Planes y Deseos

Conforme pasaban los años, la relación de Luz y Luis maduraba junto con ellos. Cada día, el amor que sentían el uno por el otro se fortalecía. Para Luis, el hecho de que la convivencia con Jorge y su familia se hubiera incrementado en los últimos años, debido a la asociación que hicieron Jesús y Miguel para establecer una consultoría contable, era un motivo de celos. La consultoría se instaló en la casa de Luz para reducir gastos y porque había suficiente espacio. Jorge, que estaba en la universidad estudiando contabilidad, pasaba prácticamente todos los días cerca de Luz, lo cual causaba los celos de Luis.

Luz estaba por terminar la preparatoria y, aunque al principio deseaba estudiar medicina, el nuevo emprendimiento de su padre la llevó a querer ser contadora, al igual que Jorge. La interacción entre ellos dos fue incrementándose, e incluso Jorge le propuso hacer el examen de admisión en la misma universidad que él, donde podría orientarla y ayudarla.

Sin embargo, Luz ya había presentado su examen de admisión y había sido aceptada en la misma universidad que Luis y Claudia. Estaba muy feliz, ya que Luis estaría en la misma facultad y podrían compartir tiempo juntos. Desde que él ingresó en la universidad, les resultaba complicado compartir tiempo, ya que por las tardes él trabajaba en el negocio de su padre.

En los últimos años, la actitud de Jorge hacia Luz había cambiado; la trataba muy diferente, volviendo a ser ese Jorge que en su infancia y adolescencia la había enamorado. Pero Luz tenía claro que ella amaba a Luis, por lo que cada vez que Jorge hacía algún comentario sobre Luis, ella se alejaba.

Para celebrar su graduación de la preparatoria, Luz y Claudia tenían programado un viaje junto con su generación a Playa del Carmen, lo cual las tenía muy emocionadas. Especialmente Luz, ya que ella y Luis tenían otros planes. Luis estaba estudiando Administración Hotelera y estaría dos semanas en un hotel en Cancún, realizando prácticas. La última semana coincidía con el viaje de Luz y su hermana.

En cuanto se dieron cuenta de esta coincidencia, empezaron a planear cómo reunirse y escaparse para pasar al menos un día solos, lejos de la supervisión extrema de los padres de Luz. Si bien eran conscientes de que cuando iniciaron su relación eran muy jóvenes, al ir creciendo su deseo por expresarse libremente su amor fue reprimido por los padres de Luz, quienes tenían un control extremo sobre ella. No la dejaban salir sola con Luis a menos que los acompañaran sus hermanos pequeños. Los pocos momentos de intimidad se dieron con la ayuda de Claudia y Paco, que se llevaban a los niños mientras ellos paseaban o iban al cine.

Como Luis llegaría primero al centro turístico, organizó todo para que, una vez que Luz y su hermana llegaran, pudiera escaparse con Luz, teniendo a su hermana y amigo de cómplices. Luis estaba muy nervioso, ya que para ambos sería la primera vez. Ninguno de los dos tenía experiencia más allá de lo vivido entre ellos, por lo que se acercó a su cuñado, el único en quien tenía confianza, ya que temía que si le preguntaba a su padre, este se molestara y les contara a los padres de Luz.

Inicialmente, a Luis le sorprendió el hecho de que su hermana menor hubiera iniciado su vida sexual antes que él y ya hacía algún tiempo. Por lo que Claudia lo primero que aconsejó a Luz fue que acudiera al ginecólogo. Claudia, a diferencia de Luz, sentía mucha confianza con su madre. Aunque su madre la reprendió porque su vida sexual inició a los 15 años, Mariana pensaba que lo mejor era apoyarla para que no perdiera la confianza en ella. Mariana en varias ocasiones sugirió a Luz María que llevara a Luz al ginecólogo, para que desde joven tuviera un buen control. Sin embargo, Luz María siempre se negaba y decía que acudiría una vez que se casara y quisiera embarazarse.

Cuando Luz cumplió 17 años, fue llevada a la enfermería de la preparatoria porque tenía cólicos y su periodo era muy abundante. El médico le sugirió ir a su casa y pedir una cita con el ginecólogo. Cuando Luz se lo mencionó a su madre, Luz María empezó a recriminarle su poca decencia, insinuando que era porque ya había estado con Luis. No le dejó explicarle, e incluso la abofeteó, hasta que el médico se acercó al escuchar el regaño y le explicó.

Así fue como Luz María, no muy conforme, llevó a Luz al ginecólogo, donde le pidió al médico certificar que su hija seguía siendo pura y casta. Fue hasta ese momento que permitió que la examinara. Tanto Luz María como Miguel eran personas buenas, pero con un pensamiento muy retrógrado, criados en un pequeño poblado en Puebla donde la reputación de una mujer era lo más importante.

Al final, el ginecólogo comentó a Luz María que su hija tenía un desequilibrio hormonal, que de no controlarse podría resultar en quistes que le perjudicarían en su adultez. Así comenzó el tratamiento, que consistía en la toma de pastillas anticonceptivas, las cuales no hubieran permitido sin la intervención de Mariana y la explicación del médico.

Cuando Luis avisó que se iba a sus prácticas, solo mencionó que era en un hotel ubicado en el Caribe mexicano. Mariana, no siendo tonta, había notado a su hijo muy nervioso y antes de irse, habló con él de frente. Mariana escuchó a su hijo y se dio cuenta de que, aunque se lo pidiera, él no cambiaría los planes que tenía con Luz.

El día de la partida de Luz y Claudia, sus padres las llevaron al aeropuerto. Miguel no estaba muy feliz de dejar que su hija estuviera fuera de casa por más de una semana, pero no pudo negarse cuando Luz se lo pidió como regalo por sus calificaciones y el ingreso a la universidad.

Ya en el avión, Luz le envió un mensaje a Luis, quien la esperaba entusiasmado. Había terminado sus prácticas en el hotel y tenía un par de días libres que podría disfrutar con Luz. Para su suerte, el hotel donde realizó sus prácticas era el mismo en donde se hospedarían Luz y su hermana.

Luis, al haber llegado una semana antes, aprovechó sus tiempos libres con ayuda de Paco para buscar lugares a donde podría llevar a Luz a pasear y comer. Además, se hicieron amigos de uno de los responsables de las prácticas, quien siendo local, lo ayudó a conseguir un lugar donde podrían pasar la noche sin que nadie los molestara.

Todo estaba listo para que, por fin, ambos pudieran expresar libremente el amor y la pasión que sentían el uno por el otro.

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