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—¿Dónde está Cala? —exclamó Yuma entrando en la cocina, después de haberla buscado por todas partes. Su pecho se movía agitado y tenía dilatadas las fosas nasales. Estaba claro que tenía activados todos sus sentidos felinos para dar con el mínimo rastro que pudiera llevarle a la chica.

El ambiente en la guarida era el de un funeral y el grito de Yuma se vio amplificado entre el silencio. Kasa había partido para llevar al consejo de los clanes el mensaje que Min les quería transmitir, Yuma y Cala se reafirmaban como pareja, pero el daño lo había causado Ona con su actitud. Después deberían esperar a que el consejo les dijera cómo debían proceder.

—¿Alguien la ha visto?

Léndula se levantó de la mesa, de golpe, tirando el cuenco de barro en el que estaba tomando leche de cabra. Corrió al cuarto de Cala

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