La respuesta y el anuncio

Luis, por un momento, se tensó y se sintió triste al no tener una respuesta de parte de Luz, pero su tortura terminó cuando ella finalmente le tomó el rostro en sus manos y le contestó:

—Sí, quiero ser tu novia, pero antes tenemos que hablar con mis papás. Tú sabes que no les agrada mucho la idea de que tenga novio, ya que consideran que soy muy pequeña y que esto me va a distraer —Luz tomó aliento y continuó—. Con respecto a Jorge, no voy a negarlo, porque me doy cuenta de que me conoces más de lo que yo pensaba, pero eso no quita que contigo me siento muy feliz, protegida, y pues la verdad, verte con Nancy me molestó demasiado.

—No tienes que preocuparte por ella, como ya te expliqué, ella no me interesa y no tengo problema alguno en hablar con tus padres. Incluso le pedí a mi papá que, si tú aceptabas, hoy mismo me acompañara para pedirles permiso.

Luz se quedó sorprendida, ya que no esperaba que Luis tuviera ya todo planeado y que incluso lo haya hablado con su padre.

—¿Qué hubiera pasado si te decía que no? —preguntó Luz.

—Pues seguiría insistiendo, aunque mi papá me aconsejó hablar con tus papás de todas maneras, ya que no quiere que piensen que estoy jugando o que no te tomo en serio —Esto último le agradó mucho a Luz y se reprochó por haber dejado de lado a Luis todo este tiempo por alguien que claramente no tenía ningún interés por ella. En un acto impulsivo, se acercó a Luis y lo besó tiernamente.

—Me encanta cuando eres así de expresiva y que te sientas en la libertad de ser tú, así extrovertida, cariñosa, divertida. Y aunque me gustaría seguir aquí contigo, será mejor irnos, no quiero que alguien le vaya con el chisme a mis suegros y tengamos problemas.

—Gracias por no rendirte, novio. Sabes, tienes razón, yo cambié mi forma de ser porque pensé que era lo que debía hacer, pero creo que es momento de cambiar.

Tomados de la mano, se reunieron con Claudia y Paco en el patio donde estaba el DJ. Claudia, al verlos venir, se acercó corriendo y cuestionando a Luz:

—Luz, dime por favor que ya eres mi cuñada —gritó Claudia al llegar a su encuentro—. Por favor, habla, no te quedes callada.

—O sea, que lo sabías y no me dijiste nada —cuestionó divertida Luz.

—No te enojes, Luis es mi hermano y me enteré porque lo escuché hablando con mis padres. Ellos no quieren que tengas problemas con tus papás, saben muy bien lo que piensan. Además, te cuento que mi mamá está feliz, dice que le encanta que tú seas su nuera. Con decirte que ya hasta está planeando la boda y todo.

—Somos muy jóvenes aún para andar pensando en boda —contestó Luis—. Me la vas a asustar —dijo Luis sonriendo y abrazando a Luz.

Por el resto de la tarde comieron, bailaron, hicieron planes. Cuando llegó el momento de retirarse a casa, si bien Luis tenía coche y permiso de conducir, su papá llegó por los chicos y lo primero que hizo fue preguntarle con un gesto a Luis qué había pasado.

Luis se acercó a su papá tomando de la mano a Luz y se la presentó como su novia. El padre de Luis se rió a carcajadas y le dijo:

—Espero que, así como acabas de hacerlo conmigo, lo hagas con sus papás.

Luz y Luis cambiaron su semblante, sabían que no sería fácil, pero se habían prometido luchar por esta relación. Aun cuando eran conscientes de que eran muy jóvenes, tenían claro que había un sentimiento muy fuerte entre ellos.

Al llegar a casa de Luz, ya los esperaba Miguel, el padre de Luz, quien se extrañó al ver a P**e, el padre de Luis, y a Claudia. Más le extrañó ver a Claudia y Paco irse caminando a casa, por lo que se acercó y cuestionó a P**e si había habido algún problema.

—Pepe, ¿ocurrió algo? Te veo muy serio.

—Nada, Miguel, solo hay una situación que queremos platicar contigo y tu mujer. ¿Crees que podamos pasar? —cuestionó P**e tomando de los hombros a su hijo y su novia.

—Claro, no me asustes, P**e, entren. Ahorita llamo a Luz María, está durmiendo a Elisa que estuvo jugando en el parque con tu hijo y pues terminó llena de tierra —señaló Miguel sonriendo por las travesuras de su hija menor.

Así caminaron al interior de la casa. Sin embargo, Miguel no se percató de que Luz en ningún momento había soltado la mano de Luis. Quien sí lo notó fue Luz María que venía bajando la escalera cuando los vio de espalda.

Luz María ya intuía a qué se debía esa visita ya que, hablando con Mariana, la madre de Luis, mientras sus hijos pequeños jugaban en el parque, le insinuó que Luis y Luz hacían bonita pareja y que eran muy parecidos.

Ya reunidos en la sala, Luz corrió a la cocina a traer café para su padre y las visitas. Fue ahí donde Miguel se percató de la atención particular que mostraba Luz hacia Luis y cuestionó a P**e sobre el motivo de la visita.

—Bien, ya estamos reunidos. ¿Qué es eso que quieres platicar con nosotros, P**e?

—No es mi papá quien quiere hablar con ustedes, señor —comentó un tanto temeroso Luis—. Soy yo quien quiere pedir su permiso para ser novio de Luz. Yo sé que ustedes no creen que tengamos edad suficiente para ser novios y que eso nos puede distraer, pero le aseguro que realmente quiero a Luz y prefiero venir a pedir su permiso y no llevar una relación a escondidas de ustedes.

—Luz, ¿tú quieres ser novia de Luis? Sabes que no quiero distracciones y mucho menos me gustaría enterarme que se han estado viendo a escondidas.

—No, papá, hoy Luis me pidió ser su novia y… —Luz calló por un momento tratando de hilar las palabras para que su padre aceptara su relación, ya que sabía que su mamá, aunque aparentara ser ruda, estaba segura de que no se opondría ya que Luis era un buen chico—. Papá, yo acepté ser su novia. Yo lo quiero y te prometo que esto de ninguna manera va a afectarme en mis estudios. Además, yo lo acepté porque me dijo que él vendría a hablar con ustedes. Por favor, papá, nunca te he fallado y siempre obedezco. Tú conoces a Luis desde pequeños y sabes que es un buen chico.

Miguel se sorprendió al ver a su hija mayor pedirle que aceptara a su novio y tenía razón, nunca ha fallado en sus estudios y había demostrado ser una hija y hermana dedicada. Además, Luis era un chico que conocía desde muy pequeño y al cual había visto crecer. Aunque aún pensaba que eran muy pequeños, quiso evitar un conflicto con su hija y decidió apoyarla, siempre y cuando cumplieran con todas las reglas que les pondría.

—Mmmm, muy bien, jovencito, acompáñame —le dijo Miguel a Luis, pidiéndole que lo acompañara al patio. P**e se levantó para acompañar a su hijo cuando Miguel le pidió esperar en la sala con su mujer e hija—. Tranquilo, P**e, no es necesario que lo acompañes, que no me lo voy a comer. Solo quiero hablar con él.

—Tranquilo, papá, si el señor Miguel quiere hablar conmigo a solas, no tengo nada que esconder —dijo Luis a su padre, levantándose del sillón donde se encontraba y caminando detrás de Miguel. Antes de salir de la sala, miró a Luz y le dijo—. Ahora vuelvo, no te preocupes.

—Luz, si realmente quieres que tu padre acepte este noviazgo, vas a tener que poner mucho empeño —dijo Luz María a su hija, quien se encontraba muy nerviosa al ver a su novio y padre salir al patio. Luz sabía que su padre podía ser todo un ogro cuando se lo proponía y temía que eso asustara a Luis.

—Tranquila, mamá. Antes de aceptar su propuesta, sabía que no solo Luis debía dar la cara ante ustedes, sino que yo también tendría que poner todo de mi parte. Pero sé que vale la pena, mamá. Por favor, apóyame, mami.

—Ah, hija, ya sabes que te quiero. Estoy segura de que tu padre aceptará, pero se los traerá cortitos a ambos, así que tocará soportar si quieren estar juntos.

—En serio, mami —gritó Luz con alegría por lo expresado por su madre—. ¡Claro que vamos a aguantar, mami! ¿Escuchó, Don P**e? ¡Mis papás sí me dan permiso de que Luis sea mi novio!

En tanto Luz festejaba en la sala, Miguel, con su cara más seria, se acercó al muchacho y le dijo:

—Hijo, sé que eres un buen muchacho y te respeto porque has dado la cara y me has pedido permiso. Pero también sé que, si permito este noviazgo, ambos se distraerán. Si en verdad quieres a mi hija, te pido que me prometas que no permitirás que esto afecte sus estudios.

—Se lo prometo, señor Miguel, no permitiré que Luz baje en sus estudios. De hecho, la apoyaré para que continúe siendo la mejor alumna —dijo Luis mirando con firmeza al padre de su novia.

—Eso espero, Luis, y, aunque ustedes piensen que soy muy rudo con mis hijas, solo quiero lo mejor para ellas y para su futuro. Si están tan seguros de que esto no les afectará, entonces, ¿quién soy yo para impedirles estar juntos? —dijo Miguel extendiendo la mano al chico.

Luis sintió una gran tranquilidad al ver que el padre de Luz le aceptaba y, abrazándolo con fuerza, le agradeció.

Así, Luis y Luz pudieron iniciar su relación con la bendición de sus padres, quienes, aunque preocupados, estaban felices por ver a sus hijos tan enamorados.

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