshumanos. “Siempre hemos llegado muy lejos en busca de mejores armas,solo que esta vez no midieron el tamaño de la amenaza”, piensa. ¿Peroesas mujeres? Lo que les hicieron fue atroz, se creería que un Convertidosería capaz de eso pues ha perdido su humanidad, pero no.¿Cómo vamos a seguir ahora? ¿Qué sentido tien
Esa mañana despierta muy temprano, a pesar de todo el cansancioy dolor que aún siente en el cuerpo, por más que lo intenta no puededormir más. Miles de preguntas revolotean como mariposas por su mente,manteniéndola despierta y llena de intriga. Necesita saber qué está pasandoy sobre todo por qué Jenkins traicionó a Alana. Después de ducharse ycambiarse con rapidez, sale en busca de algo para comer. Sin duda lo quemás extrañará de aquel lugar es la comida, acá la reciben en el comedor conun plato de avena frío y dos raciones de pan caliente. Se sienta en una mesay al poco rato Amy la alcanza con su correspondiente tazón de avena.—¿Has sabido algo de tus amores? —le pregunta con una sonrisamaliciosa en el rostro.—Muy chistosa y no, no los he visto —responde llevándose otra