Con una señal, le indica a Amy que no se mueva y decide avanzar sola los metros restantes. No es necesario que las dos se lancen de boca a la muerte, alguien tiene que regresar e informar de la situación. Respira hondo, cuenta mentalmente hasta diez muy despacio mientras avanza los pocos metros que la separan de las ruinas. Ve una sombra reflejada en una enorme pared y aprieta la empuñadura de su arma. Puede sentir cómo los músculos del brazo se tensan, lista para lanzar la estocada. “Rebanaré con gusto unas cuantas gargantas por mis hermanos caídos en batalla”. Gira con la espada elevada al aire dando un salto del otro lado de la pared. La sorpresa la obliga a desviar el golpe, acertándole a una enorme roca que hace temblar la hoja. No da fe a lo que sus ojos ven, pero puede sentir cómo su pecho se llena de tranquilidad y algo de alegr&i
“Dios mata indiscriminadamente, y nosotros también. Porque ninguna criatura de Dios es como nosotros, ninguna se parece tanto a Él como nosotros”. Tom Cruise - Lestat de Lioncourt, Entrevista con el vampiro. La noche pasó inusualmente tranquila. Al llegar la mañana, los pensamientos de todos se enfocan en salir y tratar de avanzar sin ser vistos. Amy y Cat organizan los suministros encontrados en el apartamento a la vez que cambian los vendajes de los heridos mientras que Carlo, Gordon y Ellie recorren el lugar, apartamento por apartamento, buscando algo que les pueda ser de utilidad. Owen ha recuperado la conciencia y su brazo está inmovilizado. Ese sería el punto débil, de ser atacados, no podrá defenderse, de igual forma si la herida se abre, el olor a sangre guiará a las criaturas directo a ellos. Jenkins y Miriam trazan
Sin esperar respuesta alguna, realiza una incisión con el cuchillo, tan grande como su dedo índice. El grito de dolor del hombre se abre paso a través de todo el apartamento. Steve se acerca con algo de nerviosismo e introduce un pedazo de tela en la boca de Jenkins. “Sin duda si hay alguien o algo cerca buscándonos, sabe dónde encontrarnos”, piensa Catarina mientras da el siguiente paso. Mete la punta del dedo en la cortada para corroborar que esté bien y luego con mucho cuidado pasa el pitillo plástico a través de la incisión. Amy y Miriam sujetan el cuerpo del hombre para someterlo a la mesa. Inhala y ve que a través del utensilio comienza a salir el líquido que se estaba acumulando en los pulmones. “¡Gracias al cielo!”, piensa sin evitar lanzarle una mirada a la mujer pelinegra frente a ella. Jenkins toma una
Catarina sabe que no es buena idea, pero entiende que no tienen otra opción, no pueden permanecer más tiempo en ese lugar, pero salir con dos personas heridas no resultará tarea fácil. No podrán luchar, serán presa fácil si están con un grupo grande de Convertidos u Originales. Será una masacre.Steve, Carlo, Miriam, Amy, Gordon, Ellie, Owen, Jenkins y Cat. Nueve personas con armas limitadas, dos de ellos heridos, se disponen a salir del apartamento. El jefe va apoyado en Carlo, su dolor se ha dormido un poco debido al Whiskey, pero aun así, no puede realizar movimientos bruscos o la herida se abrirá. Le dan una mirada al cielo violeta brillante, no pueden esconderse más, es la hora. Organizados en una fila, liderada por Steve y finalizada por Carlo, bajan las escaleras del edificio que fue su refugio estos días. La calle desie
“En la guerra como en el amor, para acabar es necesario verse de cerca”. Napoleón I Es una mala idea. Una vez Jenkins termina de hablar y explicar cómo van a cruzar un campamento lleno de Vampiros, lo único en lo que Catarina puede pensar es que es una muy, muy, mala idea. Es la madre de las malas ideas. Sabe muy bien que ya están muertos, esa misión les está asegurando el tiquete al más allá, de una forma lenta y dolorosa. Sin embargo, no dice nada, es el único plan con el que cuentan, eso o quedarse ahí y morir de igual forma. Al menos siguiendo el plan, tendrán una oportunidad de rescatar a la niña.—¿Todos entendieron lo que tienen que hacer? — pregunta Jenkins por tercera vez.—¡Sí! —responden todos excepto Steve, quien se limita a mir
Siente el corazón latir desbocado, esto no es igual a otras misiones, están muy superados en número y sus soldados más fuertes están heridos. Owen le pasa algo a Jenkins, intrigada se acerca un poco para ver mejor y nota que son dos bombas de humo. Las últimas, si todo sale mal, estarán perdidos. —Muy bien, todos listos —comienza a decir Jenkins—. Ya saben que la primera bomba es la señal, Miriam y Carlo traerán el fuego mientras Steve y Amy van por la niña. Con la segunda bomba entraremos a la alcantarilla y rezaremos para que las llamas sea tan fuerte arriba que no nos sigan. ¿Todo claro?Con un silencioso asentimiento responden. Hasta Steve ha perdido su rostro de pocos amigos, algo más se ha anidado en esos ojos azules, miedo. Catarina respira hondo y Jenkins arroja la bomba. Esta recorre una distancia ante
En su mente repite una y otra vez las imágenes de lo sucedido. Los ojos de ese hombre los lleva grabados en su memoria, al igual que el rostro de Ellis. Sabe que el recuerdo se unirá a la larga lista de cosas que la persiguen en las noches, que la sacan de los sueños llena de espasmos y llanto. Temores que a pesar de los años no ha logrado controlar. Trata de concentrarse en avanzar y llegar a la entrada de la base. O al menos eso pensó las primeras dos horas de caminar sin descanso.—¿Cuánto más hace falta? —pregunta Owen con voz jadeante—. No es que me moleste caminar en una alcantarilla, con aguas grises dentro de mis zapatos, pero mi herida está comenzando a doler.Sin mencionar que en ese lugar, lo más probable es que él y Jenkins pesquen alguna infección. Muchos han muerto días después de resulta
“Fuerte como la muerte es el amor”. San Agustín El cuerpo de Catarina Jones está paralizado por completo. Puede sentir cómo la rabia atraviesa cada uno de sus poros, retrocede un paso y se cubre con la puerta del cubículo, aún sin atreverse a decir palabra. Una vez que le entrega la toalla, Jenkins da media vuelta con una sonrisa que se ve tentada de quitarle de un buen golpe.“Hasta que pudo dar un buen vistazo al panorama”, pensó. Se seca los cabellos, amarra la toalla a su cuerpo, vuelve abrir la puerta y sale. Lo ve de espaldas, aún con las gotas de agua corriendo libres por sus músculos, con la toalla amarrada a la cadera. No hay un gramo de grasa en su cuerpo, pero sí una colección impresionante de cicatrices; cortadas, desgarros, quemaduras. Todas representan la lucha que lleva. &md
Después de tomarse un tiempo cambiándose y esperando que la rabia se le bajara de la cabeza, decide salir del baño. Recorre el mismo camino hasta el salón donde dejaron a Owen y encuentra al grupo sentado en una mesa, repartiéndose lo que parecen ser tortillas de harina con verduras. El olor hace que su estómago proteste sonoramente. Da unos pasos en dirección a Amy quien le hace señas y se sienta a su lado. Nota enseguida que las expresiones de Carlo y Miriam cambian justo al verla. “Pueden besar mi trasero”, piensa.Decide ignorarlos por el momento, aunque la mirada de águila de la morena se clava en ella como un puñal, lo único que Catarina puede pensar es en comida. ¿De dónde salieron las verduras? sSrá una interrogante para después, porque se ve y huele delicioso. Sin poder resistirse más&n