Luz acostumbraba a madrugar y ese día no fue la excepción, aun cuando solo habían dormido un par de horas. Al abrir los ojos, se vio acurrucada al pecho desnudo de su novio, quien dormía plácidamente con una sonrisa en su rostro, que, al verla, la hizo sonrojarse al recordar los momentos vividos a su lado hace tan solo unas horas.
Luz tenía la intención de levantarse y preparar algo de desayunar para sorprender a Luis, pero de un momento a otro se vio acariciando y besando el torso desnudo de su novio. Poco a poco, las caricias y besos de Luz fueron descendiendo hasta llegar a la cintura, la cual se encontraba cubierta solo por la sábana, que poco a poco fue deslizando hasta dejar a la vista la creciente erección de Luis, quien en ese momento abría los ojos.
Luz alzó la mirada y con una sonrisa pícara tomó con su mano el miembro de su novio y empezó a estimularlo, el cual poco a poco fue creciendo entre sus dedos. Luis quedó impactado cuando vio a Luz acercar su cara a su miembro ya muy duro y ver cómo su novia tomaba con su lengua las pequeñas gotitas que ya se encontraban en la punta.
El siguiente movimiento de Luz casi provoca que Luis estallara de placer al sentir cómo su novia introdujo la cabeza completa en su boca y comenzó a succionar como si de un dulce exquisito se tratara.
Luis, por su parte, una vez que se recuperó de la impresión, colocó el cuerpo de su novia sobre su pecho, dejando a la vista la vagina de su novia, comenzando a estimularla primero con sus dedos y después con su lengua.
Ambos estaban tan sumergidos en brindarle placer al otro, sin embargo, cuando Luis estaba al punto de no retorno, retiró a Luz de encima suyo, recostándola en la cama y colocándose entre sus piernas, tomando su erección entre sus manos para embestirla mientras la besaba apasionadamente.
Luz gimió profundamente, un tanto por dolor, ya que aún sentía algo de molestia, pero más por el placer que Luis le estaba provocando. Comenzó a mover su pelvis al mismo ritmo de las embestidas que daba Luis, quien no dejaba de besarla y decirle cuánto la amaba.
Luis fue acelerando el ritmo de sus embestidas, provocando en Luz un orgasmo que hizo que se aferrara a su novio, clavando profundamente sus uñas en la espalda de Luis y mordiendo su hombro ante la explosión de placer que estaba experimentando en ese momento.
Luz se fue recuperando poco a poco y al ver a su novio expectante, le pidió cambiar de posición, por lo que Luis rodó en la cama quedando su novia encima de él. Luz, que tomó nuevamente la iniciativa, comenzó a cabalgar a Luis, quien suavemente acariciaba los senos de Luz. Así estuvieron unos minutos hasta que juntos llegaron al orgasmo, lo cual dejó a ambos exhaustos.
Luis, una vez que recuperó el aliento, besó dulcemente los labios de Luz diciendo:
—Amor, ¿qué vamos a hacer ahora? Va a ser muy difícil no amanecer así contigo todos los días.
—Lo sé amor —le contestó Luz, dándole un beso en los labios—, pero ahora no quiero pensar en eso, quiero disfrutar de estos días juntos —volviéndolo a besar.
—Luz, no sabes cuánto te amo, por favor, prométeme que vamos a estar siempre así, que siempre vamos a luchar por nuestro amor —respondió Luis profundizando más el beso.
Luz le sonrió y se lo prometió dándole un beso con el cual estaba sellando una promesa de amor entre ellos dos, beso que se vio interrumpido por el sonido del celular de Luis, el cual pretendía dejar que sonara, pero al percatarse de que se trataba de su hermana, optó por contestar.
—Hermanito, ¿por qué no me contestabas?, ¿tenías las manos ocupadas acaso?
—Claudia, ¿pasó algo? Les pedimos que no llamaran a menos que ocurriera algo.
—Ah hermanito, no pasó nada, solo que pensé que necesitaban recargar energías. Además, tu cuñado/amigo rentó un pequeño yate, donde podemos disfrutar un ratito del mar, así que alístense. Ah, y dile a mi cuñada que no se preocupe, que yo le llevo un traje de baño que estoy segura a ti te va a encantar.
—Está bien, nos vemos en 20 minutos en la recepción —colgó Luis de mala gana ya que prefería quedarse a solas con Luz el resto del día, pero vio a Luz emocionarse con la idea del yate.
—Ya escuchaste amor, hay que prepararnos, ¿quieres bañarte primero?
—Amor, ¿si nos bañamos juntos? —le preguntó Luz con una sonrisa muy pícara.
—No amor, si yo entro a ese baño contigo no saldremos de aquí, mejor entra tú primero y yo mientras voy preparando nuestras cosas.
—Está bien amor, tienes razón, no tardo —contestó un tanto decepcionada Luz, quien en ese momento se levantó tomando una toalla y entrando al baño.
Luis solo sonrió y se apresuró a preparar una mochila con los accesorios y ropa de ambos. Asimismo, buscó en la mesa de noche los preservativos, sabía que no debía tentar a su suerte ya que, aun cuando Luz tomaba pastillas, él la amaba y no debían confiarse, por lo que era mejor que tomaran sus precauciones. Debía cuidar de ella, más ahora que ella estaba por iniciar la universidad.
Luz salió del baño ya cambiada con un vestido de playa ceñido al cuerpo color negro. Luis se apresuró y 15 minutos después iban camino a la recepción al encuentro con sus amigos. En el camino, Luis no perdía oportunidad de abrazar y besar a Luz, quien gustosa aceptaba las caricias y mimos de su novio.
Cuando Claudia los vio llegar, corrió a abrazar a su amiga preguntándole:
—Amiga, veo que vienes muy feliz, eso quiere decir que mi hermanito cumplió como se debe —Luz soltó una carcajada contestándole:
—¿Esperabas menos? Solo puedo decir que ha sido la mejor noche de mi vida. Además, debo decirte que agradezco tus consejos, a tu hermano le encantó.
—Ugghh basta, nada de detalles, por favor. Bueno, vamos a desayunar —Claudia tomó del brazo a su amiga y casi la arrastró a la entrada del restaurante.
Luis sonrió mientras caminaba detrás de su novia y hermana, que seguían platicando muy contentas, cuando su amigo lo tomó del brazo y le preguntó:
—¿Todo bien, Luis? Te veo feliz, pero como que algo te preocupa.
—Qué bien me conoces, me preocupa un poco que en la emoción no tomé precauciones y aunque ella toma pastillas anticonceptivas, sabemos que no siempre son efectivas.
—¡¿Qué?!, fue lo primero que te recomendé. Hay que conseguir una postday, ambos son muy jóvenes y no sería justo que por la calentura se arruinen sus planes a futuro.
—No creo que un hijo arruinaría nuestros planes, los modificaría, pero no los arruinaría de ninguna manera. Pero tienes razón, no es el momento. Después de desayunar iré con ella a comprarlas.
—Tranquilo hermano —le dijo Paco, tomando un blíster de la riñonera que traía y entregándoselo a Luis—, debo decirte que tienes una hermana muy inteligente. Justo ayer me dijo que comprara un par, supongo que algo intuyó. A nosotros nos pasó lo mismo la primera vez y no tienes idea del susto que pasamos; mi suegra tuvo que intervenir.
—¿Cómo? Yo no me enteré de nada.
—Obvio, no esperabas que lo anduviéramos publicando. Lo importante ahora es que debemos cuidar a nuestras mujercitas. Anda, vamos.
Así, ambos entraron al restaurante donde vieron ya en una mesa a sus novias disfrutando de un jugo de naranja y platicando de lo que esperaban del viaje en yate.
Hola a todos Disculpen la demora en la actualización, he tenido algunos problemillas personales, pero ya estamos por aca.
Los cuatro jóvenes continuaron su desayuno en un ambiente lleno de risas, el cual se vio interrumpido por el sonido del celular de Luz. Al ver quién la llamaba, Luz se puso pálida y no sabía si contestar.Claudia tomó el celular de su amiga y contestó en altavoz:—Hola, señora Luz María. Luz se levantó al baño y dejó el celular en la mesa.—No te preocupes, gracias, Claudia. ¿Me puedes comentar si mi hija está mejor? Estuve platicando con su padre y, pues, si realmente está muy enferma, lo mejor es que mandemos por ella.—No creo que sea necesario, señora Luz María. Mi amiga ya está mucho mejor; de hecho, bajamos a desayunar y hoy la veo con un mejor semblante. Creo que fue algo que comimos en el trayecto, porque yo también me sentí indispuesta.—¿No me estás mintiendo, Claudia? Estaba tan preocupada que incluso le pedí a tu mamá que me pasara los datos de tu hermano, ya que, según recuerdo, dijo que él estaría haciendo sus prácticas en Campeche y, pues, en un caso de emergencia, querí
Una vez cruzaron la entrada del bungalow, Luis tomó a Luz, la besó y la cargó hasta llevarla a la habitación, donde la depositó en medio de la cama. Sin dejar de besarla, sacó un preservativo de la bolsa de su bermuda, lo abrió y, bajando solo un poco la bermuda y el bóxer, se lo colocó. Hizo a un lado la tanga del traje de baño de su novia y, de una sola embestida, la penetró, consiguiendo que ambos gimieran de placer.—Amor, lo siento, pero necesitaba esto, ya no me pude contener más —le dijo Luis mientras empezaba a embestirla suave y profundamente.—No te preocupes, yo también lo deseaba, por favor no te detengas.Así continuaron por unos minutos, donde solo se escuchaban los gemidos de ambos y el sonido del choque de sus cuerpos. Luis incrementó el ritmo de las embestidas, consiguiendo que ambos llegaran al clímax al mismo tiempo, dejándolos satisfechos y un poco cansados.Una vez recuperados, Luis se retiró el condón y se levantó para ir a tirarlo al baño, mientras Luz recuperab
Cuando Luis llegó a la habitación, encontró a Luz recostada en medio de la cama. Se acercó y se recostó a su lado, pasando un brazo por debajo de su cuerpo para atraerla hacia él. Luz intentó zafarse, pero Luis no se lo permitió, diciéndole:—Amor, por favor. Sabes que tenemos que hablar —dijo Luis, pasando un mechón de cabello por detrás de su oreja y tomando la cara de Luz por el mentón para que lo mirara.—Es que no entiendo qué es lo que les molesta. Entiende, yo estoy contigo, tú eres mi novio, el que me ha hecho sentir amada, comprendida y valorada. No tienes por qué dudar de mi amor por ti —contestó Luz, un tanto indignada y buscando esquivar la mirada de Luis.—Luz, quiero que quede claro que no desconfío de tu amor por mí, pero no soy tonto. Sé perfectamente que sientes un cariño muy especial por Jorge, y no lo puedes negar —dijo Luis, tratando de lucir lo más sereno posible, aunque tenía miedo de la respuesta que pudiera darle Luz ante su cuestionamiento—. Mi amor, voy a hac
Mientras Luz y Luis disfrutaban de su amor, Jorge contestaba la llamada de su padre.—¿Qué pasa, papá?—¿Cómo que qué pasa? —le contestó don Jesús, exasperado por la pasividad de su hijo—. ¿Ya hablaste con esa niña? ¿Se va a regresar o va a querer que vayas por ella?—Nada de eso, papá. Me dijo que se va a quedar, que el hotel ya los tiene resguardados y que mañana se reunirá con sus compañeros.—¿Qué? ¿Y averiguaste si el muchachito ese estaba con ella?—No, papá, al parecer él se encuentra en una localidad cercana y, aunque me ofrecí a ir por ella, no quiso. De hecho, me comentó que ya había hablado con sus padres y que ellos estaban de acuerdo en que se quedara allá.—Miguel no me dijo nada. Jorge, es urgente que enamores a esa chiquilla; necesitamos tenerla de nuestro lado a la brevedad. Su padre fue un estúpido al poner el negocio a nombre de sus hijas.—Papá, pero ¿qué puede redituarte ese negocio? Tú tienes más negocios e inversiones más rentables. No entiendo por qué tengo que
Habían pasado ya un par de meses desde que Luz y Luis regresaron del viaje de generación. Ambos estaban muy ansiosos: Luz por ingresar a la universidad y Luis por regresar a clases acompañado de su novia.Para Luz, fue muy complicado hablar con Jorge debido al cariño que le tenía. Sin embargo, lo hizo, dejando claro que ellos dos eran amigos y nada más. Estableció límites que le parecían adecuados, buscando dejar en claro que no debía permitirse atrevimientos que no le correspondían. Desde su regreso, Jorge buscaba cualquier oportunidad para estar con Luz. Le llevaba flores o chocolates, la invitaba a comer o al cine e incluso insistía en que aún podía cambiarse de universidad.Estas últimas acciones de Jorge sorprendieron a Luz, pero estaba clara en que no podía volver a ilusionarse, porque se daba cuenta de que esto era má
Habían pasado ya un par de meses desde que Luz y Luis regresaron del viaje de generación. Ambos estaban muy ansiosos: Luz por ingresar a la universidad y Luis por regresar a clases acompañado de su novia.Para Luz, fue muy complicado hablar con Jorge debido al cariño que le tenía. Sin embargo, lo hizo, dejando claro que ellos dos eran amigos y nada más. Estableció límites que le parecían adecuados, buscando dejar en claro que no debía permitirse atrevimientos que no le correspondían. Desde su regreso, Jorge buscaba cualquier oportunidad para estar con Luz. Le llevaba flores o chocolates, la invitaba a comer o al cine e incluso insistía en que aún podía cambiarse de universidad.Estas últimas acciones de Jorge sorprendieron a Luz, pero estaba clara en que no podía volver a ilusionarse, porque se daba cuenta de que esto era más por molestar a Luis que por demostrar interés en ella. Además, había notado que su padre últimamente veía con cierto recelo a Luis, lo contrario a lo que pasaba
Miguel le reclamó a su esposa e hija el comportamiento con su compadre y con su hermano. Luz María respondió:— ¿Quieres una respuesta? Está bien, te la daré, pero no ahora. Tómate este café para que se te baje la borrachera que traes. Más tarde hablamos, pero ve pensando si quieres a tu familia o a tu hermano Jesús, porque esto que hoy pasó no lo pienso tolerar.— Mujer, no exageres. Mi compadre es un bocón, pero es buena persona. Seguro andas en tus días y por eso te comportas así.— ¡¡¡Basta, Miguel!!! Necesito que estés en tus cinco sentidos para hablar. No me hagas ser quien tome cartas en el asunto, porque te aseguro que te vas a arrepentir.Diciendo esto, Luz María agradeció a Pepe y sus hijos por su ayuda y los despidió. Luego llamó a sus hijas y se diri
Miguel se quedó ahí desesperado, sin saber qué hacer. Necesitaba ver ese video, pero no era muy diestro con esos menesteres; generalmente era su hija quien le ayudaba o Luis, pero ahora no estaban. Pensó en Jorge y entró corriendo a buscar su celular, llamando a su compadre.—Compadre, por favor, necesito que me ayudes. Luzma se fue y me dejó. Necesito—No pudo continuar porque Jesús gritó, felicitándolo.—¡Qué felicidad, compadre! Ya sé que necesitamos festejar, pero yo creo que lo mejor será mañana. Aún no me repongo. Pero tú tranquilo, compadre. Usted merece algo mejor; seguro lo quiere dejar porque se va con su amante. No te lo quería decir, compadre, pero es muy rara su relación con tu consuegro.Miguel, en ese momento, se dio cuenta de que no podía confiar en él. Empezó a caer en cuenta d