Cuando repentinamente muere el novio de Paige, su alma gemela, el que ha conocido toda su vida, el dolor de perderlo parece derrumbarla. Sin embargo, no parece ser la única que esté sufriendo por su muerte, el odioso hermano gemelo, Kaiden, parece estar bastante afectado. Paige y Kaiden se han odiado desde pequeños, la repentina muerte de su ser querido parece ser un detonante para no soportar la presencia del otro, ¿encontrarán consuelo el uno del otro? O será, ¿la cura peor que la enfermedad?
Leer más"Sé el significado de mar a alguien con toda tu intensidad y no espero menos si me voy a dar la oportunidad de amar nuevamente"Paige Gilmore.EpílogoLas luces blancas del quirófano parecen más brillantes de lo habitual, o tal vez sea mi mente jugándome una mala pasada. No hay espacio para distracciones, no en este momento. Mi respiración es firme, mis manos no tiemblan. La sangre caliente cubre mis guantes mientras presiono la herida abierta en el abdomen del paciente, sintiendo el pulso débil bajo mis dedos.—¡Necesito más compresas! —ordeno con urgencia.Una enfermera me las pasa de inmediato, y las coloco con precisión. Todo a mi alrededor es un torbellino de voces, movimientos rápidos y el sonido del monitor marcando el frágil hilo entre la vida y la muerte.No puedo perderlo. No hoy.La escena se siente demasiado familiar. El olor a sangre, la angustia, la desesperación tratando de filtrarse a través de mi concentración. Chris.El recuerdo me golpea como una ola inesperada, arr
"No sé en qué momento te convertiste en mi lugar favorito, pero aquí estoy, buscándote incluso en los silencios" FINALLas luces titilantes de la noche en la playa se reflejan en el agua, pero mi mente está atrapada en otra imagen: Kaiden, de pie frente a mí, con la mirada ardiendo de una emoción que no sé si quiero nombrar.—Solo debes decirlo. O me amas o me odias, tú decides cómo será nuestra relación.Las palabras de Kaiden flotan entre nosotros, pesadas y definitivas. La brisa nocturna roza mi piel, pero el escalofrío que me recorre la espalda no tiene nada que ver con el frío. Bajo la mirada, incapaz de sostener la intensidad de sus ojos.¿Darme la oportunidad de amar nuevamente?La soledad se convirtió en mi refugio. Me aislé en ella hasta que dejó de sentirse como una prisión y se convirtió en mi hogar. Ahora, con Kaiden de pie frente a mí, con su confesión expuesta en el aire como una herida abierta, no sé qué hacer.Porque él es el hermano gemelo de Chris. Porque solo ha pa
"Aún no sé qué nombre darle a lo que siento, pero sé que mi corazón reacciona cada vez que me miras."KaidenEl hospital huele a desinfectante. A sangre. A miedo.Estoy sentado en una de esas sillas incómodas, con los codos apoyados en las rodillas y las manos entrelazadas en una presión desesperada.No puedo dejar de ver mis manos. Todavía hay rastros de su sangre en mis dedos.Mis uñas se clavan en la piel de mis palmas. No me importa el dolor. Es lo único que me mantiene en este maldito lugar sin perder la cabeza.No sé cuánto tiempo ha pasado desde que la metieron a urgencias.No sé cuánto tiempo llevo aquí sentado.Solo sé que el sonido de los monitores y los pasos apresurados de los médicos están destruyéndome poco a poco.Cierro los ojos con fuerza.El recuerdo del bate golpeándola, el sonido del impacto, el grito ahogado que se le escapó...Me inclino hacia adelante y entierro la cabeza entre mis manos. No puedo perderla. No después de todo.—Kaiden.Levanto la vista y ahí est
"Aún no sé qué nombre darle a lo que siento, pero sé que mi corazón reacciona cada vez que me miras."El sonido de la puerta cerrándose con fuerza retumba en mis oídos. Unos matones nos rodean, sus sombras proyectándose sobre nosotros bajo la tenue luz del almacén abandonado. El aire huele a óxido, a sudor y peligro.El hombre que nos atrajo aquí —el dueño del camión— se agacha frente a nosotros con una sonrisa burlona mientras uno de sus secuaces termina de atarnos las manos con gruesas cuerdas.—No es su noche de suerte, chicos —murmura con una voz grave y rasposa, sus ojos oscuros recorriéndonos como si ya nos viera muertos.Mis muñecas arden con la presión de las ataduras. Kaiden está junto a mí, su rostro tenso, su mandíbula trabada, pero es Connor el que más me sorprende.Está en el suelo, atado igual que nosotros, con la cabeza baja y el labio partido. Un hilo de sangre gotea desde su ceja hasta su camiseta arrugada, pero no hace ningún intento por limpiársela.El dueño del cam
"Aún no lo llamo amor, pero cuando me miras así, siento que podría serlo."El camino hacia la casa de Kaiden se siente más pesado de lo normal. No hablamos mucho, pero la tensión se cuela entre nosotros. Kaiden mantiene la vista en la carretera, con los nudillos blancos sobre el volante, y yo me aferro al asiento, sintiendo que algo se avecina.Cuando llegamos, la casa luce exactamente igual que siempre. Elegante, impecable, con esas enormes ventanas que ocultan demasiado. Pero al cruzar la puerta, el aire se siente distinto.Eleanor está en la sala, de pie, con los brazos cruzados y la mandíbula tensa. Jacob está a su lado, con una expresión dura, pero menos afilada que la de su esposa.—Kaiden —Eleanor suelta su nombre como si estuviera a punto de darle una sentencia—. ¿Me puedes explicar qué fue todo eso en la escuela?Kaiden se encoge de hombros y deja caer su mochila en el sofá.—Nada importante.—¿Nada importante? —Eleanor entrecierra los ojos—. Golpeaste a un chico, Kaiden. ¿Sa
"Los ojos nunca mentirán y hay amor detrás de ellos"El pasillo parece quedar en completo silencio, como si el mundo se hubiera reducido solo a nosotros tres. Connor nos observa con una expresión que nunca antes le había visto. No es la sonrisa burlona ni la actitud despreocupada que siempre muestra. Ahora hay algo oscuro en su mirada, algo que hace que mi piel se erice.Kaiden da un paso adelante, su mandíbula tensa, sus puños cerrados.—¿Qué dijiste? —pregunta con la voz baja, pero afilada como una cuchilla.Connor ladea la cabeza, su boca se curva en algo parecido a una sonrisa.—Dije que, si lo hago, ¿qué?Mi corazón martillea contra mis costillas. No me atrevo a apartar la mirada de él, aunque mi mente me grita que corra. Hay algo en la forma en que lo dice, en cómo nos observa, que confirma nuestras sospechas sin necesidad de pruebas.—Sabes lo que pasó con Chris —logro decir, sintiendo la garganta seca—. Sabes más de lo que has dicho.Connor suelta una carcajada baja y se pasa
"La máscara cayó, y en sus ojos solo quedó la verdad oscura que temíamos."Esa noche, Kaiden y yo no dejamos de hablar sobre lo que vimos. Sentados en su auto, estacionado a unas cuadras de la casa de Connor, intentamos armar el rompecabezas.—Ese tipo lo amenazó —murmura Kaiden, golpeando el volante con el pulgar—. ¿De qué demonios estaba hablando? ¿Qué es lo que no tiene?Me muerdo el labio, recordando el miedo en el rostro de Connor.—No lo sé, pero sea lo que sea, es importante. Y peligroso.Kaiden asiente, aún con la mandíbula apretada.—Mañana en la escuela lo vigilaremos más de cerca. No puede esconderse para siempre.A la mañana siguiente, seguimos con nuestro plan. Connor actúa extraño: está más callado de lo normal, mira a su alrededor con paranoia y revisa su teléfono constantemente.En la hora del almuerzo, se aparta de su grupo habitual y se sienta solo, con los codos sobre la mesa y la cabeza baja. Kaiden y yo intercambiamos una mirada.—Está quebrándose —susurra Kaiden—
"Mundos rotos, corazones unidos"¿Qué quiero escuchar de Kaiden?Esa es la única pregunta que resuena en mi mente. ¿Deseo que diga algo importante o solo quiero salir de esto lo antes posible?O quizá... quizá sí quiero escuchar algo significativo de él.Un pensamiento aleatorio se filtra en mi cabeza. Me siento culpable solo de considerarlo, pero lo necesito.Cierro los ojos, respiro hondo y, con cautela, le susurro al oído las palabras qué deseo escuchar. Kaiden parpadea, visiblemente sorprendido. Pero, en lugar de apartarse, sus facciones se suavizan.—Me gustaría escuchar: Estarás bien —dice con voz serena.Me quedo quieta, sosteniéndole la mirada. Hay algo en su expresión que me sacude por dentro. Kaiden también está afectado.Nuestros mundos están igual de rotos.Kaiden se adelanta y se coloca en el centro del grupo. Se mueve con rigidez, como si cada paso le pesara. Sus hombros están tensos, sus puños cerrados, y aunque intenta mantener la compostura, puedo ver el temblor en su
"El psicólogo no es para locos"La psicóloga me recibe con una sonrisa amable, aunque había algo en su mirada que me hizo sentir vulnerable desde el primer momento. Me senté en el sillón frente a su escritorio, las manos nerviosas entrelazadas. No sabía bien qué esperar de esta sesión, pero ya no podía seguir ignorando el dolor que aún me carcomía por dentro.—Entonces, Paige, ¿cómo te sientes hoy? —su voz era suave, casi como si estuviera esperando que yo me desahogara.Respire hondo y miré al suelo antes de responder. La verdad es que no sabía cómo poner en palabras lo que sentía. Había días en que el peso de la pérdida me aplastaba, pero con el tiempo, las lágrimas se estaban haciendo menos frecuentes. El dolor seguía allí, pero ya no me ahogaba de la misma manera.—Siento... que me duele mucho, pero ya no lloro tanto como antes —dije, mi voz tembló ligeramente al pronunciar esas palabras.La psicóloga me observa en silencio, asintiendo lentamente, como si estuviera considerando mi