El sol se ha mantenido oculto casi en su totalidad por quince años. Los rayos tenues pasan a través de una gruesa capa de humo morado. El cielo siempre es morado ahora, en varias tonalidades dependiendo de la hora del día, púrpura en la madrugada, lila al mediodía, violeta con vetas rosas en la tarde y negro en la noche. Al principio se pensaba que con el tiempo la neblina iría desapareciendo, disipándose lentamente. Pero no fue así. Ellos la necesitan. Los recuerdos de un cielo azul y un sol amarillo naciendo en él, se atesoran en la memoria, a través de películas y fotografías, las pocas que quedan. Los intrusos, como algunos los llaman, son vulnerables a la luz solar directa. No los mata enseguida, pero sus habilidades se ven comprometidas, se vuelven débiles dando a los humanos una oportunidad. Una oportunidad opacada por una neblina que no desaparece. Las ciudades son s
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