Confesiones y Dudas

Cuando Luis llegó a la habitación, encontró a Luz recostada en medio de la cama. Se acercó y se recostó a su lado, pasando un brazo por debajo de su cuerpo para atraerla hacia él. Luz intentó zafarse, pero Luis no se lo permitió, diciéndole:

—Amor, por favor. Sabes que tenemos que hablar —dijo Luis, pasando un mechón de cabello por detrás de su oreja y tomando la cara de Luz por el mentón para que lo mirara.

—Es que no entiendo qué es lo que les molesta. Entiende, yo estoy contigo, tú eres mi novio, el que me ha hecho sentir amada, comprendida y valorada. No tienes por qué dudar de mi amor por ti —contestó Luz, un tanto indignada y buscando esquivar la mirada de Luis.

—Luz, quiero que quede claro que no desconfío de tu amor por mí, pero no soy tonto. Sé perfectamente que sientes un cariño muy especial por Jorge, y no lo puedes negar —dijo Luis, tratando de lucir lo más sereno posible, aunque tenía miedo de la respuesta que pudiera darle Luz ante su cuestionamiento—. Mi amor, voy a hacerte una pregunta y quiero que me contestes honestamente: si tú y yo nos llegáramos a separar y Jorge se acercara a pedirte una oportunidad para iniciar una relación, ¿lo aceptarías?

Luz se quedó un tanto pensativa, buscando cómo darle una respuesta a su novio sin herirlo, ya que sabía que, aunque amaba a Luis, si ambos estuvieran libres y tuviera la oportunidad de iniciar una relación con Jorge, no dejaría pasar la oportunidad. Con el comportamiento de Jorge en los últimos años, ella tenía la idea de que, si no se hubiera hecho novia de Luis tan pronto, habría tenido una oportunidad con Jorge.

—Dices que confías en mí, y lo único que haces con tu pregunta es confirmarme que no es así. ¿No te ha quedado claro que te amo? ¿Acaso todo este plan para estar juntos no significó nada? ¿El que les haya mentido a mis padres y me haya entregado a ti no te ha demostrado que te quiero?

—¡Oh, ya entiendo! Como ya conseguiste llevarme a tu cama, ahora solo estás buscando cualquier pretexto para pelear conmigo y terminar. ¿Es eso verdad? Contéstame, Luis, ¿no eras tú el que quería hablar? Pues entonces habla —le gritó Luz a su novio.

—Sabes, hubiera preferido que contestaras que sí, porque te repito que no soy tonto. ¿Por qué no eres sincera conmigo? —dijo Luis, levantándose de la cama y dándole la espalda a Luz, ya que buscaba ocultar las lágrimas que asomaban en sus ojos. Tomando aire y tratando de lucir lo más sereno posible, la encaró—: ¿Quieres que hable? Bien, quiero que te quede claro que de ninguna manera mi amor por ti ha sido un juego solo para llevarte a la cama, como tú dices. Simplemente me molesta que no me des mi lugar con Jorge, más sabiendo que muchas veces solo lo hace para molestarme.

—En cuanto a terminar nuestra relación, en ningún momento ha pasado por mi mente terminar contigo, menos ahora. Más bien creo que la que ya no quiere seguir conmigo eres tú. Si yo insistí en hablar fue precisamente por el miedo que tengo a perderte, porque no tolero verte con él, y créeme que no es por machismo o por un ego estúpido; solo que yo veo que él no es sincero y no quiero que te lastimen.

—O sea, según tú, ¿él no puede estar interesado en mí y solo lo hace por molestarte a ti?

—¡Oh, por Dios! ¿Por qué todo lo malinterpretas? Ya te dije, no quiero que te lastimen. Es más, si tú me dijeras que quieres terminar conmigo para darte una oportunidad con él, con todo el dolor de mi corazón lo aceptaría, pero él no te quiere —le dijo acercándose para abrazarla y continuó—: ¿Eso es lo que quieres, Luz? ¿Quieres que terminemos? Yo voy a respetar siempre tu decisión, pero si esa decisión depende solamente de mí, créeme que si por mí fuera, mañana mismo me casaba contigo.

Luz, en ese momento, se dio cuenta de que realmente Luis estaba considerando terminar con ella, y empezó a cuestionarse si de verdad era lo que quería. Mucho de lo que Luis había dicho era cierto, y ella lo sabía, pero le costaba aceptarlo. Definitivamente no quería terminar con Luis, así que, mirando a su novio, le contestó:

—Desde luego que no, amor. Yo te amo y quiero seguir siendo tu novia. Te prometo que en cuanto esté en México hablaré con Jorge y le dejaré clara mi postura. No quiero que tengamos más problemas a causa de él.

—¿De verdad, amor? No sabes lo feliz que me haces. Pero, por favor, quiero que, si en algún momento tú quieres terminar esta relación, me lo digas. —Luis, tomándola en sus brazos y besándola apasionadamente, la llevó de nuevo hasta la cama.

—Te amo, Luis, no lo dudes nunca —le contestó Luz, devolviéndole el beso, y agregó—: Amor, ¿qué te parece si experimentamos el sexo de reconciliación?

—No, amor, yo no quiero sexo, yo quiero hacerte el amor hoy y siempre —terminó así la conversación, dispuesto a demostrarle cuánto la amaba.

Así, en su mundo, ambos pasaron la tarde demostrándose el amor que sentían el uno por el otro, aunque era claro que Jorge era una piedrita en su relación, pero en ese momento nada más importaba.

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