Cristine Ferrera se casó joven y llena ilusión, creyendo que un día Eliot Magnani, millonario, filántropo y soltero codiciado, la amaría con la misma devoción. Tarde se dio cuenta que en ese frío corazón solo encontraría desinterés y abandono, robándose su juventud, sus ilusiones y su alegría. Con el corazón roto al saber que su esposo tuvo un hijo con su primer amor, Cristine luchará por su libertad, sabiendo que él nunca la amará de la misma manera, y dispuesta a llevarse a sus trillizos para jamás volver. Lo que Cristine no sabe es que su ausencia repercutirá profundamente en Eliot, hasta generarle un vacío con el cual no podrá lidiar. ¿Eliot admitirá que no puede vivir sin ella? ¿Cristine lo perdonara una vez que sepa toda la verdad? ¿Ambos podrán dejar a un lado su orgullo y dejar que el amor y la pasión los dominen?
Leer másDEREK MAGNANILa tomé por los muslos, haciendo que enroscara sus piernas a mi cadera y la llevé al baño, desgastando nuestros labios con besos necesitados, ansiosos y desesperados. Por largos veinte años me privé de su cuerpo, no podía seguir desperdiciando el tiempo. La deseaba, mi piel ardía impaciente y debajo del agua tibia la tomé una vez más. Entré lentamente en ella mientras no dejaba de ver su dulce rostro contorsionándose de placer. Sentir sus dedos encajándose en mis hombros mientras su boca entreabierta liberaba dulces gemidos solo me enloquecía más de lo que su cálida y húmeda intimidad ya lo hacía. Entrar en ella y sentir su cuerpo adherido al mío me daba la sensación de dos piezas que se ensamblan a la perfección. Disfruté de su textura y su sabor. Me ensañé con su cuello, mordí sus hombros, encajando mis dientes haciendo que se retorciera y al mismo tiempo sus manos me atrajeran más a ella, desesperada porque no me apartara, deseando que nuestros cuerpos se fundieran.
DEREK MAGNANIEl doctor había regresado el mismo día que había dado la grata noticia, pero cuando nos vio a Sloane y a mí llenos de cortadas y golpes parecía no comprender que había ocurrido con nosotros en tan poco tiempo entre la primera y la segunda visita. Era obvio que lo primero que le preocupó fue violencia doméstica, viéndome con desconfianza y decepción mientras suturaba el brazo de Sloane, pero al notar la herida tan profunda en mi rostro tal vez imaginó que las fuerzas estaban equilibradas. Al final, después de suturar cada herida, no solo pagué por sus servicios, sino también por su silencio. De esa manera volvimos a quedar solos, pero por lo menos ya estábamos suturados y la sangre no sería un gran problema. De inmediato me asomé al despacho, donde mi pequeño Brian estaba acurrucado en el sofá, parecía un cachorrito, había estado llorando, se notaban sus lágrimas secas en sus mejillas regordetas y me sentí mal. Lo tomé entre mis brazos, viéndolo tan pequeño y frágil mie
CRISTINE FERRERAEra curioso como un día el departamento había estado lleno de vida, con mis hijos jugando con Luca, Berenice y yo cocinando, mientras esperaba a que Eliot regresara de trabajar, pero ahora, solo podía escuchar el ruido de mi respiración. Mi vida se había caído a pedazos y me sentía tan devastada. Caminé entre habitaciones, imaginándome la familia que había formado aquí y que ahora parecía que no existía. Las últimas gardenias se estaban secando y el repartidor ya no llegaba con más, recordándome que el tiempo había pasado y que Eliot seguía encerrado. Confiada de que Zafrina estaba cuidando de mis niños, decidí entrar a mi habitación, dejarme caer sobre la cama y consumirme en la miseria, llegar a lo más bajo, dejar que el dolor me consumiera y alcanzara hasta la última fibra de mi cuerpo mientras las lágrimas caían por mis mejillas, pero mi boca guardaba silencio. Algo me decía que no podía caer más bajo, ni sentirme aún más sola. Luca debería de estar llegando a a
SLOANE D’MARCODerek tomó por el cuello a Carla tan fuerte que pudo ponerla de pie con un solo movimiento logrando que distrajera su atención de mí y volviera a su miseria. Sus planes se habían ido a la mierda, Derek ya no era suyo.—Escúchame bien, huye de la ciudad, huye del país, porque si mi hijo sufre las consecuencias de tu visita, si algo le pasa, si Sloane lo pierde por lo que has hecho hoy, no voy a parar hasta encontrarte y te juro que te ahorcaré con tus propias entrañas —siseó Derek no solo sorprendiendo a Carla, sino también a mí. ¿Cuánto odio y violencia albergaba en su interior para hacer amenazas tan brutales? —Derek… ella… ella… me manipuló, ella… —comenzó a gimotear Carla, pero en vez de causar lástima en él, solo aumentó su odio y desagrado. Ya era muy tarde, el papel de víctima se le había caído y no había manera de recuperar su confianza. Derek la arrojó aún más lejos y se quedó en la puerta viéndola partir, arrastrando lo que le quedaba de dignidad en la suela d
SLOANE D’MARCOCarla dio un par de pasos hacia él, con las manos estiradas como si quisiera alcanzar su rostro, pero Derek la tomó por las muñecas y la alejó con un empujón, rechazándola, rompiéndole el corazón en el proceso, lo pude notar por como el brillo aumentó en los ojos de esa perra, quería llorar. Había cometido un grave error y lo sabía. —Si no quise que entraras al departamento es porque quería hablar primero contigo —soltó por fin Derek—. Quería explicarte que mis planes habían cambiado, aunque aún no sé de qué forma, sin embargo, eso no significaba que te desampararía, pero ¿qué me encuentro después de recibir la llamada desesperada del casero? ¡A ti amenazando a Sloane con un cuchillo! ¡¿Estás loca?! —Derek, no lo entiendes… ella empezó —dijo como una niña pequeña, envuelta en llanto. —¡Está embarazada! ¡No solo atacaste a la mujer que amo sino a mi hijo! —exclamó Derek furioso, podía ver cada uno de sus músculos tensándose debajo de su playera mientras sus manos se
SLOANE D’MARCO—Bueno, supongo que tuvo su etapa de Power Rangers contigo. —Levanté los hombros con apatía, mientras mi corazón latía dolorosamente en mi pecho, fingiendo que nada me importaba. —¿De Power Rangers? —preguntó Carla retrocediendo confundida a lo que yo sonreí. —¡Sí, porque se revolcó con un jodido monstruo! —solté entre risas estridentes haciendo que la ira de nuevo pintara su cara. ¡Ya sé! Fue un chiste tonto y poco atinado para la situación, pero… ¿quién dijo que no me podía divertir en estos momentos? ¿Por qué tomármelo tan en serio si podía disfrutarlo? Aún soltando esas risas relajadas que poco a poco se comenzaban a desvanecer en el aire, bajé de nuevo mi atención hacia las imágenes y traté de verlas no como una amante dolida y traicionada, sino como un doctor revisando una radiografía. Aunque Carla aparecía con el pecho desnudo y abrazándose a Derek, noté que él ni siquiera la tocaba. Sus labios estaban pegados, pero la mirada de él estaba clavada en el vacío
SLOANE D’MARCO—¿Lo recuperaste abriéndole las piernas? ¡Vaya hazaña! —exclamó Carla burlona, pero podía notar que la tristeza había dado paso a la furia ardiendo en sus ojos y sus mandíbulas apretadas. —Sí, bueno. Con sexo y diciéndole que sería padre una vez más fue suficiente —agregué con ponzoña en cada una de mis palabras. Esta pequeña lombriz iba a aprender lo que era destilar veneno de una verdadera serpiente como yo. Que todo el dolor que mi padre me generó desde mi adolescencia sirviera para algo, canalizándolo para dañar a quienes se lo merecen.—¡Embarazada! ¡Ja! ¡Eso es imposible! ¡Maldita mentirosa! —vociferó rabiosa, retrocediendo un par de pasos para verme mejor, buscando un vientre abultado que aún no estaba. —Pues él me creyó y eso es más que suficiente, aunque mi embarazo fuera una mentira, él jamás se enterará, tengo tiempo para ocupar mi útero con un bebé y ahora que estamos juntos no pienso dejar que Derek salga de la cama. —Sí, retorcí la verdad, pero no mentí,
SLOANE D’MARCO—No sé cuánta libertad me quedé, no sé hacia donde iré ahora que sé que estás embarazada, ahora que anhelo borrar todo y tener una vida diferente y una familia… Solo sé que quiero estar con mi hijo el mucho o poco tiempo que me quede. Quiero escucharlo decirme papá antes de que todo se vaya a la mierda —dijo mientras caminaba hacia la puerta.—¿Me dejarás encerrada aquí? —pregunté angustiada, en cuanto él volteó tomó mi rostro entre sus manos y me besó, sus labios destilaban amor y tristeza, una tan profunda que conmovió mi corazón y lo hizo llorar. —No hay candados en este departamento, si quieres irte, hazlo —contestó contra mi boca, pegando su frente a la mía—. Quiero que te quedes porque así lo quieres, porque me crees capaz de protegerte y amarte, pero eso ya lo decidirás tú. De esa manera dio media vuelta y me dejó completamente sola con mis pensamientos y mi corazón roto. Él tenía fe en que me quedaría por amor y en parte, sí, tenía razón, no quería alejarme d
SLOANE D’MARCO—¡¿Fatal?! ¡¿Eso es lo mejor que me puedes decir sobre esto?! —exclamé causando eco en la taza del baño. —Descuida, es normal que por las hormonas las mujeres se vuelvan algo irritables —agregó el doctor asomándose por la puerta, solo aceptó alejarse cuando descargué mi mirada llena de furia en él—. Ah… comenzaré a recoger mis cosas. Con permiso. —Derek… —dije en un susurro y recargué mi espalda sobre el frío azulejo de la pared—. Estoy embarazada en medio de una guerra, una que tú decidiste comenzar…Apretó las mandíbulas, pero no dijo ni una sola palabra, parecía absorto, desconectado.—No quise ser dramática al principio, pero dadas mis circunstancias… ¿estás de acuerdo que este jueguito que estás jugando puede acabar con la vida de alguien? Tan solo imagina que Carla pierde la cabeza y apuñala a Cristine, ¿te gustaría? ¿Es el resultado que esperas? ¿Qué hay de Berenice y el bebé de Luca? Los medicamentos que mi padre le estaba dando pudieron hacerla abortar o peor