La primera noche

Luis fue despojando a Luz de su camisón, dejando un camino de besos hasta llegar a sus pechos, que ya se mostraban erguidos por la excitación que Luz sentía en ese momento, misma que la llevó a tomar con su mano la ya prominente erección de Luis por encima de la ropa.

Esta acción dejó un tanto sorprendido a Luis, ya que era él quien normalmente, en los pocos momentos de intimidad que habían compartido antes, llegaba a acariciarla más íntimamente, y generalmente paraba porque ella se mostraba tímida. Levantando la mirada sin dejar de besar y succionar el pecho de su novia, sonrió y le dijo:

—¿Era esto lo que querías poner en práctica? —dijo Luis, succionando más fuerte y deslizando suavemente su mano por debajo de la tanguita de Luz, la cual se encontraba ya muy mojada por toda la excitación que ella sentía. La mano de Luis siguió su camino, deslizando sus dedos por los labios vaginales de Luz, quien respondió con un gemido fuerte ante la intrusión del dedo en su hasta ese momento virginal conducto.

—Ahhh, es solo parte de lo que quiero poner en práctica —contestó Luz, tomando con su mano libre el cuello de Luis. Tomando el valor por la excitación que sentía, metió su mano en el bóxer de su novio y comenzó a masajear torpemente su miembro, el cual fue creciendo en la mano de Luz.

Entre besos y con el apoyo de piernas y manos, ambos quedaron totalmente desnudos. Luis, más por instinto que por experiencia, comenzó a rozar su voluminosa erección en la hendidura de su novia, quien trataba con sus movimientos seguir el ritmo del roce, que para ambos estaba siendo algo glorioso.

En uno de esos movimientos, la punta del pene de Luis se colocó en la entrada de Luz, por lo que empezó a puntearla suavemente, provocando en ambos un placer que iba en aumento. En uno de esos empujes, entró la cabeza provocando un pequeño alarido de dolor en Luz, quien por un momento se tensó. Luis, al notarlo, le preguntó:

—¿Amor, estás bien? ¿Quieres que me detenga? —acariciando su rostro con una de sus manos y dándole un tierno beso en los labios, haciendo el intento de apartarse. Luz, en ese momento, reaccionó y, posicionando sus piernas alrededor de la cadera de Luis, le contestó:

—No, amor, solo dame un momento, no pensé que fueras tan grande —Luis, sin moverse, volvió a besar a Luz, repitiéndole que la amaba. Así estuvieron unos minutos hasta que Luz le pidió continuar— Por favor, amor, hazlo despacio.

Así lo hizo Luis, tomando impulso sin salir de Luz, empujó su miembro hasta llegar a su himen, el cual, al romperse, causó un ligero ardor a Luz, quien derramó algunas lágrimas y emitió un pequeño gemido de dolor, que Luis acalló con un profundo beso.

Para Luis era muy placentero sentirse dentro de su novia, sin embargo, por la estrechez, sentía un ligero ardor, por lo que decidió esperar unos momentos, dando tiempo también a que Luz se adaptara.

Cuando Luz se sintió lista para continuar, empezó a moverse debajo de Luis, quien entendió perfectamente y comenzó a embestir a Luz primero lentamente, besando el rostro y pecho de su amada, repitiéndole cuánto la amaba.

Poco a poco, las embestidas de Luis fueron incrementando su velocidad hasta que hicieron estallar en un tremendo orgasmo a Luz, quien en su éxtasis mordió el labio de Luis. Fue tan fuerte el orgasmo que prácticamente quedó desmayada, mientras Luis continuaba arremetiendo contra el interior de Luz, que parecía convulsionar del placer que estaba sintiendo.

Por otro lado, Luis, tras el último orgasmo de Luz, sintió cómo la vagina de su amada se contraía, dando una sensación de placer inmenso que provocó su propio éxtasis, derramándose dentro de Luz.

En ese momento, Luis miró al buró y se dio cuenta de que en su emoción había olvidado los preservativos. Luz, al percatarse, siguió la mirada de su novio y le dijo:

—Tranquilo, amor, recuerda que yo estoy tomando pastillas. Además, ha sido maravilloso sentirte así en nuestra primera vez.

Luis la besó y se olvidó del mundo. Para él también había sido maravillosa la manera en que ambos se habían entregado. Al final del día, no le preocupaba que hubiera alguna consecuencia porque amaba con todo su ser a Luz y sería el más feliz de formar una familia con ella.

Durante el resto de la noche, la pareja siguió demostrando su amor. Entre caricias y besos, fueron conociendo sus cuerpos, experimentando nuevas sensaciones, aprendiendo juntos sus puntos de placer, cayendo rendidos casi al amanecer.

Luz, antes de cerrar los ojos, le dio un casto beso a Luis en los labios y le agradeció por esperarla y darle la mejor noche de su vida, repitiéndole cuánto lo amaba. Luis respondió a su beso y la abrazó, y así abrazados se quedaron dormidos.

Marilu Jica

Hola, espero que esten difrutando de la historia de Luz y que sea de su agrado.

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